CAPÍTULO 13
El camino a la Residencia Eichen fue rápido, principalmente porque fuimos en la patrulla de policía. En la entrada estaban Lydia y Aiden, ni siquiera me molesté en preguntar cómo sabía que era aquí, yo creía fielmente en ella. Además, teníamos que hallar a Stiles cuanto antes. Si Lydia y yo teníamos razón, entonces él estaba en el sótano de este lugar.
—Lydia, no quiero preguntarte: «estás segura?», pero... —el alguacil estaba cada vez más nervioso y preocupado por su hijo.
—Él está aquí —contestó inmediatamente Lydia—. Juro que está aquí.
No se dijo nada más, inmediatamente pasamos las grandes rejas que nos separaban de la residencia. Una vez adentro el alguacil pidió acceso a todas las habitaciones subterráneas del lugar. El joven que estaba en la recepción hizo lo que se le pidió bastante rápido y sin hacer demasiadas preguntas. No necesitamos de su guía, pues Lydia parecía saber dónde estaba Stiles, así que solo la seguimos por el lugar. Mientras más nos acercábamos, mi corazón latía más rápido.
—Es ahí —dijo Lydia sin aliento luego de haber corrido por los últimos minutos, señaló una puerta color crema.
El alguacil sacó su linterna y pateó la puerta para entrar. Los demás lo siguieron bajando unas pequeñas escaleras y llamando a Stiles, yo me quedé en medio de la escalera observando el sótano. El lugar era tal como lo había visto en mis visiones. Oscuro. Frío. Lleno de telarañas. Lo poco que vi estaba aquí. Lydia había dado con el lugar exacto. Así que no comprendí porqué me sentía en el lugar equivocado.
Lydia llamó a Stiles por su nombre, pero este no respondió.
Nadie lo encontró aquí abajo.
¿Por qué? Lo vi acá.
Stiles tiene que estar acá.
—No entiendo —susurró Lydia cuando quedó claro para todos que Stiles no estaba en el sótano—. Tiene que ser aquí.
Bajé el resto de las escaleras observando el lugar sin creer que haya estado equivocada.
—Scott —lo llamé y el Alfa inmediatamente giró hacia mí—. Este es el lugar de mi visión. Stiles debería estar aquí.
—¡Pero no lo está! —gruñó el alguacil haciendo que todos saltáramos del susto—. ¡¿Dónde está?!
—No lo sé, no entiendo qué está pasando —murmuré. No podía ver al señor Stilinski a los ojos. Le habíamos fallado. Le prometimos que Stiles estaría aquí y lo defraudamos.
—Lo siento, no debí gritar —se disculpó él.
Poco a poco cada uno subió las escaleras. Sin embargo, yo no me moví de mi lugar. Observé el sótano, quería encontrar algo que me indicara el paradero de Stiles. Lo vi claramente en este lugar, pero también lo vi sangrar. No había ningún rastro de él, ni siquiera su olor. Mis habilidades de Sibila no eran tan buenas como pensé, ahora ni siquiera podía confiar en las visiones, estas podrían mentirme.
Stiles nunca estuvo en este sótano.
—¿Mia?
Scott había bajado una vez más.
—No entiendo nada, Scott.
—Hicieron lo que pudieron, solo debemos buscar en otro lugar.
—No lo entiendes. Vi a Stiles aquí —dije señalando un punto al lado de la escalera—. Estaba aquí, Scott, había sangre y una trampa para osos cerrada en su pierna.
—Tal vez hay otro sótano igual a este en Beacon Hills, no le des más vueltas al asunto, no podemos quedarnos aquí si él no está. No hay ningún rastro —concluyó él—. Regresemos con los demás.
Eché un último vistazo al sótano antes de cerrar la puerta detrás de mí, algo me decía que me estaba perdiendo de algo; pero... ¿qué? Stiles claramente no se encontraba en ese lugar y si él no estaba ahí, entonces no me importaba ese sótano. Solo tenía una preocupación de momento.
Cuando salimos de la residencia Lydia nos contó que el alguacil había recibido una llamada de la mamá de Scott.
Habían encontrado a Stiles.
El papá de Scott había probado el día de hoy porqué era un agente del FBI. Había decodificado la comunicación que yo había tenido con Stiles y que había narrado a la policía para identificar el lugar donde mi ex novio se encontraba.
Nunca me sentí tan estúpida y confundida en mi vida como esa noche.
Cuando Stiles me llamó estaba dormido, algunas de sus descripciones fueron lo que veía en el sueño, otras eran lo que él experimentaba en la vida real. Fue así como el papá de Scott lo pudo hallar en el escondite de coyote donde Malia había permanecido cuando era uno.
No sé porqué llegó a ese lugar entre todos, probablemente no hallaría la respuesta. Desde que llegamos al hospital no había podido ver a Stiles, ya que se lo habían llevado a revisar, su papá estaba con él. Mientras, los papás de Scott, Lydia y yo nos encontrábamos en la sala de espera.
Intenté varias veces entender porqué yo tuve una visión de Stiles en un lugar cuando él estaba en un bosque. Lydia pasó por lo mismo. ¿Por qué. Hasta ahora mis visiones no me habían fallado, me habían mostrado lo que necesitaba saber. Tal vez las habilidades de mujer loba que empezaban a tomar fuerza en mí estaban debilitando las de Sibila.
—Está durmiendo ahora —dijo el alguacil. Había estado tan concentrada en mis pensamientos que no había notado su presencia—. Stiles está bien, aunque no se acuerda de mucho. Para él fue un sueño.
Un sueño que no logra tener sentido en mi cabeza.
—Gracias —le dijo el alguacil al agente McCall.
Podía notar la verdadera gratitud, el alivio de que pudieron hallar a su hijo antes de que algo irreversible sucediera. Me habría gustado ser de más ayuda, lo peor de todo es que... si no le hubiéramos metido ideas a la cabeza de que nuestros poderes sobrenaturales podían encontrar a Stiles, el alguacil lo hubiera hallado antes.
—Todo fue gracias a que recordé el repelente que pusieron en la guarida de los coyotes para ahuyentar a los animales —contestó el señor McCall—. No podía acercarme sin que me lloraran los ojos. Fue bueno que lo mencionara por teléfono.
—No, fue más que eso —le dijo el alguacil—. Gracias.
—Fue suerte que pueda conectar ambos.
—McCall, ¿te puedes callar y aceptar mi sincera gratitud?
El agente asintió y ambos estrecharon la mano. ¿Qué hubiera pasado si el papá de Scott no hubiera conectado las pistas? Ni siquiera quería pensar en aquello. Necesitaba ver a Stiles, pero sabía que no lograría hacerlo hasta que él despertara, podían pasar horas hasta que eso sucediese.
—¿Mia? —me llamó el papá de Stiles—. ¿Estás bien?
Todos me observaban ahora, no tenía idea de lo que había pasado.
—Ah... sí, solo un poco cansada.
—Qué bueno, porque es hora de que los tres vayan a casa —ordenó Melissa—. Tienen escuela en menos de seis horas. Vayan a dormir.
—Stiles estará bien —me prometió su padre. Tal vez sintió la necesidad de decirme eso al ver que yo no me moví de mi lugar para irme—. Anda a casa, te avisaré cuando despierte.
Asentí. Sin embargo, no me moví hasta que Scott colocó su mano en mi espalda e hizo que avanzara. Los tres nos alejamos de los adultos, cada uno metido en sus pensamientos hasta que Lydia dijo algo que yo había tenido en mi cabeza la última hora.
—No sé qué pasó —dijo ella—. Estaba tan segura.
—Es como si nuestros poderes nos hubieran hecho una broma —comenté en voz alta—. No sé qué pensar al respecto.
—No le den muchas vueltas al asunto —sugirió Scott—. Yo tampoco fui de mucha ayuda. Lo importante es que Stiles está bien.
En eso tenía razón, lo más importante era el bienestar de Stiles.
Lydia detuvo su andar haciendo que me chocara con su brazo. Empezó a ver en diferentes direcciones con una expresión desconcertada en el rostro.
—Lydia, ¿escuchas algo? —le preguntó Scott.
—No —contestó ella—. No oí nada.
—No entendemos el mensaje, pero vamos a conversar con el nuevo profesor de historia. Tal vez él sepa el idioma. A menos, claro, que tú lo sepas —me dijo Isaac por teléfono el día siguiente.
La noche anterior le había pedido a Isaac que buscara a Allison ya que ella no respondió ninguno de nuestros mensajes y eso jamás había sucedido. Era tan extraño como pensar en Lydia usando naranja y azul al mismo tiempo.
Cuando Allison revisó su celular lo encontró apagado y cuando lo encendió tenía muchos mensajes de voz, todos con el mismo mensaje en un idioma que lograron identificar como japonés.
—Es un idioma que no he logrado entender del todo —contesté—. Aunque sé algunas palabras. Ver animes me ha ayudado bastante.
—¿Quieres intentar decodificar el mensaje?
—No, vayan con el profesor, será una mejor opción que yo.
—¿No quieres venir con nosotros?
—No puedo —contesté—. Voy a salir con Scott a...
—A ver a Stiles —concluyó él—. No tienes que sentirte mal por mí, Mia. Sé que él es importante para ti, pero eso no quiere decir que yo haya renunciado a ti.
—Isaac...
—Lo sé, lo sé. No te preocupes por mí. Iré con Allison a ver al profesor, te avisaré qué es lo que nos dice.
—Gracias.
Colgué el teléfono y por un momento me apoyé en mi casillero. Había llegado tarde a la escuela, no porque me había quedado dormida, fue lo contrario. No pude dormir. Me sentía exhausta, pero jamás pude conciliar el sueño. No dejé de pensar en toda la noche qué fue lo que hice mal. Por supuesto no obtuve respuesta alguna.
Luego, vino la llamada de un número desconocido. Sucedió a las siete de la mañana. No había nadie al otro lado de la línea, al menos nadie que quisiera contestar. Así que dejé mi celular a un lado y me di un baño largo. Llegué a la escuela a las diez de la mañana luego de dar un par de vueltas con el auto. No quería entrar a clases porque no me concentraría. Ni siquiera entendía por qué había decidido venir.
—Lydia ha estado actuando extraño —me dijo Scott cuando nos encontramos al final del día—. ¿Lo has notado?
—Solo está desconcertada —contesté—. Se pondrá bien, dale tiempo.
—Tú tampoco pareces estar bien.
—No te preocupes por mí, Scott.
Los vellos de mis brazos se erizaron, sentía como si alguien me estuviese observando. Di un giro sobre mi lugar, pero no había nadie sospechoso en el estacionamiento. ¿Qué mierda me estaba sucediendo? Decidí ignorar esa sensación de que algo raro estaba pasando, por ahora me concentraría en visitar a Stiles. Le harían algunos exámenes y quería estar ahí para él incluso si ahora no éramos novios. Aún podía estar como una amiga para él y eso haría.
—¿Mia?
—Nos vemos en el hospital —le dije a Scott antes de subir rápidamente en el auto para irme de la escuela de una vez por todas.
Estábamos en el cuarto donde le harían una Resonancia Magnética a Stiles. En realidad eran dos cuartos, uno donde estaba la máquina y otro desde donde se podría monitorear, ambas se separaban por una puerta y una ventana. Por ahora todos estábamos en el pequeño cuarto de la máquina. Stiles estaba sentado sobre esta con Scott, ninguno decía nada aún, todos parecíamos estar muy intranquilos. Desde que llegué al hospital no había podido conversar con Stiles, tenía tantas preguntas que hacerle, pero tampoco era el momento adecuado.
—No estoy seguro de cómo se pronuncia esto o si está mal escrito —comentó el doctor. Primero creí que me hablaba a mí, luego me di cuenta de que se dirigía al papá de Stiles.
—Solo llámelo Stiles —contestó él.
Probablemente «eso» que no podía pronunciar era el verdadero nombre de Stiles, no lo culpo, es demasiado complicado. El doctor decidió no hacer más preguntas, solo asintió y se dirigió a su paciente.
—Stiles, te debo advertir de que escucharás muchos ruidos en la Resonancia Magnética —dijo en el mismo tono que los doctores usan para explicar algo que el paciente escuchará, pero que probablemente no entenderá del todo—. Se debe a los pulsos eléctricos que atraviesan los espirales de metal dentro de la máquina. Si quieres te podemos dar tapones o audífonos.
—No, no necesito nada.
Stiles se veía demasiado decaído y eso me ponía nerviosa.
—Estaremos del otro lado de la ventana —le dijo su papá—. ¿Está bien?
—Sí.
Stiles le dio una palmada al hombro al alguacil y este le sonrió antes de salir de esa pequeña habitación junto con Melissa y el doctor. Ahora solo quedábamos él, Scott y yo. El Alfa no había dicho ni una sola palabra desde que llegamos.
—Saben lo que buscan, ¿no? —preguntó Stiles sin mirar a nadie en particular—. Se llama demencia frontotemporal. Áreas de tu cerebro empiezan a encogerse. Mi mamá tenía eso. Es el único tipo de demencia que puede afectar a los adolescentes y... no hay cura.
Cuando Stiles y yo estábamos juntos él me había explicado sobre eso, sobre la enfermedad de su mamá. En ese momento jamás creí que él pudiera padecer de lo mismo. Me crucé de brazos y traté de no llorar, no quería pensar en un mundo sin Stiles.
—Stiles, si la tienes, haremos algo al respecto —le dijo Scott. Luego giró hacia su mejor amigo, ahora mirándolo con determinación—. Yo haré algo.
No estaba hablando de... ¿lo convertirá en hombre lobo?
Entendía la propuesta, si no había otra salida, si la enfermedad consumía a Stiles, antes de que eso sucediera, Scott se encargaría de convertirlo en un hombre lobo. Pero, eso también podía fallar.
O podía funcionar.
Aún no tenía que tomar una decisión, los resultados de estos exámenes nos darían una mejor panorámica, solamente debíamos esperar.
Scott abrazó a Stiles dándole fuerzas. No creo haberme sentido tan fuera de lugar desde hace mucho tiempo. Una parte de mí me decía que jamás debí venir, solo estaba incomodando a Stiles, quizá debería irme sin que él se diera cuenta. No había nada que pudiera hacer por él. Además, no habíamos intercambiado una sola palabra desde que él me llamó por teléfono la noche anterior y él estaba dormido.
—Mia.
El llamado de Stiles hizo que alzara la vista, tenía su mano tendida hacia mí. Scott ya no estaba en la habitación, ni siquiera me di cuenta cuando se fue. Stiles repitió mi nombre e inmediatamente tomé su mano en la mía y él me atrajo en un abrazo.
Tenerlo en mis brazos otra vez me hizo bien, lo gracioso del asunto era que yo no necesitaba fuerzas. Stiles las necesitaba, así que esperaba que mi abrazo tuviera el mismo efecto en él que conmigo.
Nos separamos cuando oímos al doctor decir que el examen ya tenía que iniciar.
—¿Nos vemos en un rato? —me preguntó Stiles.
—Sí.
Le di un beso en la frente antes de salir de la habitación. Me sentía nerviosa aún, pero algo más tranquila. No me sentía tan cercana a Stiles desde hace mucho tiempo y estar envuelta en sus brazos me hizo recordar lo mucho que me gustaba estar con él. No me importaba si no volvíamos a salir, solo me importaba que él estuviese bien.
Solo tenía que esperar.
Stiles se pondrá bien.
Este capítulo me tomó más tiempo de lo que pensé. ¡Pero por fin llegó!
Esta temporada es tan interesante que cada vez que me pongo a escribir un capítulo me quedo viendo la serie. Es un gran problema, pero un buen problema. No me molesta volver a ver Teen Wolf.
¿Alguien más extraña los tiempos en que esperábamos con ansias las nuevas temporadas?
xoxo,
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