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Capítulo 34. Conspiración

El arte del disfraz era algo que a Husk no le simpatizaba demasiado. Era incomodo, llevaba su tiempo y para hacerlo más creible en el infierno, debía hacerse de forma manual para que aquellos de gran poder no lo presentieran de forma automática. Pero una vez alcanzado el nivel necesario, podías pasar desapercibido mediante métodos tan mundados que podría hacer llorar hasta el ocultista más ingenioso.

De esa forma Husk había logrado entrar en la mansión del señor supremo que estaba investigando sin ser detectado. Había usado un disfraz y una identificación falsa entregada por el topo que ellos tenían allí, para de ese modo pasar los controles de seguridad.

Se hizo pasar por un ayudante de la cocina, sabiendo como ese día había una gran velada que se estaría celebrando en aquel lugar y que le daría la posibilidad de acceso mientras todos los demás estarían muy ocupados emborrachándose o hablando mal de otros pecadores como siempre acostumbraban a hacer, pese que ellos mismos eran la misma calaña de la que se burlaban. No eran demonios puros, nunca lo serian, así que era en demás hipócrita que jugaran a ser algo que nunca podrían lograr. Pero eso no le importaba al demonio gato, el solo quería la información que necesitaba para pasar a su siguiente paso.

Luego de pasar un par de horas llevando bebidas y bocadillos por todo aquel salón revestido de vidrio, siguió de forma disimulada a su contacto hasta una habitación donde supuestamente le entregarían la información que Alastor necesitaba. Husk esperaba poder escuchar la conversación y grabarla con un micrófono oculto, pero no estaba seguro que tanto pudiera hacer antes de ser descubierto.

Husk se acercó sigilosamente a la puerta de la habitación y trató de abrirla con una ganzúa. Sin embargo, se dio cuenta de que estaba cerrada con llave y con un código, lo que hacía que entrar por sus medios fuera imposible. Maldijo por lo bajo y buscó otra forma de entrar.

Fue entonces que vio como un diablillo se acercaba con un carrito lleno de bebidas hacia el lugar de la reunión. Ambos eran de tamaños y formas similares, por lo que lo jalo por sus ropas, arrastrándolo hasta el cuarto de limpieza más cercano. Una vez allí, lo dejo amordazado antes de tomar el carrito de bebidas y llamar a la puerta. La tensión estaba marcada en sus hombros, pero ya estaba metido eso. Cuando le dieron el acceso, este solo paso en silencio, mirando de reojo todo lo que había a su alrededor.

Husk se encontró en una sala llena de lujos y extravagancias. Había muebles caros, alfombras suaves, cuadros famosos, estatuas exóticas y objetos raros. Husk no podía creer lo que veía. Aquel tipo tenía casi la misma cantidad de dinero que el mismísimo Lucifer.

Y allí, un poco más cerca de un gran ventanal, estaba el señor supremo que esperaba ver. Un demonio tigre con un traje de detalles morados y anillos en sus dedos. Su porte era imponente y su aura no permitía que hubiera derechos a replicas. Era un señor supremo muy respetado entre las cinco grandes familias mafiosas que controlaron la gran manzana durante muchos años. Y actualmente, estaba movido en el trafino de hierro divino, el material que se extraía del metal de las lanzas angelicales después de cada exterminio. El mejor conocido como "El benefactor", tenia un monopolio sobre estas y se había denotado cierto interés sobre ciertos eventos que trascurrian durante el exterminio anual, que incrementaba el número de lanzas angelicales abandonadas, por lo que Husk estaba allí para evaluar el terreno, además de corroborar cierto nexo que podría cambiar el rumbo de lo que estaba planeando la dulce princesa.

Mientras tanto, Charlie estaba en una diatriba.

¿Que se suponía que estaba haciendo?

Mientras más veía su guardarropa más pensaba como todo lo que tenía en su poder era tan formal o fuera de lugar para una reunión casual. Alastor no le dió las implicaciones de aquella salida, pero no era algo muy formal o relacionado con el trabajo, de modo que usar su esmoquin habitual o los vestidos que usaba en su investidura de princesa desentonarían terriblemente, dejándola sin opciones para usar. Sus cabras sirvientes se veían desesperanzados mientras en sus diminutas manos tenían varias prendas que la princesa había visto y desaprobado poco antes. Faltaban aún dos horas para la hora indicada y ya se encontraba angustiada de no saber que usar.

Al mismo tiempo, no podía ir a comprar nada para la ocasión debido al poco tiempo que tenía, así que estaba en una encrucijada.

De repente, la puerta de su habitación fue tocada y Charlie se angustio, viendo el reloj de la pared.

— ¿Ya llegó? —exclamo alarmada, viendo hacia los lados mientras tomaba su bata de baño para cubrirse— ¡Yo aún no estoy lista!

Pero mientras batallaba con que hacer, una voz muy diferente a la que creía se escuchó detrás de la puerta.

—¡Muñequita! ¿Que tanto estás haciendo? Abreme la puerta —pidio muy a su manera Angel Dust para sorpresa de Charlie que le abrió la puerta preguntándose que hacía allí.

—¿Angel? ¿Que haces aquí? —le pregunto mientras lo dejaba pasar. Este se sentó en el borde de la cama

—Bueno, ya que Husk está fuera del Hotel, tengo un poco de tiempo libre luego de terminar mi trabajo, así que vine aquí para ayudarte a elegir que ponerte para tu cita con el chulo de fresa.

—¿Que? ¿Cómo es que tú...? ¿Cómo fue que te enteraste? —cuestiono.

—Digamos que iba pasando en el momento justo —respondió encogiéndose de hombros mientras examinaba el guardarropa de Charlie, prenda por prenda—. Ugh, esto parece sacado del siglo pasado, necesitas modificar tu vestuario si en verdad quieres hacer algo más que revisar papeles y patear culos exterminadores —comento este mientras Charlie se reía nerviosamente, pero en su interior, estaba bastante agradecida. En ese punto, la orientación de Angel sería de gran ayuda.

—Es muy amable, gracias —le dijo—, ya estaba desesperada. No encontraba nada que ponerme.

—Pues claro, si tienes ropa como para ir a la iglesia y para no despegar el culo de la oficina. Necesitas un par de consejos de moda de tu gran amiga puta —expresaba risueño y Charlie no sabía si sentirse agradecida o ofendida por sus palabras, aunque bueno, ya sabía bien que Angel era así. Mientras la araña veía los atuendos de su ropero y los descartaba uno por uno, se volteo hacia ella—... así que ¿Sonrisas y tu van a coger está noche? —pregunto la araña de forma descarada mientas Charlie sentía que el corazón se le salía por la boca.

— ¡No, por satán! Claro que no —chillo mientras su cara estaba encendida como una manzana, a la par, Angel soltó una carcajada estruendosa.

—Eso dirás, pero he visto muy bien como ambos se tratan y se nota como quieres que suceda -expreso este y la princesa no podía con todo el bochorno que sentía encima— pero quién puede evitarlo, cualquiera quisiera meterse el pene del demonio de la radio, debe ser todo un semental —expreso en su lujuriosa fantasía.

Y no podía negarlo, con solo recordar lo dotado que estaba el wendigo, el color inundó nuevamente su rostro.

—Ah ¿te lo estás imaginando? Y yo que te creía la encarnación de la pureza, muñequita —se burlo de ella, recibiendo un almohadazo en respuesta.

— ¡Claro que no! —le grito. Pero Angel ignoro su réplica, solo riéndose y volviendo a meter su cabeza en el armario.

—Sea como sea, incluso si siguen su patética dinámica de manos sudadas, siempre puedes dejar a sonrisas boquiabierto con tus encantos —expreso este.

—¿Que? ¿A qué te refieres? —pregunto sin entender y Ángel jadeo como si le estuvieran insultando a la madre.

—¿Por qué crees que estoy aquí? He venido a dejarte como una diosa levanta penes y aún si ese no era tu plan inicial, dejar a sonrisas sin habla sería divertido de ver -comento este con diversión.

La princesa lo pensó un momento, no había estado pensando en una forma de llamar la atención de Alastor, pero el revoloteo en su estómago parecía emocionado ante la idea de sorprenderlo al menos un poco de como el lo hizo con su repentina invitación, así que, dándose un ligero golpecito en los cachetes, se enfoco en su afeminado amigo.

—Esta bien, hagámoslo -le dijo y la emoción recorrió todo el cuerpo de la araña, guiandola hacia el armario.

—¡Esa es la actitud! —grito-, ahora, sigamos buscando que algo que te haga gritar "cógeme" pero con recato —comento mientras Charlie reia nerviosamente—. Estoy seguro que, entre toda esa pila de ropa, algo bueno debió haberte regalado la reina para alguna ocasión especial.

En el lapso de las dos horas que siguieron, Ángel ayudo a vestirse con un hermoso vestido rojo con mangas cortas y una falda de vuelo. El vestido tiene un cuello blanco y una corbata negra que la hacían ver encantadora, perdurando su estética usual. También llevaba zapatos negros con tacones bajos y medias blancas, y su cabello, usualmente sujetado en una ancha colecta, esta vez se había convertido en un elegante moño que combinaba con toda su estética. Se veía en verdad hermosa. El demonio araña la miró de arriba abajo, dando una señal de aprobación.

—Te ves perfecta, muñequita, si no amara los penes, hasta yo mismo te invitara a salir —comento, Charlie se rio en respuesta, agradecida por todo su apoyo.

—Muchas gracias, Ángel, en verdad me ayudaste mucho —expreso conmovida y la araña solo hizo un leve ademan con la mano, para restarle importancia al asunto.

—¡No me agradezca! Solo tenme al detalle de todos los avances y—saco algo de su falda casi inexistente y se lo dejo en la mano a la princesa—... si deciden coger, solo avísame para estar pendiente del Hotel ¡No me lo agradezcas! —grito para luego huir despavorido una vez Charlie noto el condon que dejo peligrosamente en su mano, sintiendo como el color dibujaba sus mejillas.

—¡Ángel! —chilló, muerta de vergüenza, pero agradecida por las buenas intenciones de su buen amigo. Podía ser un tonto vergonzoso, pero siempre estaba allí para ella.

Ahora, tenia una nueva misión que cumplir y era llegar al lobby donde seguramente Alastor la esperaba. El reloj del pasillo marco 5 minutos antes de la siete y la princesa se apresuro a ingresar por ascensor, moviendo de forma nerviosa el pie mientras veía como los números de este iban bajando de forma lenta sin llegar aun a su destino. Una vez que este llego al lobby, salió corriendo de este evitando un par de huéspedes hasta que choco con un cuerpo cercano, logrando que se diera un pequeño golpe en su nariz.

—Lo siento mucho —se disculpo efusivamente, estaba tan nerviosa y apurada que no se dio cuenta por donde iba, hasta que una conocida risa la hizo alzar la vista, encontrándose con un bien arreglado Alastor que la sostenia de los hombros para evitar que cayera.

—¿Por qué tanta la prisa, cariño? No pienso irme sin ti —expreso jocoso mientras la veía. Charlie se incorporo en su sitio, arreglándose un mechon de su cabello mientras reia nerviosamente—. Entonces ¿nos vamos? —le dijo extendiéndole su brazo.

—Si, claro —contesto y lo tomo para caminar hasta una de las salidas laterales del hotel, que conectaban con el nuevo estacionamiento que se había construido para acoger más huéspedes en el mismo. Allí, uno de los trabajadores del parquin le entrego al wendigo unas llaves, guiando a la princesa hacia un hermoso Cadillac Eldorado. Un auto impresionante, con una pintura roja bien cuidada y llantas blancas que le daban ese toque de elegancia isignia del propio demonio de la radio.

—Wao, es un tremendo auto —no pudo evitar comentar la rubia, ganando una pequeña carcajada de parte del demonio escarlata.

—Fue un gusto obtenerlo, aunque no suelo usarlo demasiado, pero en vista de la oportunidad, me dije ¿Por qué no? —y de forma muy caballerosa, le abrió la puerta del copiloto a Charlie para que esta pudiera pasar, para luego entrar al auto de forma consecuente.

Este encendió el motor, escuchándose de forma automática una alegre canción en la radio del auto a la par que comenzaban su recorrido al lugar que seria su cita por esa noche. Charlie estaba muy nerviosa, aunque trataba de no mostrarlo, viendo por la ventana mientras disimuladamente veía al wendigo de reojo.

Se veía guapo. Para su salida, Alastor llevaba una ropa diferente a la que normalmente usaba, esta llevaba puesto un traje de estilo vintage con pantalones a cuadros, una chaqueta roja y blanca, una camisa blanca con un lazo negro y zapatos negros. Se le veía bien, casi como todo lo que usaba.

—Bien querida, ahora que estamos en camino a nuestro, me parece pertinente decirte el verdadero motivo de nuestra salida —empezó a decir—. Recibi una valiosa información sobre uno de los caballeros más importantes de la nobleza del infierno que ha comenzado a seguir nuestro rastro.

—¿Cómo? —casi saltando del asiento, Charlie volteo la vista hacia el wendigo, quiens seguía con la vista enfocada en el camino y las manos en el volante, sin prestar atención a la reacción de ella.

—Tal parece que esta noche se reunirá con un señor supremo afiliado a Mamon, por lo que me pareció necesario intervenir en el asunto —explico, y de verdad, era un asunto bastante serio—. No pareció prudente mencionarlo directamente en el hotel, temiendo que estuviéramos aun intervenidos de alguna forma por terceros, por lo que una salida "romántica" podría hacer bien de fachada para nuestra misión —comento.

Charlie asintió en silencio, analizando las cosas.

La princesa había creido que las cosas se calmarían al menos por un tiempo luego del asesinato de Abigor y el llamado de atención de su padre sobre la nobleza infernal, pero la situación ya estaba volviendo a retomarse.

Aun así, pese a que sabía que era una estrategía hábil no pudo evitar darse un golpe mentalmente al haber creido una situación completamente errónea. Tal parecía que había malentidido las intenciones del demonio de la radio, y le parecio estúpido haber creido que era algo diferente ¿De quien más estaban hablando? Era Alastor después de todo.

Ahora entendía todo, no podía ser simplemente una cita de forma tan espontanea sin tener un trasfondo más macabro de parte del propio Alastor.

Quizas había sido una completa tonta al pensar que podría haber algo más detrás de todo eso —pensó la princesa.

Apretando la tela de su vestido, la joven princesa trato de calmar el malestar que nació en la boca de su estomago una vez vio que llegaron a su destino. Al llegar, Alastor le abrió la puerta como se esperaba que lo hiciera y Charlie salió tomando su mano como apoyo, aunque no sentía la misma emoción con la que salió del hotel. Ambos entraron al elegante restaurant, donde el recepcionista los recibió a ambos con una mueca de pavor, corriendo para guiarlos a su mesa ubicada en un pabellón privado, que era una sección exclusiva para invitados VIP. Ambos se sentaron una elegante mesa en medio de ese salón y nuevamente Alastor tuvo un gesto caballeroso con ella, pese a que no se lo había pedido. La comida llego rápidamente y este pareció continuar con su dinámica de expontaneidad y amabilidad, siendo extremadamente cuidadoso con todos los detalles respecto a ella, pidiendo una comida alusiva a sus gustos.

Aun asi, Charlie trato de calmarse y decirse que todo eso era parte del plan, de la situación que ambos compartían y aunque ambos fueran socios y se hubieran acostado antes, no había razones para seguir pensando que algo extraño pudiera seguir pasando entre ellos. Despues de todo, el wendigo parecía haberlo superado demasiado bien y bastante rápido a pesar de todo.

Solo era ella, su culpa y los sentimientos de incomodidad derivados de todo lo ocurrido.

—¿Sabes, Charlie? Siempre me ha parecido que tienes un aire de princesa —le dijo este de la nada.

La apreciación fue algo curioso y repentino, logrando que Charlie lo mirara interrogante, esperando ver que más era lo que tenia que decir.

—¿Qué? ¿Por qué dices eso? —pregunto. Este unió sus manos sobre la mesa, llevando su mentón sobre estas mientras sonreía al verla.

—Bueno, eres amable, compasiva, inteligente... y tienes ese vestido rojo que te queda tan bien. Tienes toda esa aura que caracteriza a todas las princesas —explico.

La joven lo miró, algo extraño se postro en su estomago y en su pecho, sintiendo como un ligero pinchazo. Esperaba que no estuviera burlando, aunque no fuera algo extraño viniendo de él. Sin poder evitarlo, llevo nuevamente un mechón de su cabello detrás de su oreja.

—¿Estás tratando de decir que soy una princesa de cuento de hadas? —pregunto con una voz suave. Alastor negó, sin dejar de mirarla.

—En otro espacio tal vez lo fuera, de no ser porque nos encontramos en el infierno, así entonces no hubiera alguna diferencia —comento.

La joven princesa no pudo evitar reir, algo desganada y apretando sus manos. Muchas veces le habían comentado tantas cosas desagradables sobre su forma de ser, siendo tan dispar con el resto de sus congéneres demoniacos, su mismo padre temiendole por lo que era.

—Sí, supongo que eso complica un poco las cosas —contesto, un ligero oscurecimiento cubriendo su mirada.

Pensó que, para ese momento, eso sería algo que incluso al propio Alastor no le desagradara, pero quizás se había equivocado.

—Pero no te preocupes, princesa. Eso es una gran cualidad en un espacio donde todos los demás luchan por destruir a otros, incluso en el más terrible desierto, siempre existe una flor que esta dispuesta a luchar contra todo con el fin de permanecer —menciono, tomándola desprevenida por el rumbo de sus palabras y calentando su corazón roto, por el placer de ser reconocida por lo que en en verdad era—. Y aun sí alguien esta dispuesto a destruirte con sus malas intenciones, yo estoy aquí para protegerte de todos los demonios malvados —expreso.

Una sonrisa espontanea surgió en su rostro, acompañado de una cantarina risa que se mantuvo estable y elevada por varios minutos, haciéndola llorar por un segundo y logrando que aquel malestar que se había instalado en su pecho se difuminara tan rápido como había llegado. Era en verdad increiuble.

—¿En serio lo haras? —sonrió traviesa—¿Incluso si el demonio malvado eres tú? —

—¡Cómo te atreves a insinuar algo así! Yo soy un caballero en todo momento —figió ofenderse, solo para pellizcar las majillas de la joven quien volvió a reir en consecuencia.

—Sí, claro. Y yo soy la reina del infierno.

Aun así, este no se rió con esa afirmación. Su mirada fija en ella, la observo con profundidad, erizando su columna y llevándola a entender que eso no era motivo de risa o burla. Era algo con lo que actuar con solemnidad.

—Bueno, eso no está tan lejos de la verdad, ¿no lo cree, su alteza imperial?

Había un gran respeto marcado en esas palabras. Alastor la reconocía como la persona que ella era, sin burlarse de su titulo, aunque ella misma lo rechazara con todo su ser. Él no la desprestigiaba ni se burlaba de como en verdad era. Siempre la miró como una persona de valor pese a sus diferencias o sueños, logrando algo que nadie más había hecho antes y fue aceptarla sin restricciones.

—Gracias.

Aunque la tensión del momento anterior había disminuido, todavía se sentía una especie de electricidad en el aire entre ellos. La cena continuó tan afable como siempre habían actuado.

Alastor, como siempre, trataba de sacarle una sonrisa a Charlie con sus bromas y comentarios sarcásticos. Ella lo miraba con una mezcla de diversión y molestia, pero no podía evitar sentirse sentirse de mejor humor estando a su lado.

Sin embargo, el porte relajado del demonio cambio junto al movimiento de sus orejas, captando la atención de la rubia cuando este se incorporo en su asiento, invocando su micrófono. De la anda, una sonrisa cazadora se formo en su rostro.

—Parece que nuestros invitados han llegado —comento el wendigo. En consecuencia, Charlie puso atención a sus propios sentidos, notando con claridad un aura poderosa que se diferenciaba de todas las demás en ese mismo pabellón.

La presencia camino por el local, hasta llegar a un espacio preciso que era donde se reuniría. Fuera maquinado o simplemente una coicidencia, las personas que esperaban estaban situadas en el salón conjunto al de ellos, y aunque no podían escuchar nada de lo que estaba sucediendo al lado de ellos, algo se les tendría que ocurrir.

—Estan justo aquí —expreso—... comó se supone que...

Pero Alastor levanto su mano, impidiendo que siguera hablando mientras el mismo permanecía en silencio. Con el chasquido de sus dedos, su fiel compañera tomo su forma, materializándose con su macabra sonrisa. Miró tanto a Charlie como a Alastor, esperando su orden, la cual no fue vocalizada, pero este asintió, mostrando bastante emoción por lo que tenia que hacer.

—Has un buen trabajo, compañero —le pidió y la sombra de Alastor realizo una reverencia as su maestro, desapareciendo entre las propias sombras del salón.

La joven lo miró pensando que podría hacer ahora que el demonio escarlata estaba haciendo todo el trabajo de infiltración, cuando de repente sintió como su mano era tomada y apretada con fuerza, tomándola por completo por sorpresa. Charlie estaba a punto de preguntarle porque lo hizo, cuando este comprendió con su mirada lo repentino del contacto.

—Tendras que perdonarme, pero es la única forma para que puedas ver y escuchar lo que está percibiendo mi sombra —menciono y Charlie asintió en silencio, tratando de calmar los latidos de su corazón desbocado, tratando de enfocarse en lo que estaba sucediendo en la habitación continua.

El benefactor estaba sentado en un lado de una larga mesa mientras el otro demonio estaba frente a él, bebiendo una copa de vino. Era un demonio alto y musculoso, con el pelo rubio y los ojos azules. Llevaba un traje blanco y una corbata roja. Tenía un aspecto elegante y refinado, pero también arrogante y cruel.

Charlie reconoció al instante a aquel demonio. Era uno de los miembros de los Ars Goetia, un grupo de demonios poderosos y antiguos que habían sido invocados por los humanos en el pasado. Husk sabía que aquel demonio se llamaba Amon, y que era el séptimo de los setenta y dos espíritus infernales. Tenía el poder de provocar discordia, odio y guerra entre los demás.

Se preguntó qué hacía un demonio tan poderoso como el reunido con un simple pecador en el anillo del orgullo. ¿Sería un aliado o un enemigo? ¿Qué planes tendría? Fuera como fuera, Charlie estaba atenta a la conversación mientras Alastor sostenia el enlace de su sombra con ambos. No era algo que hiciera conmunmente, por lo que tenia que estar concentrado tanto en evitar ser percibido como el hecho de trasmitir su percepción a otro.

—Es un gran honor tener a una eminencia como usted en mi casa familiar —reverenció el demonio tigre con cierta alevosía plagando su rasposa voz.

—Por supuesto —respondió Amon con una sonrisa que claramente se veía falsa—, es muy importante que los negocios se amplíen en todos los rincones del infierno, y siendo usted un negociador tan importante por sus exportaciones, creo que lo hace una pieza fundamental en este tablero que llamamos infierno.

—Oh, me honra con sus palabras, soy simplemente un ciervo más en este lugar, una gran familia que tiene un interés común —respondió.

—Eso es bueno de oir, pero no debe desmertar su propio valor —recordo—, después de todo, dadas sus conexiones con Lord Mamon, estoy seguro que podremos alcanzar un gran cambio en la dinámica del infierno.

La princesa sintió un escalofrío al escuchar esto, un mal presentimiento se instalo en su pecho.

—¿Cambiar el infierno? —repitió el benefactor intrigado—. ¿Cómo?

—Aunque no debemos escatimar en detalles, dada nuestra primera reunión, solo puedo asegurarle que afianzar una alianza puede llevarlo a cumplir sus objetivos —ofrecio y el otro estuvo de acuerdo, pareciendo bastante satisfecho con la mención de una alianza con un demonio original.

—Sin embargo, creo que es de interés mutuo que antes de enrumbarnos en ello, debamos quitar una sucia molestia que puede llegar interferir en nuestros planes—murmuro este—... nuestra tan famosa terrorista, Lady HAZBIN —murmuro el demonio tigre.

—¿Qué tiene que ver Lady Hazbin con todo esto? —preguntó Amon.

—Tiene que ver con todo —dijo El Benefactor—. Ella es la clave de todo. Ella es la que debe caer.

—¿Qué quiere decir?

Amon guardo silencio, permitiendo que su interlocutor continuara de hablar.

—Como bien sabe, hemos alcanzado un aumento oportuno y progresivo del hierro angelical que ha caído en nuestras manos, pero, dadas las recientes incursiones de esta lady hazbin en cada exterminio, el número de lanzas angelicales perdidas ha aumentado y ahora son más los demonios que pueden encontrar alguna, ampliando la competencia dentro del mercado —explico—. Se qué es de interés público el deseo de su majestad el obtener la cabeza de esta criminal en el corto plazo, y creo que su excelencia podría estar muy interesado en cooperar con nuestro grupo para darle caza.

Charlie y Alastor escucharon con atención. Prestando atención a todos los detalles que pudieran servir, la primera conteniendo la respiración ante el pánico creciente que sentía por ello.

—Quiere instaurar una caza contra la terrorista —termino de decir.

—Si, asi es —acepto orgulloso. Había muchos otros demonios involucrados en negocios afines, que estaban dispuestos a sumarse si tenían el apoyo de un demonio original tan poderoso como era Amon, si el conseguía eso, podrían subir más en la escala de poder y no habría nadie que pudiera levantarse en su contra.

No obstante, para la consternación y sorpresa del señor supremo. Amon se levanto de su asiento dispuesto a retirarse, obligando al demonio tigre levantarse de igual forma.

—¡¿Su excelencia?!

—Considerare su orferta, pero dependo de alguien más para darle a usted la respuesta que necesita —expreso el demonio—. Pero no se angustie, hay planes en marcha para lo que esperamos.

—¿Qué tipo de planes? —cuestiono el benefactor. Tenia que tener un resultado para su próxima junta, al menos una para poder salvar su cabeza y evitar ser reemplazado por otro mucho más poderoso que él.

—Una reunión muy importante con Lord Andrealphus de los Arcs Goetia—expreso—. Afortunadamente no podrá ser interceptado al llevarse a cabo en Ozzie's, el próximo viernes. Una vez esta se concrete, lo estare contactando el dia sábado para llevar a cabo nuestra negociación.

Y sin despedirse del pecador, Amon se retiro del salón.

Cruzando al otro salón. Alastor y Charlie recibiendo a la sombra de este que se devolvió sin problemas de nuevo a sus pies.

La circunstancia, tal como habían temido, era más delicada de lo que creían.

Ambos sabían muy bien los negocios turbios que muchos demonios pecadores llevaban con demonios nacidos en otros anillos, especialmente con cosas que solo podían conseguirse en el anillo del orgullo. El benefactor era en si mismo, el más grande de ellos, por lo que era algo sumamente peligroso que se aliara con alguien como Amon, que era de la suma confianza de Lucifer.

Sin poder evitarlo, Charlie se levanto de su asiento, caminando nerviosamente. Se mantuvo en silencio, pensando que hacer.

De forma confiada, Amon se lo había dicho Al Benefactor, casi en son de burla, alegando la incapacidad de cualquier otro pecador para poder llegar allí y saber lo sucedido. Ellos creían estúpidamente que ella era otra pecadora más, de modo que no esperarían que se apareciera en la reunión, lo que significaba una oportunidad para tomar ventaja sobre sus planes.

Si estaban preparando una nueva emboscada contra ella, Charlie necesitaba saber cómo y a qué atenerse.

Sin embargo, si no tenia cuidado podría dejarse en evidencia de su única ventaja hasta el momento. Ya había sido investigada bajo la sospecha de ser Lady Hazbin, hacerlo por segunda vez llamaría demasiado la atención y podría ser su sentencia de muerte, de modo que Charlie no podía dejar cabos sueltos sin unir.

El problema para la princesa era su propia incapacidad de hacer las cosas sola. Al ser la reunión en otro anillo del infierno, la dejaría completamente sola y en posible desventaja de no ser capaz de lograr el nivel necesario para recolectar por si sola esa información. Si bien lo escuchado en el restaurante solo le había generado que la idea de infiltrarse en esa reunión fuera más que necesaria, no podía hacerlo sola.

—¿Qué es lo que te aqueja dulzura? —la repentina pregunta de Alastor hizo que Charlie se estremeciera de repente, más por lo sorpresivo de su cercanía que por el cuestionamiento—... Te veo bastante contrariada.

—Es la reunión de Amon con andrealphus, me tiene bastante intrigada lo que puedan tratar allí, no es algo que simplemente podamos obviar, pero el lugar de reunión es lo que en verdad me preocupa —admitió, ocultando su rostro entre sus manos con frustración.

Si por ella fuera, contactar y pedir el apoyo de Seviathan seria lo más ideal en ese caso. Pero teniendo en cuenta lo peligroso que fuera que los reconocieran a ambos, seria simplemente catastrófico tomando en cuenta la reacción que podría tener su hermana con el.

A su lado, Alastor desapareció su micrófono con gesto pensativo. Camino hasta ella con gesto estoico.

—Verdaderamente, al ser planificada en un anillo tan alejado del círculo del orgullo, puede convertirlo en lugar de problemático acceso, ya que muchos de los integrantes de nuestro grupo se verían imposibilitados de asistir —razono, para luego darse una vuelta, sonriente—. Pero tú no cuentas con esas limitantes cariño. Eres la princesa del infierno, y la ventaja es que el enemigo no sabe que a quien busca es un demonio original que puede moverse fácilmente entre los siete círculos del infierno, puedes infiltrarte en el momento que así lo decidas.

Mas eso no era lo que angustiaba a Charlie.

—Ese es el problema, no veo conveniente asistir sola, no soy la persona más adecuada para infiltrarme en una reunión secreta, no sé cómo hacerlo —indico.

A esas alturas no valía la pena mentirle al wendigo, luego de lo que habían atravesado en el último año y medio, Charlie sabía que lo mejor que podía hacer era andar con la verdad con él para no perder el tiempo. Sin embargo, para su desconcierto, este solo rio suavemente, estudiando sus facciones.

—Oh, es que no asistirás sola querida —le dijo, sorprendiéndola.

—¿A qué te refieres? —cuestiono, la sonrisa de Alastor se incrementó considerablemente.

—Yo asistiré contigo en esa misión —declaro brillante, pero Charlie creía que estaba bromeando de nuevo con el asunto. Y con su misma expresión de confusión, le contesto.

—Eso es imposible Al, los pecadores no pueden dejar el circulo de orgullo, eso lo sabes bien —le recordó.

Pero contrario a lo que imaginaba, este soltó una profusa carcajada, una que podría ser bastante macabra pero que para él era común cuando estaba ante algo sumamente divertido. Y acercándose a ella como un cazador a su presa, paso su mano por su rostro, provocando que temblara ante su toque.

—Pues digamos que existen ciertas cosas de mi naturaleza que permiten transportarme entre los siete anillos sin ningún problema, cariño—expreso, dejando sus dedos sobre sus labios.

— Pero, tú eres un pecador, tienes la marca de ellos —expreso, no sabía porque su voz temblaba o porque de repente estaba ante algo sumamente secreto y no sabía cómo reaccionar ante lo que el demonio le estaba declarando. Era sinceramente increíble.

Este no parecio dudarlo, no parecio tener intensiones de ocultarlo. Sencillamente confio de una forma especial en ella y con ese mismo gesto de perspicacia, solo la llevo a lo que deseaba, al apoyo que necesitaba sentir, a pesar de lo peligroso que podía ser.

—Hay mucho que no conoces de mí, Charlie... y esto es una de esas cosas —respondió, separándose.

Bueno, es de mi agrado informarles que el día de hoy es mi cumpleaños, y por eso tenemos este capítulo especial que es la antesala de una serie de capítulos que son UFF, mi amor. Se vienen cosas fuertes y candentes, así que estén atentos, tengo el calendario lleno de ideas y como se acerca el mes especial del Charlastor, espero poder traerles algo especial para esos días. Del mismo modo, aumentando mi dicha, quería celebrar que en Wattpad Lady Hazbin llego a las 5k lecturas y los 600 comentarios: 

Esto de verdad es gracias a todo el apoyo que me han dado y aunque apenas vamos por la mitad de la historia, espero puedan seguir acompañándome mucho más tiempo. 

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