XV. Revelaciones
Incapaz de luchar contra sus sentimientos, Wei WuXian se dio por vencido.
Se rindió a lo que embotelló tan recelosamente.
Admitió su derrota, y cedió al hecho de que Lan WangJi era la persona que amaba.
Incluso tratando de alejarse, de enfrentarle y estropearle, no consiguió hacer de éste un enemigo convincente. Pues, todo el tiempo supo que era su alma gemela.
Por supuesto que estuvo molesto. Tan enojado por ello. Frustrado al no saber cuál era la dirección coherente a tomar. Sin embargo, durante su viaje fue más y más consciente de la presencia de Lan WangJi. Le reconoció como joven cultivador capaz y temperamental. Sus decisiones, las posturas que tomó e incluso aquello que provocó gran malestar.
No había cambiado tanto. Y se sintió un poco mal de forzar a esta nueva versión joven a esforzarse y soportar tales desplantes en un afán terco de demostrar su punto.
Lan WangJi no parecía más influenciable que en otro tiempo. Había demostrado con creces hacía que dirección osciló su lealtad, sus sentimientos claros. Sus anhelos.
Decidió ceder a sus sentimientos, imponerlos entre ambos. Aún si era un engaño de nueva cuenta, lo aceptaría. Porque el rencor y la distancia solo alimentaron una ansia hambrienta que no pudo ser silenciada a lo largo de ambas vidas.
Notó la incertidumbre en Lan WangJi frente a la distancia que colocó al inicio del viaje. A la falta de toque casual, a los intentos, no intencionales por desplazarle; apartarle del peligro, pero también la dureza en la confusión en sus sentimientos.
Hubo algo oscuro y siniestro que tomó lugar a partir del caso de Eryu, pero no ansío reconocerlo. Estuvo molesto por días, en un amor que se convirtió en traición, en dolor y muerte.
Cuanto más pensaba en las razones de aquella joven desequilibrada, más se frustraba en sí mismo. Pronto, el caso de Hong YingTao quedó en el absoluto olvido y se orientó todo a su situación presente.
Besó a WangJi porque sintió que quería hacerlo. Cedió todas sus defensas y se permitió confiar siendo un ser menos arisco y desagradable. El rencor agrio que se orientó hacía Lan WangJi se lavó en un pestañeo. Tan simple como una caricia tierna, o una disculpa no dicha. Después de todo, éste Lan WangJi no hizo nada para merecer su odio, y se mostró sincero en su toque, su compañía y los regalos que se le proporcionaron.
Cada noche le instó a recostarse a su lado. Aún si no era capaz de conciliar el sueño, sintió alivio en la presencia cálida a su lado. En sentir que estaba vivo después de más de veinte años existiendo como un muerto al que le arrancaron el alma.
Aún así, no fue fácil. Nunca era fácil. Se vio abrumado por pensamientos intrusivos, en la oscuridad que le instó lastimar a Lan WangJi como si fuese un detonante al caos. Pero ignoró.
Al menos lo mejor que pudo.
Sin duda alguna, fue una parte de sí mismo que le aterró reconocer.
En una ligera desviación hacía KuiZhou se encontraron con un caso siniestro con orígenes poco comunes. No se trató de yao o demonio, tampoco por maldición de hombres. Fue un crimen aún más soez, y la raíz de todo partió del uso del resentimiento de un cultivador demoníaco.
Y uno único en su tipo, un imitador. En KuiZhou, residió un criminal. Un viejo conocido para Wei Ying, nadie más que Xue Chengmei, Xue Yang.
Había secuestrado a un puñado de niños. Tantos que sus cálculos oscilaron en cuarenta.
Por supuesto, Wei WuXian nunca se guió por lastimar niños. No estuvo dentro de su ambivalente moral. Sin embargo, alguien como Xue Yang pensó que el uso del resentimiento en experimentos con bases humanas era una gran manera de innovar en el cultivo demoníaco. Buscó llamar la atención de Wei WuXian mediante crímenes aborrecibles y se inclinó con falsa reverencia digna de espectáculo. Cuando Xue Yang le pidió convertirse en su aprendiz, se abstuvo de vomitar.
Después de todo, aquel fue el hombre que lo había cortado en Jing Chi, y se satisfizo con toda clase de torturas en su tiempo en JinLinTai.
"¿Así que deseas ser mí discípulo?", preguntó.
Lan WangJi se aferró a la empuñadura de Bichen, contuvo la frustración y el odio; y escuchó su respiración engrosada.
Xue Yang sonrió como un gato travieso, y asintió. "¡Por supuesto que sí!, he visto lo que este maestro hizo con Wen RuoHan, pensé que mí obsequio podría ser del agrado de este Laozu".
Lan WangJi murmuró por la bajo: '... Obsequio'.
Wei WuXian luchó contra el rencor: "¿Es por ello que pensaste que un puñado de niños muertos me congraciaría?"
"Más que eso, he condensado sus almas. Ahora es un montón de energía de resentimiento disponible para su uso", dijo sin remordimiento alguno.
Pensó, "¿Para qué querría eso?"
Más no dijo nada.
Incapaz de soportar más absurdo, dio un vistazo al cúmulo globular, el conjunto de carne amorfa; supurante y punzante, fusionada entre sí en un sin número de extremidades que carecía de una forma bien definida.
Sus manos temblaron y contuvo las arcadas. Podía escuchar el lamento de los niños, y las voces agónicas arañar contra su oído en un llanto miserable, en peticiones inocentes por volver a casa con sus familias, a recuperar sus formas anteriores.
"Veo que eres muy talentoso", elogió.
Xue Yang se alegró, y el color brilló en su rostro. Era solo un adolescente, pero tan demente y peligroso como nadie que hubiese conocido en mucho tiempo. Los alaridos le impidieron escuchar por encima del sonido de la lluvia, y comenzó a sentirse mareado.
Alzó el brazo y señaló a la concentración de restos humanos reanimados, y les prendió fuego.
Xue Yang perdió la sonrisa en sus labios y se enfureció: "¡¿Por qué hiciste eso?!"
"No tengo porque darte razones de nada".
Xue Yang intentó arremeter, antes de tener oportunidad de tomar su espada, fue atravesado por la hoja de plata de Lan WangJi. Había permanecido quieto y en silencio alrededor de Wei WuXian, aguardando por el momento justo.
El brazo del hombre fue lanzado lejos de su cuerpo. La unión del brazo, en el fin de la clavícula y las uniones del húmero comenzaron a sangrar profusamente. Aún con una sonrisa maníaca, se quejó y maldijó. Después de todo, solo era divertido cercenar brazos cuando se trataba de las extremidades de otras personas.
Debido a la calidad de su heridas, Xue Yang se desangraría pronto si no recibía atención médica, él joven se dio la vuelta y se planteó desaparecer en el mar de humo y fuego; en la oscuridad de la noche.
Lan WangJi se lo impidió. Fue Bichen la cual se enterró hasta la empuñadura en el pecho del hombre. Este cayó muerto casi en el acto. Y sin ningún intento de rito, Wei WuXian le incendió también con el fin de que sus cenizas se dispersaran y jamás tuviese oportunidad de reencarnar.
Wei WuXian no pudo hacer más que lamentarse por aquellos niños. En las formas miserables en las cuales fueron asesinados y despojados de su humanidad. De su dignidad, de su sitio en el ciclo de reencarnación. Se sintió desafortunado.
La lluvia fría se pegó a su piel. Pronto, las túnicas se arruinaron y el cabello se le pegó al rostro, mientras los lamentos miserables se elevaban en un mar de chillidos agudos y oraciones de clemencia.
Lan WangJi se mostró perturbado. Sus ojos dorados brillaron conteniendo la humedad que le empeñó la visita, y Wei WuXian, que conocía las atrocidades del mundo, solo sintió frío.
El segundo joven maestro Lan caminó hacía su dirección al cabo de una taza de té, y posó su paraguas cubriendo a Wei WuXian de la tormenta torrencial.
Conforme el fuego ardió, la ceniza comenzó a acumularse. Wei WuXian hurgó en los compartimentos de sus mangas pero no obtuvo nada útil. Lan WangJi tendió amable una bolsa qiankun, lo que permitió a Wei WuXian guardar la mayor cantidad de ceniza.
Si bien aquellas pobres almas no tenían reparo ni oportunidad de reencarnación, Wei WuXian no se sintió con el corazón frío para torturar a tales padres con dicha verdad. Lo ocultaría, les daría la oportunidad de orar a sus muertos, y quemar algunos inciensos en sus memorias.
Wei WuXian recogió la mayor cantidad de polvo cadavérico con sus manos. Estaba acostumbrado a tratar con viseras, cenizas e incluso a desenterrar cadáveres; pero se inquietó cuando al cabo de un tiempo Lan WangJi se arrodilló a su lado para ayudar con los restos antes de que la lluvia se llevará la ceniza.
Esto le motivó a trabajar a prisa. La lluvia se convirtió en una tenue llovizna cuando terminó, lo que le obligó a enderezarse. Guardó la bolsa qiankun al interior de sus túnicas. Tomó a Lan WangJi de la mano y le arrastró al cabo de algunos metros hasta el flujo constante del río aledaño.
"El paraguas", dijo WangJi.
"Eso no importa. Lo conseguiremos después", Wei WuXian le guió con rapidez, Lan WangJi tuvo cuidado de no deslizar frente al terreno inestable.
Cuando el río se hizo presente, Wei WuXian le empujó sobre sus rodillas y comenzó a lavarle las manos. Trató de eliminar los restos impuros del polvo de cadáver. La sangre bajo las uñas, la sensación viscosa y grasienta de los restos descompuestos de la carne.
Lan WangJi no tenía porqué tocar nada de eso. Alguien como el opulento segundo jade, no tenía por qué contaminarse así. Lan WangJi no luchó contra la ansiedad de Wei WuXian. Fue dócil y sumiso al trato. Wei WuXian sorbió la nariz de vez en cuando, y trató de olvidar el sabor dulce en el paladar producto del envenenamiento por cadáver.
Empujó un pañuelo limpio con agua de río, y se apresuró a contornear su rostro de jade. Limpió hasta que la piel se tornó rosada. El frío le hizo estremecer, solo entonces Lan WangJi habló con un tono serio: "Wei Ying, ya termino".
Entonces, tembló. Su respiración se engrosó, y Wei WuXian fue incapaz de contener la pesadez en el pecho, contuvo la bilis ansiosa por escapar de sus labios, y se reconoció teniendo un ataque de ansiedad. Wei WuXian cayó sobre su trasero en la hierba húmeda. Comenzó a tirar de su ropa como si resultase opresiva. El frío de la noche calmó algunos nervios.
Sintió el toque de Lan WangJi, pasó un pañuelo frío sobre su frente y sus ojos buscaron su atención hasta que consiguió tranquilizarse.
Wei WuXian ocultó el rostro entre sus rodillas, y respiró profundamente.
"¿Está todo bien, Wei Ying?"
"Ahora lo estoy".
"¿Sientes dolor?"
"No es nada de eso".
"Es el ...resentimiento".
Negó. No fue tan sencillo explicar que parte de su alivio, frustración y repugnancia partió de la muerte de Xue Yang. Repugnancia por los crímenes cometidos, alivio de que estuviese muerto.
"Es Xue Yang".
"Entiendo. Sus crímenes han-...", Lan WangJi fue interrumpido, y Wei WuXian tuvo que corregirle.
"No entiendes, Lan Zhan. Es Xue Yang, los Jin, ¡Es el maldito mundo del cultivo! Es todo su culpa", se dobló sobre su estómago y aspiró.
"..."
"¿Qué han hecho ellos?", se inquietó.
"Torturarme".
"... ¿cómo es posible?, ¿en qué momento?, fue... ¿antes de la guerra?", Lan WangJi parecía confundido. Aún cuando las palabras no eran su fuerte, intentó hacerse con su voz para comprender la situación. Pero Wei WuXian no se sintió lo suficiente estable para dar razón de nada.
"Dime, Lan WangJi, ¿crees en el destino?"
"Mmhm".
"Si te dijera que tú y yo nos conocimos en otra ocasión, ¿lo creerías?"
"Si", dijo sin reservas.
"Una vez me preguntaste por mis pesadillas. Sobre mí incapacidad para conciliar el sueño". Tras un largo silencio, dijo: "Parte de mis pesadillas tienen origen de habernos conocido".
"..."
"Fue una situación desafortunada, traumática. Pero ya no somos esas personas". Lan WangJi acortó la distancia habida en ambos. Al no encontrar desprecio por parte de Wei WuXian se inclinó sobre sus persona, y buscó que estaba mal. Intentó brindar consuelo pero no supo cómo. Sus manos temblaron con el frío de la noche, y sus hermosos ojos dorados se empañaron de preocupación. Sus dedos se enroscaron sobre la tela de las solapas pero siguió sin saber de qué manera confortable. El nivel del río se elevó, desbordándose en los límites, y mojando sus túnicas, pero poco importó. Wei WuXian se hizo con su voz, por encima de la lluvia, y el batir de las hojas. "No tienes que atormentarte por eso, porque eres mí alma gemela, ¿de acuerdo?"
El segundo jade de Gusu aguardó, pero Wei WuXian no dijo nada más. Sus labios se sellaron como inmerso en el hechizo silenciador Lan y su cabeza cayó contra su hombro.
"Hace frío", intentó WangJi al cabo de unos minutos.
Wei WuXian tuvo que darle la razón, se enderezó. Al hacerlo, encontró la palidez del jade en Lan WangJi. Sus labios adoptaron un tono oscuro pese al núcleo dorado; el cabello se le pegó al rostro y pareció tan pesado que debía dolerle el cuello con ese adorno de plata pura.
"Si, Lan Zhan. Hace frío".
"Busquemos una posada".
Wei WuXian tuvo de acuerdo. Mientras se dirigían al lugar, dio un último vistazo a los campos hostiles, y se perdió en sus pensamientos, aunque, no sin antes hacer una promesa: "Cuando todo esté mejor, te explicaré con más detalle".
Lan WangJi: "Esperare hasta entonces".
Por la mañana se dirigieron a la oficina del magistrado para dar su reporte.
Las noticias de la muerte de Xue ChengMei recorrieron alto y ancho. Las personas se horrorizaron en su crimen y maldijeron su nombre. Las familias se encontraron devastadas. Fue una cacería que dejó un sabor amargo.
El debate sobre el uso del resentimiento volvió a convertirse en asunto de grandes discusiones. Pero, el ojo vigilante que se erigió sobre la cabeza de los injustos les obligó a mantener la boca cerrada por temor a represalias.
☸ ☸ ☸
De vuelta en el Luanzang apenas hubo tiempo para pensar en sus sentimientos, y mantuvo un estado meditambulo por algunos días. Lan WangJi le hizo compañía, pero, ni el alcohol más fuerte, o la comida más picante logró animarlo.
Al tercer día de su estado de ánimo extraño, WangJi invadió su estudio y le pidió compartiesen la cena.
Wei WuXian obedeció. La comida fue de su agrado. Bien condimentada, con doble o triple porción para su apetito voraz. Aún así, la charla fluyó por lo bajo, no se encontró con gran ánimo para tontear de esto y lo otro. Con la llegada del Hai-Shi, Lan WangJi le instó a recostarse.
Cedió como un ser sin voluntad, y sintió el cuerpo cálido de Lan WangJi presionar contra el suyo en un instante. Su respiración fue contenida, su corazón martilleó como loco contra las costillas de Wei WuXian, pero no dijo nada.
Al cabo de algunas horas, intentó cerrar los ojos, pero fue inutil.
Revivió una y otra, y otra vez la tortura por Ling Chi.
En la hoja fría de la cuchilla sin filo que le desgarraba la carne, y sus extremidades separadas del cuerpo. En corte tras corte que se hundió en su carne, arrancó piel y diseccionó hasta las entrañas. Se repitió por días durante cinco años.
Se removió inquieto. Las sábanas cayeron y se enredaron en sus piernas, haciéndole sentir atrapado. Fue el peso de Lan WangJi sobre su pecho lo que le obligó a mantener la razón. Su cabello le hizo cosquillas en la punta de la nariz, y el incienso de sándalo que perfumó su piel le trajo de vuelta al tiempo presente.
Aún cuando no lo dijo, advirtió que su amado se sintió culpable de sus terrores nocturnos. Se maldijo por arrojar tal carga a sus hombros. Era tan joven y a su vez mostró incertidumbre a partir de la relación ambigua en la que se vieron inmersos. "Te desperté, Lan Zhan. Vuelve a dormir".
Lan WangJi reajustó su forma en la cama. Recuperó las sábanas y cubrió a Wei WuXian con ellas aún consciente de que sería imposible intentar descansar en el próximo puñado de semana. "No tengo sueño".
Wei WuXian dijo: "Entonces hablemos".
"¿Wei Ying me contara qué ocurrió?"
"¿En el sueño?"
Negó: "En el pasado".
Wei WuXian cayó sobre la almohada, su mente se dispersó en memorias, y su atención fue fija a las formas del techo. Lan WangJi apoyó su peso contra el pecho. Fue una presencia tranquilizadora, y estable. Aún si se mantenía en vela, ver el rostro de Lan Zhan lo tranquilizaba. Sentir su aliento cálido golpear contra la piel o el débil ronquido que escapaba de sus labios, le hizo sentir que estaba en un lugar seguro. Wei WuXian había compartido cama con Lan WangJi en el pasado, solo un par de veces. Por lo que no fue ignorante a su presencia. En el tiempo actual, se permitió acompañarle después del beso ilícito. Utilizó la excusa de la única pieza para satisfacer su deseo egoísta, más tarde, durante las visitas a la habitación de Lan WangJi para cenar, se quedó a su lado esperando se quedara dormido.
Más tarde, se excusó en que no tenía una habitación como tal ya que acostumbraba dormitar en el futón o el piso de madera de su estudio, pero todo siempre le encaminó a Lan WangJi a estar a su lado, a sentirle cerca.
Wei WuXian pensó en que era prudente sincerarse ahora, antes de que el pasado se arrastrara hasta ellos y les consumiera por completo. Lan WangJi merecía saber la verdad. El porqué se había convertido en una presencia persistente a lo largo de su vida. Por que le buscó a través de los años e intentó apartarle del mundo para monopilizarle.
Cuál fue la razón por la cual él estaba en el Luanzang por su capricho.
Wei WuXian habló de primeros encuentros, de una vida mortal y no mortal. De viejas memorias difusas que apuntaron a su existencia como un niño humano que fue lanzado al Luanzang tras la orfandad para criarse ahí. La paz de experimentos que no tenían intención de herir a nadie.
La paz que Wen RuoHan quebrantó y trajo consigo problemas en el mundo del cultivo.
Jóvenes maestros que habían sido retenidos contra su voluntad y llevados al adoctrinamiento. Cuando Wei WuXian y Lan WangJi cruzaron caminos por primera vez, este tenía una pierna rota, y sus poderes sellados, cojeaba y se dirigía al Yunshen Buzhichu tras la quema de su hogar.
Durante la guerra, ambos coincidieron en los diferentes pueblos en caos. Sus encuentros fortuitos se distinguieron por cacerías nocturnas para ayudar a los indefensos. Wei WuXian sintió gran respeto por Lan WangJi a partir de ello. Aunque la dinámica fue áspera al inicio y el segundo jade crítico sus métodos poco ortodoxos encontró a su igual, y Wei WuXian se satisfizo por eso.
Cuando la verdad fue dicha, Lan WangJi mantuvo la conmoción en su rostro. Sin embargo, el silencio apuntó hacía la reflexión sobre la información proporcionada. Sus manos buscaron el rostro de Wei WuXian, y proporcionaron una gentil caricia contra el pómulo.
"Entonces, ¿le gustaba a Wei Ying?"
"Si".
Lan WangJi se mordió el labio, y sus cejas se fruncieron con ligereza. Nervioso, tanteó: "¿Aún te gusto?"
"Más que eso".
'¿De qué manera?', ansío preguntar.
Sin tiempo para aportes que no discurrían en nada. Wei WuXian se inclinó por delante, y sus labios se estrellaron contra los de Lan WangJi.
Su boca aterciopelada cedió a él y se derritió entre sus brazos. Wei WuXian contuvo una sonrisa tan fragil como el cristal y le hizo girar de posición sin resistencia alguna.
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