Capítulo 13: Sospecha
Bajo la protección de su habitación, Charlie repasaba los detalles del registro que se llevaría a cabo dentro de dos días. Apenas hacia un momento había terminado de hablar a grandes rasgos con el equipo principal, explicando la situación en la que se encontraban. Todas las actividades del hotel debieron ser canceladas, y así como estaban, aunque la cuadrilla de Abigor se había retirado por esa noche, nada les decía que no estuvieran ya bajo cierta observación.
—¿Cómo pudo saberlo? ¿En que fuimos descuidados? —preguntaba Charlie dando vueltas de un lado a otro ante la preocupada mirada de Ángel y Vaggie.
Era más de media noche cuando pudieron finalmente reunirse en la privacidad de la habitación de la princesa, cuya protección mágica hacía difícil que la información se filtrara fuera de ella. Sin embargo, eso no calmaba a la joven, quien se mordía nerviosamente las uñas de las manos, provocando ciertos cortes que la hacían sangrar y que una alterada Vaggie tuvo que controlar.
—¡Charlie, basta! ¡Te estás haciendo daño! —exclamo, deteniéndola en el acto. Charlie la miro en estupor.
—¡Es que no puedo entenderlo! Hemos sido muy cuidados en nuestras acciones, durante todo este año hemos procurado cuidar nuestras espaldas y limitar las reuniones mientras el palacio de infierno estaba siguiendo nuestras pistas —la joven rubia estaba angustiada, nunca en los cinco años que llevaba en su lucha contra el cielo algo así había sucedido.
Ya no era solo el hecho de que el gobierno de su padre la buscara e investigara sobre su actividad cada exterminio anual, sino que ahora había una sospecha clara y concisa contra ella en la que se creía que podría tener relación con los HAZBIN.
A ese punto, las lágrimas comenzaron a ahogarla mientras el miedo la engullía, imágenes de sus amigos siendo ejecutados y llevados a la nada por la mano de su padre venían a su cabeza como haces de luz, y la desesperación comenzó a trepar por su garganta, quitándole el aliento. Al estar frente a un ataque de pánico, Vaggie la tomó de los hombros, moviéndola para hacerla espabilar.
—Charlie, respira, por favor respira conmigo —le pidió, simulando aspiraciones para que le siguiera, logrando que lo hiciera de a poco, mientras buscaba controlar el temblor que se había apoderado de su cuerpo.
Desde la cama de la princesa, el ex actor porno sopesaba la situación. Sinceramente, estaban sobre la mierda en ese momento y Charlie estaba demasiado afectada luego de luchar con sus emociones para no delatarse frente a los caballeros de Abigor. Pero luego de haber reflexionado por unos minutos, vio conveniente decir lo que pasaba por su mente.
—Pero ya va, muñequita. Ellos no dijeron que fueras directamente Lady HAZBIN, sino que era una sospecha —mencionaba Ángel, tratando de aliviar el ambiente de tensión que había en el cuarto—. Esos caballeros no saben quién podría ser, pero creen que puede encontrarse en este lugar o que podríamos estar ocultándolos, ya sabes, porque tenemos posturas similares.
—No —negó de inmediato ella, recuperando el aliento a duras penas—. Charlotte Morningstar nunca ha estado a favor de la violencia, he sido una pacifista publica toda mi vida por el fin de que mi gente alcanzara la redención, siendo un ejemplo de eso. Nadie más que la célula principal de HAZBIN y ustedes mismos saben que tome las armas contra el cielo por el fin de los exterminios —explicaba, Vaggie asintió a sus palabras.
—En eso tiene razón Charlie, Lady HAZBIN ha sido concebida como alguien violenta que masacra los ángeles exterminadores y ha fundamentado una rebelión contra el cielo, Charlie, con su hotel es todo lo contrario, no hay forma que de que puedan ligarlas por eso —expreso. Fue entonces que la chispa del entendimiento surco por su cabeza y una oscura mirada se cernió sobre su seño fruncido—... pero si pueden ligarnos si alguien revelo algo sobre nosotros.
Los tres se miraron en silencio un instante, el ambiente tensó por el descubrimiento.
—¿Te estas refiriendo a que hay un espía entre nosotros? ¿así como en las películas? —pregunto Ángel, comprendiendo el asunto. Vaggie asintió.
—Si. Nosotros no nos hemos reunido en varios meses luego de que el ultimo recién ingresado decidiera que no valiamos la pena y que ganaría mucho dinero filtrando información sobre nosotros —razono, teniendo sentido en sus palabras.
—Ahora que existe un precio sobre nuestras cabezas, no sería extraño que alguien decidiera voltearse para reclamar la recompensa —dijo el ex actor, cruzándose de brazos con molestia—. Sucios bastardos.
Sin embargo, Vaggie seguía bastante callada y pensativa, sus ojos estaban fruncidos reflejaban ira.
—No, Vaggie, no es lo que estás pensando —advirtió Charlie notando el trasfondo de sus pensamientos, pero ya era demasiado tarde, ya la semilla de la duda estaba sembrada.
—Claro quién puede ser una opción, Charlie ¿Quién más ha descubierto tu identidad esté último año? Alastor es el único candidato posible, es rastrero y maligno ¡y un señor supremo que se irguió de poder con masacres trasmitidas en radio!
—Es cierto que haya hecho eso antes, pero esta vez no ha causado ningún problema —inquirió la princesa —. Nos ha ayudado mucho durante este último año.
—¡Si! ¡Y puede tratarse de una simple treta para ganar nuestra confianza y luego desmoronarnos desde adentro! —espeto, no dispuesta a cambiar de parecer.
—Oigan —trato de llamarlas Ángel.
—¡Él ha conocido mi identidad todo este tiempo! ¿Qué ganaría con delatarnos justo en este momento? —la cuestiono, Vaggie la miró con molestia.
—¿Qué ganaría? ¡Él se enriquece y se vanagloria del sufrimiento ajeno! ¡¿Qué mejor que destruir la única ofensiva que se ha desatado contra el cielo en eones?!
—Chicas, hey —las cosas estaban acalorándose y a Ángel no le gustaba el giro que estaba llevando esa discusión.
—Pues, no tiene sentido, pues si así quisiera, lo hubiera hecho mucho antes, sin llegar a todo esto —explicaba, el énfasis de Vaggie en el asunto estaba agotándola y le traía no muy gratos recuerdos. Recuerdos de una época donde ellas solo discutían y terminaban completamente heridas—. Además, tenemos el trato, este no ha manifestado ningún problema durante este año. Quizás solo está tratando de ayudarnos de verdad.
Sin embargo, Vaggie estaba tan enojada con verla responder a favor del wendigo, que simplemente no lo soporto más. Había tratado de ser cordial y comprensiva, incluso busco la forma de aceptarlo en vista de toda la ayuda que había entregado para Charlie y el hotel, pero ante una situación que amenazaba sus vidas no iba a ser condescendiente, aunque eso pudiera lastimar a su amiga.
—¡Pues simplemente eres muy confiazuda! ¿Quién nos dice que en verdad el lazo del trato no está funcionando mal? Tu poder no es tan omnipotente y lo sabes.
—¡Ya basta las dos! —se interpuso Ángel entre ambas, cansado de verlas discutir—. Ya está bien, ha sido suficiente. NO sabemos a ciencia cierta si el chulo de fresa está implicado en toda esta jodida mierda, pero tampoco podemos averiguar esta noche quien ha filtrado la cuestión.
Ambas amigas se vieron, una más herida que la otra, con sus orgullos lastimados. Pero tenían que admitir que Ángel tenía razón, no era momento para discutir entre ellos. Siendo ya más de las tres de la mañana, acordaron seguir discutiendo el tema la mañana siguiente luego de que culminara la revisión del hotel. Ambos se despidieron de Charlie, quien parecía pensativa y algo acongojada, pero justo antes de retirarse, Vaggie regreso hacia ella.
—Char —la llamo, la princesa seguía recostada sobre el marco de su puerta—. Lo siento —y con esas palabras, Vaggie se retiró del piso, permitiendo que Charlie cerrara la puerta y se internara nuevamente a su habitación.
Charlie se quedó pensativa en su lugar. Volteó a ver al interior de su habitación, Dazle y Razze esperándola en su cama con preocupación. Estaba segura que, si se iba a dormir en ese instante, daría incontables vueltas en la cama sin poder llegar a conciliar el sueño, por eso, con una sonrisa afable les dio una señal a sus sirvientes cabra, indicando que estaba por salir de la recamara.
—No se preocupen por mí —les dijo, con el fin de no preocuparlos y que le permitieran salir sola, para reorganizar sus pensamientos—. Solo daré un paseo por los pasillos, regresare enseguida.
Estos parecían preocupados, pero viéndola orden de su maestra, decidieron recostarse en su cama hasta el momento que ella regresara de su caminata.
Entonces, Charlie comenzó a vagar los pasillos de los pisos cercanos a su habitación, suspirando del cansancio mental que tenía, noto como ya era bien madrugada. En unas cuantas horas estaría de vuelta la cuadrilla de demonios caballeros bajo el mando de Abigor buscando alguna pista que la ligara o apartara de la sospecha de ser integrante de los HAZBIN. En menos de seis horas, tendría que hacer uso de su mayor capacidad para mentir y su fuerza de voluntad para no delatarse, no tenían en el hotel nada relacionado con su incursión armada, pero aún estaba el laboratorio subterráneo de Baxter, la red de túneles que solo la familia real conocía y los pasadizos secretos que su padre había instalado una vez el edificio había sido construido por primera vez. No sabía hasta qué punto su padre estaba inmerso en esa investigación, o siquiera si sabía que estaba siendo investigada por ello. Pero aun con esas dudas, tenía que estar preparada, ante todo.
—Parece que es algo común de su alteza utilizar prendas un poco deplorables en horas de la noche.
A pocos pasos de distancia de ella, apareciendo de la nada como costumbre, el wendigo se posó a sus espaldas, sonriendo como siempre, colocando sus manos en puños detrás de su espalda.
—¡Alastor! —dijo, sorprendida de verlo—. ¿Qué estás haciendo a esta hora por aquí? Es muy temprano aún.
—Bueno querida, digamos que mi tiempo de descanso no es tan largo como el suyo propio, pero antes de seguir conversando, creo que sería mejor si cambiamos esas escandalosas prendas por algo más adecuado —espeto, y con un chasquido de sus dedos, las ropas de Charlie cambiaron a las que siempre utilizaba durante su jornada de trabajo. El demonio escarlata asintió con aprobación—. Mucho mejor.
Charlie se vio más sorprendida por ese gesto, mientras veía su esmoquin rojo sobre su cuerpo. No lo mostraba en su expresión facial, pero Alastor se había puesto bastante incomodo con verla utilizar su pijama, no era una ropa reveladora, siendo un pantaloncillo y una blusa de tirantes, pero intuyendo la época de donde este venía, quizás mostraba demasiada piel para su gusto. Sin poder evitarlo, un sonido risueño escapo de su boca, apenas cubierta por su mano. No pudiendo creer lo puritano y anticuado que era el demonio de la radio.
—¿Algo te ha causado gracia, querida? —este la miró con su sonrisa ladeada, su tono denotaba advertencia, notando como había un matiz de burla en su contra. Sin embargo, Charlie negó en señal de paz.
—No, para nada —respondió, tratando de controlar la mueca risueña en su cara que no pareció agradar al demonio escarlata, más solo un gesto airado en su eterna sonrisa fue la respuesta de su emoción a Charlie—. Entonces ¿me dirás que estabas haciendo por aquí a estas horas? —pregunto.
—Bueno querida, es más común de lo que crees mi caminata nocturna por los pasillos en vista de mi clara ausencia de sueño, pero es raro encontrarte a ti rondando por estas horas, sabiendo cuan profundo es tu sueño ¿Qué es lo que te aqueja que impide que logres conciliar el sueño? —pregunto ahora él, acercándose peligrosamente a la princesa. Esta tragó en seco—¿Se trata de la clara sospecha que posee el demonio abigor sobre el Happy Hotel y sus integrantes? ¿o del hecho de que desconfían de mi persona ante la claridad de un infiltrado entre nosotros? ¿Cuál de las dos opciones es la que más te causa ansiedad?
—N-No sé de qué estás hablando—pudo apenas decir, sintiendo su lengua enredarse en su boca ante la proximidad de sus cuerpos—. Nosotros no desconfiamos de ti —pero antes de que, siquiera hablando, la calló, colocando su mano sobre su boca.
—No me gustaría que lo negaras cariño —dijo, cerrando sus labios con uno de sus dedos—Me lastima profundamente que no me hallas convocado a mí y a mis subordinados para hablar sobre esto, en vista de que este tema nos afecta de manera negativa a todos —expreso con un teatral gesto de desilusión, y aunque claramente estaba exagerando, la princesa se sintió incomoda, sin saber cómo responder porque tenía razón con sus palabras—. ¿Acaso ya no confías en mi querida?
—¡No es eso! —respondió de golpe, el nerviosismo plagando su cara—. Yo si confío en ti, Alastor... Confió en ti, y en lo mucho que nos has ayudado, solo que... Vaggie
—Ella no confía en mi —termino de decir este, Charlie asintió, completamente derrotada—. Puedo entenderlo sinceramente. Yo, un sádico asesino que cayó al infierno por el pecado de asesinar y descuartizar a sangre fría incautas almas que pasaron frente a mí en vida, y de galardonarme del sufrimiento ajeno, trasmitiéndolo en todo su esplendor a través de mis redes radiales una vez baje al infierno, es natural —su narración era grave, teatral y sombría, causando un escalofrió en Charlie, quien apenas contuvo su aliento—. Lo entiendo querida, no es nada personal en realidad. Solo una forma de reacción valida de su parte, incluso yo mismo me tendría cuidado si fuera ella —exclamo, y rio con saña mientras se apartaba lentamente de Charlie.
—¡Pero! —ella lo interrumpió, una mirada desesperada plagaba su rostro, su mano sujetada en la tela del saco de Alastor, evitando que se alejara—. No quiero que pienses que estoy dejándote por fuera, eres una persona muy valiosa para nuestro equipo —revelo—. Y no quisiera que la confianza que hemos trabajado durante este último año se caiga de este modo.
—Entonces solo tenemos que hacer una cosa para solventar eso —expreso, brillo esmeralda refulgiendo a la par que aparecían los signos de vudú a sus costados.
—¿Solventarlo? —cuestiono, viéndole de reojo—. ¿Cómo podríamos hacerlo? —este negó con la cabeza, riendo con confidencia.
—De un modo fácil cariño, y es encontrando al culpable de todo esto —dijo.
A la mañana siguiente Charlie esperaba con paciencia la llegada de la escuadra de caballeros que se suponía que vendrían a revisar el hotel. Sentada en las escaleras del lobby, reflexionaba las palabras del wendigo quien le había dicho que la solución al problema que estaban pasando radicaba en capturar al demonio que había filtrado la información sobre ellos. Sonaba más fácil decirlo que hacerlo, porque no sabía que puntos debía conectar, quienes podrían ser sospechosos potenciales, dentro o fuera de las filas de HAZBIN. Si se trataba de una filtración por un descuido interno, encontrar al culpable incrementaba las dificultades.
—Nuevamente tienes esa expresión de preocupación querida —dijo la voz traviesa de Alastor, apareciendo como una sombra detrás de una cansada Charlie que le miró con reproche.
—Recuerdo haberte dicho que solo me habían permitido a mi estar presente durante la revisión —expreso la princesa, pero el demonio hizo oídos sordos, quedándose a su lado de todos modos, ignorándola.
—No es fácil que acate ordenes cariño, además, estoy consciente de las posibles intensiones de aquellos caballeros, quienes esperan orillarte a un estado de vulnerabilidad emocional con el fin de que tú misma reveles tu culpabilidad estando en soledad junto con ellos —expreso, viéndola de reojo con su característica sonrisa—. Y viendo con claridad que nuestra pequeña empresa peligra gracias a su inoportuna intervención, he venido a confiarte mi apoyo si te encuentras en dificultades cariño.
No pudo evitar verle con sorpresa, no habiendo esperado esas palabras llenas apoyo que buscaban confortarla y al mismo tiempo, declarar que no estaba sola en eso. Sonriendo con una felicidad infinita, se sentía sinceramente agradecida por ello, por sus palabras y su presencia.
—Por supuesto, también temo que tus nervios te traicionen y puedas cometer un infortunado error, así que tu servidor está aquí para evitar que metas la pata hasta el fondo ¡HA, HA!
Por supuesto, Alastor tenía que salir con algo semejante que arruinara el buen ambiente que había creado con su declaración de apoyo, pero encausándole una sonrisa, se sintió agradecida con él, porque ahora se sentía más tranquila y animada al contar con su presencia confiable. Con más razón, Charlie estaba segura que el wendigo era incapaz de ser el infiltrado que Vaggie creía que era, sus acciones por si mismas decían lo contrario, y esperaba que, con un resultado positivo de su parte, ella pudiera aceptar que se había equivocado.
—Oh, parece que nuestros invitados han llegado —comento el wendigo, captando su atención.
Finalmente. Llegando con paso seguro, un total de siete caballeros encabezados por el demonio Duricia, se presentaron ante ellos porte amenazador y dominante, sus posturas eran rígidas, dirigidas por el líder de escuadrón que vino a entregarle la notificación a Charlie apenas unos días. Él se veía más austero que los otros, viendo todo el lugar con cierto rechazo, agraviando su mirada cuando se encontró con la figura de Alastor a su lado.
—Le dijimos que solamente podía estar usted en la inspección —inquirió Duricia, viendo a Alastor con desaprobación y molestia. Sin embargo, sin perder su porte seguro y elocuencia, el demonio invoco su micrófono, caminando hasta ellos, colocándose al lado de Charlie.
—Buenas tardes caballeros, mi nombre es Alastor y soy junto con la princesa Charlotte, el copropietario de este establecimiento —se presentó, su porte solemne y ligero denotaba el carácter pretencioso del wendigo, quien se dirigió a ellos von cortesía, pero sin rendir la pleitesía que esperaban tener por ser demonios puros de nacimiento—. Mi socia me comunico su intención de venir en este día a investigar el deplorable caso de la terrorista Lady HAZBIN ante la irresponsable sospecha de estar involucrados en el caso.
—Esto no es asunto suyo, así que le pediremos que se retire del lugar inmediatamente —ordeno el caballero con reserva.
—Creo estar en todo mi derecho de permanecer y observar lo que realizan dentro de mi territorio, caballeros —destaco, no dejando su brazo a torcer.
—No eres más que un sucio pecador —escupió uno de los caballeros, interviniendo—. Este es un problema que aqueja a su alteza, la princesa, si no quiere encontrar problemas, es mejor que te marches, basura.
El aura era hostil de parte de los caballeros que amenazaban con enfundar sus armas contra el wendigo, Charlie estaba algo nerviosa, pensando en sí debería intervenir en ese momento, pues la situación no era grata para ella. Pero inesperadamente, de las manos de Alastor apareció un pergamino que ella conocía muy bien, y a través de una sonrisa confiada, el demonio de la radio volvió a hablar.
—Oh caballero, creo que debe cuidar mejor sus palabras, no existe ley en el infierno que me impida estar presente en la revisión de uno de mis activos, y si tiene alguna duda de ello, puede revisar el contrato que la princesa y yo hicimos para que dé cuenta de ello —expreso.
El pergamino se desgloso para la lectura de Duricia quien frunció el ceño en su estoica expresión, revisando cada detalle a profundidad hasta que lo cerro de golpe entregándosela de nuevo al wendigo.
—Bien, pero mantenga sus narices lejos de nosotros mientras hacemos la inspección —contesto, causando que una sonrisa de victoria surcara el rostro de Alastor mientras Charlie veía todo sin poder creerlo.
Y mientras ingresaban al hotel, la princesa no dejaba de pensar cómo se las había ingeniado para lograr tal hazaña que ella pensó imposible.
Un poco detrás de ellos, Duricia los veía con reserva, evaluando su interacción y el modo en cómo estos parecían no mostrar señal alguna de temor o nerviosismo, como si no hubiera nada que tuvieran que ocultar. Al mismo tiempo, le pareció bastante asqueroso la forma como la princesa de su reino se degradaba al trato con tales seres inferiores, denigrando el valor de la corona del infierno. Negando con la cabeza, siguió supervisando el trabajo de los caballeros a su mando, caminando por el resto del Lobby. Por su lado, Alastor también les veía con precaución.
—Alastor —lo llamó con confidencia, este volteó su cuello por completo para verla, causando que pegara un grito más fuerte.
—¿Qué pasa cariño? —pregunto, viendo como la princesa apenas se sobreponía del susto.
—Por favor, no vuelvas a hacer eso nunca —le pidió, sintiéndose asqueada de aquella muestra tan singular del wendigo. Este la observo con atención—. Quería preguntarte cómo fue posible que te permitieran estar aquí en la inspección conmigo, se suponía que solo debía estar yo aquí.
Rascando su mentón con una de sus uñas, pensativo, Alastor ladeo su rostro a Charlie.
—Tu querida amiga fue muy astuta al dejar claro mi posición comercial en esta asociación—respondió Alastor, siguiendo de cerca a los caballeros que inspeccionaban cada detalle del lobby —. Legalmente, no tendría la oportunidad de hacer remodelaciones de la infraestructura sin permiso tuyo, al ser un patrimonio de la realiza. Pero en vista de la razón legal de nuestra asociación, obtuve un ligero poder sobre estas, siempre que no afecten el motivo real de su uso y sin una notificación previa a tu persona, de modo que me permite estar aquí presente contigo, ya que compartimos la responsabilidad sobre este lugar cariño.
Verdaderamente sorprendida, la princesa pensó en un modo de agradecerle a Amy por aquellas consideraciones que había agregado a su asociación comercial. Una vez finalizada la revisión del Lobby, siguieron con los pisos superiores donde se ubicaban los salones de rehabilitación, las áreas de esparcimiento y recreación interior, el teatro, el salón de baile, las habitaciones de los inquilinos, la biblioteca y las habitaciones del staff que estaban en los últimos diez pisos del hotel. El proceso de revisión de la habitación de Charlie fue incomodo, los guardianes cabra de esta recibieron con hostilidad a los caballeros, quienes fueron considerados una amenaza, de forma que la princesa debió devolverlos momentáneamente a su forma de muñecos para que la investigación fluyera.
El hecho que revisaran sus cajones de ropa y hasta debajo de su cama, alborotando todo y dejándolo hecho un desastre se le hizo inaudito y denigrante, pensando que, si sus sospechas no fueran ciertas, reclamaría por ello. Pero no estaba en una posición para hacerlo, así debió morir callada con su vergüenza. El único consuelo que le quedo fue Alastor tuviera el decoro de no pasar a su habitación, alegando que es algo muy imprudente y descortés. Apenas pudo contener una pequeña risilla por ese hecho, porque a pesar de esta en el infierno, se comportaba como un completo caballero, incluso una vez al preguntarle por esa forma de ser, el animadamente había contestado "que así había sido la forma en como le había criado su madre".
—Seguiremos investigando el resto de las habitaciones —apenas anuncio Duricia sin esperar una respuesta afirmativa de parte de la princesa.
Había sido apenas un instante, pero Charlie pudo notar claramente una expresión de desprecio en la faz del caballero. Apenas había sido visible dentro de su estoica mirada, pero si algo tenía experiencia la súcubo, era en recibir miradas de burla y asco por parte de los pecadores y ni que decir de quienes eran semejante a ella, parecían eludir el hecho de que ella seria quien les gobernaría en algún momento. Y aunque no estaba deseando la muerte de su padre por muchas diferencias que tuviera, se estaba cansando del hecho que la miraran por encima del hombro como si no fuera una princesa del infierno.
Suspirando, no pudo evitar pensar en cual difícil posición estaría de ser descubierta, no podría ni quisiera considerar en entrar en una guerra certera con el gobierno de su padre teniendo en consideración el gran desprecio que los demonios originales tenían de ella, y ni decir la lealtad que tenían las legiones demoniacas a la figura del rey del infierno. Mientras estuviera en esa lamentable situación, no podría hacerle frente jamás a su padre de frente.
De repente apareció frente a ella una bandeja con galletas y café.
—Creí que para este era un buen momento para un bocadillo, en vista de que estaremos atrapados en este lugar hasta que estos caballeros terminen su tarea —indico sentándose a su lado mientras esperaban en una pequeña sala de estar del piso 15.
—Gracias—agradeció, y el wendigo encogiéndose de hombros, siguió enfocando su vista en cualquier otra cosa mientras los caballeros seguían inspeccionando las habitaciones.
De nuevo, Alastor estaba haciendo alguna acción que buscara calmar los arremolinados pensamientos de Charlie. Mentalmente, estaba dando todo lo que tenía para demostrar serenidad y despreocupación, y no podía negar que la situación era más llevadera al lado de las ocurrencias de Alastor, quien sobrellevaba la situación con frescura e incluso un poco de comedia, como si sus cuellos no estuvieran en juego. Le era impresionante los nervios de hierro que tenía y no por nada, era tal su reputación, no tenía miedo de nada y Charlie no podía evitar admirar aquello.
El tiempo paso con lentitud, llevándose gran parte del día en la inspección y aunque era bastante aburrida la espera, el proceso llego a un punto en el que finalmente decidieron investigar la región subterránea del edificio. El Happy Hotel contaba con al menos tres sótanos, uno destinado a un estacionamiento, el segundo sótano a un gran un gimnasio que se había instaurado desde mucho antes de que Charlie llegara allí y que fue mejorado durante la intervención de Alastor. Finalmente, estaba el ultimo sótano, el cual era más profundo que los anteriores y estaba organizado como el laboratorio de Baxter.
Había sido bastante difícil decirle que se fuera junto con el resto, porque para el demonio pez, su laboratorio era su lugar seguro, y fue solo mediante métodos algo extremos (y un poco forzados), que el científico fue retirado del lugar. Sin embargo, a pesar de la exhaustiva revisión de parte de los caballeros, no parecieron encontrar cosas que pudieran considerarse sospechosas. O al menos hasta que encontraron una puerta singular al final de una serie de escombros dentro del laboratorio.
Fue uno de los integrantes de la escuadra quien la encontró, llamando a su superior para analizarla. Una puerta maciza, de caoba tallada y una serie de incrustaciones que dibujaban un pentagrama y en el medio del mismo, la insignia de la familia real del infierno: la manzana con la serpiente de oro. Con el juego de llaves que había sido entregados por Charlie, fueron probando una a una las llaves buscando la que fuera correcta, siendo una causa perdida al no calzar ninguna. Con un movimiento de su mano, Duricia mando a un caballero a llamar a la princesa y a Alastor, ordenando casi de inmediato la llave en cuestión.
Al acercarse, Charlie noto a que se referían los caballeros. Se trataba de la entrada a los pasadizos secretos del castillo, un espacio oculto que solo la familia real de infierno conoce, y que cada residencia perteneciente a la corona tenía. Su mecanismo de ingreso era complejo, respondiendo únicamente a la sangre del rey y la reina, de modo que nadie que no tuviera parte de su sangre podía abrirla. Por supuesto, al ser Charlie la única hija de ambos, conocía como ingresar a través de esta y como la misma se había convertido en el método de escape hacia la ciudad durante cada exterminio anual. Era un punto clave para ellos como HAZBIN de forma que cierto temor se infundo en su mente, mostrándose en un ligero fruncir de sus manos al estar frente a ella.
—¿Qué es esto? —increpó, Charlie respiro, tratando de calmarse.
—Es una puerta —dijo como si fuera lo más obvio del mundo, esbozando una sonrisa nerviosa. Alastor rio disimuladamente con sus palabras.
—Eso lo veo, princesa —respondió el caballero con ironía y hastió, incapaz de creer que esa la única heredera del señor al que servían—. Me refiero específicamente a su uso ¿Para qué sirve? ¿A dónde lleva?
—No se específicamente donde lleva —menciono, con escepticismo, el caballero la encaro, acercándose de forma peligrosa hacía ella, casi rozando sus talones.
—Este es su hotel, princesa ¿Acaso no sabe lo que hay dentro de él o es una vana excusa para ocultar lo que es en verdad? —increpo, su aire hostil y la diferencia de estaturas lo hacían ver como una clara amenaza contra ella—. Me parece algo bastante inaudito, si quiere saber mi opinión.
Sin embargo, con cierta delicadeza, Alastor aparto a Charlie del caballero, colocándose enfrente de esta con gesto protector, encarando al caballero con solemnidad.
—Oh caballeros, parece que se han encontrado con un área restringida del castillo caballeros —respondió Alastor con soltura, generando que el líder de la escuadra lo mirara con molestia ante su intervención—. Como verán, muchas secciones de estas instalaciones no contaban con un acceso preciso antes de que entrar en la disposición de la princesa, nunca hemos tocado este espacio, de forma que no sabemos que posee dentro —explico despreocupado mientras movía una de sus manos, invocando discretamente su micrófono.
—¿No hay nada que puedan hacer para abrirla? ¿Quién tiene las llaves? —inquirió. Alastor negó.
—Me temo que no tenemos la llave —contesto inocente, la respuesta no aplaco las dudas de Duricia.
—Debe existir una llave —expreso, sin dar su brazo a torcer—. Si ustedes no la tienen, deberán conseguirla o de lo contrario...
—La llave la tiene mi padre —respondió Charlie, llamando la atención del caballero, quien se giró hacia ella, enfocando toda su atención con su renuente actuar. Saliendo del espacio protector que Alastor le había provisto, camino hasta quedar nuevamente frente al caballero, mirándole con firmeza —Si desea saber que hay en ese lugar, tendrá que solicitar la llave a mi padre personalmente, ya que es el único poseedor de la llave maestra del Hotel.
Ante esa respuesta tan clara, Duricia no tuvo otra opción que finalmente ceder, pidiendo al resto de su escuadra que devolviera los objetos a su estado original mientras este se acercaba a la entrada del laboratorio en silencio.
Al final de cuentas, concretado ese punto, la revisión de todo el edificio debiese haber culminado de forma aparente y como bien parecía, durante todo el proceso no se presentaron irregularidades que destacar lo que causo un gran alivio interno para Charlie. Por su parte, acompañado de un aire pretencioso y sórdido, Alastor se adelantó hasta los siete caballeros para hablar con ellos con cierto aire de provocación.
—Bueno caballeros, creo que es notorio que nuestro Hotel se encuentra fuera de cualquier sospecha provocada por detestables rumores infundados—comenzó a hablar, notando el brillo iracundo de Duricia, era notorio que el líder de la escuadra parecía frustrado de no encontrar ningún elemento que pudiera incriminar a la princesa o a cualquiera de los inquilinos o trabajadores del hotel—. Y como ya hemos llegado a este punto, creo que es conveniente dar por culminada la inspección y pedir amablemente que se retiren de la instalación, pueden decirle a su comandante en jefe que estamos limpios de cualquier sospecha —se rio escandalosamente ante su broma, sin embargo, la espada enfundada del líder de la escuadre se situó justo delante de él, impidiendo su paso.
—Un momento, pecador —lo detuvo Duricia con irritación—. La inspección no ha culminado —espeto, más Alastor lo contradijo en el acto.
—El edificio ha sido revisado a su totalidad ¿o acaso desean revisar debajo de las rocas también? —cuestiono como una burla, Duricia con irritación, direcciono la espada al inicio del cuello—. ¿Es acaso esta una amenaza, caballero?
—Has estado muy impertinente, pecador —espeto, pero antes de que pudiera desenfundar su espada, una mano lo detuvo de repente para su completa consternación. No había sido capaz de sentir el momento cuando llego hasta él.
—Caballero Duricia —la voz de Charlie sonó fuerte, un escalofrió envolvió al caballero sin poder creerlo—. El que está siendo muy impertinente es usted en esta ocasión, ya que se ha precisado mi inocencia, cualquier acción despreocupada esta una injuria contra la corona del infierno ¿o acaso se ha olvidado que yo, Charlotte Morningstar, soy la princesa y única heredera al trono del infierno?
Las palabras de Charlie fueron contundentes, su gesto sombrío denotaba advertencia y el brillo de sus ojos estaba preparado para tomar acciones de ser necesario. Asintiendo con temor, Duricia y el resto de sus caballeros se colmaron en reverencia ante la princesa.
—M-Mil disculpas, su alteza —respondió, bajando la cabeza mientras un sudor frio bajaba por su frente, un temor que no había sentido en años, plago su espalda.
Desde su lugar, Alastor observo el momento en el que nuevamente, para su deleite, la princesa volvía a dejar salir su lado más fiero y para su gran satisfacción, ponía en su lugar a la pútrida basura que había osado el insulto de tomarla a la ligera.
Así de imponente era Charlotte Morninstar, la mismísima Lady Hazbin.
Con el paso de algunos minutos, los socios observaron como el automóvil de los caballeros se alejaba entre las concurridas calles. Una sensación de alivio era inevitable en ese punto, aunque eso no quería decir que estuvieran completamente fuera de sospecha. En ese día no habían encontrado nada que les inculpara, incluso el elemento más indispensable para sus operaciones había pasado por debajo de la mesa luego una audaz maniobra por parte de ambos, si había que dilucidar un resultado, este era sinceramente positivo, y se debía en gran parte a la presencia de Alastor.
Charlie estaba en verdad agradecida con él, no de ser por su presencia y su oportuno apoyo, en ese momento no estaría con alma más tranquila y con el corazón ligero luego de haber atravesado todo aquello. Apretando sus mejillas con euforia, lanzó un chillido de alegría dando pequeños saltos en su lugar mientras Alastor estaba sinceramente divertido con su reacción.
—Te veo muy optimista querida —comento entretenido, Charlie lo miró con regocijo.
—Es que, de verdad, no puedo creer lo que hemos hecho, como hemos logrado pasar su inspección y escapar de su sospecha tan fácilmente —decía, su inminente celebración acompañada de una entusiasta aura.
—No es bueno que te confíes demasiado cariño —advirtió—. Hemos salido ilesos de esta, pero con seguridad esos perros imperiales regresarán de nuevo, sus sospechas no desaparecerán, así como así.
—Sí —acepto, su paso ligero acorto la distancia entre el wendigo y ella, un gesto encantador le envolvía dentro de su alegre energía —De verdad hemos estado cerca de ser atrapados esta vez, pero hemos quedado libres, y todo gracias a ti, Alastor.
Llevada por un impulso o simplemente por la felicidad del momento, la princesa tomo al demonio escarlata entre sus brazos, encerrándolo en un cariñoso abrazo. Estaba feliz, en calma, todas sus emociones descontroladas estaban en calma luego de tantas horas de angustia, porque tenía el mejor compañero de todos.
Permanecieron apenas unos segundos en esa posición, Alastor estaba congelado en su espacio, rígido al tacto. El no correspondió el abrazo, la misma Charlie ni siquiera tuvo un momento para preguntarse el porqué de ello, su mirada se enfocó en el sonido seco de una bolsa que había caído el suelo, y a escasos centímetros de esta, se encontraba la demonio polilla completamente estupefacta.
—¿Vaggie?
Fue solo un instante en el que paso todo. La cólera subiendo por todo su rostro, el temor surcando la mirada de Charlie y la sonrisa traviesa del wendigo inundando su expresión.
La fórmula perfecta para el desastre.
—¿Por qué carajo él está aquí?
¡Bueno! Hemos iniciado con tensión y terminamos con otra, pero esta vez de parte de Vaggie, no parece que le haya agradado mucho lo ultimo que vio ¿que creen que pasara? Parece que nuestros protagonistas se salvaron por poco, pero eso aun no han salido del ojo del huracan. Ya estamos cada vez más cerca del exterminio anual y los problemas solo parecen aumentar ¿alguna teoria al respecto?
Bueno, he de anunciarles que con mucha alegria, llegue a los 500 seguidores de mi cuenta de Wattpad, estoy muy feliz por eso, y debo darles las gracias a muchos, incluso los que me leen en tanto en AO3 como en Wattpad, por ello, estoy llevando a cabo una encuesta en mi twitter para ver que especial escribire para celebrar eso, pueden pasarse por ahi sin falta.
Tambien les invito a seguirme en mi cuenta de Instagram, estare subiendo las sinopsis de todas mis historias, así como algunas actualizaciones de cosas relacionadas a ellas. Les dejo un enorme abrazo desde Venezuela y nos leemos pronto <3
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