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Capítulo 30: Encuentro

El cielo.

El espacio divino creado por el ser supremo llamado así mismo, Dios.

Es un manto azul que se extiende sobre las cabezas de los seres humanos, una obra maestra de la naturaleza que ha de maravillar a todos con su belleza. Las nubes son las protagonistas de este espectáculo celestial, formando figuras caprichosas que nos transportan a mundos imaginarios. El sol, con su luz dorada, ilumina este paisaje celestial, dándole vida y color.

En sí mismo, el cielo es un lugar mágico, lleno de paz y armonía, donde los sueños se hacen realidad y la esperanza nunca muere.

Aun así, es un espacio tan rígido y solemne, donde lo que no es lo que se pide según los preceptos del señor, corresponde a un pecado y debe estar lejos de ese lugar.

Por eso existía el infierno, el lugar donde debían ir todas aquellas almas humanas que eran lo suficientes honradas o puras para subir al espacio donde habitaba su máximo señor, y en vista de que eran demasiados seres contaminados, las purgas debían ser necesarias, para reducir tantos seres inferiores y corruptos, evitando así la sobrepoblación del infierno.

Era un hecho necesario, por ellos los ángeles bajaban al infierno cada año. Y había un consejo encargado de supervisar dicho proceso. Adam era solo un peón que debía acompañarlos, aquel que debía controlar que las purgas se dieran a como fuera lugar, pero había un grupo selecto de ángeles, quienes eran los responsables de seleccionar a los ángeles exterminadores, los guerreros celestiales que bajaban al infierno para eliminar a los demonios. Los emisarios del cielo eran seres de luz y pureza, con alas blancas y halos dorados. Vistiendo de túnicas blancas y portando armas sagradas, eran los seres de mayor rango en el cielo. Su líder era Miguel, el arcángel más poderoso del cielo, seguido por Gabriel, Rafael y Uriel.

En ese momento, estaban revisando el informe enviado desde el infierno, en donde se refería la redención de una nueva alma pecadora que ascendía al cielo. La misma había sido recibida en las puertas de San Pedro y el mismo acepto su entrada, al observar que se había arrepentido de sus pecados. Pero a diferencia del apóstol, los arcángeles veían con desagrado el ascenso de otra alma pecadora.

—Sigue siendo completamente increíble —comentaba de forma molesta uno de los arcángeles—. Nuevamente otro ser inmundo ha sido admitido en el cielo producto de esa loca idea de la hija de Lucifer —expreso Rafael.

—Ya son al menos siete pecadores redimidos en los últimos diez años —menciono de forma monótona Uriel—. Quien diría que usando un estrafalario y nada organizado hotel para rehabilitar demonios sería capaz de lograr lo impensable. Querer traer al cielo a los enemigos de Dios, cuando ellos no merecen entrar al cielo.

—Si ¿Qué clase de broma es esa? —preguntó Gabriel con voz burlona—. Nuestro señor es demasiado misericordioso con esos seres inferiores permitiéndoles la entrada a su reino.

Sin embargo, el sonido de un golpeteo al suelo capto su atención hacia el líder de estos. Miguel tenía entre sus manos su lanza y unos cuantos documentos entre sus manos, llamando al orden en ese momento.

—Hermanos, tenemos más importantes de que hablar que la osadía de la princesa del infierno de enviar inmundicia al cielo —dijo Miguel con voz autoritaria—. Debemos prepararnos para la purga del infierno, la cual será más difícil que nunca.

— ¿Por qué dices eso, Miguel? -preguntó Gabriel con voz curiosa—. Aún faltan varios meses para ello.

—Es el tiempo necesario, porque he recibido una información preocupante —respondió Miguel—. Al parecer, hay una rebelión en el infierno liderada por Lady Hazbin.

— ¿Lady Hazbin? ¿Aquella patética pecadora que ha estado derribando a nuestros ángeles? -preguntó Rafael con voz sorprendida.

—Sí, ella —refirió—. Según la información que recibimos de Adam, en la última purga ella extermino con sus propias manos a uno de los principales consejeros de guerra de Samael, no dejo dudas de su interés por desafiar a la corona del infierno y con cada día que pasa, más demonios simpatizan con su causa descabellada.

—Eso es una locura, Miguel. ¿Cómo se atreve a hacer eso? ¿Qué pretende conseguir? —preguntó Gabriel con voz indignada.

—No lo sé, Gabriel. Pero no podemos permitirlo. Debemos detenerla.

—Pero ¿No es una simple pecadora? —cuestiono Uriel—. Adam y su grupo deberían ser capaces de lidiar con ella, no es alguien a la que debamos rebajarnos a ese tipo de seres.

—Así lo pensamos de Lucifer y mira lo que termino sucediendo —recordó Gabriel con resentimiento y el resto de los arcángeles se quedó callado.

—Nuestro hermano tiene razón, esto no es una simple broma de mal gusto, Uriel —respondió Miguel—. Ella es una amenaza. Una amenaza para el orden divino, para la justicia celestial, para la voluntad de Dios. Lady Hazbin quiere desafiar al incompetente de nuestro hermano y a nosotros. Por eso, debemos exterminarla. Debemos exterminar a todos los demonios que se unan a su causa. Debemos purgar el infierno con más fuerza que nunca.

—Estoy de acuerdo, Miguel. Debemos cumplir con nuestro deber —dijo Rafael con voz firme.

—Sí, Miguel. Debemos defender el cielo —dijo Uriel con voz entusiasta.

Los emisarios del cielo asintieron con determinación y fervor, mientras miraban el mapa del infierno, dejando de lado el informe de la redención de una nueva alma, tan olvidado como siempre lo hicieron en los últimos diez años.

En lo bajo del infierno, una vez llegaron al castillo, Charlie y Alastor fueron guiados hacia el salón infernal, un lugar majestuoso y sombrío, lleno de lujos y horrores. Los guardias los dejaron pasar sin problemas, sabiendo que el rey los esperaba. Estos miraron con cierto recelo al wendigo, quien solo mantuvo su sonrisa ampliada, caminando al lado de la joven princesa quien seguía un paso apresurado, apretando nerviosamente sus manos.

En poco tiempo, entraron al salón principal, donde se suponía que Lucifer los esperaría en su trono. Sin embargo, no había nadie.

Charlie suspiro, no siendo una sorpresa o un caso aislado. Su padre nunca les daba prioridad a sus audiencias, siempre la dejaba esperando largo rato, ante la inescrupulosa mirada de sus sirvientes y consejeros.

Siempre había sido así, así que decidió que, aunque su corazón sangrara por todos los recuerdos del pasado, no le daría la oportunidad de destruirla de nuevo.

Así que simplemente se sentó, ignorando las miradas del resto de los presentes e invitando a su acompañante a seguirla. Este parecía sumamente divertido por todo el espectáculo, extremadamente maravillado por ser el centro de la atención de una forma tan curiosa, por lo que Charlie trato de calmarse, cuando las puertas del salón se abrieron, anunciando la esperada entrada de su padre.

Su aspecto era imponente y elegante, con una sonrisa siempre arrogante que resaltaban su rostro. Sus ojos rojos se clavaron en Charlie con una mezcla que la joven no pudo precisar, más bien, no quiso hacerlo. Sabía bien que solo había decepción en ellos. Alastor la acompañó, pero se mantuvo al margen, observando con curiosidad la interacción entre padre e hija.

Una vez llegaron al castillo, fueron guiados hacia el salon infernal, un lugar majestuoso y sombrío, lleno de lujos y horrores. Los guardias los dejaron pasar sin problemas, sabiendo que Charlie era la princesa y que Alastor era el compañero que ella había asignado para que la acompañara. Entraron al salón principal, donde Lucifer los esperaba sentado en su trono, rodeado de sus sirvientes y consejeros. Su aspecto era imponente y elegante, con una larga melena blanca y unos cuernos negros que resaltaban su rostro. Sus ojos rojos se clavaron en Charlie con una mezcla de orgullo y decepción. Alastor la acompañó, pero se mantuvo al margen, observando con curiosidad la interacción entre padre e hija.

Siempre había sido así, así que decidió que, aunque su corazón sangrara por todos los recuerdos del pasado, no le daría la oportunidad de destruirla de nuevo.

—Es bueno verte de nuevo, Charlotte —hablo primero el rey.

—Lo mismo digo, padre.

La mirada de Lucifer vacilo un segundo, al sonido de las formalidades en la voz de su hija. Manteniendose estoico evaluo a su hija un segundo, viéndola tan energica e "inquebrantable" como siempre, una cualidad claramente heredada por sus dos progenitores, pero que, en muchas ocasiones, al rey le parecio más una maldición que una bendición. Pero fuera como fuera, al final del día era algo necesario para no romperse en ese espacio.

— ¿A que debo tu presencia? Tu carta llego bastante tarde esta vez, apenas tuve tiempo de prepararme como es debido —respondió.

Y Charlie sabía a que se referia. Desde que llego nunca pudo sentir ninguna presencia angelical en todo el castillo y ahora sabía que se debía a que su padre no los había convocado para su anuncio oficial. Claro, todo ese pobre discurso era tan solo una excusa para evitar reencontrarse nuevamente con Adam, al cual su padre detestaba, pero de ese modo, Charlie no tendría que presentarse ante ningun emisario del cielo y eso le hizo sentirse más aliviada, aunque fuera un poco.

—Me ocupare de enviarles la notificación más tarde, seguramente estarán MUY felices de ver otra insulsa alma humana subir a perfecto reino —espeto.

—Estoy segura que debe ser así —respondió la princesa, notando el claro sarcasmo y conteniendo sus emociones para no armar una escena, tenia mucho tiempo de no venir a ese lugar, era mejor si podía salir pronto de ahí.

—Si, claro que lo es —volvió a decir—, después de todo, es un gran logro que debemos celebrar, después de todo, sigues cumpliendo tu gran sueño.

Los puños de la princesa se cerraron mientras la tensión en su cuerpo crecía, Alastor había estado observando todo desde una afortunada distancia, disfrutando del gran espectáculo familiar que se desarrollaba. Había escuchado muchos rumores sobre las asperesas entre la princesa y el rey del infierno, pero parecían ser más graves de lo que había imagino. Aun así, pese a mantenerse de los nervios, era algo sublime ver a Charlotte controlarse para no perder la compostura, Alastor se preguntaba qué sucedería si alguien prendiera la llama de la discordia ¿todo se iria al caño o ella podría mantener la cabeza fría al final de todo? Sonrió con bastante diversión cuando Charlie dio una elegante reverencia ante su padre, cerrando sus ojos por un momento para luego alzar su vista únicamente hacía él. Un gran enojo contenido en su mirada escarlata.

—Si, es el sueño más grande que he logrado realizar. Ahora, creo que hemos terminado con nuestro anuncio, si puede disculparnos —indico.

Eso era todo. Charlie finalmente podría suspirar tranquila, ya por hoy todo terminaría y podrían regresar al hotel para seguir con su jornada en paz.

—¿Tienen que irse tan pronto? —interrumpio el angel caído, captando la atención de su hija y su invitado—. Es un gran hecho el que estamos hablando ¿no es buen momento de celebrarlo?

—¿Qué? —apenas pudo decir Charlie sin dar crédito a lo que oia.

—¡Es momento de celebrar! —anunció el rey—, no todos los días sucede este gran acontecimiento ¿o si? —le pregunto a su hija con su mirada dorada, logrando que ella se sintiera cohibida luego de tanto tiempo—, además, seria un buen momento para conocer a nuevos invitados.

Lucifer camino lentamente hasta Alastor, quien tenia solemnemente a su micrófono entre las manos. Una tensión estatica se sintió en el espacio, mientras los demonios allí presentes veían todo con cierto recelo. El angel caído extendió su mano

—Tú debes ser Alastor, el famoso locutor de radio. He oído hablar mucho de ti —expreso.

Sin inmutarse, con esa amplia sonrisa que lo caracterizaba, Alastor correspondió el estrechon de mano.

—El placer es mío, su majestad —contesto. Sin embargo, hubo algo en el contacto que logro que Lucifer se estremeciera, aunque no tuvo tiempo de hacer algo, puesto que —. Su hija Charlotte habla mucho de usted ¡Es una adorable hija de su padre!

—¡Alastor! —exclamo ella, llena de vergüenza y preocupación. Tenia muchos años que dejo de ser una niña consentida de su padre, sus circnstancias no lo permitían. Aun así, pese que busco protestar, este le guiño un ojo a Charlie, que lo miro con confusión.

—¿Es así? —cuestiono el rey viendole, recibiendo un gesto afirmativo del wendigo.

—¡Claro! Nuestra querida princesa es una bella dama digna de su estirpe, y por supuesto, le tiene demasiada estima. Aun así, decidió pedir mi colaboración a tan noble causa y hemos alcanzado otro logro que seguro ella querra relatar para vuestra excelencia—indico.

—Entiendo... Seria demasiado interesante oir todo eso esta noche entonces —menciono con interés y cierta intensión en sus palabras.

—No creo que sea necesario —intento decir Charlie, pero Alastor volvió a interrumpirla.

—¡No hay problema! Estamos más que encantados, después de todo, no se cena en la casa del diablo todos los días ¿no crees que es algo perfecto, mi querida Charlotte? —pregunto este tomándola del hombro.

Lucifer fruncio los ojos al ver aquella interacción entre su hija y aquel demonio, no esperaba que pudieran tener una buena relación a ese punto, sin embargo, manteniendo su papel, decidió proseguir con su idea.

—Es perfecto, pueden quedarse esta noche aquí, cada uno en su respectivo cuarto—aclaro, aunque se volteo rápidamente, en dirección a la salida—. Un sirviente los llamara cuando sea el momento de la cena, hasta entonces.

El rey se retiro del salón, dejando una pequeña comitiva que escoltaría tanto a Charlie como a Alastor hacia sus respectivas habitaciones.

De inmediato la princesa se volteo, encarando al wendigo con molestia, este parecía no haber roto ni un plato, a pesar del claro descontento de Charlie.

—¿Qué se supone qué fue eso? —pregunto ella cruzándose de brazos y esperando una respuesta explicativa al asunto. Alastor solo se encongió de hombros, mirándola de reojo—. ¿Estas tramando alguna otra especie de truco o algo así?

—No se bien de qué me estas hablando cariño, solo aproveche lo que puede ser una buena oportunidad para conocer al rey del infierno —contesto, no había mentira en sus palabras, en verdad estaba muy interesado en conocer como era en realidad Lucifer y por supuesto, como todo esto afectaba la compostura de su propia hija, como reaccionaría a ser cohaccionada por la propia presencia de su padre.

—Más te vale —advirtió, pero el wendigo que la escuchaba solo sonrió más, acercándose nuevamente a ella, llevando su mano hacia el borde de su mentón.

—Seria muy interesante conocer el sentido de esa advertencia, princesa.

Charlie se quedo quieta ante su toque, un nerviosismo que llevaba días revoloteando en su estomago se descontrolo nuevamente, haciéndola tragar con dificultad, sus manos empezaron a sudar, tentada a quitarlo de allí, cuando un sonido incomodo resonó a su derecha, obligándolos a ver al pequeño sirviente rojo que esperaba por ellos.

—Por favor, síganme por aquí, su alteza —pidió el diablillo. Y mirando al demonio escarlata con cierta molestia y calor, camino en dirección a la salida, mientras Alastor la seguía con sus manos detrás de su espalda.

Con paso lento, Charlotte fue guiada por los diablillos del castillo, atravesando la entrada norte del palacio. Apretando fuertemente sus manos, negó con la cabeza sin poder creerlo aun. Era una locura, de verdad quería salir de ese lugar en ese mismo momento. No podía creer la soberbia de su padre para tomar tales decisiones, él no sabía si tenían una agenda ocupada o algo que hacer luego, simplemente actuó como le venía en gana, sin considerar sus sentimientos, como siempre.

—Esto es simplemente curioso —comento el wendigo repasando su barbilla con su dedo—. Jamás imagine que su majestad decidiera invitarnos de forma tan repentina a una cena y a pasar la noche en su palacio, no es algo que pase todos los días —expreso, la rubia suspiro, tratando de calmar sus nervios.

—Yo tampoco imagine que esto sucedería—admitió la princesa mordiendo el interior de su mejilla, en ansiedad—. Nunca antes había pedido esto ¿A que vendría todo esto? —se pregunto a ella misma y a Alastor que la escuchaba.

¿Por qué quería su padre invitarlos a una cena? Tenían años de no haber mantenido una conversación decente, imagina un encuentro tan intimo como eso ¿Qué estaría pasando por su mente?

De repente, la sonrisa juguetona del demonio escarlata se amplió en su rostro, quien denoto un brillo peligroso en su mirada. Este bajo un poco, alcanzando la altura de Charlie y de forma muy confidente, le dijo.

—Quizás... puede que exista cierto presentimiento en la mente de nuestro rey respecto a tu verdadera identidad —expreso.

El corazón de Charlie se acelero, brincando con angustia. Un escalofrió la surco, ante la posibilidad de haber sido descubiertos.

— ¿Hice algo que nos hiciera notar o nos pusiera en evidencia? —le pregunto con apremio, pero en lugar de darle una respuesta tranquilizadora, el wendigo solo se encogió de hombros.

—Quien sabe, quizás fuera tan fácil como mirar la cicatriz de una particular herida detrás de una prenda cubierta —expreso jocoso.

— ¡Alastor! —lo regaño, no siendo una ayuda para su momento de estrés, ya tenía suficiente con todo lo que estaba sucediendo en ese momento.

—Oh, pero que buen ambiente se ve aquí —se escucho más delante de ellos, en ese mismo pasillo.

La princesa alzo la mirada, encontrando con sorpresa la hermosa figura de la madre de todos los súcubos, la primera pecadora, Lilith.

— ¿Mama? ¿Que se supone que estás haciendo aquí? —Pregunto Charlie confundida, acercándose hasta ella. En respuesta, la reina solo rio levemente, tomando el rostro de su hija para darle una caricia.

— ¿Que hago aquí? Esta es mi casa, manzanita —explico con simpleza. A su derecha, el diablillo que los había escoltado le hizo una reverencia, mientras Alastor se posicionaba a un lado de la princesa—. Estamos en temporada baja y es normal que este un par de semanas en el castillo para ocuparme de varios asuntos, es una dicha que coincidiera con tu visita—comento, sus ojos llenos de vitalidad cambiaron a una expresión melancólica mientras observaba a su hija—. Ya nunca vienes a casa, así que fue una verdadera suerte.

La princesa bajo la mirada avergonzada. Ella y su madre siempre habían tenido una buena relación, nunca le había dicho nada en contra de sus deseos y aunque no la apoyo públicamente, siempre estuvo detrás confortándola cuando fracasaba en cada intento. A pesar de eso, dejo de llamarla o visitarla cuando tuvo la última discusión con su padre y en verdad, había sido demasiada desconsiderada con ella.

—Lo siento mama, debí haber venido antes a verte —expreso, pero su madre negó, acercándola un poco más.

—Está bien, es un buen momento para vernos y veo que trajiste un particular invitado —índico ladrando la mirada hacia Alastor.

Este de forma elegante y muy respetuosa, realizó una reverencia, acercándose hacia ambas para luego besar el dorso de su mano como un caballero.

—Es un verdadero honor estar ante la reina de los pecadores —expreso, Lilith se rio ante su halago.

—Lo mismo digo, Sir Radio Demon, no todos los días mi hija trae un partido tan interesante —comento casualmente— ¿Es tu nuevo novio cariño?

— ¡Que! Mamá ¿Por qué estás diciendo eso? —Pregunto Charlie sintiendo como sus mejillas se enrojecían de golpe.

—Me temo que hay una equivocación, su majestad, la princesa y mi persona no tenemos ese tipo de relación —respondió logrando que Lilith emitiera un suspiro de decepción.

—Es una lástima, sería tan agradable tenerte como yerno —indico y Charlie quiso morir ante la elección de palabras de su madre en ese momento, ni siquiera supo cómo podría contestar cuando Alastor intervino en la conversación.

—Son todo un honor sus palabras —respondió—, pero solo somos socios comerciales —expreso, y con su respuesta la joven pareció respirar por un instante, evitando por completo la mirada con este.

La reina solo los miro por un segundo, haciendo un bosquejo rápido entre ambos, escondiendo una mirada burlona y acercándose al oído de su hija.

—Pero no es común que los socios comerciales se coman entre ellos que yo sepa —susurro y Charlie salto de su lugar con todo el rostro enrojecido.

— ¡Mama, pero que dices! —exclamo, buscando las palabras exactas para negar todo, pero su madre solo le dio la vuelta, obligándola a acercarse al demonio escarlata.

—Bien, no pienso distraerlos mucho, estabas mostrándole el castillo a nuestro invitado ¿No es así? Los dejaré solos para que puedan seguir en lo suyo, nos veremos en la cena de esta noche cariño —y con esas palabras, la reina desapareció del pasillo, dejando a una avergonzada Charlie sin saber cómo enfrentar a Alastor.

Por el azufre, si su madre sabía de la cena y, sobre todo, había percibido el extraño ambiente que había entre ambos, tal parecía que la cena sería algo bastante incomodo, pensaba la princesa.

—D-Deberíamos proseguir, aun falta un poco para llegar a la otra ala del castillo —menciono.

Sin embargo, a pesar de sus palabras, este no contesto.

Mirando de reojo, noto como parte de su rostro estaba dibujado de cierto color rojo. Durante ese pasar de minutos, no le había mirado ni dicho algo, haciéndola sentir un poco incomoda, cuando comprendió lo que había pasado. Alastor siempre había sido un demonio de excelente audición, seguramente debido a sus excelentes orejas. De modo que, así como ella, también habría escuchado las palabras de su madre.

—Tienes razón, no deberíamos hacer esperar más a nuestro guía —contesto el wendigo sin dirigir la mirada a la rubia.

—S-Si—respondió y siguieron el camino hacia sus respectivas habitaciones.

Nuevamente en el despacho del rey, Lucifer no parecía poder concentrarse. Aunque no se notara, la visita después de tantos años separado de su hija en verdad le había afectado, especialmente, considerando que venia acompañada con el demonio de la radio. Trato de contener un gruñido, pero al final de cuentas no pudo hacerlo, echándose para atrás y masajeando sus sienes mientras pensaba como no asesinarlo esta noche.

—Parece que ya la viste —expreso la reina.

En el marco de la puerta estaba Lilith, se veía tan hermosa como siempre y una sonrisa adornaba su rostro. Se le veía bastante satisfecha y algo divertida con la reacción de su esposo.

—Si—respondió.

—Esta hermosa—destaco su mujer, el rey del infierno estaba también de acuerdo—, y tiene un apuesto acompañante de su lado.

En respuesta, Lucifer se cruzo de brazos, emitiendo un gruñido. La reina se rio suavemente, imaginando desde el principio que esa sería la reacción de su marido.

—Pensaba que luego de todos los fiascos que había pasado, esperaría unos siglos más antes de querer volver entrar a una relación —dijo este, ganándose una mirada comprensiva de Lilith.

—Entiendo tu molestia, desde lo sucedido con Seviathan y posteriormente lo de Vaggie unos años después, pensamos que ella estaba conforme con permanecer sola un tiempo, pero parece que está comenzando a cambiar de opinión —menciono con mucha

—No me agrada —respondió Lucifer, y la reina solo se rio un momento, rodeando el escritorio de caoba infernal para luego llegar y abrazar a su esposo por la espalda.

—Ningún prospecto con el que ha salido nuestra hija te ha gustado, fuera chico o chica —menciono ella divertida, pero el rey solo refunfuño más.

—La otra chica no tenía personalidad, y el bastardo Von Eldrich es un doble cara que cree que esta redimiendo sus acciones enviándole anualmente dinero al hotel, solo para volver a ganarse el favor de nuestra hija, pero todos son unos santos en comparación con él —espeto. Sin embargo, la reina solo se acurruco más a él, tratando de desviar un poco la atención del rey en sus pensamientos.

—Espero lo trates de forma cordial hoy —recomendó la reina, ganándose un puchero enojado de parte de su esposo—. Puede que no quieran formalizar nada de momento y solo quieran divertirse un poco, por lo que no sería bueno que los molestemos con algo que apenas están construyendo. Además, no es bueno inferir demasiado en sus decisiones ahora que ya no vive con nosotros.

Hubo un silencio en medio de ambos, uno triste y lleno de melancolía. Despues de todo, el haber interrumpido de ese modo en su vida es lo que había hecho que se distanciaran, y recordando el rostro frio y el tono formal en las palabras de su adorada hija, tal parecía hasta ese momento, que no habría forma de hacerla regresar a como era antes. 

Feliz noche del sábado mis corazones, cada vez nos vemos más lejos, pero estoy haciendo lo que puedo, han sido días muy duros a nivel emocional, pero estoy buscando recomponerme, este mes que inicia es el de mi cumpleaños y espero poder traerles algo muy especial porque no solo es mi fecha especial, sino también el primer aniversario de LADY HAZBIN, muchas cosas han pasado y muchas cosas aun vendrán, esto va para largo, y con la noticia del tráiler simplemente estoy emocionada, espero de verdad podamos seguir disfrutando de esto todos juntos. Les dejo un gran saludo desde Venezuela y agradezco todos los comentarios, muchos no los he contestado, pero lo hare pronto, muchas gracias en verdad por su apoyo, me dan un animo inimaginable. 

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