Capítulo 2: Detrás de una lucha
Con tan solo un siglo de edad, Charlotte Morningstar se enteró del terrible acuerdo entre su padre y los señores del cielo para evitar la sobrepoblación del infierno. Charlie recordaba muy bien cuando debió ser ella la que debía anunciar el final de la purga, lanzando fuegos artificiales a lo alto del pentagrama en el cielo para avisar a los pecadores que todo había terminado. En primer lugar, eso había sido un intento de su padre por reconfortarla, luego de haber sufrido toda esa noche, escuchando los gritos, lamentos y sollozos desgarradores de los pobres pecadores que sucumbían ante las lanzas de los ángeles exterminadores.
Para ella, todo eso le parecía un hecho atroz, sin sentido, pese a que había nacido y crecido en el infierno, pese a que era hija de los señores del infierno, y que, en algún momento, debería heredar la corona.
Charlie lo sabía bien, entendía que era un demonio que no parecía ser como los demás, con un alma bondadosa, gentil, llena de luz en medio de una total oscuridad. Por ello no pudo evitar interceder por las almas de aquellos pecadores que quizás tendrían alguna forma de salvarse, arrepintiéndose de sus pecados. Sin embargo, aun cuando en medio de su llanto desesperado rogo a su padre para parar aquello, este prefirió no hacer nada.
Y Charlie se sentía culpable, porque presa dentro de un frio castillo, observaba como todas esas almas terminaban en la nada sin que ella pudiera hacer algo para detenerlo. Aun podía recordarse oculta, viviendo como autómata en una prisión autoimpuesta que solo causo mayor dolor en ella y en quienes la rodeaban.
Lucifer mismo ingreso alguna vez a su habitación, solicitando hablar con ella, deformando su expresión al verla en tan deplorable estado. Esa vez, por primera vez en lo que llevaba de décadas que su padre intentaba consolarla, llamándola como cuando era una niña, tomándola en brazos. Solo así, la princesa pudo retomar un poco a lo que era antes, aun cuando sabía que nada volvería a ser igual.
Y aun cuando todo podía estar en su contra, tuvo una idea. Queriendo dar una contra a los exterminios anuales, decidió enfocarse en redimir a los pecadores para que fueran al cielo, evitando así la sobrepoblación del infierno. La primera vez que lo anunció a su familia, fue un completo fracaso. Porque era algo risible e imposible, siendo una burla a sus orígenes y todo lo que ello significaba, porque significaba doblegar su orgullo por seres que no merecían su clemencia. Muchos se burlaron de su plan, incluyendo su propio prometido y amigo. Eso le dolió en el alma, más de lo que ella pudo haber siquiera imaginado. Pero, decidió que el dolor de no ser tomada en cuenta no era mayor al que sentía cada año cuando iniciaba la purga que debía contener al demonio interno que ella tenía y sería liberado en el momento que el infierno se llenara. Por ello, cargando con ese estigma y quizás queriendo sentirse mejor consigo misma, decidió tomar cartas en el asunto de forma más audaz, más ambiciosa.
Poco comenzó a conocer personas que la fueron llenando de alegría y amor en su dolorida alma. Primero fue Vaggie, quien conoció por casualidad y de la cual se enamoró perdidamente ante la belleza de su alma. Siendo la demonio polilla, una pecadora que había llegado al infierno al ser incapaz de soportar lo terrible de su vida en la tierra, una nueva motivación nació en Charlie al conocer gente como ella que jamás había hecho algo más que ser débil contra las circunstancias. La princesa no podía juzgarla a pesar de que el creador lo había hecho, por eso, decidió pedirle que la ayudara con su proyecto de pasión, algo que Vaggie vio extraño en un principio, pero que la apoyo como nunca nadie antes lo había hecho. El segundo fue ángel, el actor porno más conocido del infierno, quien había llegado a ella por mera casualidad, pero que más que un simple inquilino del hotel, se convirtió en el mejor amigo de ella y de Vaggie, siendo un trio indetenible y unido. Así, poco a poco se fueron agregando personas, unas que ni siquiera la propia rubia llego a pensar que podrían ayudarle, pero su felicidad solo crecía con eso. Sintiéndose finalmente apoyada.
Sin embargo, pese a todas esas personas a su alrededor, ella jamás dijo que el motivo de que sucediesen las purgas anuales. Tenía demasiado miedo de ser odiada ahora que había conocido gente maravillosa que deseaba estar con ella por quien era. Así que calló, siguió trabajando en su hotel, con ánimo, con esmero, esperando obtener resultados que no solo pudieran satisfacer a su padre y callar a todos aquellos malintencionados que buscaron aplacarla con comentarios malvados, llenos de odio, desprecio y burla.
Pero haciendo de su naturaleza demoniaca heredada, no pudo evitar burlarse en su cara cuando comenzó a fluir positivamente para bien, con una mejoría notable en un corto periodo. Finalmente, luego de tantos intentos, de tantos fracasos, de tantas lágrimas, los resultados de la lucha de la princesa se estaban mostrando: finalmente había logrado redimir el alma de un pecador. Su sueño se estaba logrando.
No obstante, hiciera lo que hiciera Charlie, las purgas no podían ser paradas.
En una oportunidad, cuando la purga estaba en su máximo apogeo, un conjunto de ángeles exterminadores intentó irrumpir el hotel buscando pecadores que asesinar con sus lanzas. Por supuesto, el pánico incremento en los demonios que yacían resguardados en las paredes del hotel. Muchos de ellos corrieron, intentando escapar. Sin embargo, los más cercanos no tuvieron tanta suerte, no importaba si ese lugar estaba siendo protegido bajo los estatutos de Lucifer y la realeza del infierno. No importaba si ese pequeño grupo de almas mortales luchaban desesperadamente por cambiar, por haber caído al infierno por pecados pequeños que los habían condenado a un miserable sufrimiento y se querían redimirse para ser otro tipo de personas. A ellos nada les importo, solo querían matar, terminar con la vida de la plaga que se les había instaurado en su misión.
Por eso, Charlie decidió que no iba a seguir tolerándolo. Porque por más luchara, esos malditos ángeles no iban a dejar de actuar, no importaba cuantas almas enviara, cuantos demonios se redimieran, esos seres seguirían exterminando a su pueblo por órdenes del cielo.
De tal modo, que ella actuó.
Salió desde su lugar, lanzado desde una patada a varios de los ángeles, dejándolos fuera del hotel. Le grito a Vaggie y a Ángel que no salieran de allí y se escondieran junto al resto de residentes en lugar seguro del interior. Ya fuera, ella se paró frente a los cinco ángeles quienes la observaron confundidos. Ella claramente era la hija de Lucifer, por tal, no debía estar ahí. Sin embargo, lo estaba, fuera de la protección del castillo. Sin importarles entonces su título y el pacto, decidieron atacarla. Charlie no se acobardo, dejando liberar su figura demoniaca, lucho con ellos a pesar de estar en desventaja.
Lucho, con sus manos desnudas hechas garras, con el fuego demoniaco que le fuera heredado de su padre y que previamente había sido fuego sagrado. Exudando una ira desmedida, ella se lanzó sobre ellos, golpeándolos con su inclemente fuerza y su poderosa magia. No le importaba lo inexperta que era, lo incapaz que había sido antes de luchar contra alguien por temor a lastimarle, lentamente, el alma gentil de la princesa se iba transformando en un ser fiero y salvaje que defendería a los suyos sin importarle las consecuencias que obtuviese en su propia alma. Ella ya estaba condenada desde el momento que había nacido en el infierno, no había nada que le pudiera hacer subir al cielo, por ello, siguió, calcinando sus cuerpos, rompiéndolos en pedazos.
Jadeo al sentir el ardor de la lanza encajada en su hombro, más no le importo. La sacó de golpe, esparciendo la sangre por el suelo y apuntándola contra el grupo de ángeles que aún estaban frente a ella. Ahora que estaban siendo amenazados con sus propias armas que ella podía usar sin problemas en todo su poder ¿Pensarían en el terror que ellos estaban ocasionando en su pueblo? ¿Se detendrían siquiera un momento a pensar las almas inocentes, que apenas habían cometido un par de pecados?
La respuesta llego cuando el ultimo ángel yacio sin vida a escasos metros de distancia, destilando el resto de su sangre, en medio de otros cuerpos deformes y calcinados.
Era un rotundo no.
No lo disfruto, se sintió vaga, con una gran ira aun dentro de su pecho ¿Por qué tenían que matarlos? ¿Era completamente necesario eso? Charlie se dijo que no nuevamente. Porque los que siempre morían eran las almas pecadoras más débiles, almas cuyos pecados habían nacido de la subsistencia extrema, de actos desesperados, de asesinatos por defensa propia, por justicia o simplemente para acabar con su sufrimiento (que irónicamente los llevo a otro peor). Los demonios cuyas almas estaban demasiado contaminadas para redimirse estaban en una escala de poder superior, protegidos con fuertes barreras que impedían el paso de los ángeles a sus hogares, dejando que los demás murieran.
Entonces, una loca idea surco su cabeza. Si por si solas, las purgas no podían ser detenidas aun cuando los pecadores se fueran redimiendo, entonces tendrían que ser detenidas por la fuerza.
La idea llego como una iluminación superior de las tinieblas.
Estaba clara de lo que eso supondría para ella, pero mientras hacia lo posible para defender a su pueblo, incrementaría los esfuerzos para seguir redimiéndolos. De un lado, sería la mano que los ayudaría a llegar al cielo. Por otro lado, seria quien lucharía por su supervivencia. Ella se alzaría, no importando si era hija de quien había pactado con el cielo para impedir la sobrepoblación del infierno. Charlie encontraría la forma de romper con ese maldito acuerdo, sin importar que debiera iniciar una guerra contra el cielo.
Una vez la calma había regresado y la purga había finalizado, Charlie regreso adentro del hotel donde todos los inquilinos la miraron con diferentes ojos. Distinta a la usual princesa sonriente e ingenua, la dama que se paraba frente a ellos con una sonrisa de victoria, estaba marcada con sus rasgos demoniacos y llena de sangre perteneciente a los ángeles. Todos los presentes la aplaudieron sin duda, agradeciendo su valentía al protegerlos. Ella se sintió sinceramente honrada, e incluso avergonzada. Cuando los aplausos se hubieron calmado, Vaggie corrió junto a ella para tomarla en brazos, apenas tuvo la fuerza para sostenerse antes de caer llena de agotamiento. Fue llevaba por ella y por ángel a su habitación donde descanso por casi un día entero, cuando despertó, noto que tenía algunas heridas producto de la batalla, pero nada grave en comparación a las pérdidas que hubieron alcanzado gracias a los ángeles que se internaron al hotel. Ese recuerdo se instaló, amargo, en lo más profundo de su mente.
—Nos preocupaste demasiado —dijo Vaggie, sentándose a un lado de su casa con Ángel al otro—. No podíamos creer que los ángeles atacaran el hotel.
—Sí, es la primera vez que sucede algo así en los años que tenemos aquí—comentó ahora el demonio araña.
Charlie asintió, un poco distante. Muchas cosas seguían pasando en su cabeza en ese momento.
—Mataron a dos inquilinos —recordó la princesa, con la mirada gacha. Ángel y Vaggie la miraron, tristes.
—Si —acepto Vaggie, con gesto triste. Aunque aún tenían ciertas dificultades, ese par de demonios habían estado interesados en salvar sus almas—. Pero, es bueno que nada más malo haya pasado y por fin podamos estar tranquilos —indico la polilla, sonriendo levemente, tratando de elevar el ánimo de su novia.
¿De verdad estaban tranquilos? ¿Acaso esa sería la última vez que sucedería esto? Su padre bien que podría poner en cintura a los ángeles estableciendo el hotel como un lugar neutral, tal como lo era el palacio del infierno. Sin embargo ¿y el resto de los demás lugares? ¿se quedaría de brazos cruzados mientras todo se despedazaba a su alrededor?
NO
Charlie ya había tenido suficiente de todo, de tantas purgas, de tanta presión, peso y sufrimiento. Ya no quería ver a su gente morir a manos de los ángeles. Por ello, agarrando fuertemente las sabanas con sus manos, Charlie tomo una decisión.
—Sobre eso—comenzó, armándose de valor y dando una fuerte respiración—… pienso establecer una guerra contra los ángeles exterminadores para parar la purga anual.
Los dos demonios la miraron como si hubiera recibido un fuerte golpe en la cabeza, completamente incrédulos y estupefactos. En cualquier otro momento, un comentario de ese tipo pudiera ser tomado en cuenta como una broma o una secuela de las heridas producidas por el ataque de los ángeles. Pero cuando se hablaba de Charlie, cualquier idea que propusiera con esa expresión de seriedad, era porque lo decía completamente en serio.
Fue entonces que la habitación se llenó de revuelo, siendo Vaggie la primera n soltar un grito enojado.
— ¿Una guerra? ¿A caso has perdido la cabeza? —pronuncio entre dientes, apenas conteniendo el severo ataque de ira que la estaba consumiendo.
—¿Finalmente has enloquecido? —inquirió ahora Ángel, sosteniendo su cabeza, incrédulo. Ambos demonios la vieron esperando que de verdad estuviera mintiendo, pero ella no dijo nada más.
Vaggie se levantó, colérica, dando vueltas por la habitación como un perro encerrado. No podía creer que ahora estuviera pensando en eso, por Lucifer ¡Eso era un completo suicidio! Ella más que nadie sabía la brutalidad de los ángeles en todo su esplendor, su ojo había sido perdido durante uno de los exterminios.
—Charlie, por favor escúchame. Lo que estas planteando es una locura,
—Muñequita, por muy rato que parezca, estoy de acuerdo con nuestra Vags, es muy peligroso, no es solo enfrentarte a los chicos locos que hay aquí en el infierno —menciono, intentando que cambiara de opinión. Sin embargo, Charlie no estaba dispuesta a dar marcha atrás.
—Ayer lo hice y acabé con todos los que se me opusieron —estableció firme. No iba a dejarse llevar por las reacciones de su novia, ella iba a seguir con su idea como fuera.
—¡Pero eso no implica que pueda suceder siempre! —grito, perdiendo los cabales.
Las dos discutieron fervientemente, cada una exponiendo los beneficios y los contras de la decisión. Obviamente Vaggie era la más alterada, la princesa intentaba explicarle, haciéndola entrar en razón, pero esta se negaba rotundamente a escucharle. La discusión subía más y más de nivel, llegando a incomoda a Ángel Dust que estaba en medio de ambas, cuando al final de todo eso, la morena exploto.
— ¿¡Por qué coño tienes que hacer esto por ellos?! —grito la demonio polilla, rompiéndose—. Son una cuerda de imbéciles que solo piensan en sí mismos y en sus traseros, no les importa lo que pueda pasarles a otros ¡Ni siquiera sabemos si haya gente que pueda estar agradecido con que estemos redimiendo a los pecadores!
—Sí, pero…
—A ellos no les interesa, no se preocupan por ti o por lo que quieras. A nadie le interesa esta idea como para que los estés apoyando —grito.
— ¡Nunca he esperado nada por ello! Yo simplemente quiero que todos puedan ser felices y alcanzar la redención de sus almas —contradijo ahora la princesa, haciendo que la última gota de paciencia de Vaggie explotara.
— ¡Pero eso no significa que debas morir por ellos! Cada año, cientos, sino miles de ángeles bajan al infierno armados hasta los malditos dientes ¿Cómo vas a luchar tu sola con ellos? Ni siquiera tu padre, el rey infierno pudo ganar ¿Acaso alguien como tú puede ser capaz de lograr algo que el mismísimo Lucifer no pudo?
Termino de hablar respirando agitadamente, hasta que paso sus manos ahogando un grito, entendiendo por fin lo que había dicho en medio de su alteración. Paso su atención a Charlie quien tenía un gesto de tristeza y entendimiento, ambas sabían eso. Tenían años pasando por lo mismo, por recibir golpes, insultos, desprecios, pero que la polilla se lo dijera directamente, hacía que fuera más doloroso, y Vaggie lo sabía, arrepintiéndose de inmediato de decirlo. Pero antes de siquiera disculparse, Charlie hablo.
—Se bien que no soy como mi padre. No soy una persona fuerte, no tengo el poder que tenía ni la valentía para eso. Pero aun así yo quiero hacerlo —afirmo—. Porque ellos son mi gente. No importa si ellos no me lo agradecen, si no pueden ver lo que hago por ellos y por ustedes. Lo que yo deseo es verlos con vida y ser capaces de redimir sus pecados para subir al cielo —hizo una pausa, viendo sus manos, cerrándolas en puños—. No puedo soportar como año tras años, miles de almas terminan en la nada, incapaces de luchar. Sé que estamos en el infierno, y que muchos de ellos jodieron la vida con sus pecados, pero —volteo a verla—… no todos son malos.
Vaggie se estremeció entendiendo a que se refería. Lo decía por ella, porque ella solo había tenido el pecado de acabar con su vida. Ella no tomo lo que no le pertenecía, ella no arrebato la vida de otros o sucumbió a las drogas, simplemente no pudo soportar lo terrible que era su existencia en la tierra, decidiendo irse por sus propias manos. Ella bajo la vista, avergonzada y con sentimientos contradictorios.
—No todos son como yo, o como Ángel —indico—. Muchos han caído aquí por actos atroces, no creen en la redención del alma y se divierten con lo que hacen o hicieron.
—Está bien. Y no me importa —respondió. Vaggie sobo uno de sus brazos, como si sintiera el dolor que en vida se había causado.
— ¿No es suficiente con lo que has hecho hasta ahora con el hotel? —pregunto—. Ha funcionado, no entiendo porque debes arriesgar tu vida por eso.
Era cierto. Charlie no podía negarlo. El hotel tenía ya al menos diez años funcionando, obteniendo notorios resultados. Al menos cada año, un grupo de cinco a diez pecadores lograban alcanzar su redención. Incluso el mismísimo Lucifer estaba complacido por los avances de su hija, otorgándole mayor apoyo económico e invitándola más a las reuniones sociales donde pudiera conseguir mejores patrocinadores. Sin embargo, aun con todo eso, el camino era lento. A ese ritmo no se iba disminuyendo la sobrepoblación del infierno y las purgas seguían sucediendo. El peso sobre su espalda permanecía.
—Debo hacerlo, Vaggie.
— ¿Por qué insistes tanto en esto? No importa cuánto la muñequita insista que es una muy mala idea, que puede lastimarte o incluso matarte ¿Por qué quieres llevarla a cabo?
Ángel se había manifestado en la conversación sorprendiendo a ambas demonio, la princesa se vio un momento. No había esperado que el demonio araña interviniera, preocupada por ella y por Vaggie. Eso la alegro, porque durante todos esos años, aunque él había sido algo esquivo con el tema de la redención, había estado intentándolo. Queriendo cambiar, demostrando que podía intentar ser otra persona, ser feliz y ser un buen aliado de ambos. Con eso en mente, no había dudas, respondió casi de inmediato.
—Porque me importan y no quiero perderlos —respondió, dejando a los otros dos sin habla—. Hoy cuando los ángeles han entrado al hotel y asesinaron a un par de residentes, tuve el más grande temor que algo volviera a suceder y no estuviera para proteger a nadie, que, en lugar de ellos, los muertos fuera Vaggie o tú. Así que quiero hacerlo por eso. Para que el tiempo en el que estén el infierno no tengan que temer por sus vidas por un exterminio anual y solo puedan enfocarse en alcanzar la redención.
Las palabras de Charlie parecieron tomarlos con la guardia baja, dejándolos completamente mudos. Con gestos nerviosos, Vaggie y Ángel se miraron a las caras, un brillo en sus miradas les dio la confirmación de los que ambos pensaban, generando un asentimiento conjunto antes de volverse a su amiga nuevamente.
—Si es eso lo que piensas, entonces no pensamos detenerte —habló Vaggie, no había sonrisa en su rostro, pero al menos había lo que la princesa había estado esperando: entendimiento. Sonriendo levemente, Charlie no podía creerlo. Corrió a abrazarla, muy emocionada.
— ¡Muchas gracias chicos! Intentare no preocuparlos en lo más mínimo —prometía bastante animada, casi intentando levantarse a pesar de sus heridas.
—Pero no estarás sola en esto —dijo de golpe, callándola.
— ¿Qué? —la joven princesa los miró sin entender, quedando muy confundida. Ellos sonrieron divertidos en respuesta.
—No pensamos dejarte sola en esto, Charlie —expreso Vaggie, certera. Ángel asintió también.
—Sería algo muy sucio de nuestra parte no prestarte nuestro apoyo cuando estás haciendo esto por todos nosotros —indico Ángel, haciendo énfasis no solo en ellos dos, sino también en todos los inquilinos del hotel.
—No tienen que hacer esto, chicos. Yo decidí hacer esto, no pienso involucrarlos —estableció, pero Vaggie negó, acercándose a ella.
—No, si lo haremos —insistió la polilla, tomando a su novia de los hombros—. Charlie, entendemos ahora lo que te preocupa, lo que no deseas perder. Por eso vamos a apoyarte, todos somos amigos y los amigos se apoyan en las buenas y en las malas.
—Aunque eso suene malditamente cursi, le daré la razón a la muñeca —sonrió la araña. Charlie rio ante su comentario, viéndolos con sincero agradecimiento. Definitivamente, tenía grandes amigos con ella.
Los tres se abrazaron dispuestos a tomar las riendas sobre algo que estaban seguro de cómo podría darse, de cómo podrían hacer para luchar contra seres tan abominables como lo eran los ángeles.
Por eso los preparativos comenzaron de inmediato. Lo primero que hizo fue pedir una audiencia con su padre para tratar el asunto del ataque al hotel, exigiendo una audiencia con un representante del cielo para determinar ese espacio como un lugar neutral y seguro durante las purgas anuales. La noticia sinceramente tomo desprevenido al rey del infierno quien, sin demora, e increíblemente colérico por las heridas sufridas por su hija, llamó a lugar a su contraparte celestial, dado que se suponía que ese era un lugar que no debían atacar, mucho menos ingresar al local.
Es así, que se estableció un nuevo circulo de protección por parte del mismo señor del infierno, que hizo sentir a Charlie apenada por la traición que más tarde que pronto, ella misma realizaría contra su padre gracias a su rebelión contra el cielo. No obstante, seguía estando completamente agradecida con ese apoyo, porque no importara que sucediera de ahora en adelante, podría luchar contra los ángeles sin temer que alguno de estos ingresara al hotel y asesinara a los inquilinos.
Los problemas siguientes fueron como actuar el día de la purga, como pelear contra aquellos moustros. Y aunque las batallas eran comunes en el infierno, ningún pecador podría matar a otro por mucho tiempo a menos que lo hiciera con un arma celestial o fuera el mismísimo Lucifer quien lo hiciera. De tal modo, que el terror por desaparecer era una constante mientras los tres jóvenes se preparaban. Con cierta ayuda, consiguieron armas de los mismos ángeles que les ayudarían en su labor y Charlie, para estar más segura, entrego parte de sus poderes a su novia y a su amigo para confiar que estarían bien cuando lucharan.
Por supuesto, los primeros años fueron difíciles. Al principio, tuvieron dificultades y muy pocas personas fueron salvadas. Incluso, temieron más por sus vidas que otra cosa, recibiendo heridas o golpes que dolieron tremendamente. Debieron ocultar sus identidades a fin de que no obstaculizaran su deber o se vieran comprometidos a futuro otras personas allegadas a ellos. Muchas discusiones, llenas de incertidumbre ante la agitación de un futuro incierto causaron los primeros años muchas tensiones entre la triada, tanto la princesa como Vaggie se distanciaron por las arriesgadas acciones tomadas por Charlie, llegando al punto en el que terminaron su relación. Fueron momentos difíciles, donde las determinaciones se tambalearon y los lazos se retorcieron, pero conforme la llama de la esperanza se fue avivando y dentro del putrefacto infierno, encontraron algo de retribución por ello, las cosas comenzaron a mejorar.
Poco a poco más personas desearon ayudar en la causa, algunos integrantes del mismo hotel, incluso entre los inquilinos que sabían cuáles eran sus actividades, todo para proteger a los más desamparados del infierno. Por eso, todo empezó a mejorar. La relación de noviazgo entre Charlie y Vaggie no pudo ser recuperada, pero la amistad y la lealtad era inquebrantable, por lo que el equipo inicial no pudo ser separado. La princesa comenzó a ajustar las filas, entrenando a los nuevos a quienes no podía distribuir su poder, empezó desde cero como cuando instauraron el hotel, muchas veces hubo errores, en otras ocasiones estuvieron a punto de ser descubiertos por los seguidores de su padre que pedían su cabeza ante su creciente popularidad. A veces, Charlie tuvo que tomar acciones que no le gustaron, que lastimaron su cuerpo y su alma, pero el tiempo apremiaba y la responsabilidad era cada vez más grande. Tuvieron que aprender a ser más cautos. Existieron casos, donde tuvo que hacer amenazas, tratos con pecadores para conseguir su silencio en vista de que querían vender la información de ellos. Ocasiones en las que Charlie tuvo que actuar mucho más fuerte de lo que pensó ser.
Pero, todo eso viéndolo en retrospectiva, había hecho que fueran lo que eran actualmente. Un grupo consolidado, fuerte e importante, con diversos aliados en lo bajo del infierno, con diferentes bases secretas. E incluso, el clamor insano de una población que hasta el momento no había tenido más que miedo. Y eso era lo que más reconfortaba a Charlie, generar esperanza en todos aquellos que pudieran tener fe en ellos, porque ella creía que todos tenían derecho a una segunda oportunidad. Que dentro de todos existía un arcoíris que guiaría sus almas por el buen camino y los iluminaría hasta alcanzar la redención, la princesa estaba segura de eso.
Pero ahora que tenía frente a ella, la sonrisa socarrona del demonio de la radio, a la espera de contestar afirmativamente lo que había insinuado, Charlie temió por primera vez en mucho tiempo, no porque no tuviera la fuerza para detenerlo, sino porque algo más podría estar sucediendo detrás de ese demonio para que viniera hasta el hotel a decirle todo eso.
—Entonces ¿Es así o me equivoco, princesa
Bueno, en este capítulo hemos conocido un poco de los motivos detrás de porque Charlie ha decidido alzarse en armas contra el cielo, un poco de su determinación y espero pueda servir de abre bocas para muchos de ustedes porque nos establece el camino a lo que puede venir
Cómo ven la historia al momento? Apenas llevamos una introducción de la misma y quisiera saber que esperan de ella, que creen que va a pasar? Que hará Charlie ahora que Alastor descubrió su secreto? Me gustaría leerlos 🥰 Está semana del 31 al 06 de noviembre para quienes no lo saben es la semana Charlastor 2022, yo participaré en ella con algunas historias cortas, espero puedan leerlas también. Les dejo un gran saludo desde Venezuela y nos leemos pronto.
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