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Capítulo 16: Contratista

Una melodía a jazz sonaba en el tenue vibrar de una radio antigua, sus melódicas notas resonaban dentro de una habitación adecuada a un estilo particular de hace muchos años, que desentonaba bastante con la del resto de la infraestructura, pero que para su dueño era la indicada e ideal para formar parte de un espacio que había preparado para estar dentro de aquel edificio. No era como pasara demasiado tiempo allí, pero, a fin de cuentas, era suya.

El reloj de la pared sonó distrayendo al receptor de la canción del trasfondo de las letras, viendo como finalmente la medianoche había llegado nuevamente a sus inmundas "vidas" en ese plano infernal. Había pasado bastante tiempo desde que todos regresaron a la calma de los pisos superiores, luego de una exhaustiva jornada de trabajo que al final no rindió los frutos esperados. Incluso el parecía estar algo decepcionado, esperando externamente saber lo que todos ansiaban: la verdad detrás de las acciones de aquel vil pecador.

Sin embargo, pese a lo que se veía a simple vista, no estaba molesto ni exasperado, ni siquiera, aunque su postura y su palabra estuvieran en juego en ello.

Más bien, como iban las cosas, todo iba marchando acorde a sus planes hasta hacia ese momento.

Para Alastor era toda una maravilla lo que estaba absoluta, vivir todo esa injuria y crisis de primera mano era un entretenimiento que justificaba por mucho su razón de estar en aquel lugar, además de las varias impresiones que sostenía sobre los integrantes de Hazbin, incluida su líder. Todo el asunto en si para muchos podía ser considerado como pesado y angustiante, incluso había visto a Husk sudar de forma nerviosa un par de veces durante todos esos días, preocupado en cómo podría verse involucrado en una mierda que no pidió estar, pero eso era lo que lo hacía más divertido, en la forma de ver del wendigo.

Por supuesto, hubo situaciones aburridas, como el constante hostigamiento de la joven amiga de la princesa, quien no paraba de acusarlo, incluso para cosas que en verdad no tenía nada que ver. Al principio, había sido divertido tenerla de los nervios, pero en este momento donde solo quería ver el desarrollo de los hechos, su presencia estaba comenzando a volverse molesta. La misma Nifty se había quejado de ella sin poder evitarlo, puesto que no le parecía adecuado que fuera tan intrigante (pese a que ella podía serlo mucho peor si en verdad quisiera), sin embargo, debería ser paciente y tratarla de forma cordial, porque ella no arruinaría su diversión y menos descontrolaría los avances que había alcanzado ese año.

Por otra parte, era una sensación interesante observar de pleno a la princesa. Su angustia y el cómo intentaba sobrellevar de diferentes formas la traición, tenía un apelativo que podría considerarse como "sublime" y estaba ansiando el momento de verla llorar, consumida en tantos agujeros tormentosos hasta que no pudiera resistir. Pero también era curioso verla reponerse en algo que cualquiera no hubiera soportado. No era fácil montar una rebelión contra nada más ni nada menos que la corona del infierno y el cielo mismo, especialmente cuando tu vida, y la de tus amigos estaba en riesgo, pero cualquier imbécil era capaz de luchar, eso era claro. Más no muchos eran capaces de no tirar la toalla y enloquecer antes de siquiera ver un avance de sus ojos objetivos. Por eso, debía admitir que admiraba sus nervios de hierro. Así que, por eso, y solo por eso, estaba dispuesto a ayudarla de verdad por una vez, siempre que por supuesto, viera pronto su recompensa.

De modo que, inmerso en sus pensamientos, Alastor parecía estar conforme, sentado completamente solo en lobby del hotel, disfrutando de un licor especiado preparado por Husk antes de que lo dejara para irse a dormir y sopesar por si solo las locuras en la que supuestamente los había metido a todos. Pero eso sinceramente, era lo que quería hacer, así que para él no había problema.

Mientras movía el vaso, notando como el hielo sonaba en su choque con el vidrio, sus ojos brillaron de forma breve a la par que sus orejas se movieron por un momento.

No estaba solo.

Con astucia, su sombra se despegó de sus pies para tomar vida propia. Esta le miró extasiado, ansioso por descubrir la nueva tarea que su amo tenía para él. Sin decir una sola palabra, este señalo el extendido pasillo

Tal parecía que la joven princesa no había sido vencida por Morfeo y había dejado que sus dudas o preocupaciones tomaran poder sobre ella, impidiéndole el sueño. Oh, era tan fácil de descifrar. Era claro que sentía angustia por las sospechas que había el pecador canino y como este se había enterado de su identidad así de fácil. Incluso, estaba seguro que su dulce y pobre alma estaba lastimada por haber puesto algún tipo de vaga esperanza en él, solo por haberse sumado al programa de redención.

Qué tan ingenua y frágil era en ocasiones aquella adorable princesa.

Tantas veces había renegado contra otros de poder superior, pero se rompía con facilidad ante seres inmundos a los que no les interesaba ni ella ni su proyecto. Aun con eso, seguía sintiendo una gran compasión, como el ser inmaculado y bondadoso que trataba de ser, pese a que sus manos ahora estuvieran manchadas de sangre.

Se levantó de su asiento, chasqueando sus dedos para tener nuevamente su usual vestimenta finamente colocada, el vaso del mesón devuelto a su lugar con el debido cuidado y su eterno compañero viajando en dirección a la ubicación de la princesa.

De forma silenciosa, Charlie caminaba lentamente por las escaleras, pasando primero por el primer sótano, atravesando el segundo hasta finalmente llegar a último extremo del edificio, justo a puertas del camino que conectaba la prisión dimensional con su llave. Por largo rato, observo la madera tallada divagando entre sus pensamientos.

Al frente de ella estaba la respuesta a sus interrogantes y el que podría fungir como su chivo expiatorio a todo lo que estaba sucediéndole en ese momento. Estaba solo a unos metros de distancia, sujetado e incapaz de irse del lugar por propia voluntad, había sido golpeado duramente por tanto tiempo, y a con todo ello, no había dicho palabra alguna.

En ese punto del camino se sentía bastante frustrada, posando su cabeza contra la puerta sin saber qué hacer. Cansada, Charlie pensaba en otras posibles formas de cómo atender el caso de Look sin tener que recurrir a otro tipo de tortura mucho peor. Sabía que pese a todo el conocimiento de extracción de información que tenía Ángel, habían acordado no llegar a torturarlo más allá de lo necesario. Nada de implementos medievales, ni hechizos de ningún tipo que pudieran corromper su carne, provocándole un terrible dolor. Pero ya casi habían pasado dos días de interrogatorio intermitente, un interrogatorio que Look no parecía estar con ninguna intención de colaborar y permanecía sin decir palabra, frustrando a todo el equipo.

Al final del día, con la faz exhausta de Ángel en su memoria y sus declaraciones que alejaban cualquier duda sobre verse involucrado injustamente, la princesa se sentía aprisionada, recordando la mirada escarlata de Alastor y sus posibles intenciones con el asunto.

Él también tenía experiencia en cómo hacer hablar a una persona, el mismo lo había dicho e incluso, intento sugerir métodos que desde el principio no fueron considerados por lo brutales que quizás podrían llegar a ser. Si nada de lo que intentaban lograba funcionar ¿tendrían que caer en la propuesta inhumana de Alastor?

—No —se dijo a sí misma la princesa, incapaz de hacer algo que ella misma renegaba con todas sus fuerzas.

No quería tener que hacer eso, no quería cometer tales acciones y dañar tan profundamente a otros seres que ella misma buscaba salvar. Su lucha era contra el cielo y los esbirros de su padre, no contra los humanos pecadores.

Se sintió frustrada, mirando el techo del lugar apretando los nudillos hasta volverlos más blancos de lo que eran. Si su magia fuera más fuerte, no tendrían que recurrir a ese tipo de castigos físicos, podría hacerlo fácilmente, influir en la mente de las demás personas, así como hizo su padre para engañar a los primeros seres humanos. De ese modo no tendría que gastar más energía en vanos contratos y no tendría derramar sangre. Si tuviera más poder...

—Si sigues haciendo eso te causaras daño a ti mi misma querida.

Con un respingo, volteo para virar hacia ambos lados del sótano, no viendo inicialmente a nadie en el pasillo, aunque claramente había escuchado la voz de Alastor. Entrecerrando los ojos, enfoco sus sentidos en buscar la fuente de la voz cuando noto la sombra certera y serpenteante del wendigo trepar por el techo hasta bajar justo frente a ella, materializándose en el acto.

—¡Alastor! —evito saltar hacia atrás, mirándolo con desaprobación—. ¿Qué haces aquí? No es bueno aparecer de ese modo ante las personas —regaño. Este invoco su micrófono, encogiéndose de hombros antes las palabras de Charlie, como si solo hubiera sido una pequeña travesura de un niño, de modo que tuvo que volver a insistir para saber por qué había llegado justo a donde estaba ella en ese momento—. ¿Qué estás haciendo aquí a esta hora? ¿Tampoco puedes conciliar el sueño? —cuestiono admirando su rostro ante cualquier señal de parte de este, aunque particularmente, el solo ladeo la cabeza, curioso.

—El sueño y yo somos algo dispares querida, no necesito especialmente de él, por eso este no viene a mí —se rio escandalosamente, aun así, Charlie no estaba de todo el humor para reírse de sus chistes en esa oportunidad—. Parece que el tema de nuestro indeseado invitado está comiéndote la cabeza a estas horas —comento. Y esta vez no pudo evitar suspirar, cubriéndose el rostro con frustración. A final de cuentas, estaban los dos solos en ese lugar, había sido descubierta, de modo que ¿Por qué no contarle? Necesitaba terriblemente desahogarse con alguien.

—Ya mañana serán tres días de que comenzamos el interrogatorio y Look no ha dicho palabra alguna, Ángel ya no sabe que más hacer y no podemos recurrir a estrategias más desagradables, estamos como en un callejón sin salida —se quejó. Alastor por su parte, coloco su mano en su hombro.

—Es un proceso lento querida, el arte de la intimidación y la recolección de información a terceros por la fuerza depende mucho en la fortaleza del gusano que este encerrado, y tal parece que este es bien difícil de manejar —indico—. Solo nos queda tener paciencia, tarde o temprano hablara lo que deseamos.

—No es mucho el tiempo el que disponemos —recordó la rubia con pesar—. No sabemos a quién más habrá ido a contar esta historia, y aunque no hemos recibido de nuevo a los caballeros infernales, Abigor podría aparecerse en persona en cualquier momento si no nos cuidamos.

Charlie apretó las manos conteniendo sus propias emociones negativas. Estaban en un periodo de alerta, donde pecadores seguían rondando el hotel con pancartas alegando que estaban engañando a todos con su falsa moral y queriendo alzarse con la fama de terroristas, así como las notas de burla del canal 666news no paraban con sus sátiras y parodias de ellos. En sí mismo eso era lo de menos, pero en verdad, lo que más temía ella era que en cuanto menos lo esperaban, las escuadras infernales estuvieran rodeando el hotel con su padre encabezando todo en busca de tomar la cabeza de todo su grupo y la suya propia.

—Solo quiero saber de una vez por todas que es lo que está ocultando, sin tener que torturarlo más —susurro.

Estuvieron en silencio un momento. El gesto gacho de Charlie era en verdad suculento para el wendigo, una delicia sin dudas. Pero también había concordado consigo mismo que le ofrecería una mano a fin de acelerar las cosas, por lo que ahora que estaban lejos de las miradas y comentarios indiscretos del resto del grupo, era la oportunidad perfecta para actuar.

—Bueno querida, aunque no es el tipo de método que usualmente utilizo, claramente tengo el conocimiento a nuestro favor—comenzó a hablar, la mirada de Charlie se alzó, presa del interés—. Por lo que sí es ese tu deseo, podemos hacer uso de formas menos ortodoxas y civilizadas usando cierta magia derivada del Vudú —menciono.

—¿En serio? ¿De verdad puedes hacerlo? —pregunto con un hilo de voz, la expectación cubriendo todo su ser. Alastor asintió con su típica sonrisa de autosuficiencia, punzando la punta de su nariz con su dedo de forma juguetona.

—No hay nada que no esté al alcance de mi poder, cariño —expreso, y las mejillas de Charlie comenzaron a tomar ese delicado antes de casi saltar encima del wendigo para su gran sorpresa.

—¡¿Por qué no lo dijiste antes? ¡Pudiéramos haber avanzado mucho antes! —exclamo retomando de nuevo el ánimo que había perdido. Sus dulces manos tomaban con fuerza las de Alastor, quien estaba un poco desconcertado del gesto.

No obstante, luego de un momento la detuvo y se alejó de ella con un gesto de su mano. Ladeando la cabeza, rodeo un momento a la princesa al mismo tiempo que su sombra emergía, atraída por las intenciones de su maestro, un mal presentimiento se instaló en el estómago de Charlie.

—Es en verdad gratificante tu alegría, dulzura. Pero, la pregunta aquí sería ¿Por qué tendría que facilitar este servicio así nada más? —pregunto este, logrando que la princesa le viera con una mescla entre la curiosidad y la indignación.

—Porque estarías ayudando a acelerar el proceso y eso también ayudaría a librar las dudas que Vaggie tiene sobre ti —expreso como si fuera obvio. Bajando el rostro, una leve risa mano del demonio escarlata. Seguía rodeándola, como si estuviera asechándola como un cazador, esto solo podía a la princesa más nerviosa, pero trataba de no inmutarse.

—Si bien es cierto, hay unos inconvenientes que requiero eludir si no deseo verme afectado por los efectos de mi propio conjuro —murmuro, y los ojos de Charlie parpadearon con atención, entendiendo finalmente lo que quería decir.

—Necesitas un precio que pagar—culmino de decir la princesa, logrando que Alastor sonriera en respuesta.

—Exacto cariño —acepto, dándole un pequeño pellizco en su mejilla, mientras se galardonaba por lo lista que había resultado ser su socia—. Nada en esta vida es gratis y para obtener algo debes pagar algo a cambio. Si bien puedo usar una técnica que pueda hacerlo cantar, el precio pasara de inmediato a un tercero, bien sea el u otro ser que yo mismo disponga. Esa es la regla que todo proceso vudú amerita—explico, haciendo que Charlie bufara con frustración dando vueltas por el pasillo.

—Entonces no es una forma que podamos usar —concreto insatisfecha, pero Alastor la detuvo, interrumpiendo el giro de sus pensamientos.

—Puedo limitar la cantidad de dolor recibida, al ser un conjuro tan ligero y fácil de usar ¡No veo inconvenientes con el asunto! —trato de convencerla.

No obstante, Charlie no estaba segura. La magia para ella siempre había sido un camino escabroso y rastrero, en el cual debía tener cuidado

—Si no hay forma de sacar información sin causarle más daño o sin dañar alguien que nada tiene que ver con esto, no quiero usarla.

Parecían estar de nuevo en un callejón sin salida. Sin un medio confiable o adecuado, parece que estaban destinados a posponer el interrogatorio hasta que tuvieran un método más eficiente para hacer a hablar a Look. No era su intención alargar el asunto, pero parecía que no tenían opción.

Quizás deberían regresar ambos a sus respectivas habitaciones y descansar por esa noche mientras pensaban en otra forma de actuar.

—¿Hasta aquí llega la determinación de Lady Hazbin? —cuestiono intrépido, deteniendo a Charlie en el acto—. Es un poco triste de saber cómo la capacidad de tomar decisiones por tu parte se vea cegada por el sentimentalismo y la misericordia cuando tu cabeza se encuentra en la lista de los más buscados del infierno —le recordó con saña. Charlie se volteó a verlo, el gesto fruncido en su mirada se oscurecía de furia.

—¿Eso es lo que quieres? —pregunto sin rodeos. La sombra burlona de Alastor refugiándose detrás de su espalda, observando toda la situación—. Me estas poniendo a elegir a quien lastimar, si a mí misma o a otros. Rompiendo mi propia moral y mis preceptos como si no fueran nada.

—Bueno cariño, cuando uno tiene un proyecto que implica alzarse en armas contra algo, lo menos que puede demostrar es debilidad o misericordia por otros, es un error garrafal que no puede realizarse —dijo. No obstante, la apreciación no era del agrado de la princesa quien con desafió se alzó solemnemente hacia él, dejando ver su punto de vista.

—No es mi postura la de lastimar y herir a otros para obtener algo a cambio, es lo primero que plantee al comenzar con todo esto —indico. Pero Alastor no coincidía con ella.

—Es una visión muy ingenua de ver las cosas—dijo—. El mundo es muchísimo más cruel y sanguinario, si sigues pensando de ese modo tomaran tu cabeza más rápido de lo que esperas —expreso.

—Se bien que es muy infantil de mi parte pensar de ese modo, pero si no lo hago de esa forma estaría contradiciéndome a mí misma, entonces yo...

Este se acercó lentamente a ella, deteniendo sus palabras y secando su aliento, quedando a escasos metros de distancia mientras se veían fijamente. Los ojos oscuros de la princesa brillaban con un deje de furia en ellos, y Alastor disfruto de esa emoción conflictiva, de la amabilidad batallando con su verdadera naturaleza demoniaca que parecía clamar por ser liberada.

—Es solo un consejo de tu estimado socio y tu más reciente secuaz en esta odisea que tú misma te has enrumbado por el bien de los patéticos gusanos que pueblan el infierno —le dijo, la confidencia en sus palabras llamo la atención de la joven, captando toda su atención, apartando de forma lenta las barreras que había colado apenas instantes, quedando a la merced de la astucia del demonio—. Si tu determinación es tan ligera, las bestias te consumirán y no dejarán siquiera tus huesos, destruyendo todo lo que has luchado y construido en este tiempo.

Alastor lo notaba, oh, como podía verlo. Esa tensión, el conflicto obteniendo una resolución que él esperaba y que suavizaba las sienes de ella para mirarle con entendimiento. Finalmente comprendiendo lo que quería decir, aunque esto fuera en contra de sus principales principios y normas.

—Entonces ¿Qué me dices? ¿Aceptarías el precio a pagar para obtener la información que deseas? —cuestiono.

Extendió su mano con el brillo esmeralda, la señal inequívoca de un trato que estaba a punto de llevarse a cabo. Charlie admiro el reflejo de su palma, tomando de esta sin dejarse abrumar por las dudas en su cabeza. La sonrisa en el rostro de Alastor se ensancho aún más.

—Deberemos ser breves —expreso como respuesta y el wendigo asintió en victoria.

Imitando el proceso de los días anteriores, Charlie abrió la puerta y apareció el portal que los llevaba a la cárcel dimensional donde el pecador canino no les esperaba.

Look estaba bastante golpeado, quizás decir eso se quedaba bastante corto. No había una fuerza descomunal en sus golpes, pero si una saña intencionada y brutal, precisa para no hacerle perder el conocimiento, pero si para aturdirlo lo suficiente para tomarlo por la guardia baja. Era claro que Ángel había hecho todo lo que estaba en sus manos, pero el perro del infierno no había buscado

—Oh, pero si está aquí nuestra patética princesa ¿te cansaste de que una puta me golpeara sin éxito y trajiste a tu marido para hacerlo mejor? —cuestiono burlón.

Pero el brillo esmeralda y la estática circundante surgió como una amenaza latente frente a él. La sonrisa distorsionada de Alastor sin duda demostraba muy bien la enorme diferencia que existía entre el demonio Araña y su persona, de forma que el terror trepando de golpe por su garganta lo hizo retractarse de sus palabras y pensarlo mucho mejor antes de decir una palabra ante el señor supremo. Estaba seguro que decía una palabra en falso y su cuello rodaría mucho más rápido de lo que podía pensar.

—No sé nada, no importa que lo que quieran hacerme, no pienso decir nada —vocifero Look. El temblor y el sudor corriendo en su frente haciendo al wendigo gozar con esas emociones, aunque vinieran de parte de un patético perro del infierno. Sin embargo, había trabajo que hacer.

Con un chasquido de sus dedos un conjunto de tres alfileres apareció en su mano derecha. Siguiendo un movimiento casi ceremonial, uno a uno, fue insertándolos en su palma, logrando que de esta fluyera un líquido negro que provoco que de inmediato, sus gestos comenzaran a cambiar, simulando algo parecido a un muñeco de tela que una persona, los diales en lugar de las pupilas y la estática resonando por todo el lugar.

Con una señal, el demonio escarlata aviso a la princesa de que era el momento.

—He venido aquí para que me digas todo lo que sabes de Lady HAZBIN —dijo tomando la iniciativa de ponerse a escasos metros de distancia de Look, mirándolo fijamente a los ojos—, dices que aparentemente soy ella cuando no es así ¿En qué te basas para decir eso? —cuestiono, pero para su consternación, este soltó una terrible carcajada.

— ¿Tú también? ¿Acaso no se cansan de preguntar lo mismo? —le pregunto, viéndola con burla y desdén—. Oh por favor, creo que el ego se te ha subido en la cabeza desde que decidiste remodelar tu ridículo hotel —se rio un poco más— ¿Tu lady Hazbin? No me hagas reír —se burló, la mirada de sorpresa de Charlie no fue para más—. Un ser tan patético como tú no podría serlo, tan ignorante y burdo.

—¿A qué te refieres? —le pregunto sin entender, la bilis subiendo por su garganta—. Tú mismo me acusaste de ser Lady Hazbin.

—E incluso hay pruebas de ello —comento ahora el wendigo mostrando una visión de humo en donde el canino estaba esperando en la oficina del mismísimo Abigor. No obstante, la actitud del otro demonio no cambio.

—Es una ofensa que un ser tan sublime como ella haya tenido que ser manchado con mi acusación, es cierto —contesto a pesar de que el mismo se sorprendió de ver como se estaba delatando a sí mismo—. Ya veo, el maldito bastardo hizo algo ¿acaso no puedes hacer algo por ti misma y debes dejar que otros más poderosos que tú lo hagan? ¿y así querías dejarme en ridículo y que protegiéndome cuando no eres más que una basura? —recrimino.

—¿A qué te refieres pregunto? —de nuevo. La faz de look se oscureció aún más, sacando a relucir sus colmillos y estaba a punto de atacar a Charlie de no ser que las cuerdas que lo sostenían lo apresaron con más fuerza—. Responde —exigió.

—¡Fue por tu culpa! ¡Tú me obligaste a acusarte como mi diosa! —le grito, poseído por completo por el conjuro de la verdad de Alastor—. No solo fue necesario solamente el hecho de que esos bastardos se burlaran y me golpearan, un ser tan asqueroso y bajo como tú tenía que venir y sentir lastima como para querer salvarme ¡Fue tan humillante! —hizo un gesto de querer vomitar, a lo que Charlie tuvo que apartarse un poco—. Mi ser no podía soportarlo, así que tuve que idear en una forma de vengarme de ti sin tener que —miro a Alastor—... exponer mi cuello.

Las palabras eran lacerantes, sin sentido y es que no podía tenerlo, solo por una cosa así había causado tantos estragos en todos ellos, y ni siquiera lo había hecho con una certeza de que ella fuera en realidad la verdadera.

—¿Entonces fue una acusación falsa? —el corazón le latía con fuerza y la princesa sentía que los ojos estaban que se le salían de sus orbes, con apremio, se acercó más a él, mirándole con desesperación—. ¿Con que motivo? ¿Qué ganabas con eso?

—Burlarme de ti y ponerte en lugar que en verdad debes tener —respondió—. Eres solo una mosquita muerta que se cree una diosa solo porque mando un par de estúpidos al cielo, alguien tenía que ponerte en tu lugar.

—Parece una forma muy curiosa de querer vengarte de alguien —expresaba Alastor, viendo como su socia parecía conmocionada, retrocediendo en sus pasos hasta quedar de nuevo a su lado—. Cualquier otro podría haber mandado un grupo de vándalos o hacer destrozos una vez dentro de las instalaciones.

—No iba a arriesgarme o endeudarme por eso, había una vía más fácil en la cual salir invicto—expreso—. Nadie en este maldito circulo sabe bien quien es Lady Hazbin, ese es un hecho y era perfecto, porque nadie en su sano juicio imaginaria que una burda princesa como tú podría tener los cojones para hacerlo, pero eres una princesa. Mira todo lo que paso después, al final, no importa que tanto hubieras luchado. Tuve mi venganza y tu estúpido hotel se fue a la mierda gracias a mí.

—Entonces, no sabes ni siquiera quien es —comento la princesa entendiendo que el fin último de sus acusaciones, solo fueron tratar de enjuiciarla injustamente, sin pruebas ni otro tipo de apelaciones que pudieran respaldarlo, solo una indignación que se transformó en odio por haberlo salvado alguien que este había considerado como una completa burla.

Era completamente irónico que justo había atinado, a pesar de que sus acusaciones habían iniciado solo para inculparla falsamente. Pero entonces ¿Qué harían ahora? Lo habían atrapado y alejado de todo, interrogándolo como un criminal de forma austera, se habían arriesgado tanto pensando en que era un espía o que sabía algo muchísimo peor, que dejaron todas sus aberturas en el momento que lo interrogaron.

—No puede ser —se dijo para sí misma.

Y fue a causa de ese propio temor el que le hizo al demonio canino entender el porque estaba ahí, el instinto en sus raíces le entrego la verdadera respuesta detrás de todo ese circo, dejándolo sin hablar.

—Entonces si es cierto...

Charlie jadeo, mirando como en la cabeza de Look, todo comenzaba a tener sentido, y entonces el terror trepo por su garganta, mirando a Alastor con pánico.

No podían dejarlo ir, así como así. Debían hacer algo para callarlo.

La mirada aterrada de Charlie le dio la respuesta, logrando que Alastor suspirara por lo bajo, con cierta decepción.

—Parece que nuestro tiempo ha terminado aquí —expreso, cerrando el puño y mirando directamente al pecador quien se resintió ante su mirada, encogiéndose en su lugar.

—N-No podrán silenciarme, tengo un as bajo la manga si atreven a querer matarme —expreso, su voz demostraba desesperación ante lo que podría suceder, lo que anticipaba la expresión del demonio escarlata y que el mismo sentía en sus instintos que le gritaban a toda voz que escapara de allí a pesar de que le era imposible—. Todos se enteran, además... La princesa jamás tendrá el valor de matarme con sus propias manos —farfullo el demonio canino, no obstante, un gran tentáculo negro comenzó a apretarlo, comprimiéndolo poco a poco. La mirada escarlata de Alastor refulgía a la par que la estática comenzaba a distorsionar el ambiente a su alrededor. El wendigo rio oscuramente, ajustando su monóculo mientras su micrófono aparecía entre sus manos.

—Eso podría ser verdad —menciono, su sombra apareció burlona tras de él—, pero en esta oportunidad, no será la princesa quien tratara contigo.

A esas alturas, se podía creer que la princesa iba a ser la que recibiera los estragos del conjuro que Alastor había encausado para obtener la información. Y en primera instancia así debía ser, hasta que el giro de acontecimientos fue hacia un punto que no le beneficiaba en lo absoluto, por lo cual solo había un camino a seguir. Con el chasquido de sus dedos, una gran sombra se abrió debajo del perro del infierno, abriendo sus grandes fauces para engullir en todo su esplendor al pecador quien ni siquiera fue capaz de gritar de terror antes de ser consumido por completo ante los ojos incrédulos y horrorizados de la princesa.

Desde su lugar, Charlie procesaba lo ocurrido, mirando la espalda recta de Alastor sin poder creer lo que esta había hecho, lo verdaderamente terrible que había ocasionado y que no era solo matar nuevamente a Look.

El consumir el alma dentro del infierno era una práctica común en donde el consumidor adquiría con su acto toda la energía poseyente de su espíritu, incapacitando a la victima de volver a regresar a la ciudad pentagrama y destinándolo a un destino similar a la nada, de la que no podría volver jamás. Era un castigo cruel e inhumano, incluso para el infierno mismo, y Charlie se mantuvo impávida al comprender lo que sucedió frente a sus ojos, especialmente al ver el rostro satisfecho de Alastor, quien no mostro ninguna señal de remordimiento alguno. Entonces, exploto presa de la cólera que ello le provino.

—¡Eres un maldito imbécil! —le grito corriendo a tomarlo de las solapas del traje, enrojeciendo de una ira sin precedentes.

—Lenguaje querida —le dijo, aunque estaba verdaderamente sorprendido por la explosión de emociones que vinieron de golpe de parte de su socia comercial—. Este es el resultado del precio del que habíamos hablado, no sé porque te molestas de ese modo.

—No creí que este fuera el pago del que tú me hablabas —le recrimino sintiendo totalmente engañada— ¡Fuiste demasiado lejos! ¡Podría haberlo dejado vivir con un contrato! —hablo esta, pero Alastor negó con la cabeza, acercándose más hacia ella hasta quedar a escasos metros de distancia.

—No hubiera servido de nada cariño —respondió, pero Charlie no parecía conforme con aquella respuesta.

—En muchos otros casos pasados he tenido todo bajo control —expreso— ¿Por qué esta vez sería diferente? —le cuestiono.

—En primer lugar, porque tienes demasiados contratos encima cariño y no pareces tener la capacidad de poder llevarlos todos —aprecio el wendigo, recibiendo una mueca inquisitiva de parte de su interlocutora, esperando una respuesta más clara.

A modo de explicarse más fácilmente, con un movimiento de sus palmas salió una corriente de humo en donde múltiples signos mágicos brillaron, y en medios de ellos, había una figura femenina que poco a poco tomo forma, simulando entonces la imagen de Charlie.

—¿Soy yo? —pudo apenas preguntar, viendo con interés lo que el wendigo estaba creando para ella.

—Una especie de ejemplificación, querida —le dijo, pasando su vista a lo que estaba mostrando—. Bien, a lo que de verdad nos interesa. Un contratista depende mucho de la fuerza que ejerce para poder controlar la vitalidad de los tratos que realiza —indico, señalando un aura brillante sobre la figura de Charlie— Tú pareces llevar contratos con pecadores de rango bajo, con poco poder en comparación contigo y eso ayuda bastante el cumplimiento de las penalizaciones que dichos tratos puedan ejercer contra ellos si intentan romper su palabra, en otras palabras, están atados.

Una línea rojiza comenzó a fluir cómodamente desde la energía de Charlie, confluyendo de forma armónica, sin causar inconvenientes.

—Existen muchos tipos de contratos, contratos que compromente la vida o secciones del alma de la parte contraria a fin de obtener algo, porque para ello nacen los contratos, para tener el beneficio de algo, aunque muchas veces —miro a Charlie—, los contratos no son equitativos para ambas partes.

Una figura semejante a la de Alastor apareció al lado de Charlie, y la línea rojiza que fluía de Charlie ahora la unía al Wendigo desde la muñeca.

—Lo ideal es que un contrato que busca reducir la voluntad de alguien u obligarlo a realizar ciertos tipos de actos que no desea hacer, aplique la energía vital y mágica del contratista, debiendo ser esta superior para poder mantener la influencia sobre el objeto de su contrato. Pero —hizo una pausa, Charlie lo miró expectante—. Cuando la fuerza de voluntad del contratista merma, no importa que tan fuerte sea su magia o energía vital, si tu mente es débil, el contrato te consumirá.

Al momento de decir esto, una fuerza rojiza comenzó a mermar el brillo del aura de la escenificación de Charlie, en su mano, donde yacía la fuerza del vínculo del trato, comenzaba a presentarse una quemadura oscura y dolorosa. Charlie vio eso, e instintivamente poso su vista en su propia mano, notando con horror la leve quemadura que yacía en su muñeca.

—A la larga, estos pueden fácilmente ceder, dejando secuelas físicas en el contratista y por supuesto, aberturas que podrían causar problemas —explico, y cerrando sus manos, la imagen espectral desapareció, volviendo su atención hacia la princesa—. Por eso, le recomendaría no tomar a la ligera el peso de los contratos.

Hubo un breve momento de silencio. La princesa parecía evaluar las palabras del wendigo, quien seguía impasible en su lugar.

Por obvios motivos, aquella información podría ser un arma de doble filo, porque la ponía en contexto de la deficiencia que tenían sus contratos, y Charlie sabía de primera mano lo intensos que era los tratos para ella. Pero si era sincera, aquello no le que más le preocupaba. Justo frente a ella, sonriendo despreocupadamente estaba aquel con el que llevaba un trato, quizás uno de los más importantes en su vida, dado el nivel de poder que tenía de la radio. El que le mencionara y explicara de esa forma tan detallada las debilidades de sus contratos podía fácilmente ser una estrategia de Alastor, un modo de decirle en su cara lo fácil que podría ser para él mentir y hacer lo que le viniera en gana ya que era débil. Aun así, una parte de ella le decía que estaba buscando su bienestar, indicándole que pensara bien las cosas antes de cerrar un trato.

—Si es cierto lo que me dices ¿De qué modo podría mantener a raya aquellos que deseen traicionarnos? —inquirió Charlie con preocupación, Alastor pareció pensarlo por un momento, pasando su dedo por su mentón, reflexivo.

Había una sola respuesta para ello, donde la fidelidad y la fuerza eran necesarias para que una persona pueda ser fielmente a otro, pero siendo el infierno como era, conseguir eso dependía principalmente de otros aspectos más fundamentales: el poder.

Alastor sabía que la princesa tenía un gran poder oculto, podía sentirlo y podría llegar a ser peligroso si lo explotaba libremente, pero en ese momento, plagada de inseguridades y bajo un momento de debilidad organizacional, solo quedaba un camino por seguir.

—Bueno—se acercó más a ella, tomándola del hombro—... Si es muy difícil para ti, podría encargarme de todos aquellos que pueden convertirse en una amenaza contra nuestra causa—le ofreció, la sostenía hacia él, Charlie no podía ver si acaso de reojo la expresión que tenía, pero un escalofrió surgió desde su espalda, cruzando su columna y terminando en su cuello cuando Alastor se acercó tanto a ella, hasta sentir su aliento sobre su cabello—... Solo tienes que decirlo, querida.

Charlie se sintió mareada, no solo por la cercanía de Alastor, sino también por el pequeño calor que amenazaba con formar una quemadura más grande en el dorso de su mano, su poder sobre sus contratos estaba flaqueando, sin poder saber si era por la debilidad de su fortaleza mental o si era que el wendigo le estaba proponiendo una oferta engañosa, capaz de traerle graves consecuencias. Con altivez, se apartó nerviosa de su lado, buscando poner un poco de espacio entre ellos.

—Necesitare pensarlo —aseguro, apretando sus manos contra su pecho, su mirada temblando en estupor. Alastor por su parte, solo se encogió de hombros, tarareando.

—La oferta sigue abierta cuando lo decidas —expreso, y la princesa sintió que estaba adentrándose nuevamente en un terreno peligroso.

—Lo sé —acepto ella—, pero no es una decisión que deba tomar sola —declaro, y la atención de Alastor fue nuevamente hacia ella, prestando atención a sus palabras siguientes—. Es momento de que conozcas al resto del grupo que integra a HAZBIN. 

¡Feliz fin de semana mis corazones! Me alegra mucho estar de vuelta con ustedes, como bien saben, la vida de una madre es compleja y mas cuando tienes un bebe pequeño, en fin. En este capítulo hemos solventado al menos uno de los problemas de Charlie aunque quizas no del modo como ella hubiera querido, tambien hemos conocido sobre un poco más sobre los contratos, así como un interesante tira y encoje entre Charlie y Alastor. Sabemos muy bien como nuestro querido wendigo gusta de hacer la discordia, pero quizas en este momento si era necesaria ¿que me dicen ustedes? Ya finalmente en el proximo capítulo conoceremos a la cupula general de los HAZBIN ¿quienes creen que la integren? Me gustaria leerlo en sus comentarios. Espero en verdad que les haya gustado el capítulo y nos leemos con seguridad el proximo sabado, se me cuidan mucho. 

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