Me acosté en mi cama y comencé a llorar en silencio. Preguntándome ¿Porque no puedo ser hermosa? Pero soy interrumpida por la puerta de mi habitación abriéndose. Veo que entra Marian y cuando cierra la puerta corre hacia mi cama para sentarse junto a mi
-No puedo creer que me vaya a casar con el hombre de mis sueños -Me siento en la cama mientras seco mis lágrimas y Marian me mira con preocupación -¿Que pasa? ¿Que tienes?.

-Nada, no es importante. Dime que decías.

-No. Eso puede esperar, dime que ocurrió -Suelto un suspiro y decido contarle -Escuché a una chica comentar que soy fea...

-Yo la mato ¿Quien fue?.

-Fue la chica con la que estuvo bailando el comandante Palmer -Digo mientras las lágrimas siguen saliendo y la voz me tiembla -¿Palmer?.

-Lo peor fue cuando Invité a bailar al comandante y me dijo que no porque no sabia. Pero con esa chica si aceptó bailar toda la noche -Marian se queda boquiabierta -No lo puedo creer. Parecía que...

-Ya no quiero hablar de eso -Digo mientras me acuesto dándole la espalda para poder desahogarme. Siento como se acuesta detrás de mi y me abraza.
-No dejes que nadie venga a pisotear la persona que eres. Muchos quisieran toparse con personas llenas de luz como tu. Eres hermosa, sin importar quien diga que cosas -Dice mientras me soba el brazo para consolarme y por primera vez puedo sacar la tristeza que lleva tiempo habitando en mi alma. Ese sentimiento de inferioridad que me causa dolor. Que me causa ilusión para luego sentir la decepción. Y sin darme cuenta, me logro quedar dormida.

La mañana siguiente, mi hermana y yo nos despertamos y bajamos a desayunar mientras platicábamos sobre la boda. Esta demasiado feliz. Hoy irá con mi madre a la iglesia, mientras que mi padre irá a trabajar y yo me quedaré en casa cuidando a Rose. Tienen planeado hacer otro baile. Esta vez por el cumpleaños de mi hermana que ya falta menos. Me siento abrumada, con ese ya seria el quinto baile al que asisto en los últimos seis meses. Todos con excusas pero siempre con los mismos motivos.

Cuando nadie se encuentra en casa, decido salir a pasear cerca del río.

Caminaba con mi listón azul en la mano a las orillas del pequeño rio. Observando como el viento lo movía colosalmente. Entonces entendí, que jamás podría casarme.

Mis padres organizaron otro baile para ver que caballero pudiera enamorarse de su agraciada hija, pero años que llevo viviendo en este pueblo y sigo siendo invisible ante los ojos de los demás, porque soy más invisible que la sombra de mi hermana.
Otro baile, otra humillación, otra perdida de tiempo. De nuevo mis padres van a molestarse conmigo por "No saber comportarme" Aunque sin importar cuanto muestre mis modales, terminan siendo nada para los habitantes de Westle.

Siento como el viento sopla con más fuerza, causando que el río también sucumba sus aguas y de repente, el listón se escapa de mi agarre débil. Lo veo cruzar el otro lado del pequeño río

-¡Bendita suerte! -Digo furiosa mientras camino a la orilla del río. Necesito ese listón, me da buena suerte. Aunque parece una ironía justo ahora. Me armo de valor y decido cruzar el río. Afortunadamente no es tan profunda esta parte del río. Poco a poco me meto mientras se me escapa un suspiro por la frialdad del Agua y noto que el agua me llega justo debajo de mi ombligo.
Camino con pesadez por el agua y cuando logro cruzar el río rocoso, tomo mi listón rápidamente para cruzar de nuevo el río antes de ser vista por alguien. Camino con pesadez y cuando estoy por dar otro paso, algo me lo impide. Al parecer mi vestido se atascó con algo. Tomo la falda de mi vestido y la jalo con fuerza pero no se desatora. Trato de luchar pero es imposible.
Poco a poco siento como la angustia se apodera de mi. Pues si doy un mal paso podría resbalar y golpearme en la cabeza, podría ahogarme. De repente escucho el relinchido de un caballo. Lo que provoca que mi corazón dé palpitaciones más apresuradas. Pues dejaré en ridículo a mi familia si alguien me ve así. Trató de zafarme pero es otro débil intento fallido.
Escucho el cabalgar de un caballo acercándose y cuando se queda todo en silencio, volteo a varias partes para serciorarme de no ser vista por nadie
-Vamos, déjame ir río necio -Digo jalando de mi falda pero no lo logro

-¡Lady Katherine! ¿Se encuentra usted bien? -Escucho la voz de un caballero, levanto la mirada y ahí esta, metiéndose al agua con su espada en manos. Se coloca justo donde mi vestido está atascado y con su espada logra cortar la tela para librarme de aquella cosa que me tenía aprisionada en el río. Noto que corta un pedazo de esa tela para luego guardarla con discreción en su bolsillo.

-Venga, déjeme ayudarle -Dice mientras se acerca a mi, yo lo miro con asombro y confusión

-¿Me da permiso de tomarla para poder sacarla de aquí? -Pregunta mientras sus ojos azules se clavan en los míos y sin más asiento con la cabeza. Me carga en sus fuertes brazos y con facilidad me saca del río mientras su mano en mi cintura me distrae completamente de los problemas en los que me acabo de meter.

Mis padres estarán furiosos conmigo.
Palmer me coloca sobre el césped seco y se sienta junto a mi mientras observo desconcertada el río -¿Se encuentra bien?.

-Si, no es nada. Gracias por todo -Digo mientras me pongo de pie.
-Déjeme llevarla a su casa.

-No, dejelo así -Digo mientras comienzo a caminar -Por favor, déjeme llevarla -Dice con preocupación e insistencia -No quiero mojar su ropa.

-Eso no es importante -Lo pienso un momento mientras el aire provoca que tiemble de frío, así que termino cediendo -De acuerdo, gracias -Palmer me ayuda a subir al caballo y de inmediato se sube detrás de mi. Siento todo su cuerpo acercándose al mío para acomodarse. Entonces me doy cuenta de que no es electricidad lo que siento. Es algo que viene desde lo más profundo de mi ser. Su calor, su aroma, su tacto provocan estos sentimientos. Noto como coloca sus manos a los lados de mi cintura y toma la soga para hacer andar al caballo. Lo hace ir lento. Haciendo que se prolongue por más tiempo este sentimiento -¿Porque estaba dentro del río?.

-Casi pierdo algo sagrado -De repente el comandante hace que su caballo se detenga y siento como hunde su cabeza en mi cuello mientras me abraza de la cintura -¿Que esta haciendo?.

-Sentí tanta angustia. Solo déjeme abrazarla, hasta poder calmar este amargo sentimiento -Dice casi como un susurro. Mientras siento como los nervios se apoderan de mi cuerpo. De pronto ya no temblaba de frío sino de nervios. Su abrazo es cálido y se siente sincero. Cierro los ojos mientras mi cuerpo disfruta de este bello sentimiento ¿Como no lo noté antes?. Nos quedamos en silencio, sintiendo el tacto del otro, hasta que se me escapa un estornudo. Esto ocasiona que el comandante Palmer me suelte de inmediato, abro los ojos confundida y me dice -Debo llevarla a casa antes de que se enferme -Basta un golpe en el caballo para hacerlo correr velozmente.

En cuanto llegamos a mi casa, nos topamos con mi madre y mi hermana en la entrada. Nos miran con asombro mientras el comandante me ayuda a bajar del caballo -¿Que te pasó? ¿Porque estás mojada?.

-Lo siento mamá lo que pasó fue que...

-Fue mi culpa madam. Por coincidencia nos encontramos cerca del lago y mi caballo perdió el control haciéndola caer al lago por el susto -Interviene Palmer. Lo miro confundida mientras mi mamá me toma de la cara con ambas manos y me da besos en la frente
-Hay mi niña, lo bueno es que estas bien. Ve a cambiarte si no te enfermeras -Dice mientras Marian me toma del brazo. Volteo a ver a Palmer con el ceño fruncido. Acaba de evitarme un castigo
-Descanse mi lady -Dice mientras mi hermana me conduce hacia la casa. Pero por alguna extraña razón, no puedo dejar de mirar sus ojos, me observan con preocupación.
-Vamos hermanita -Dice Marian para que camine. No me queda de otra más que avanzar.

Una vez que me cambié de ropa, mi hermana se sentó junto a mi para que le platique lo que pasó. Así que le digo la verdad. Incluso le cuento lo del abrazo que me dio.
-¡Aaa! No puede ser. Lo juzgue mal. Si le gustas -Dice con emoción y yo sonrió con vergüenza ante tal idea -Marian, debo confesarte que cuando sentí el tacto de sus manos, sentí como si me hubiese electrocutado ¿Es normal? -Marian me mira con una sonrisa pícara
-Claro que si, lo mismo sentí cuando Robert tomó mi mano... Es el amor -Dice suspirando mientras se deja caer de espaldas en la cama. Tomo una almohada y la abrazo para tratar de calmar este sentimiento tan extraño. Se siente como una felicidad muy grande, acompañada de nervios y confusión.
¿Será que hay amor entre nosotros? ¿O seré solo yo?.