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XIV. Enraizamiento


El sol de la tarde comenzó a caer, y se reflejó en los cristales fríos. Las montañas se divisaron al norte. Los estanques resplandecieron en tenue naranja, y los lotos se sacudieron.

Era un espectáculo apreciable. De no verse inmerso en una sensación de sosiego y extrañeza, hubiese bebido tal imagen con más detalle.

El suelo bajo sus pies crujió, hubo un bollo al vapor en sus manos, que fue comprado en el poblado apenas aterrizar. En el camino de vuelta tomaron pequeños casos y terminaron con yaos menores. Lo que hizo del camino de regreso una tarea larga y prolongada. Era la primera vez en días que comía algo caliente, pero su estómago protestó, así que se limitó a conservarle en manos dando pequeños bocados.

Dio breves vistazos desde el rabillo del ojo, no fue capaz de ignorar la presencia de Wei WuXian, algo duro y meditambulo se asentó en su semblante. Aunque Wei WuXian luchó por parecer casual y desenfadado, no tuvo éxito.

Con la llegada del ocaso, el clima húmedo descendió hasta calar en los huesos. WangJi se percató del agarre de su brazo. Fue firme pero no imponente, y tampoco dañino como había ocurrido en alguna ocasión previa. Elevó su mirada para encontrar el rostro de Wei WuXian, pero no vio nada en el semblante cerrado.

"Vayamos ahí", le señaló.

Al fondo del camino se divisó la construcción que se destacó por linternas de papel colgadas al exterior y un gran anuncio con el carácter de 'alcohol' en venta.

"Mmhm".

Sus pies guiaron hacia la parte superior de la colina donde se erigió el edificio, atravesaron un corto puente de madera sobre el cruce del río bajo.

Wei WuXian guió hasta la entrada principal, y le señaló un lugar en el comedor para qué WangJi descansara. Este lo hizo a regañadientes, percatandose del cambio en el hombre, quien se mostró coqueto con la anciana posadera.

Sabiendo que el asunto no terminaría pronto, WangJi se limitó a recorrer los alrededores de la primera planta, hasta que Wei WuXian terminase con sus asuntos.

WangJi atinó en que era una buena posada. No la mejor, pero acogedora a su manera. Resaltando en madera antigua y avejentada, pero construida con estructuras sólidas y espacios limpios y ventilados. El olor a comida se impregnó en las paredes, pero no de una manera repulsiva.

El aire tuvo un olor a petricor, pero no pudo hacer nada, pues, todo en los alrededores fueron tierras húmedas llenas de lagos y estanques.

Wei WuXian dio una risotada llamando la atención. Señaló esta u otra jarra de licor, y se mostró entusiasta por su desenfrenada compra.

WangJi se abstuvo de decir nada por el consumo desmedido, en otro momento hubiese dado desaires, diciendo 'ridículo'. Ahora, se convirtió en una rutina, y dejó de luchar con aquello que caracterizó al hombre que le gustaba. Por el contrario, trató de ser cercano a él e interesarse en sus pasatiempos.

Aún así, sin importar el viaje juntos, o el tiempo compartido, WangJi mantuvo la inquietud en si acaso se estaban acercando, o distanciando más que en el pasado. Y no pudo comprender el porqué de la extrañeza en el comportamiento de Wei WuXian. Por momentos atento, por instantes frío y distante. Amable en su toque, tierno en los detalles. Desdeñoso en palabras que siempre supusieron una segunda intención de la que WangJi no se vio familiarizado.

Divisó las formas talladas en los cristales. Los dibujos trazaron abanicos en el cristal cortado, y los bordes marcaron muescas que se extendieron en la madera. Sus dedos se apretaron formando puños, obligándose a mantener los buenos modales, pese a la curiosidad en la textura de las formas inusuales.

Tras el estimado de una taza de té, la anciana abandonó su posición por detrás del recibidor de madera de arce, e instó a que se le siguiese a través de los pasillos rumbo a la escalera principal.

Wei WuXian giró en su dirección, y extendió la mano. Una orden silenciosa, una invitación.

"Ven" se escuchó; a lo cual, obedeció sin demasiado alboroto.

Caminaron a través del sitio, pese a la apariencia reducida en el exterior, la segunda planta se destacó por espacios amplios.

Giraron a la izquierda en el pasillo, y llegaron frente a una habitación de puertas dobles.

La mujer se despidió señalando que su cena estaría lista en medio shichen, ninguno de los dos tuvo problema en ello.

Los interiores se destacaron como el resto de complejos de edificios dentro del área de Yunmeng, aún en las montañas, lejos del Luanzang, consiguió divisar las maderas oscuras y muebles sencillos. Tapices planos con formas de lotos; e incluso patrones de dragones de río, y algunas flores locales decorando los jarrones dispuestos.

WangJi no pudo ignorar algo en particular dentro de la pieza. "Solo hay una cama", dijo.

Wei WuXian apenas se mostró sorprendido. "No había más habitaciones".

Sintió el corazón martillear dentro de su pecho, y sus labios temblaron. No fue ningún secreto para sí mismo reconocer sus sentimientos por Wei WuXian. Pudo recordar todas las noches en que cenaron juntos. Pensar que cada uno de sus acercamientos pudo significar algo. Esperando la oportunidad de un cambio, de un roce, de intimidad emocional. Cualquier cosa. Sin embargo, con la llegada del Hai-Shi, Wei WuXian le desplazó y se enfocó en su trabajo. Lo cual, le hizo sentir frustrado.

No comprendió porque Wei WuXian hizo tal reclamo durante la guerra, para no instar ningún movimiento. Durante algún periodo asumió que deseaba compañía. Pero mantuvo lejos a WangJi, como aquella ocasión en que trató de organizar el desorden de su oficina.

Con el tiempo dejó de hacerse preguntas inútiles, y cedió a lo que sea que construyeron en compañía.

"No tienes porqué preocuparte. Tómala para tí solo".

"Podríamos compartir", WangJi no supo de dónde salió eso.

"Esta bien. No duermo mucho, de todos modos".

WangJi supo no presionar en ese tema y cedió. Wei WuXian había estado actuando raro, más de lo usual, y no pudo evitar preguntarse, qué resultó tan conmocionante del caso de la villa Eryu.

Se instaló en la mesa baja y comenzó a beber su vino. WangJi se dirigió al otro lado de la habitación en silencio. Se hizo con papel y tinta. Tomó lugar en la mesa junto a Wei WuXian, en ausencia de más escritorios, y dijo: "¿Sería prudente enviar una carta a xiongzhang para informar que estoy bien?"

Extrañado, el hombre dijo: "¿Por qué me lo preguntas?, tú puedes hablar con tú hermano tanto como quieras". Wei WuXian pareció ofendido. Aunque pronto corrigió su expresión por algo más suave. Negó con la cabeza ante sus propios pensamientos. Wei WuXian se puso en pie. WangJi se extrañó. Este ajustó los bordes desiguales de su túnica, tomó el licor, y sonrió: "Te dejaré solo escribiendo, estaré abajo bebiendo".

"Mmhm", dijo con menos energía, aunque logró ocultarlo de manera eficiente.

Al cabo de unos instantes, se quedó solo.

Trató de no sobrepensar en el asunto, y redactó una larga epístola a su hermano y tío a espera de que estuviesen bien. Después de que WangJi abandonó Yunshen Buzhichu sin previo aviso. Se vio incapaz de volver. En su ronda de inspección a petición de Wei WuXian, se detuvo brevemente en QishanWen y el clan Yao, y BailingOuYang. Se mantuvo lejos de los líderes de cultivo en las cuatro grandes sectas. Siendo la información obtenida, recopilada de las oficinas de control en las ciudades centrales.

Al cabo de un instante, su carta fue concluida y sellada. Se recordó entregarla a la dueña de la posada por la mañana, para que se enviase lo antes posible. No podía decir que estaba viviendo una mala vida en el Luanzang, o que era miserable en compañía de Wei WuXian.

Tal vez, se sintió un poco fuera de lugar al yacer en un sitio lejos de todas las reglas impuestas con las cuales fue criado, y exento de las actividades administrativas para las que se le educó. Sin embargo, se sintió satisfecho por la oportunidad de criar algunas mascotas. El tiempo libre para el esparcimiento y pasatiempos; e incluso la oportunidad de emprender cacerías nocturnas por cuenta propia.

En un balance de pros y contras tuvo que ceder a favor de Wei WuXian, ya que, pese a la opinión popular del mundo, no instó a hacerle daño como todos dentro del clan advirtieron.

Bebió su té, y esperó. Wei WuXian no regresó a la habitación. Supuso que, similar a tantas otras veces; perdería el tiempo emborrachándose hasta que WangJi se fuera a dormir al Hai-Shi, y le encontraría recostado en el suelo frío, en un penoso intento por conciliar el sueño.

Consciente de la situación, optó por hacer algo contra la capa fina de suciedad que se adhirió a su piel, tras días de viaje. Reorganizó el contenido de su bolsa qiankun, tomó algunas túnicas limpias y una barra de jabón. Se deslizó por detrás del biombo, y comenzó a desvestirse.

Una a una las túnicas cayeron en sus pies formando un charco. El sencillo guan de plata reposó sobre sus prendas, ahora dobladas, que descansaron sobre un banquillo. Notó algunos arañazos sobre la piel nivea, y los restos apenas perceptibles de algunos moretones. No había invertido su tiempo en buscar alguna herida, así que apenas se percató de dicho daño.

Acostumbrado a las aguas de los manantiales fríos, ignoró la ausencia de calor en la tina y se sumergió por completo. El estremecimiento fue instantáneo, pronto, se ignoró ante la corriente cálida de la energía en su núcleo.

Se echó agua sobre la cabeza y se lavó con la pastilla de jabón. Fue una tarea mecánica y eficiente. No desperdició el tiempo en el ocio, por lo que, en cuestión de pocos minutos se encontró lidiando con la humedad de su cabello.

De vuelta al frente, se deslizó descalzo; y se detuvo en seco al notar cierta presencia familiar, siniestra como fundida en la oscuridad.

Wei WuXian yació en la mesa baja, haciendo girar la copa en su mano con evidente aburrimiento. Más que cansancio encontró hastío en sus gestos vagos. Wei WuXian levantó la vista, y el intenso bermellón en su mirada lo sacudió. Se paralizó por completo frente a la vehemencia en su semblante. Se sintió expuesto y desnudo. Fue un juego de miradas del cual ninguno de los dos cedió, hasta que perdió el interés. Y dijo: "Estás mojando el piso".

WangJi bajó la vista, encontrando un charco bajo sus pies desnudos, donde se acumuló el agua. Exprimió una toalla en su cabello y llegó a la cama. Terminar de vestirse fue incómodo, pero no en el mal sentido. Sino que sus extremidades se mantuvieron rígidas, y la gracia que le caracterizó se mostró ausente cuanto más se esforzaba por mantener la dignidad.

La habitación no era pequeña, pero tampoco grande. No hubo demasiado a dónde Wei WuXian pudiese dirigir su atención. Más hizo el esfuerzo evidente por no volver a conectar sus miradas. Esto le desanimó en el fondo, llevándo a pensar que no era atractivo para Wei WuXian.

El licor se terminó rápidamente. WangJi se desplazó hasta el neceser, para desenredar su cabello. Vertió aceite en las manos y tiró con cuidado en las hebras largas donde se acumularon los nudos. El peine de madera apenas tuvo problema en el deslizamiento, y se preguntó en qué momento llegaría la cena para romper con aquella tensión.

Ansío querer decir algo, pero jamás se destacó por ser alguien versado en el arte de la conversación. Temió añadir algo incorrecto que les llevase a una situación engorrosa, y, por más que desease dejarse llevar por sus fantasías de enamoramiento al borde, supo que liberarse de todo precepto y restricción lo conduciría a la desdicha.

Wei WuXian se puso en pie. Le sintió caminar a sus espaldas. Estaba tan empeñado en cubrir el frente, que en un pestañeo, aquel nombrado como el patriarca de Yiling, posó sus dedos sobre su cabello, tirando su melena hacía atrás, robando su peine.

Los dientes de la peineta se enterraron en la parte posterior, tirando hacía abajo en el área de la nuca. En la sección inatendida donde su cabello se partió en dos. Wei WuXian no dijo nada, y WangJi cedió al toque inesperado.

Cepilló su cabello durante un tiempo de manera rítmica y constante. WangJi apenas logró divisar su forma ensombrecida desde el ángulo del espejo de cobre. La línea tensa y plana en sus labios. Se preguntó en qué tanto estaba pensando.

Abrió los labios para inquerir, pero entonces se apartó; y WangJi resintió la lejanía. La puerta fue llamada desde fuera. Wei WuXian abrió con una sonrisa amable, y proporcionó comentarios entusiastas a la dueña. Un sirviente tendió las cajas de comida, a lo que WangJi se colocó una segunda túnica a modo de chaqueta exterior. La apretó en sus costados sin atar un cinturón y caminó hacía la mesa para ordenar el juego de té y las jarras de licor.

La anciana y compañía desaparecieron en un instante. Nuevamente, se quedaron solos. Esto hizo crecer la tensión en el aire. Lan WangJi se pronunció: "¿Hay algo-...?", pero Wei WuXian interrumpió de manera abrupta.

"Deberíamos comer".

"Mmhm", contuvo el desánimo.

Pese a las palabras de Wei Ying, apenas tocó nada de la comida. Siguió jugueteando con su copa. El vino quedó de lado, recibiendo un par de tragos. Lan WangJi intentó servir alcohol para él, como tantas otras noches había hecho. Pero se le rechazó.

Debido a las reglas a las que estaba acostumbrado, fue incapaz de decir una palabra entre bocados. Wei WuXian parecía tan perdido en sus pensamientos que resultó un enigma. Tomó fideos gruesos de sésamo, al observar entre sus pestañas, se percató de Wei WuXian cuya atención fija se mantuvo en WangJi más tiempo del esperado.

Dejó de tener hambre al poco tiempo, y Wei Ying cedió en un instante. Organizó los platos sucios y los colocó en la bandeja para que un empleado los recogiese más tarde.

Aún era pronto para irse a la cama, por lo que consideró tocar el guqin para aliviar la ansiedad. WangJi se puso en pie en orden de conseguir el instrumento que descansaba al otro lado de la habitación debido a la falta de espació, y Wei WuXian imitó.

Sintió el agarre firme sobre su muñeca, reteniendo sus pasos. WangJi se giró conmocionado, y la pregunta se tatuó en su rostro, ante el actuar extraño del hombre.

En lugar de recibir alguna respuesta, fue sostenido por la mejilla, y la mano que le retuvo se posó en su nuca, ahuecando el cabello. Antes de poder reaccionar sintió su aliento calido golpear su piel, lo que le hizo estremecer. El brillo crudo e inhumano le observó. Toda emoción fue reemplazada con aspereza.

Wei WuXian se inclinó sobre su boca. Y dominó un beso intenso. Tan intenso que perdió el equilibrio por un momento. Sus ojos se abrieron. No fue la manera como imagino besarse con Wei WuXian. De hecho, hubo sueños vergonzosos; apasionados donde era sometido bajo la demanda del Yiling Laozu. Pero los había limitado a la fantasía.

WangJi gimió bajo la opresión. Alisó sus manos contra el pecho firme, pero, perdió fuerzas y se acurrucó. Su espalda golpeó contra la puerta y los bordes se sacudieron. Las paredes resonaron con la intensidad del impacto, y un gemido alto se escapó de sus labios. Cuando fue consciente de ello, sus orejas se tiñeron de un rojo violento, y provocó una respiración engrosada.

Su corazón golpeó con violencia dentro de la caja torácica. Wei WuXian apartó las manos que presionaban contra las costillas, y le estrelló contra la pared, reteniendo su muñeca por el costado del rostro. WangJi se percató de los gruesos vendajes que se ataron en sus muñecas, por debajo de las muñequeras de cuero. Se preguntó entonces en qué momento Wei WuXian había recibido un corte tan severo.

No tuvo espacio en su mente para pensar en nada más que la boca de Wei WuXian abusando de la suya. Imponiéndose, y forzando el contacto húmedo. Tan desenfrenado que le dolieron los dientes. WangJi abrió la boca y lo sintió invadir su interior.

Se arqueó en respuesta, e inconscientemente se encontró frotando, muy sutilmente contra el cuerpo que le aplastó contra el muro. Sus acciones encendieron un fuego en su vientre; un fuego que había sido avivado; y se encontró encendido durante mucho tiempo.

Wei WuXian hizo descender su mano del cabello hasta aferrarse a su cintura, atrayendo más contra él. El acercamiento fue insistente, su piel vibró. El borde áspero rozó contra la superficie en la que se le aplastó. Su cuerpo se negó a ceder. Se retorció impotente. El beso se hizo más profundo. Más oscuro, más estimulante...

Su lengua se hundió en su boca, enredándose con fuerza. Cuando se apartó, sintió un pinchazo, su labio fue mordido. ¿De quién de los dos era la sangre?, lo desconocía. Fue exactamente como WangJi pensó que sería tras aquel encuentro fortuito en el camino a BailingOuYang: fuerte y poderosamente dominante, pero ocultando un borde suave que necesitaba ser persuadido para brillar.

Sus labios, húmedos, se posaron sobre su piel, su mejilla, barbilla, siguiendo la línea de su mandíbula, su cuello e invadiendo su persona hasta que sus alientos se entremezclaron causando revuelo.

"Wei Ying... ", balbuceó.

El hechizo pareció romperse, Wei WuXian se apartó, y Lan WangJi se sintió despojado.

La tensión disminuyó hasta ser reemplazada con una ventisca fría. WangJi sintió la necesidad de cubrirse con la túnica. Sus dedos subieron hasta su boca, las puntas se tiñeron de rojo; caracterizado por la sal y óxido de su propia sangre.

Wei WuXian frunció el ceño. Parecía enojado, sus labios se tensaron conteniendo el disgusto y WangJi reconoció su expresión. Ya que la había visto en su propio rostro cada noche, después de la visita de Wei Ying. Esa emoción incontenible fue: Frustración.

Apartó la mirada para no enfrentar a Lan WangJi en la semi oscuridad de la pieza a medio iluminar, cuando giró para abandonar, el segundo jade se dejó llevar por el impulso ansioso y se aferró a las mangas anchas de Wei WuXian. Su voz se atascó por el desconcierto del episodio contenido, pero mantuvo la determinación: "Quedate"

"¿Cómo lo pides tan fácilmente?, ¿no estás molesto?"

"..."

La ausencia de respuesta, instó a Wei WuXian a alejarse, así que se obligó a sincerarse. "No. No me molesto. Solo, inesperado".

"Inesperado", repitió Wei Ying.

"Mmhm".

"¿No molesto?"

"No".

"Bien", Wei WuXian caminó hacía el interior de la habitación. Sus manos se aferraron a los hombros de Lan WangJi, lo que le obligó a mentalizarse a espera de más contacto, intimidad incluso. Había tenido esos sueños inquietos desde que se había mudado al Luanzang. Noche a noche aguardó inútilmente la presencia del hombre en su cama. Con el paso de las semanas y días vio cuán imposible era.

Golpeó contra el borde de la cama, se vio obligado a tomar asiento sobre el colchón. Wei WuXian, cuyo cabello revuelto cayó sobre el rostro formando sombras complejas, mantuvo las reservas. WangJi no apartó la vista, convirtiéndose en un juego de miradas, a la espera de dar solución a un enigma.

WangJi supuso propicio dar el primer paso. Bajó sobre la cama hasta que sus codos tocaron las sábanas, y Wei WuXian se encontró entre sus rodillas. Fue una invitación. Notó los nudillos del hombre apretarse, y sus ojos arder como el calor de una pirra.

Tocando la mejilla de WangJi, y hacia el crecimiento del cabello por detrás de la nuca, acarició: "Es tarde, deberías dormir".

"No tengo sueño".

Wei WuXian se enredó en su cabello y se apartó. Las largas hebras siguieron el flujo de sus manos y finalmente cayeron sobre su pecho. "Entonces, no duermas".

"Wei Ying debería dormir, está cansado", intentó decir a consecuencia.

El hombre se recompusó, una burla baja burbujeó en su labio amoratado y las cejas se fruncieron con diversión e incredulidad.

"No estoy cansado, Lan WangJi".

El segundo jade, se enderezó en la cama, tomó los extremos de la túnica de dormir y los apretó a los tobillo. Cuando su postura le brindó dignidad, le inquirió con naturalidad: "¿Con qué frecuencia duermes?"

"No mucha".

"¿Se debe... a las pesadillas?"

Wei WuXian abrió los ojos con sorpresa. Pero se aplararon en un instante. Se asentaron en absoluta quietud, el entendimiento fue evidente, y empujó el hombro de WangJi sin demasiada fuerza para que hiciese un lugar en la cama.

El temido patriarca se sentó al borde, y sus codos descansaron en sus rodillas. Su rostro se escondió entre sus manos por un instante. El cabello se peinó hacía atrás, removiendo la pesada melena, y finalmente encontró la mirada de Lan WangJi.

"¿Qué está mal?"

Wei WuXian río con una voz oxidada y negó. Trató de parecer desenfadado, pero no tuvo éxito.

"Malos sueños [...] Malos recuerdos", se corrigió.

A Lan WangJi le carcomió la duda, ¿qué pudo haber ocurrido en su vida para perturbar tanto su mente? Supuso que el resentimiento tuvo razón de ser, sin embargo, sus sospechas se inclinaron al mundo del cultivo.

Pese a ello, no tenía nada concreto a excepción de sus pensamientos.

Su mano ahuecó contra su palma, en un débil intento por consolar. Ansío preguntar qué significó aquel beso, sus sentimientos, su presencia alrededor.

Instó a Wei WuXian a recostarse en la cama. No ofreció resistencia, dejándose manipular por WangJi en cada uno de sus toques. Incluso, cuando sus manos rozaron hacia sus muñecas y las palmas extendidas, se mantuvo manso a su presencia.

"¿Puedo tocar Claridad para tí?"

Sus rostros estuvieron tan cerca que podía sentir los suspiros contra su piel. El cabello cayó en cascada frente a Wei WuXian. La tensión mortificada provocó una mueca en su boca. La cual se aplanó rápidamente hasta convertirse en nada.

"Puedes hacerlo, pero no funcionará".

Interpreto Claridad durante un shichen. El agotamiento tras un largo viaje obró en Lan WangJi. Su cabeza pesó, y se quedó dormido sobre la mesa del guqin al poco tiempo.

Reconoció el toque ajeno, pero familiar al ser sostenido. Lo sintió al acurrucarse. El calor de otro cuerpo fue grato en una noche tan fresca. Lan WangJi desvaneció cuando su cabeza tocó la almohada. En la semi inconciencia, sintió a alguien tocar su cabello.

No pudo evitar preguntarse si Wei Ying había yacido a su lado o fueron imaginaciones suyas.

Al abrir los ojos por la mañana, Wei WuXian se encontró sobre el balcón, bebiendo una noche de insomnio que pronto terminaría.


☸ ☸ ☸


La llegada de la mañana trajo consigo una conversación pendiente, que, por supuesto, no tuvo respuesta. Pero si permitió la comunicación. Hablaron de esto y lo otro; de experiencias en sus cacerías, de tierras lejanas, de comida en las diferentes ciudades que visitaron.

WangJi no ignoró el ardor en su labio cada vez que bebía de su té. No tuvo ánimos de eliminar vestigio de su noche anterior con el flujo constante de la energía yang, como ansioso por probar que no había sido producto de su mente.

El día presentó un clima realmente malo. Las tormentas empañaron los cielos, trayendo consigo caos lodoso y humedad desagradable en la piel. Aún cuando Wei WuXian podía instar el desplazamiento por medio de sus talismanes, sugirió quedarse a descansar.

Wei WuXian se extendió con pereza sobre un par de almohadillas. Cuando WangJi pregunto el porque a mantenerse en dicha posada si apenas había espacio, él dijo: '¿Por qué otra razón?, sería conveniente que tus túnicas se estropearan. Es mejor quedarse aquí hasta que el mal tiempo amaine'.

Al cabo de medio día, WangJi dejó la meditación, encontró a Wei WuXian bebiendo una nueva jarra de alcohol que solicitó de la primera planta. Parecía aburrido. Perdido en sus pensamientos caóticos. La mirada vacía fija en la nada reveló la inquietud de su interior.

No pudo evitar preguntar: "¿El alcohol te hace sentir mejor?"

"No realmente".

"..."

"Creo que, a veces si bebo lo suficiente puedo dormir aunque sea un par de horas".

"¿Consigues descansar?"

"No". Colocó su palma sobre la mejilla y apoyó el codo en dirección de WangJi. "No es tan importante. Era intrascendente en el pasado, cuando vives tanto tiempo deja de tener sentido".

"Wei Ying disfruta comer, y sus estudios en la energía yin. Debe resentir no poder descansar plácidamente". Wei contuvo la burla desdeñosa y sonrió con parsimonia. Vio a WangJi como si fuese ingenuo y no supiese de qué estaba hablando. "¿Qué cambio?"

"Una traición".

'¿De qué clase?', no dijo.

"Pero ya no estoy resentido por ello. Sin embargo, esto y lo otro son cosas diferentes".

WangJi no supo qué hacer a fin de proporcionar consuelo. Se mordió el interior de la mejilla y pensó. La noche anterior había sido infructuosa al tratar de tocar para Wei WuXian. Pensó que su cultivo no había sido lo suficientemente fuerte; que su incapacidad para soportar largos viajes y pasada la hora de sueña habitual había influido. Recordando el beso íntimo, sensual y apasionado, pensó en que estaban, o estuvieron, lo bastante cerca para iniciar cualquier tipo de interacción.

Con ello en mente, abogó por intentar algo osado. Hizo el guqin a un lado. Adoptó una pose digna y golpeó sus rodillas dando un golpe sordo. "Wei Ying, ven aquí".

Wei WuXian estuvo a punto de escupir el vino en labios, y su sonrisa tensa evidenció diversión. Si estuviese menos familiarizado con el hombre se hubiese resentido. Mantuvo la determinación, y repitió: "Ven, aquí".

Wei WuXian se mostró reacio durante un instante, pero comprendió las intenciones de Lan WangJi. Hizo el vino a un lado y se arrastró sobre sus rodillas en el corto espacio que les separó. Se mostró tenso y fuera de lugar, se dejó caer sobre el regazo de WangJi, obligándose a mantener la atención en las formas del techo, las vigas y las estructuras organizadas. Sus manos se cruzaron sobre el estómago. Lanzó una risa nerviosa e inquirió: "¿Qué es lo que debería suceder?"

WangJi se inclinó al frente, y su cabello cayó cual cortina de seda, envolviendolos, proporcionando mayor intimidad. "No debería suceder nada. Solo deberías relajarte".

Aún cuando lo dijo sus hombros permanecieron tensos. WangJi liberó la cinta roja, y el cabello se torció donde el listón se apretó. Wei WuXian cedió al toque, poco a poco se relajó. Su rostro complicado adoptó algo más puro, más pacifico. Ni siquiera parecía la misma persona de la cual el mundo del cultivo temió. No como un inmortal fantasma, Yiling Laozu, más como el hombre atormentado en el fondo de todas esas capas, del cual WangJi se enamoró.

La punta de sus dedos acarició los contornos del rostro. En los pómulos pronunciados, y las depresiones de las mejillas. Las líneas duras en la mandíbula, párpados suaves por pestañas pobladas, y unos labios aterciopelados.

Descendió en la línea del cuello hasta la protuberancia de la garganta. Wei WuXian exhaló un suspiro entrecortado, y se dedicó a masajear en la raíz del cabello. Marcó un ritmo suave, lento, mesurado. Fue como interpretar una canción. Una melodía para dormir.

Wei WuXian se fundió contra su regazo. Y si bien, no estaba dormido, si se le notó más descansado. Debió transcurrir un shichen en dicha posición inmovil, vulnerable a las caricias de WangJi.

Cuando sus piernas comenzaron a presentar molestias, optó por recostar a Wei Ying, muy suavemente, contra las almohadillas. Buscó su túnica exterior, y le cubrió a manera de manta. Solía hacerlo con frecuencia. Débil a la figura de Wei WuXian como un mendigo en medio de un estudio desordenado.

Aún si Wei WuXian veía difícil conciliar el sueño, deseó que encontrará el alivio en los breves instantes de paz, sin necesidad de recurrir al alcohol. Incapaz de contener el deseo recusable, acortó la distancia. Sus labios rozaron con los de su amado. Fueron suaves y cálidos. Pronto se avergonzó. Intentó apartarse, pero fue inutil. Wei WuXian abrió los ojos. El rojo fue reemplazado con el intenso gris que emuló el brillo de la luna, y si bien no hubo sonrisa en sus labios, no encontró el rechazo.

Sus brazos se envolvieron alrededor de la cintura de WangJi. Cayó contra el piso de madera. Su cuerpo fue presionado por Wei WuXian. El perfume en su jabón y el vino de frutas le inundó. Contuvo el aliento cuando se le apretó. Wei WuXian se abrazó con fuerza, y su rostro permaneció ocultó en la curva del cuello.

No pudo pensar en otra cosa que la ternura y necesidad con la cual se le sujetó. Todo lo que pudo hacer fue cuidar de él.


***


Wei WuXian no era ignorante. Él alguna vez amó. No lo reconoció en ese entonces. Incluso en el presente le fue difícil dar la razón a sus sentimientos.

No surgieron de la nada. En ambas ocasiones, dichos sentimientos se dirigieron a una misma persona.

Nunca quiso detenerse y preguntar porqué Lan WangJi era la excepción.

Buscó excusa tras excusa para no cobrar su venganza.

Dijo que era demasiado joven, luego que no era lo suficientemente fuerte para enfrentarlo; cuando la guerra tuvo lugar y ambos pasaron tiempo juntos, encontró un desperdicio el cobrar su vida al no haber cometido ninguna traición, aún.

Le mantuvo vivo. Hizo un lugar en su hogar, le vistió con toda clase de joyas y sedas, y pasaron tiempo juntos. La convivencia desenterró sentimientos antiguos, también despertó nuevas sensaciones que deseó ignorar. Arrojar al fondo de su mente. Sin embargo, cuanto más pensaba en Lan WangJi más miserable se sentía.

Era fácil hacer miserables al resto de las sectas. Hacerles sufrir, perder a su gente. Asesinar a los impíos. Pensar en la falta de Lan WangJi le hizo tan miserable como la puñalada que alguna vez le dio.

Cuando le traicionó, aguardó por años por una oportunidad de venganza. Se dijo que un duelo lo solucionaría todo. Podría apartarse de sus sentimientos. Desarraigarse de ellos.

No tuvo un enfrentamiento en aquella vida anterior, tampoco en el presente.

El resentimiento hacía su persona solo le motivó al caos, manteniendole cuerdo el tiempo suficiente.

Desapareció por casi un mes, lo que le llevó al sueño intranquilo, al insomnio absoluto, y la locura escurriendo de sus venas, en cada uno de los cortes hechos a la carne. Ni siquiera era consciente de cuánto se esforzaba en mantener una siesta tranquila con él a su alrededor.

Aún así, las pesadillas volvieron. La violencia, la crueldad en la tortura, el despellejamiento; la desesperacion, y de nueva cuenta, la traición.

Hubo un joven discípulo del cual se habló en alto y bajo. Desde las montañas rocosas del norte, hasta las costas del sur y este. Un joven hombre con el potencial de llegar a la inmortalidad antes de la mitad de sus veinte. Se le caracterizó por la bondad en su corazón. La justicia, la obediencia en las reglas y la calidad humana bajo una capa de hielo.

El segundo jade de Gusu Lan, Hanguang-Jun. Lan WangJi. Lan Zhan.

Se conocieron durante la guerra. En tiempos difíciles y hostiles. Era un joven difícil y temperamental. Con un sentido de la justicia digno, de acciones igual de admirables.

Por supuesto pensó en él como su alma gemela. Asumió que, para alguien como Wei WuXian, cuyo camino se extendió en un puente de un solo tablón en la oscuridad, la luz brillante de aquel llamado, Hanguang-Jun, sería la compañía perfecta.

El inicio del fin ocurrió justo después de que Wei WuXian aniquilara a los Wen por completo. Se alió a las sectas del cultivo, y se le reverenció como un dios entre los hombres. Todo lo que él ansió hacer era detener el uso de su nombre para fines siniestros. Wen RuoHan utilizó al Yiling Laozu como chivo expiatorio en sus abominables crímenes.

Sin embargo, la paz duró relativamente poco. Siendo tan frágil como las ramas de un árbol muerto sacudido por una tempestad.

Los Wen restantes corrieron en búsqueda de Wei WuXian. Desesperados por un poco de piedad, se arrodillaron en su nombre y pidieron posada. Wei WuXian les acogió con un instinto altruista. Cedió a la justicia, tal como Lan WangJi haría.

Esto le convirtió en el enemigo del mundo. En una paria para aquellos que vitorearon su nombre.

Se le temió.

Aquella figura inmortal, respetada fue sepultada. Pronto, se temió a su poder, a su presencia misma. La energía yin fue demonizada, maldecida. Wei WuXian se convirtió en una bestia peor que Wen RuoHan y se pidió su cabeza para estabilizar el mundo.

A ojos del mundo de la cultivación, un hombre como Wei WuXian no tenía oportunidades de vivir, y las circunstancias bajo la cuales se cultivó en el Luanzang les resultaron intrascendentes.

Lan WangJi emprendió el viaje a Yiling para informar de las tensiones en el mundo del cultivo. Wei WuXian era poderoso. Sabía lidiar contra sus opositores, pero nunca se vio motivado por la matanza sin sentido.

Esa tarde almorzaron juntos en un restaurante popular de Yiling. Y por la noche le llevó a conocer a los refugiados Wen. Su palacio no era más que un puñado de ruinas, e hizo de su hogar una cueva cuya peste a sangre, y descomposición resultó desagradable.

Sin embargo, todo en lo que pudo pensar esa noche fue el cuerpo de Lan WangJi dormitando a su lado, en su respiración estable; en la calidez de sus mejillas y los labios rosados. Compartieron la túnica exterior de Wei WuXian a manera de manta. Contorneó la curva de su nariz y los labios con la punta de sus dedos y deseó monopolizarle. Tenerlo para sí mismo. Apartarlo de las imposiciones y el falso sentido de rectitud.

Fue débil. supo que sus caminos eran diferentes, entonces le dejó marchar.

Antes de irse, Lan WangJi le prometió ayudar en el caso.

"Hablaré con mí clan", dijo. "Sé que habrá manera de dar solución a las circunstancias actuales".

Esas palabras se mantuvieron como promesas. Wei WuXian fue crédulo y no dudó. Estaba seguro de que alguien como Hanguang-Jun sería el emisario perfecto para dicha misión. La opinión del público le favoreció. Noble y justo; las sectas no tenían por qué decir que no.

Al cabo de un mes se le envió una carta escrita a puño y letra por Lan WangJi. Firmada por él. Repitiendo palabras que solo habían compartido entre sí. Hubo una oferta de asilo. Ayuda.

Tal vez por ello cedió sus defensas con tanta facilidad. La llegada de los cultivadores, encabezada por los Lan supuso alivio para su corazón. Pero, estos no vinieron en son de paz.Tampoco el resto de sectas. Wei WuXian fue adjudicado a crimenes que no cometio; de asesinato de personas que no conocía.

Se defendió: "Esto no es así. Ha sido un error. Lan Zhan, Lan Zhan esto no es lo que prometiste. Estas personas son inocentes. Yo soy inocente y lo sabes", fueron sus palabras.

Lan WangJi le observó con frialdad y desprecio. Aún cuando hubo reconocimiento en sus ojos, este se desplazó con indiferencia, y repugnancia.

Había sido un idiota.

Por supuesto que alguien como Hanguang-Jun jamás estaría del lado de un cultivador yin. Siempre lo había dicho. Recalcado que el resentimiento era malo para el corazón y el alma.

Que alteraba el temperamento y acarreaba desgracias.

Lan WangJi se mantuvo en primera fila junto al contingente Lan.

Cultivadores Jin y Jiang, atravesaron las barreras y masacraron a todos los Wen bajo su protección. Prendieron fuego a su hogar.

Pero, Wei WuXian estaba tan aturdido. Tan conmocionado por la traición que apenas tuvo tiempo de reaccionar a nada. Sus ojos se nublaron de odio.

Intentó apuntar su espada pero fue inutil. Fue incapaz de dañar a Lan WangJi y esa fue su debilidad. Lan WangJi, por el contrario, no tuvo reparo en atacarlo. Pelear con él lo suficiente para hacerle caer en una trampa Jin. Pronto, un puñado de redes atrapa espíritus le envolvieron como los vendajes de una momia. Y los Lan forzaron un exorcismos de alta complejidad salido de los manuales más antiguos en la biblioteca secreta Lan.

Cual costal de carne sin huesos, fue arrastrado. Lo último que vio de Lan WangJi antes de esos angustiantes años de encierro fue su semblante duro e inamovible marchar lejos de él.

Como si todos aquellos momentos cercanos hubiesen sido una broma. ¡Un maldito plan para matarlo!

Wei WuXian había caído directamente en su trampa, y aún capturado Lan WangJi no tuvo el coraje para admitir su traición.

Todo lo que resto en la frágil psique resquebrajada de Wei WuXian fue un fehaciente deseo de venganza, y por supuesto, sentimientos que forzó a aplastar en pro de sobrevivir una segunda vez. 

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