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Marie amarró su cabello ya que le desesperaba un poco llevarlo suelto, llegó a la puerta principal de su departamento y la abrió sin percatarse de quién se trataba.
— ¿Podrías irte? No quiero tener problemas con tu esposa — Susurró, sin siquiera mirarlo a los ojos.
Porque si, ya los había tenido. Aquella mujer solía reclamarle cada que podía a Marie, evitando que se metiera en su vida más de lo que ya estaba en ella, sin embargo, solía darle igual porque de una u otra forma debía encontrarse con Taehyung la mayoría del tiempo. Ella prefirió no hacerlo porque aún le dolía pero parecía ser que Kim no entendía aquello.
Taehyung soltó un suspiro muy largo, miró a la mujer, su apariencia había llamado su atención y es que desde que se habían divorciado, ella había cambiado demasiado al punto de descuidarse un poco.
— ¿Has visto esas ojeras enormes que tienes, Marie?
— ¿Viniste solo a juzgar mi apariencia o cuál es tu propósito? — Está vez, si lo miro. Kim solo negó con lentitud, a Marie le dolía verlo, pero la mayoría de los días solía hacerlo porque él aún estaba al pendiente de ella y la hija que ambos tenían.
— Lo siento, solo me preocupa que estés así. Últimamente he notado que te sientes triste, ayer te ahogaste en el alcohol y no sueles ser la mujer que eras antes — Él se enfocaba en mirarla fijamente, pero ella no quería hacerlo. ¿Porque no entendía que ese comportamiento solo causaba que pensara demasiado sobre si.... aún la quería?
— ¿Como quieres que sea la mujer de antes? Si me dejaste por otra, no vengas a tratar de hacerte el inocente y pretender que te importo. Enfócate en tu vida, eso es lo que querías, pues ahora hazlo — Sin esperar su respuesta, cerró la puerta y rápidamente colocó el seguro. Las lagrimas no tardaron en salir, una tras otra de manera constante, se deslizó hasta caer al suelo con las piernas reflexionadas y apoyando su cabeza entre sus brazos los cuales apoyó en sus rodillas.
— ¿Que pasa, mamá? — Sora, se hizo presente en cuanto escuchó los sollozos de su madre por toda sala.
Marie se reincorporó y secó sus lágrimas, comenzó a negar tratando de evitar el tema.
— Nada, solo olvídalo.
— ¿Otra vez papá te hizo llorar? — La chica trató de averiguar un poco más el porque su madre sufría tanto. Aunque realmente ya esté enterada, pues ha escuchado a sus padres discutir demasiadas veces. Y eso le dolía.
— No cariño, solo... problemas y estrés en la empresa. Ya sabes lo complicado que es manejarla.
— Mamá, tengo dieciocho años. Sé perfectamente que papá es el culpable de tu sufrimiento y no me agrada para nada que sea así. Lo amo mucho pero me duele que te haga todo esto.
Marie solo soltó un suspiro y abrazo a su hija con mucha fuerza, tratando de calmar sus lágrimas y el dolor que sentía.
— Solo ignóralo, son problemas entre ambos y él parece no entenderlo — La soltó con delicadeza y prosiguió a tomar su teléfono móvil que había comenzado a sonar — Hoy te toca estar con él, así que ve a arreglarte porque pasará por ti en dos horas.
Sora asintió y obedeciendo las palabras de su madre, se fue subiendo las escaleras mientras susurraba cosas que no lograba comprender. Probablemente peleando con su padre sin siquiera tenerlo de enfrente. Ella solo odiaba tener que convivir con esa familia, se sentía tan incómoda y no disfrutaba mucho a su padre por que la mayor parte del tiempo solo se dedicaba a sus otros hijos que parecían querer llamar su atención para que Sora estuviera sola.
Las horas pasaron y Marie solo se arregló un poco, había pensado en las palabras de Taehyung y decidió seguirlas. Era verdad, ¿en que momento se había descuidado tanto? No podía permitirlo.
— La cuidas mucho y espero le prestes atención como debe ser, también lo merece — Ella fue dura y trató, realmente lo hizo, de poder tener esa postura frente a Kim.
— Siempre estoy al pendiente de ella.
— Pues ella no me ha dicho lo mismo, así que lo dudo, porque obviamente le creo a mi hija.
Taehyung soltó un suspiro al escuchar a la mujer reprocharle, prefirió no responder para evitar una discusión que le pudiera afectar a ella debido a su enfermedad. La observó con determinación, pensando en que ella no se estaba cuidando como tenía que hacerlo, como los doctores profesionales en su caso habían recetado. Llevaba una vida que no podía permitirse por que no estaba en condiciones.
— Marie, solo te pido que esto lo hagas por ella. Si tú no estás cuidándote porque a ti te da igual, espero comiences a pensar que Sora te necesita por mucho más tiempo — Susurró, tratando de que su hija no escuchara para evitar preocuparla. Por supuesto que sabía de lo que sucedía con su madre pero no a tal punto de ser tan mortal.
— Lo estoy haciendo, no te preocupes por eso, todos los días tengo que ingerir veinte pastillas para poder estar controlada y evitar cualquier desgracia.
— Pero sueles beber demasiado y no puedes hacerlo, sé que tú quieres vivir como cualquier persona pero debes entender que esto es serio, Marie. Es una enfermedad que puede acabar contigo en tan sólo segundos — Y él sabía perfectamente que haría cualquier cosa para poder lograr que su ex esposa estuviera bien. En serio, cualquier cosa.
— Lo siento ¿si? Será la última vez que lo haga, no te preocupes, tengo al doctor detrás de mí todo el tiempo. Ocúpate de tu nueva vida y ser responsable con Sora — Dicho aquello, cerró la puerta principal después de despedirse de su hija y decirle que pronto la vería. Marie se dio la vuelta y con pasos rápidos comenzó a buscar las pastillas que debían calmarla para evitar que algo malo sucediera con su corazón.
Las ingirió lo más rápido posible y recargó sus manos en el borde de la mesa cristalina, cerrando sus ojos con fuerza y soltando algunas lagrimas de preocupación.
— No me queda mucho tiempo — Susurró. Acto seguido, tomó su bolso y se dirigió a la empresa para comenzar con su trabajo, trataba de distraerse de aquel malestar que aún no se iba a pesar de haber ingerido las pastillas que el doctor le recetó para este tipo de casos. Comenzaba a asustarse demasiado.
Trató de caminar a su manera, no asustarse y fingir que todo estaba bien porque debía calmarse o las cosas empeorarían. Ella debía buscar una solución pero no lo hacía, comenzaba a pensar en su hija y en las palabras que Taehyung le otorgó hace unas horas.
Era cierto, ella debía cuidarse más porque tenía que estar mucho más con su hija. Aún era demasiado joven para que algo malo sucediera con ella, debía tratar de esforzarse por sanar. Pero, ¿como lo hacía? ¿Que debía hacer? La única cura era un transplante de corazón.
Y Marie era de las últimas personas en espera en aquella lista, todos los demás arriba de ella llevaban años tratando de buscar a alguien. Pero es completamente difícil, por ello, se había rendido y solo esperaba el momento en el que el motor no arrancara más. Así lo mencionaba ella, no le quedaba de otra.
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