Capítulo 18: Evaluación
El salón reposo en silencio.
Charlie desde la punta de la mesa mantenía su mano firme sobre su tridente color plomo, mientras las miradas de todos parecían contener miles de interrogantes y preocupaciones.
Por su parte, sentado a su mano izquierda, Alastor disfrutaba la enorme atmosfera de tensión que se había sumado en la gran sala. Desde el momento que inicio su juego había esperado conocer a aquellos integrantes de vital importancia para aquel inusitado movimiento, y si era sincero, era sinceramente interesante conocer finalmente a todas las personas que frente a él.
Estaban sentados al menos once personas entre conocidos y desconocidos, apartándolos a él y a los integrantes del staff que era miembros de HAZBIN. Podía ver tanto a pecadores como demonios originales, pero todos eran tan diversos que le era curioso entender qué es lo que estaban haciendo en ese lugar. Había algunos señores supremos e incluso algunos aspirantes, otros más mediocres, pero, aun así, algo debían tener para haber sobrevivido a los últimos encuentros con los ángeles exterminadores.
—Señores, se bien que su preocupación es válida—la repentina voz de Charlie lo devolvió hacia ella, enfocándose en su postura—. Sin embargo, también deben conocer que atravesamos un momento crítico donde la corona infernal nos está dando caza —recordó la princesa, logrando que estos mostraran su inquietud—. La línea de defensa del hotel fue burlada ante un pecador común y no debemos permitir que esto vuelva a pasar.
Ante sus palabras, Aracknis hablo.
—Es muy fácil decirlo, pero ahora que tu Don nos está pisando los talones, un error y nos vuelven mierda —comento este, dando una calada del cigarro que tenía entre sus manos—. Si no hubieran abierto tan multitudinariamente
—¡El hotel es parte del sueño de Charlie, sin él no seriamos lo que estamos aquí! —exclamo Vaggie, indignada al mismo tiempo que el mafioso le miraba.
—Sí, pero también nos trajo imprudentes de mierda, se descuidaron al momento de dejar pasar tanta gente.
—¡No estamos aquí para buscar culpables Aracknis! —exclamo Ángel, reclamando a su hermano quien chasqueo la lengua, ofuscado.
Viendo la tensión que se desarrollaba, Charlie decidió intervenir.
—Ángel tiene razón, no estamos para una cacería de brujas —menciono—, pero también tienes razón, Aracknis. Fuimos descuidados y estamos afrontando las consecuencias de nuestra ingenuidad.
Hubo un silencio en la sala en donde todos se enfocaron en Charlie, ella misma se sentía responsable de todo ese problema, incluso de ser una líder patética, pero no podía flaquear. Tenía que demostrar que podía sacar adelante ese proyecto.
—Por eso, para remediar todas nuestras deficiencias, necesitamos un protector. Alguien que vigile y se cerciore que nuestros pasos están bien cuidados. A su vez, esa persona debe fungir como un verdugo, alguien que no le tiemble el pulso en silenciar a quienes nos pueden afectar, y Alastor es la persona ideal para cumplir ese rol.
Los presentes enfocaron su atención, curiosos por lo que tenía que decir, luego de tantas semanas de preocupación, obtener una solución podía llegar a ser gratificante, especialmente, si alguien con un poder tan impresionante era el involucrado en rol de ensuciarse las manos.
—Como se sabe, el control de las ondas radiales y el manejo de las sombras de Alastor son fundamentales para controlar la información, así como saber las cosas que suceden en la ciudad. El será nuestro informante principal y a su vez, cegará a todos aquellos que puedan llegar a poner sus narices en lo que no les corresponde.
Esa decisión había sido la más difícil de tomar, porque no estaba a gusto con sacrificar a su gente por ello, pero tampoco podía llegar a ser descuidada, ya habían visto que el palacio de infierno no tendría miramientos en destruirlos y que no podían obrar con ligereza como en el pasado, esta vez deberían ser más sigilosos y tomar acciones para ello, aunque eso terminase en cerramiento de sangre pecadora.
Por otro lado, Alastor estaba en verdad congraciado. Le gustaba la idea de obtener ese rol, de disfrutar ese poder, ser alguien tan fundamental e importante en eso, sin que ellos comprendieran la verdadera amenaza que podía llegar a ser, pero en ese momento, se mantendría impasible, ningún juego era lo suficientemente divertido si el observador interfería demasiado en el resultado. Todas las piezas debían tomar su lugar en el tablero.
— ¿Esta bien con eso, Lady Hazbin? —pregunto otro de los demonios masculinos. Seviathan Von Eldrich tomo la palabra por primera vez en la reunión, captando la atención tanto de Charlie como de Alastor.
Sus ojos miraban a la joven con sincera admiración, mezclado con otro tipo de sentimiento que claramente, era atracción. Esa demostración tan vaga asqueo profundamente al wendigo, especialmente cuando Charlie le sonrió cálidamente.
—Si. Estoy bien con eso Seviathan.
La reunión abordo otros temas, algunos bastante importantes como las armas que tenían a disposición por parte de Dama Rosie, así como algunos detalles del ataque coordinado que plantearían esta vez en el centro de Ciudad Pentagrama. Tuvieron que ser breves, detallando todo con precisión puesto que no sería oportuno desaparecer de sus espacios por tanto tiempo. De modo que la reunión culmino rápidamente, cuyos participantes fueron retirándose lentamente, dando brechas entre cada uno, para no levantar sospechas.
Vaggie y Angel estaban preparados para irse al hotel nuevamente cuando Charlie les abrió el portal, excusándose ante ellos.
—V-voy a necesitar un momento, por favor, vayan sin mí, en un rato los alcanzo —contesto un poco apremiante.
Tal parecía que entre un desinteresado Baxter y un ansioso Sir Pentiuos, tenían atrapada a la princesa en algo que no podían precisar, pero que parecía bastante tedioso. Cuando tenían esas charlas en las que mostraban inventos nuevos ante Charlie, aquellas sesiones podían llegar a durar horas, y el hotel no podía permanecer solo tanto tiempo, de modo que tanto Ángel como Vaggie se retiraron, dejando a Alastor en la tienda, puesto que este usaría otras vías para retirarse posteriormente al Hotel.
Este subió por las intrincadas escaleras hasta el local, despidiéndose afablemente de la modista, quien esperaba verle de nuevo en otras circunstancias para conversar y tomar el café de la tarde. Y tarareando mientras salía del local, se encontró con la presencia de otro demonio esperándole en la calle, uno inesperado, pero no sorpresivo.
—The Radio Demon Alastor, por fin nos conocemos —expreso Seviathan, parándose al frente de este. Alastor le miro, ladeando el rostro.
—Seviathan Von Eldrich, es curioso que sepa el nombre de este humilde servidor —le respondió.
—No hay quien no conozca su nombre, sería extraño desconocer la fama que usted posee —dijo, Alastor se encogió de hombros.
—Me halaga demasiado, no creía que mi reputación llegara de ese modo a las altas familias de la corte infernal —respondió este en el mismo tono.
Después de todo, esa cortesía formaba parte de aquel juego de poder. Detrás de aquellas afables y sencillas palabras, estaba una discordia en el ambiente, una amenaza detrás de una máscara desinteresada, que estaba a próxima a ser despojada.
—Sera un verdadero honor tenerlo en nuestro reducido grupo de trabajo —destaco—, pero es importante que le diga algo.
Caminando con lentitud, se aproximó cuidando una ligera distancia, lo suficiente para ser amenazante, lo suficiente lejano para ser diplomático.
—Solo pienso hacerte una recomendación —dijo, mirando al wendigo de reojo—. No quieras pasarte de listo jugando a la marioneta y el titiritero, podría salirte muy caro si llego a enterarme.
El demonio esmeralda no dijo más, y subiendo a su auto, se alejó del local, dejando a un divertido Alastor allí.
Tal parecía que su divertida princesa tenia mascotas bien adiestradas en su repertorio.
Pasadas las horas, ya transcurrido el tiempo del almuerzo, en alguna sección del sótano yacía la joven princesa del infierno enfocando toda su atención a unos objetos muy dispares a ella.
En silencio, Charlie examinaba la escopeta y las balas hechas con el acero bendito extraído de las armas de los ángeles exterminadores. Ella siempre había sido más de las utilizaba espadas o lanzas para atacar, pero aprender a utilizar un arma de fuego podría ser una gran ventaja en algún momento de la batalla. Después de todo, habían logrado salir del ojo de Abigor por poco, pero si querían salir ilesos del siguiente exterminio, tendrían que cambiar todo el panorama porque ya de cuentas, el consejero se había dispuesto a estudiar sus jugadas.
—No creí que te encontraría en este lugar.
Como siempre, Alastor se materializo a espaldas de ella, observando el objeto que tenía entre sus manos.
—Hola Alastor, si, bueno, es una de las tantas tareas que tengo como Lady Hazbin y la única con sangre angelical del grupo —comento mostrándole la escopeta que estaba entre sus manos—. Es un invento conjunto de Sir Pentious y Baxter, se ve prometedor, aunque aún me intriga como fueron capaces de trabajar juntos en esto sin matarse —menciono con cierta incomodidad al recordar los eventos de esa mañana.
Su mente volvió a como se la pasaron presentándole sus inventos uno por uno y peleándose como niños pequeños para que eligiera cual era el mejor, le tomo casi dos horas zafarse de ellos, pero al final del día, le toco verificar cual en verdad sería el más conveniente para utilizar en su nueva batalla, justo cuando fue encontrada por el wendigo.
—¡Oh, me recuerda a mis buenos tiempos! —comento de forma vaga y curiosa, llamando la atención de Charlie—. Tenía mucho tiempo sin ver uno de estos modelos.
—¿Sabes usar un arma? —pregunto anonadada ¿acaso siquiera había algo que no supiera el locutor?
—¡Por supuesto que se usar un arma querida! —acepto, tomando la escopeta que tenía Charlie entre sus propias manos y de un solo movimiento, tomo posición estableciendo su objetivo en la mira y disparando en el centro de un solo golpe. La princesa observo todo sin poder creerlo. Alastor pareció complacido con el modo en cómo le estaba mirando en ese instante—. En el pasado, era un asiduo cazador cuando me encontraba en vida, los venados y otro tipo de presas más grandes eran mi predilección.
Un estremecimiento peligroso surco la nuca de la rubia en cuanto dijo esas últimas palabras. No sabía el trasfondo detrás de ellas, pero algo siniestro las impregnaba y Charlie no estaba dispuesta a saber lo que significaban.
—¿Quieres que te enseñe? —le ofreció.
—¿En serio podrías hacerlo? ¿No sería una molestia? —pregunto cohibida, no queriendo ser una molestia. Ya había recibido tanta ayuda de su parte que no que abusar de él. Sin embargo, Alastor parecía no tener esa perspectiva.
—¡Tonterías! Siempre he deseado enseñarle a alguien el fino arte de usar un arma, es un poco tosco y dependes mucho de tu vista, pero es eficiente —explico, tomando la escopeta y mostrándosela a la súcubo para que la viera—. ¿Entonces aceptas la idea de que te enseñe? —dijo, divertido.
Ella se mantuvo en silencio un instante, como sopesando la idea hasta que inspiró hondo y vio a Alastor con determinación.
—Sí, me parece bien —dijo.
—¡Excelente! —exclamo—, comencemos de inmediato con tu primera lección —Charlie jadeo, ahogándose en el proceso. Con horror, paso sus manos a su rostro.
—¿Qué? ¿tan pronto? —pregunto, con cierto miedo en su mirada. Alastor se rio de ella.
—Por supuesto tesoro ¿Cómo pretendes aprender si no comienzas a practicar? —y esta vez, la princesa tuvo que darle la razón.
—Bien, lo primero que tenemos que hacer es conocer el tipo de arma que tienes y como funciona —indico, Charlie puso toda su atención en lo que decía—. Existen varios tipos de escopetas, las escopetas de cañón único y cañón doble. En esta mesa contamos con ambas variedades, siendo la primera, la de cañón único una desfavorable opción al momento de una batalla, porque te encuentras obligada a recargar cada vez que realices un disparo —explico—. Yo te recomendaría mucho más la escopeta de cañón doble en su versión semiautomática, es más eficiente para el fin que piensas darle. Puedes darle multiples disparos a un solo objetivo, cegando su vida de todo plano de existencia —expreso dando una gran carcajada.
Por un momento Alastor estuvo explicando el funcionamiento de esta y el modo en cómo estaba estructurada. Charlie se sorprendía por la paciencia que le explicaba. Aprender alguna cosa nueva siempre había sido dificultoso para ella, porque nunca había contado con un maestro ideal para su aprendizaje. Por supuesto, fue a la academia para señoritas del infierno y estuvo en la Hells of University, graduándose con honores en su carrera, pero cuando verdaderamente necesito aprender algo importante de alguien, al no ser un genio como su padre o una persona brillante como su madre, siempre la apartaban y desmeritaban todo su esfuerzo. Por ello, contar por primera vez con alguien que no dudaba en contestar sus interrogantes sin mostrar alguna mueca de molestia o prejuicio, respondiendo con calma y paciencia a pesar de que no siempre entendía a la primera. Eso de verdad alegro mucho el corazón de Charlie.
—Bien, ahora que conoces un poco de la teoría, es mejor que pasemos directo a la práctica —volteo a verla—, ¿estás lista?
—S-SI—No lo estaba en lo absoluto, pero daría su mayor esfuerzo.
Entonces caminaron hasta la mitad del gran gimnasio donde aparecieron un conjunto de objetivos que simulaban las formas de los ángeles exterminadores, Alastor tomo posición, alineando el arma y apuntando cómodamente hasta despachar una serie de disparos que impactaron de lleno en el pecho y cabeza de un objetivo.
—Es tú turno, querida —le extendió la escopeta, apartándose un poco para darle el espacio necesario.
Charlie la tomo, y trato de respirar hondo para controlar el vació que sentía en el estómago. Se colocó en posición, sosteniendo la escopeta muy cerca de su hombro, sin embargo, Alastor la detuvo antes de seguir.
—No, no, cariño —intervino el wendigo, acercándose nuevamente hacia ella—. Estas tomándola mal, un mal agarre puede llegar a impactar toda la fuerza del arma sobre tu hombro y herirlo en consecuencia —menciono, y Charlie se sintió tonta por no poder realizar ni siquiera lo mínimo—. Déjame ayudarte.
Se acercó hacia ella, posicionándose a sus espaldas, pero a una distancia que podía considerarse cómoda y respetuosa. Con cuidado, la ayudo a colocar su cuerpo en la posición requerida, ayudando a que sostuviera el arma con firmeza, utilizando la "V" creada por tu pulgar y dedo índice.
—Primero debes manipular la escopeta como que siempre estuviera cargada—recomendó—. Lo ideal es mantener el seguro puesto hasta que el arma esté en posición de disparo. Nunca pongas tu dedo sobre el gatillo hasta que estés listo para disparar —dijo, y Charlie asintió—. Hay algo que debes tener en cuenta cariño, y a respetar la escopeta por lo que es, es una arma poderosa y capaz de causar daño, por eso, si no quieres ser partícipe de un fuego amigo, te recomiendo seguir mis indicaciones al pie de la letra.
Una mueca surco los labios de la súcubo cuando Alastor se rio de la broma que había realizado. Y aunque ambos compartían un humor similar, disfrutando de chistes sencillos y poco elaborados, en ocasiones como esa, salía el humor particular del wendigo, pudiendo resultar de muy mal gusto. Pero en ese momento tenía otra cosa que enfocarse, por eso Charlie trato de digerir su atención a la lección.
Lo que no espero es que Alastor cerrara la distancia que había entre ellos, acercándose mucho más hasta casi rozar su pecho contra su cabeza. Un estremecimiento surco su espalda cuando este le acomodo suavemente los brazos, posicionándolos
—Sujeta la empuñadura del arma que se encuentra detrás del gatillo con la mano que utilizas para disparar. Tienes que sujetar el arma firmemente, pero con suavidad, como si estuvieras dando un apretón de manos —con leve golpecillo de su pierna, hizo que sus rodillas estuvieran ligeramente flexionadas con su cuerpo, girado unos 40 ° grados hacia la ubicación del objetivo—. Si no mantienes la escopeta con firmeza contra tu hombro el "golpe" que recibes cuando dispares será más fuerte. Sostener bien el arma le permite a tu cuerpo absorber el impacto.
El calor comenzó a fluir a su rostro al igual que el nerviosismo, Charlie estaba acostumbrada a la forma de manejarse del wendigo, pero era la primera vez que mantenían un contacto de ese modo, tan cercano, al punto de poder oler la esencia de su colonia y sentir la calidez de su respiración.
—Una vez tienes la escopeta firmemente entre tus manos, debes apoyar el arma contra tu hombro. No debes colocar los dedos sobre el gatillo, debes sostener la empuñadura detrás del gatillo con los demás dedos—en el momento que su rostro se acercó al de Charlie, cualquier rastro de temblor se detuvo, dando paso al estupor—. Cuando empujes la cantonera contra tu hombro, deja que tu cabeza descanse contra la culata relajando tu cuello.
Ni siquiera supo cuando logro disparar, solo noto como un agujero rozaba el hombro de uno de los objetivos y como Alastor se apartaba de ella, recuperando de nuevo la capacidad de respirar. Un horrible sonrojo la envolvió y no pudo evitar tomar sus mejillas, azorada.
—Deficiente—le comento, Charlie le miró con el ceño fruncido en respuesta—, pero con el paso del tiempo podrás mejorar, solo es cuestión de constancia —y le palmeo el hombro antes de seguir observando las armas que estaban sobre la mesa—. Practica el apoyo de la mejilla en el mismo punto del arma y la alineación con la mira tan rápida y cómodamente como te sea posible.
Con cierta ansia, a Charlie le hubiese gustado dar directo en la diana, pero tal parecía que el destino seguía apañado en darle más dificultad a lo que hacía. Estaba algo molesta por el resultado, pero era como decía Alastor, pronto mejoraría.
—Lo que me sorprende es que consideres utilizar una de estas en combate, no parecen muy efectivas contra los exterminadores —dijo, Charlie suspiro, asintiendo.
—Las armas normales, sí, pero estas son especiales —explico la princesa, entregándole en sus manos una de las balas del arma. De inmediato, una vez hicieron contacto con la piel del wendigo, estas comenzaron a quemar, como si estuvieran encendidas por un fuego invisible.
—Acero bendito —murmuro el demonio, la princesa asintió en respuesta.
—Sí, son balas creadas a partir del metal de las lanzas angelicales.
—Son una excelente herramienta de ataque —admitió este, pareciendo interesado. Charlie solo rio, guardando las balas dentro del estuche que Baxter le había dado.
—Lo es, pero son muy difíciles de refinar y moldear, llevamos cinco años buscando reproducirlas a partir de las armas que logramos recuperar del exterminio, pero no todas son útiles y cuesta mucho producirlas—menciono—. Con los insumos que tenemos Baxter apenas podía trabajar, y sin dinero, era mucho más complicado.
Por mucho que costara admitirlo, mantener una guerra, por muy sencilla o abrupta que fuera, implicaba dinero. Dinero que sería utilizado, obviamente en insumos, herramientas, armas y otros elementos indispensables para la batalla, no era tan sencillo como parecía, y con los severos problemas económicos que habían tenido hasta hacía poco, le eran muy difícil proveerse de esos materiales, por eso estaba tan agradecida con el demonio escarlata en todas las propuestas que había realizado, porque ahora tenían una larga lista de ingresos y otros tantos patrocinadores que proveían de un modo u otro cierta cantidad de dinero extra.
—Esta vez Baxter y Sir Pentious han logrado desarrollar más cosas porque hemos invertido un poco más en ellos que años anteriores —le dijo, y esbozando una suave sonrisa, rozo el dorso de su mano—... todo esto es gracias a tu ayuda.
Pero contrario a lo que espero, el wendigo separo su mano del contacto sorprendiendo a la princesa por lo repentino del acto.
—¡Eso me parece estupendo querida! Sin embargo, me parece que es momento de que me retire a realizar el resto de mis actividades —menciono, y tomando su mano, dejo un beso sobre el dorso de la misma, logrando que Charlie volviera a enrojecer—. Nos veremos luego, princesa.
Charlie suspiro, sintiendo como su pecho latía fuertemente y la piel de su mano quemaba levemente. Como siempre, Alastor tenía aquel tipo de gestos típicos de su personalidad y forma de ser, pero no por ello dejaban de avergonzar a la princesa, quien apenas lograba controlar como los colores le subían al rostro.
Sin embargo, esta vez había sucedido al diferente a todas las ocasiones anteriores, él había rechazado su contacto cuando toco su mano directamente. Este lo disimulo muy bien, no teniendo ningún cambio en su expresión o imagen corporal, pero Charlie pudo notarlo. No entendía el porqué de ese gesto, especialmente cuando Alastor buscaba tanto el contacto físico con cualquiera que conociera. Sin embargo, no quiso ahondar más en eso por el momento existían otras cosas que debía ajustar.
Y en ese mismo momento, saliendo desde la cárcel del palacio imperial. El demonio de rasgos esmeraldas y negros sostenía entre sus manos vendadas las que había sus pertenecías durante los siglos que vivió en las adyacencias del palacio. Ahora que no tenía más remedio de vivir eternamente su degradación y el rol indelegable de entregar la cabeza de Lady Hazbin a su majestad, la semilla de la duda en su interior seguía floreciendo, convirtiéndose en una asfixiante enredadera.
Aun así, a pesar del dolor y la deshonra que sentía el consejero, una chispa de duda seguía pegada a su columna, incapaz de disiparse, la agudeza de sus sentidos alerta ante algo que no podía confirmar, pero que podría ser real, en cierta medida.
Luego de casi dos meses sin publicaciones, tenemos por fin la actualización de Lady Hazbin ¿como les va pareciendo la historia hasta el momento? Me gustaria decir tantas cosas, pero seria darles spoilers de lo que viene pronto, espero en verdad que les haya gustado y esten atentos a la actualización de Juntos en el Abismo el domingo, un saludo grande desde Venezuela.
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