Capítulo 1
La neta no se porque lo escribí. Era algo que tenía planeado hace un mes. Tenía ganas de escribir rule 63. Aunque no terminé haciéndolo hice algo similar.
Inspirado en el libro del link. [ creador y nombre del libro en la descripción ]
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Y vuelvo a escribir contenido Paw Patrol después de tanto tiempo. Lo lamento chicos.
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Los miembros de Paw Patrol estaban esperando a que Rocky terminara con un invento que estaba trabajando. El aire estaba cargado de anticipación, y los cachorros apenas podían contener su emoción. Chase daba vueltas en círculos, su cola moviéndose tan rápido que parecía un ventilador peludo. Rubble, por su parte, había construido una pequeña torre de galletas para perros, asegurando que era para "mantener la energía durante la espera".
Marshall, Zuma y Everest se habían acercado a la mesa de Rocky para ver si podían echarle una mano, pero él les había pedido que se mantuvieran alejados mientras terminaba los últimos ajustes. Los tres cachorros se habían puesto a jugar con una pelota, tratando de no molestar a Rocky, pero sin perder de vista su invento. Sin embargo, su juego se parecía más a una versión canina del ping-pong que al fútbol, con la pelota rebotando erráticamente entre ellos.
"¡Cuidado, Zuma!" gritó Marshall mientras lanzaba la pelota con demasiada fuerza. Zuma se agachó justo a tiempo, y la pelota pasó volando sobre su cabeza, rebotando en la pared y regresando directamente hacia la cara de Marshall.
"¡Ay!" exclamó Marshall, cayendo de espaldas con la pelota pegada a su nariz. "Creo que acabo de inventar un nuevo deporte: el boomerang-ball."
Everest no pudo contener la risa. "Marshall, eres el único perro que conozco que puede hacer que una pelota lo persiga."
Mientras tanto, Rocky seguía trabajando en su invento, murmurando para sí mismo y ocasionalmente soltando risitas de emoción. Los otros cachorros lo miraban con una mezcla de curiosidad y ligera preocupación, preguntándose qué clase de locura habría inventado esta vez.
"¡Skye! ¡Ven aquí, rápido! ¡He terminado!" exclamó Rocky levantando la cabeza con entusiasmo, sus ojos brillando como si acabara de descubrir una mina de huesos para perros.
"¡Ruff, Ruff! ¿De verdad, Rocky? ¿Has acabado tu invento?" preguntó Skye corriendo hacia él, emocionada por la noticia. Dio un salto mortal en el aire, aterrizando perfectamente junto a Rocky.
"Sí, cuéntanos, Rocky. ¿Qué es lo que hace exactamente?" Preguntó Rubble, siguiendo a Skye con curiosidad. En su prisa, tropezó con su propia torre de galletas, enviándolas a volar por los aires. "¡Oh, no! ¡Mis galletas!"
"¡Sí, dinos, Rocky! ¿Qué es esa cosa tan rara que tienes ahí?" se sumó Chase, acercándose al grupo. Intentó atrapar algunas de las galletas voladores de Rubble con su boca, logrando salvar unas cuantas.
"Pues verán, amigos, este es el cambiador de género, un dispositivo que puede transformar a cualquier persona en el sexo opuesto. ¿No les parece increíble?" explicó Rocky con orgullo, sonriendo como si acabara de anunciar que había inventado la comida para perros que nunca se acaba.
El silencio que siguió a su declaración fue tan profundo que se podría haber escuchado caer un pelo de cachorro. Los otros perros se miraron entre sí, sus expresiones oscilando entre la confusión y la incredulidad.
"¡Wow, Rocky! Eso es alucinante. ¿Cómo funciona?" preguntó Skye, asombrada por la revelación, dando pequeños saltos de emoción.
"Es muy sencillo," comenzó Rocky, hinchando el pecho con orgullo. "Solo hay que pulsar este botón y apuntar con esta antena a la persona que queramos cambiar. Entonces, una onda de energía recorrerá su cuerpo y lo modificará por completo. ¿No les gustaría probarlo?" señaló Rocky, entusiasmado, moviendo las cejas de manera sugestiva.
"¡No!" respondieron Skye, Chase y Rubble al unísono, rechazando la propuesta con firmeza. Retrocedieron tanto que casi chocan entre sí, formando una especie de pirámide canina invertida.
"Vamos, chicos," insistió Rocky, "¿dónde está su espíritu aventurero?"
"Probablemente escondido en el mismo lugar donde guardas tu sentido común, Rocky," murmuró Chase, ganándose una mirada de reproche del inventor canino.
Los cachorros negaron con la cabeza y se acercaron al invento con curiosidad, como si estuvieran observando una extraña criatura alienígena. Rocky se apartó un poco para dejarles espacio y observar el resultado, frotándose las patas con anticipación.
Skye susurró con precaución, "¿Estás seguro de que esto es seguro, Rocky? No quiero terminar ladrando en un tono que solo los delfines puedan oír."
Con confianza, Rocky respondió, "Por supuesto, Skye. No hay nada de qué preocuparse. He probado el invento conmigo mismo y funciona a la perfección." Hizo una pausa dramática antes de agregar: "Aunque debo admitir que fue bastante extraño tener que levantar la pata de una manera completamente diferente durante unas horas."
Los otros cachorros lo miraron boquiabiertos, tratando de procesar esa información mental.
A su vez, el trío de cachorros que estaba jugando a la pelota por accidente lanzó un balonazo hacia el botón de activación de la máquina cambiador de género, sin darse cuenta de que el botón se había pulsado y la antena apuntaba hacia ellos. Era como si el destino hubiera decidido que ese día necesitaba un poco más de caos.
"¡Oh, oh!" exclamó Marshall, viendo la pelota volar en cámara lenta hacia la máquina. "¡Creo que acabo de meter la pata... literalmente!"
De repente, una luz brillante los envolvió y los hizo caer al suelo. El resplandor era tan intenso que los otros cachorros tuvieron que cubrirse los ojos con las patas.
"¡Guau!" gritó Rubble. "¡Es como si alguien hubiera encendido el sol dentro de la habitación!"
Cuando la luz se desvaneció, los cachorros se levantaron y se miraron atónitos. El silencio que siguió fue tan profundo que se podría haber escuchado el crecimiento del pelaje.
Los tres se quedaron boquiabiertos, sin saber qué decir. Rocky y Skye se acercaron a ellos, preocupados, mientras Chase parecía estar considerando seriamente llamar a control de animales... o tal vez a un psiquiatra canino.
Los tres cachorros se miraron entre sí, aturdidos y confundidos. Marshall, que ahora era una hembra, se examinó con incredulidad. Su pelaje seguía siendo blanco con manchas negras, pero su complexión era más delicada y su voz más aguda. "¿Qué... qué me ha pasado?" balbuceó, tocándose el rostro con sus patas. "Me siento como si acabara de pasar por la lavadora en ciclo de agua fría."
Zuma, también convertido en hembra, observaba su reflejo en un charco cercano. Su pelaje marrón chocolate ahora enmarcaba un rostro más fino y femenino. "Dude... esto es muy raro," murmuró, su acento surfista aún presente pero en un tono más suave. "Es como si hubiera cambiado mi tabla de surf por tacones."
Everest, por su parte, se había transformado en un macho robusto. Su pelaje lavanda ahora cubría un cuerpo más musculoso y su voz se había vuelto grave. "¡Guau! ¡Me siento tan... diferente!" exclamó, flexionando sus nuevos músculos con asombro. "¿Es así como se siente ser el Increíble Hulk, pero en versión canina?"
Rocky, horrorizado por lo que había sucedido, corrió hacia su invento. "¡Oh no, oh no! ¡Esto no debería haber pasado!" gritó, examinando frenéticamente la máquina. "¡Lo siento mucho, chicos! Fue un accidente, ¡lo juro!" Parecía estar al borde de un ataque de pánico perruno.
Skye, aún en shock, miró a Rocky con preocupación. "Rocky, ¿puedes arreglarlo? ¿Puedes devolverlos a la normalidad? ¿O tendremos que empezar a comprar accesorios de peluquería canina?"
Rocky presionó varios botones y giró algunas perillas, pero la máquina solo emitió un zumbido débil antes de apagarse por completo. Sonaba como si un grillo hubiera decidido dar su último concierto dentro del aparato.
"Oh no..." murmuró, su rostro palideciendo. "La máquina... se ha arruinado. Necesitaré tiempo para repararla." Miró a sus amigos transformados con una mezcla de culpa y preocupación. "Prometo que lo arreglaré. Aunque tenga que construir una máquina del tiempo para evitar que esto suceda."
Los demás cachorros se acercaron, rodeando a sus amigos transformados. Chase, con voz temblorosa, preguntó: "¿Cuánto tiempo, Rocky? No podemos dejarlos así. ¿Qué dirán en el concurso de belleza canina del próximo mes?"
"No lo sé," admitió Rocky, sacudiendo la cabeza. "Podría llevar días, tal vez semanas. Tendré que reconstruir gran parte del mecanismo interno." Hizo una pausa antes de agregar: "Y posiblemente inventar algunas leyes de la física en el proceso."
Marshall, Zuma y Everest se miraron entre sí, la realidad de su situación comenzando a asentarse. "¿Qué vamos a hacer?" preguntó Marshall, su voz quebrada por la preocupación. "No puedo ser una chica bombero. ¡Mi casco ni siquiera me queda ahora!"
Zuma asintió, igualmente preocupado. "Sí, dude. ¿Cómo voy a surfear así? Mis movimientos estarán totalmente desbalanceados."
Everest, por su parte, parecía estar tomando la situación con un poco más de calma. "Bueno, al menos ahora podré abrir todos esos frascos de mantequilla de maní sin ayuda," comentó, flexionando sus nuevos músculos.
Ryder, alertado por el alboroto, llegó corriendo al lugar. "¿Qué está pasando aquí, cachorros?" preguntó, deteniéndose en seco al ver a los tres cachorros transformados. "¿Marshall? ¿Zuma? ¿Everest? ¿Qué les ha ocurrido?" Su expresión era una mezcla de shock, confusión y la clara sensación de que debería haber permanecido en la cama esa mañana.
Rocky, avergonzado, explicó la situación a Ryder, tratando de no sonar como si acabara de protagonizar el episodio más extraño de una serie de ciencia ficción para perros.
El líder de los Paw Patrol escuchó atentamente, su expresión pasando de la sorpresa a la preocupación, y finalmente a una resignación que sugería que esto no era ni de lejos lo más extraño que había visto desde que formó Paw Patrol.
"Rocky," dijo finalmente, pellizcándose el puente de la nariz, "quiero que te concentres en reparar esa máquina lo antes posible. Y por favor, la próxima vez que decidas inventar algo, ¿podrías limitarte a una máquina de hacer golosinas para perros?" Luego se dirigió a los cachorros transformados, "Mientras tanto, tendremos que adaptarnos a esta situación temporal." Eso último diciendo lo fuerte para que Rocky lo escuchara.
Los cachorros asintieron, aún aturdidos por los eventos. Marshall intentó dar un paso adelante, pero tropezó con sus propias patas, ahora más delicadas. "Creo que voy a necesitar algunas lecciones de cómo caminar como una dama," murmuró, mientras Skye lo ayudaba a levantarse.
"No te preocupes, Marshall," dijo Skye con una sonrisa alentadora. "Te enseñaré todos mis trucos. Para cuando terminemos, serás la cachorra bombero más elegante de Bahía Aventura."
Zuma, mientras tanto, estaba experimentando con su nueva voz. "Amigo... quiero decir, amiga... esto es tan extraño. Siento como si hubiera tragado un globo de helio."
Everest flexionó sus músculos una vez más, aparentemente disfrutando de su nueva fuerza. "No, yo no puedo ser un macho. ¡ esto tiene que ser una maldita pesadilla!"
Ryder no pudo evitar enfadarse un poco por las palabras de Everest. Aunque lo dejarías pasar porque sabía que estaba asimilando que ese día macho por un momento temporal
"Bien, cachorros. Parece que tendremos que hacer algunos ajustes temporales. Marshall, Zuma, tendrán que aprender a adaptarse a sus nuevos cuerpos. Everest, trata de no romper nada con tu nueva fuerza, y también tendrás que aprender a orinar. ¿de acuerdo?"
Los cachorros asintieron, algunos más entusiasmados que otros.
"Y Rocky," continuó Ryder, girándose hacia el inventor canino, "espero que aprendas una valiosa lección de todo esto. Porque si esto vuelve a pasar o no encuentras una solución, juro que te voy a castrar."
Rocky bajó las orejas, avergonzado. "Sí, Ryder. La próxima vez que invente algo, me aseguraré de que no pueda alterar la biología básica de mis amigos."
"Bien," dijo Ryder, asintiendo. "Ahora, ¿quién quiere ayudarme a explicarle esto a la Alcaldesa Goodway? Tengo el presentimiento de que va a necesitar un café muy cargado para procesar esta información."
"Buena idea, Chase," dijo Ryder, agradecido. "Tal vez podrías empezar explicando que esto no es un delito, solo un... accidente científico muy, muy inusual."
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