CAPÍTULO 7
NOTÉ UN PEQUEÑO alboroto durante mi periodo libre. Había policías en el colegio—algo que se había vuelto habitual—y eso significaba que el señor Stilinski también estaba acá. Por eso decidí invertir mi periodo libre en buscarlo, ya que el único que me podía decir qué sucedía, era él. Lo sé, mi curiosidad puede conmigo. Solo esperaba que otro coyote no haya aparecido.
Caminé por todo el colegio en búsqueda del alguacil, quien parecía estar ocultándose o algo, ya que no lograba dar con él. A quien sí me topé fue a mi mejor amiga, Lydia, quien parecía un tanto extraña. Tenía el ceño fruncido y miraba a su alrededor molesta.
—¿Estás bien? —le pregunté. Me puse frente a ella para que se detuviera, pues no parecía haberme oído en primer lugar. Cuando alzó la vista pareció relajarse al verme.
—Sí, es solo que hay una mosca siguiéndome y no puedo verla —murmuró y luego gruñó exasperada—: Me desconcierta.
—¿Una mosca? —cuestioné—. ¿No es ese un signo de que debes bañarte mejor?
Lydia rodó los ojos y me dio un pequeño empujón. Fue en ese momento que aparecieron Stiles, Allison e Isaac. El primero se alegró al vernos a ambas e inmediatamente nos tomó del brazo para que lo siguiéramos. Intercambié miradas con Allison; pero ella solo negó, como diciendo que le siguiera la corriente y no lo cuestionara.
Stiles nos dirigía al sótano mientras nos contaba el motivo por el que la policía había llegado al colegio. Al parecer él sí logró encontrar a su padre.
—Están buscando a William Barrow —explicó—. Él es un loco que hizo detonar una bomba en un bus escolar, matando a cuatro chicos. La mamá de Scott lo atendió en el hospital porque está mal o algo así. Le contó que mató a esos chicos porque tenían ojos brillantes —dijo eso último viéndome, luego se volteó para bajar las escaleras.
—¿Dices que Barrow perseguía a chicos con ojos brillantes? —repitió Isaac—. ¿Eso dijo exactamente?
Stiles asintió.
—Sí y nadie sabe cómo se despertó de la anestesia —siguió contando—. Cuando lo abrieron, encontraron un tumor con moscas vivas.
Un temblor recorrió mi cuerpo al oír eso. ¿Cómo puede tener moscas vivas en su interior? Noté que Allison tenía mi misma expresión de asco.
—En otras circunstancias sería genial —admitió Stiles.
Creo que jamás he estado tan en desacuerdo con él.
Estaba tan preocupada pensando en el asco que esa situación me provocaba que no noté que Lydia se había detenido hasta que habló detrás de nosotros.
—¿Dijiste moscas? —cuestionó ella.
Parecía confundida y, entonces, recordé que ella había dicho que una mosca la estaba persiguiendo. ¿Podría tener esto alguna relación? La verdad es que no sabría cómo entrelazar el tumor de un asesino—lleno de moscas—y la situación de mi amiga.
—Llevo el día entero oyendo un sonido —contó—. Es como... un zumbido.
Los cuatro nos acercamos a ella, atentos a lo que nos estaba diciendo. Lydia es una Banshee, un ser sobrenatural, con ese detalle en cuenta, entonces podría tener sentido que el sonido de moscas tenga una conexión. Lo único que me preocupa es que yo no he tenido ninguna visión al respecto, generalmente nuestras habilidades trabajan en conjunto, no de la misma manera; pero sí al mismo tiempo, casi.
—Igual al de las moscas —dije, recordando lo que ella mencionó hace poco en el pasillo.
—Igual al de las moscas —repitió.
Luego de la confesión de Lydia, decidimos que lo mejor sería encontrar a Barrow, alias el asesino con un tumor de moscas. No me agradaba tener que hallar una persona así en particular, creo que ni el Kanima me dio tantos escalofríos. No por miedo, sino por asco.
Nos separamos para averiguar si la policía había logrado encontrarlo en el colegio. Isaac fue el único que fue solo en su búsqueda, ya que su sentido de hombre lobo era más desarrollado que el mío y podría cubrir un mayor terreno. Allison fue a su casa para buscar en el Bestiario algún significado a ese sonido que Lydia estaba oyendo. Es decir, si la Banshee percibe algo, entonces es importante, más si se trata de Lydia.
Stiles, Lydia y yo fuimos juntos; pero terminamos separándonos en el camino. Sería mejor abarcar más espacio, así como Isaac, quien se fue solo.
Estaba corriendo por uno de los pasillos del primer piso cuando me di cuenta de que algunos carros de policía se estaban yendo. No se supone que se vayan si no han encontrado al sospechoso. Tenía que detenerlos, Lydia había dicho que Barrow estaba aquí y yo le creía.
Salí de la escuela en busca del alguacil una vez más; pero no lo encontré por ningún lado. Fue entonces cuando recibí una llamada. Pensando que era uno de mis amigos, saqué el celular y me di con la sorpresa—ingrata sorpresa—de que era el impotente o ex donante de esperma. Me debatí en contestarle, no quería saber nada de él. Pero, no podía no responder, aún sigo bajo su custodia.
—¿Aló?
Ni siquiera sabía cómo llamarlo. Joseph Anholt nunca ha sido un padre a pesar de que siempre creí que lo era. Jamás actuó como un padre y ahora ni siquiera es el mío biológicamente. Decirle Joseph me era demasiado formal y respetuoso para lo que él se merece. Quisiera decirle Impotente; pero él no lo entendería.
—¿Joseph? —pregunté al final. Aunque no obtuve respuesta alguna, solo captaba una respiración entrecortada al otro lado de la línea. Así que él debía estar ahí—. ¿Aló? ¿Por qué me llamas? ¿Eres Joseph Anholt? ¿Aló? ¡Voy a colgar!
Pero no logré cumplir mi... amenaza, ya que la persona al otro lado de la línea cortó la llamada antes de que yo pudiera hacerlo. Me quedé estupefacta viendo la pantalla de mi celular. Si no hubiese un registro de su llamada, pensaría que lo acabo de soñar.
No he oído de él desde que me golpeó y huyó de casa, han pasado casi dos meses desde eso.
—¡Mia! —el grito hizo que saltara en mi lugar. Por un momento pensé que se trataba del Impotente, al menos hasta que vi a Stiles haciendo señas con sus brazos para que le hiciera caso. Él estaba con su papá, quien parecía estar agotado y estresado por el comportamiento de su hijo—. ¡Mia! Dile a mi papá que Barrow está aquí, dile de tu visión.
—¿Mi visión? —lo miré perpleja, no entendía qué estaba tratando de decirme. No he tenido ninguna visión al respecto y, por ahora no tengo cabeza para pensar en Barrow. Lo que me desconcertaba era la llamada de mi ex padre. ¿Porqué lo hizo? ¿Por qué no habló?
—Sí, tu visión de Barrow en la escuela —dijo apretando los dientes.
—Yo, lo siento, me tengo que ir.
Escuché que Stiles gritó mi nombre un par de veces más hasta que me alejé lo suficiente como para oírlo. Entré a la escuela, donde había varias personas caminando de un lado al otro, debía ser el cambio de periodo, lo que quiere decir que mi hora libre acabó.
En lugar de ir a clase, seguí andando por los pasillos, necesitaba despejar mi mente.
No sé por cuánto tiempo caminé. Al final sólo me senté en una de las escaleras que daban al sótano. No entendía las razones del impotente para llamarme. ¿Por qué lo hizo ahora? No dijo nada, ni siquiera se ha aparecido por la casa. Tampoco he visto mucho a la señora Sullivan, hasta he llegado a pensar que ambos eran amantes y huyeron juntos. Esa idea me da escalofríos.
Pensé en llamar a Deucalion e informarle sobre aquello; pero él me dijo que solo lo contactara en emergencias, esta no me parece una. Además, no sé dónde está o cuánto podría demorarse en llegar a Beacon Hills. Tal vez debería decírselo al alguacil; pero ¿qué digo?
Sí, mi ex padre, el impotente, me llamó; aunque no dijo nada, solo escuché su respiración. Quiero reportarlo por llamar sin razón.
No, eso no puedo hacerlo... el alguacil se reiría en mi cara. Bueno, tal vez no él; pero sí los otros policías.
En medio de mi trauma autoinducido la alarma de incendios empezó a sonar. Me preocupé, pues pensé que se trataba de un incendio real, tal vez Barrow llegó a detonar una bomba, aunque no era muy probable, ya que no había oído ninguna explosión. De todas formas, decidí salir del colegio. En el camino encontré a Lydia y Stiles, el último estaba con una mano sobre el interruptor de la alarma y sonreía como si activarla fuera lo mejor que ha hecho en su vida entera. Le habría gritado por hacer que todos saliéramos tan apresuradamente si no hubiese notado a Bobby detrás de Stiles mirándolo como si estuviera loco.
Inmediatamente, Bobby lo cogió de la oreja y lo sacó a rastras del colegio mientras empezaba a gritarle.
—Activar la alarma en Noche de Travesuras es una cosa —dijo molesto—. Hacerlo cuando anda rondando un asesino, ¡es una locura!
Salí corriendo detrás de ellos, quienes aún no se percataban de mi presencia. Hay algo en esta situación que es graciosa a pesar de ser inmadura y es que ver a Bobby gritarle a Stiles jamás va a pasar de moda.
—Si fuera cuatro años más joven, te golpearía —amenazó Bobby.
—¿Qué? Entrenador, eso no tiene sentido —contestó Stiles, quien ni se había inmutado por haber sido atrapado con las manos en la masa.
—Bueno, para mí sí.
Bobby regresó al colegio completamente furioso y aproveché ese momento para gritarle a Stiles por su comportamiento tan estúpido y tan... bueno, él.
—Se puede saber, ¿en qué estabas pensando?
No estaba molesta, en realidad, solamente quería saber porqué lo había hecho, debía tener una buena razón, ya que Lydia ha estado con él todo el tiempo y ella no lo hubiera dejado hacer algo así sin ningún motivo.
—¡Mia! —exclamó Stiles, quien recién se percataba de que yo estaba ahí—. ¿Estás bien? Antes estabas un poco ida, tal vez molesta, me preocupaste. Luego, desapareciste, te busqué; pero...
Lydia lo interrumpió para responder mi pregunta original.
—Creemos que Barrow está detrás de ustedes, hombres lobo con ojos brillantes. Stiles activó la alarma para que todos salieran del colegio.
Asentí, esa sí era una respuesta.
—Entonces, hay que buscar a los demás —alcé la vista justo para encontrar a Scott al otro lado del patio—. ¡Vamos!
Cuando nos unimos a Scott, los gemelos e Isaac, ellos nos contaron que no habían encontrado nada. Al parecer la mamá de Scott les había dado la bata de Barrow para que pudieran identificarlo en el colegio por su olor; sin embargo, no hubo éxito.
—Ya son las tres, lo que significa que terminó el colegio —informó Stiles, luego de observar su reloj de muñeca—. De haber una bomba, ¿no la habría activado ya?
—¿Significa que estamos a salvo? —preguntó Ethan.
En cualquier otro caso, pensaría que sí; pero con nosotros y todo lo sobrenatural, sé que no. Hay algo detrás de todo. Mi mejor amiga empalideció al oír la pregunta que iba dirigida a ella, pues es la única que ha tenido algún tipo de conexión con el tema. Los hombres lobo no lo han olido y yo no he tenido ninguna visión. Nuestra única ayuda real era Lydia.
—No sé... solo... no lo sé —contestó ella con desconcierto.
Los chicos intercambiaron miradas y yo aproveché para llevarla al estacionamiento. Como dijo Stiles, el día había terminado, por lo que nos podíamos ir. Además, no quería que Lydia se quedara en la escuela, donde escuchaba ese molesto sonido de moscas.
—No entiendo qué está pasando, Mia —admitió—. ¿Por qué no lo encuentran? Sé que está aquí.
—No te preocupes, aparecerá tarde o temprano. —Traté de alentarla, aunque no creía que hiciera un gran trabajo. Mi mejor amiga estaba bastante desconcertada por todo lo que había sucedido en el día.
Al cabo de unos minutos logré cambiar de tema. Ella no quería irse aún y estaba convenciéndola de hacerlo. Tuve que hablarle del examen de historia de la próxima semana para que pudiera emocionarse y hablarme de algo escolar. Cuando por fin accedió irse conmigo, apareció Stiles.
—Me preguntaba si podrían venir a ayudarme con algo —dijo él, quien estaba detrás de nosotras esperando a que contestáramos su pregunta.
Luego de una pequeña discusión entre Lydia y yo—en la que yo quería que ella fuera a su casa a descansar y ella se rehusaba a hacerlo—fuimos a casa de Stiles. Estuvimos un par de horas ahí, hasta que el sol se puso. Stiles estaba trabajando en su pizarra, donde colocaba cualquier pista relacionada con su investigación de hombres lobo. En este caso estaba actualizando lo que había sucedido con Barrow.
Desde la última vez que estuve en su cuarto, la pizarra había aumentado considerablemente.
—¿Qué significan los colores de las cuerdas? —preguntó Lydia.
Ambas estábamos echadas sobre nuestros estómagos en la cama de Stiles.
—Representan las diferentes etapas de la investigación —le expliqué, recordando lo que él me había dicho un tiempo atrás—. El color verde significa que ha sido resuelto, el amarillo que está por determinar, el azul no tiene un significado en especial; pero a Stiles le parece bonito.
—Es bonito —reafirmó él con una sonrisa en el rostro.
Hubo una conexión entre nosotros en ese momento, algo que no había sentido desde que nos besamos en el bosque el día que Scott salvó a Malia. Extrañaba a Stiles, a pesar de verlo prácticamente todos los días, ya no lo sentía cercano a mí.
—¿Qué significa el rojo? —preguntó Lydia, sacándonos a ambos de nuestro pequeño trance.
El color rojo es un tema un poco sensible para Stiles.
—Que no ha sido resuelto —contesté.
—Solo tiene el rojo en la pizarra —recalcó ella.
Stiles frunció el ceño. Mi amiga podía ser insensible en ocasiones. Ella tal vez no sabe lo mucho que Stiles se esfuerza por resolver cada caso, es el más involucrado en esto; incluso colocó una pizarra en su cuarto, ninguno de nosotros ha hecho esto, ni siquiera Scott que es el Alfa. El hecho de que Stiles no haya podido resolver los casos que han estado sucediendo últimamente, no lo hace menos.
—Sí, me di cuenta —gruñó Stiles—. Gracias.
Los tres retomamos el silencio después de eso. Stiles estaba concentrado en la pizarra, Lydia en los hilos que estaban a su lado y yo me eché boca arriba en la cama de Stiles, contemplando nada en particular. Se supone que habíamos venido a su casa para ayudarlo, aunque todavía no nos decía en qué exactamente.
Es decir, si lo que quiere es hallar alguna prueba de que Barrow estuvo o está en el colegio, deberíamos ir. Acá no vamos a lograr nada. Aunque claro, si yo pudiese tener una visión de Barrow, todo sería más sencillo; pero no, mis visiones han decidido no hacer una aparición.
De igual manera, cerré mis ojos, con la esperanza de ver algo que me indicara la ubicación de este asesino; sin embargo, solo me encontré con oscuridad. Y en esa oscuridad recordé los sucesos de la tarde, la llamada del impotente, en particular. No entiendo cómo una simple llamada—en la cual no se habló nada—puede afectarme tanto. Si no hubiese sido por la alarma de incendios, seguiría perdida en ese pensamiento.
Un momento... hablando de alarma de incendios.
—¿No te castigaron por activar la alarma? —le pregunté a Stiles. Me había echado sobre mi estómago otra vez y toda mi atención estaba en el chico frente a mí.
—Sí. Estoy castigado toda la semana —contestó, aunque no parecía que le importara en lo más mínimo—. Está bien. Descubrimos algo.
—¿Aunque no tengamos pruebas de que Barrow estuvo ahí? —Lydia sonó bastante desanimada al decir eso, se seguía culpando por no encontrar a Barrow, olvidaba que ninguno de nosotros logró hacerlo. No es su culpa.
Mi mejor amiga había empezado a enroscar el hilo rojo en su dedo, cortando el flujo de sangre hacia este. La tomé de las manos y empecé a desenroscar el hilo.
—Lydia, siempre has tenido razón cuando algo así sucede —le recordé—. Así que no empieces a dudar de ti ahora.
Stiles también se había acercado y estaba arrodillado frente a nosotras. Parecía tan preocupado como yo, algo en su mirada me hacía recordar los sentimientos que tuvo por mi mejor amiga por años. ¿Acaso ha vuelto a sentir eso? ¿Sigue enamorado de Lydia?
Me obligué a descartar esos pensamientos, ya que tenía cosas más importantes de las qué preocuparme. Por ejemplo, el asesino llamado Barrow.
—No se encontró ningún olor. Ninguna bomba —tenía la mirada perdida—. Te metí en problemas —dijo lo último a Stiles, aunque no lo estaba viendo.
Él suspiró y tomó una de las manos de mi mejor amiga entre las suyas.
—Mira, Barrow estuvo ahí —señaló—. Lo sabías, lo sentiste. Si quisieras, volvería a la escuela ahora y buscaría toda la noche solo para probarlo.
En ese momento, Stiles pareció darse cuenta de algo y se incorporó rápidamente, soltando la mano de Lydia en el proceso. Nos dijo que teníamos que ir a la escuela rápidamente y salió de su cuarto. Ambas nos colocamos de nuevo nuestros zapatos y lo seguimos.
Fuimos en el Jeep hasta la escuela, ya que Stiles lo tenía encendido para el momento en que lo alcanzamos. Cuando llegamos no había nadie, lo que era de esperarse, ya que era de noche. Stiles no nos decía nada; pero se veía decidido. Finalmente, llegamos al salón de química, Lydia y yo no comprendíamos porqué nos dirigimos a este lugar en particular.
—¿Qué buscamos exactamente? —preguntó mi mejor amiga.
Stiles no respondió, lo que hizo fue abrir la puerta del armario que estaba al lado de la entrada. Me sorprendió que pudiera abrir aquella puerta sin ningún problema, se supone que siempre estaba con llave y, por consiguiente, fuera del alcance de los alumnos.
—Eso debería estar con llave —señaló Lydia.
—Sí, lo sé —contestó Stiles, la primera vez que respondía a nuestras preguntas desde que salimos de su casa—. ¿Notan algo más?
—Huele a productos químicos —comenté. No sé si ellos lo podían percibir; pero para mí, el lugar estaba inundado de ese olor. Era agobiante. Demasiado. Era imposible distinguir algún otro... algún otro olor—. Por eso no pudieron encontrarlo —dije observando a Stiles, quien había prendido la linterna de su celular y estaba inspeccionando el armario.
—El olor de los químicos camufló el de Barrow —dedujo Lydia.
La linterna alumbró el piso y notamos pequeños charcos de sangre. Yo no había olido la bata que la mamá de Scott les dio para distinguir el olor de Barrow y, aunque lo hubiese hecho, no podría ayudarme ahora, ya que esa sangre no se distinguía de los químicos. Tal vez un hombre lobo más desarrollado podría distinguirla si estuviese tan cerca de ella como yo.
—Barrow estuvo aquí —concluyó Stiles—. Él mismo se hizo pequeñas cirugías. Tenías razón, Lydia.
—¿Por qué no me siento tan bien al respecto? —preguntó ella retóricamente.
—Probablemente, porque estuvo aquí para matar a alguien —contestó Stiles.
—Pero ¿quién? —pregunté—. Y, ¿por qué?
Sí, Barrow es un asesino; pero debería tener un motivo. Puede que quiera matar a alguien con «ojos brillosos»; pero ¿por qué? ¿Solo porque somos lo que somos? Tal vez hay un motivo más grande, algo que se nos está escapando.
—Eso tenemos que averiguar —respondió Stiles.
Salimos del armario, devuelta al salón de química, donde empezamos a buscar alguna pista de Barrow. Si entró al armario, forzosamente tuvo que estar aquí. Parece que siempre sucede algo con o en el salón de química. No puedo olvidar que fue aquí donde estuvimos la mayoría del tiempo aquella noche en que fuimos presas de Peter. Ese día parece tan lejano.
Caminé por el salón, buscando cualquier pista que nos llevara a Barrow. Advertí, entonces, que la pizarra no estaba limpia. Había tres números escritos verticalmente en medio de esta. El 19, 53 y 88. Al encontrarnos en el salón de química, supe que estos eran números atómicos.
—Son números atómicos —dijo Lydia, quien estaba a mi lado derecho, no la había oído acercarse.
—¿Es una fórmula? —preguntó Stiles.
Negué.
—Cada uno significa algo diferente —le expliqué—. 19 es potasio. 53 es yodo. 88 es radio.
Mientras decía eso, Lydia escribió sus símbolos al lado. La K de potasio, la I de yodo y la Ra de radio. En cuanto terminó de colocarlos, los tres notamos que los símbolos—a pesar de estar en vertical—deletreaban el nombre de Kira.
Barrow quería matar a Kira.
Los tres intercambiamos miradas antes de salir corriendo del salón y de la escuela. Traté de llamar a Scott; pero no respondía su celular. Decidimos que lo mejor sería ir directamente a la casa de Kira, pues es ella la que está siendo presa de Barrow, luego podríamos encontrar a Scott. Desearía haber traído a Volbee, Lydia pudo usarlo para buscar a Scott; pero lo hecho, hecho está.
Solo esperaba que llegáramos a tiempo y que Kira esté bien.
¿Qué opinan de esa llamada?
La pobre de Mia ya tiene suficientes problemas y ahora vuelve a aparecer, aunque no en persona, el ex padre.
xoxo,
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