03
ADELAIDE
El frío aire golpea mi rostro, entre la oscuridad observo de un lado y otro lo veo lejos de mi hacia el pueblo, respiro con profundidad y lo sigo guardando mi distancia hasta que llegamos llegamos pueblo, los letreros de los locales se mueven un poco ante el viento y veo a Michael internarse en una de las calles, lo sigo con sigilo y cuando llego hasta el centro de la ciudad lo he perdido.
Suelto una maldición y decido regresar a casa cuando escucho música en un local, las risas de los hombres y el canto de las mujeres atrae mi atención, me aproximó al local con sigilo y comienzo a trepar el techo hasta llegar a una pequeña ventana en donde veo con claridad el interior. Dentro del bar está una parte de la guardia real con armas en mano y rodeando a una persona, el rey.
Los hombres ríen y las mujeres bailan alrededor, veo que conversan en voz baja y la música impide que escuche con claridad, observo la ventana entre abierta y con temor la abro un poco más rogando que no se escuche.
—...seria una buena estrategia señor, arriesgarremos gente pero será por nuestro bien.
El rey Stephan ve al hombre.
—No vamos a arriesgar al pueblo con una guerra—le contesta— La gente del pueblo vale igual que la del reino, no lo haremos.
—Pero señor...—dice de nuevo el hombre.
—Lo siento Thomas, no haré lo que me propones—lo calla el rey.
El hombre llamado Thomas asiente con la cabeza, la música vuelve a sonar y cada vez más alto, las mujeres bailan moviendo las plumas de su vestuario de un lado a otro, estoy a punto de irme cuando la puerta del bar se abre y veo a unos hombre vestidos totalmente de negro, estos portan armas en la mano y apuntan hacia la mesa donde se encuentra el rey.
Calvin, el príncipe ve a los recién llegados y se sonríen, frunzo el ceño intentando descifrar el mensaje de sus miradas.
—Propongo que hagas un brindis padre— dice Calvin llenando una copa de vino tinto y estirándosela a su padre, el rey la toma con una sonrisa— Por el pueblo y por ti...
Los hombres de negros se han esparcido por el local y apuntan hacia la mesa.
—Gracias hijo— agradece el rey Stephan.
Calvin alza la copa con una sonrisa.
—Larga vida...— sonrie aun más y ve de reojo a los hombre con armas— ...al rey.
Y en ese momento abren fuego, las balas impactan en el rey y cae al piso, las copas de cristal se rompen en mil pedazos y caen como una lluvia sobre todos. Stephan mira a Calvin y sus ojos se abren, estira su mano buscando la de su hijo y el sonríe.
Calvin alza el arma y apunta hacia la cabeza del rey y dispara.
Me espanto al escuchar el disparo y me oculto en el tejado, coloco una mano sobre mi boca para evitar soltar un sonido, mi respiración es acelerada y miro hacia el cielo estrellado intentando tranquilizarme.
Con miedo asomo mi cabeza y veo a los hombres sonreír, Calvin se ha sentando en la silla donde estaba su padre y tiene una copa de vino en su mano.
—Hansel, encárgate de informale a todos que mi padre ha sido atacado en el bar. Los demás limpien la sangre que los inculpe y mañana será proclamado un nuevo rey.
Los hombre gritan de felicidad chocando sus copas, siento mi cuerpo temblar y veo al rey con ojos abiertos. Temerosa me levanto del tejado para salir de ahí cuando un teja cae por la ventana y se rompe en el piso.
—¡Alguien esta en el techo!— grita un hombre.
Me quedo estática ante ello.
—¡Detente ahora!—me grita otra voz.
—¡Atrapenlo, que no escape!— grita la voz del príncipe.
Salto al piso y corro con todas mis fuerzas internandome en las calles de la ciudad, escucho las voces de los hombres detrás mío.
—¡Se fue por haya! Ustedes por el otro callejón y nosotros por la calle principal, lo atraparemos.
Mi corazón late con fuerza que siento que se me saldrá del pecho, si me atrapan me mataran. El miedo se apodera de mi y veo un callejon vacío, corro hacia el y escucho las voces en ambos lados, me atraparon.
—Oye—me dice alguien en la oscuridad, es una silueta de un hombre y cuando sale a la luz de la luna logro reconocerlo, me mira con una sonrisa, Michael— ¿Necesitas ayuda?
Aceptar la ayuda de Michael no es una opción para mi. El me sonrie aun más.
—No seas orgullosa Hannah, esos hombres te mataran si te atrapan pero yo puedo ayudarte...
Escucho los caballos acercarse y miro hacia la calle.
—Solo tienes que apoyarme con un pequeño plan, robar la corona del rey.
Vuelvo a ver hacia la calle y el extiende una mano hacia mi.
—¿Tenemos un trato?
No tengo opción. Acepto su mano y el la toma con fuerza haciendo que abra la palma de mi mano, saca un cuchillo y hace una herida diagonal en ella, suelto un quejido de dolor y el hace lo mismo con su mano, aprieta mi mano con la suya y se que nuestro trato ha quedado pactado y ya no podrá ser destruido, me jala del brazo internandome en el pasillo.
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