Capítulo 3
Cuándo veo el archivo que Ethan deja caer al suelo, observo el rostro de Noah sorprenderse.
—¿Sorprendidos?— pregunta Ethan con una sonrisa.
Miro el archivo en el suelo, observando algunas imágenes, personas dentro de un tubo transparente, otras imágenes con cruces o garabatos, pero lo que me llama la atención es el título: Experimento Zodiacal.
Miro a Ethan, buscando algún tipo de explicación, pero su expresión burlona solo me pone más ansiosa. Noah, en cambio, se mantiene en silencio, su sorpresa transformándose rápidamente en una mirada tensa y calculadora.
—¿Qué significa esto? —pregunto, señalando el archivo en el suelo. Mi voz suena más firme de lo que esperaba, pero no puedo evitarlo. Hay demasiadas preguntas acumulándose en mi cabeza.
Ethan se encoge de hombros. —Es justo lo que parece. Todos nosotros, tú incluida, somos parte de algo mucho más grande... aunque tal vez no tan "natural" como pensabas.
—¿De qué estás hablando? —insisto, sintiendo cómo un escalofrío recorre mi espalda.
—Del origen de tus poderes, Emily —responde él con tranquilidad. Luego, su mirada se posa en Noah—. Y estoy seguro de que nuestro amigo aquí tiene una idea bastante clara de lo que estoy diciendo.
—Noah, ¿es verdad? —le pregunto, buscando respuestas en su rostro, pero él aparta la mirada.
—No lo sé con certeza... —empieza a decir, pero su tono titubeante lo traiciona.
Ethan suelta una risa breve. —No seas modesto, Noah. Tú eras uno de los más prometedores. Ellos tenían grandes planes para ti... antes de que todo se descontrolara.
—¿Planes? ¿Qué tipo de planes? —exijo, dando un paso hacia él.
Noah finalmente levanta la mirada, y lo que veo en sus ojos no es miedo, sino algo más profundo: culpa.
—Los científicos nos crearon. O, al menos, nos... modificaron —admite con voz baja—. Cada signo zodiacal tiene un propósito específico, un poder destinado a encajar en algo más grande. Somos parte de su experimento.
El aire se siente más pesado, como si las palabras hubieran absorbido todo el oxígeno de la habitación.
—¿Y qué pasa cuando se "encajan" todos los signos? —pregunto en un susurro, aunque no estoy segura de querer la respuesta.
Ethan se inclina hacia adelante, su sonrisa tan amplia como perturbadora. —Aparecen Cetus y Ofiuco, los primeros experimentos. Y créeme, no querrás estar cerca cuando eso suceda.
El silencio que sigue es aplastante. Mis ojos vuelven al archivo en el suelo. La verdad está ahí, y no hay forma de escapar de ella.
—Ahora, queridos, tenemos que irnos, vienen los refuerzos.— Ethan sale de la habitación tranquilamente.
Sigo a Ethan, mientras que Noah está mirando el suelo, me doy la vuelta para llamarlo, pero en el suelo, justo en el mismo archivo hay un pequeño apartado con nombres tachados, excepto el de Noah.
Noah, el Sujeto 6 ha demostrado tener habilidades manipulativas sobre el control de la electricidad, nosotros lo hemos denominado Electrokinesis. Hace años en un parque de atracciones murieron 12 personas subidos a la noria, rescataron los cuerpos, nosotros usamos sus cerebros que aún estaban intactos para crear unas creaciones, es decir, doce personas, bajo los doce signos del zodiaco, ellos son los que salvarán el planeta o morirán en el intento.
Ethan, el Sujeto 11 ha comenzado a desarrollar poderes relacionados con las rocas, lo hemos denominado Geokinesis, la capacidad cinética de manipular las rocas y tierra.
Siento un nudo en el estómago mientras las palabras en el archivo resuenan en mi mente. Doce personas. Doce signos del zodiaco. Salvar el planeta... o morir en el intento. No puedo apartar la mirada del único nombre no tachado: Noah.
—Emily, ¿vienes o no? —la voz despreocupada de Ethan me arranca de mi ensimismamiento. Está a unos pasos de la puerta, observándome con las cejas alzadas, como si todo esto no fuera más que un juego para él.
Miro a Noah. Su expresión, habitualmente tranquila y calculadora, está cargada de algo que hasta ahora no he visto en él: dolor. No sé si es por el archivo o por el recuerdo de las palabras de Ethan, pero está claro que lleva mucho tiempo cargando con este peso.
—¡Noah, vámonos! —digo, tratando de esconder el temblor en mi voz.
Él levanta la vista hacia mí, pero no se mueve.
—No es tan simple, Emily —murmura—. Nunca lo ha sido.
Ethan suelta una risa seca desde la puerta. —Déjalo, Emily. Noah siempre ha sido así: pensativo, trágico... y un poco lento para tomar decisiones. Tenemos cosas más importantes que hacer.
No puedo evitar fulminarlo con la mirada. —¿Y tú? ¿Tampoco te importa todo esto?
—Claro que me importa —responde Ethan, como si fuera obvio—. Pero perder el tiempo no cambiará nada. Esto es más grande que nosotros.
Con un suspiro, vuelvo a mirar a Noah. Decido ir hacia él, arrodillándome para recoger el archivo.
—No importa lo complicado que sea, Noah. Estamos en esto juntos. No voy a dejarte aquí.
Por un momento, parece dudar. Luego, asiente con un movimiento apenas perceptible, pero suficiente para que me levante, agarrándolo del brazo.
Ethan nos observa desde la puerta, su sonrisa ahora algo más tenue. —Es bueno que te decidas, Sujeto 6. No queremos que los "científicos" nos alcancen antes de que tengamos ventaja.
Mientras seguimos a Ethan, el archivo sigue en mi mente, especialmente la parte de los "doce signos". Si todo esto es cierto, hay otros como nosotros allá afuera. ¿Cómo encajan en este experimento? ¿Y qué sucederá cuando finalmente estemos todos juntos?
Miro a Ethan. Su semblante confiado me irrita, pero también me intriga. Si él es el Sujeto 11, con Geokinesis, ¿qué sabe realmente sobre los demás? ¿Y qué sabe sobre el destino que nos espera?
Pero mi mayor pregunta sigue siendo: ¿quiénes son Cetus y Ofiuco? ¿Y por qué su llegada parece ser el final... o el principio de algo aterrador?
Los tres nos vamos caminando hasta llegar a una puerta que hasta ahora no habíamos visto, las luces rojas y la alarma siguen resonando a nuestro alrededor, alertando a los demás científicos.
La puerta metálica es imponente, construida con acero pulido que refleja levemente la luz a su alrededor. Su superficie es lisa, con un acabado casi perfecto, pero lo que más llama la atención es el símbolo de ♌ grabado en el centro. El símbolo, representando a Leo, está tallado con un detalle exquisito, sobresaliendo ligeramente del metal como si fuera una marca de importancia suprema.
Alrededor del símbolo, se encuentran finos patrones en relieve que imitan las llamas, extendiéndose en espirales elegantes y dinámicas que evocan fuerza y energía. El contorno de las llamas está ligeramente ennegrecido, destacando aún más sobre el fondo plateado de la puerta.
En la parte superior de la puerta, hay una inscripción en un idioma antiguo, casi como un enigma, cuyos caracteres parecen brillar tenuemente con un tono dorado. A ambos lados de la puerta, dos manijas verticales de bronce oscuro completan el diseño, reforzando la sensación de grandeza y exclusividad.
La atmósfera frente a la puerta es pesada, como si una energía invisible emanara de ella, exigiendo respeto y alertando que no todos están destinados a cruzarla.
De repente la puerta se abre, una muchacha de cabello rubio liso, con ojos dorados, nos mira con indiferencia, lleva la misma vestimenta que nosotros, camisa y pantalones grises, pero sobre todo descalza, igual que Noah y yo.
—¿Y vosotros quiénes sois?— pregunta la muchacha.
—Emily, Noah y yo Ethan.— nos presenta Ethan rápidamente.— También conocidos cómo Sujeto 7, 6 y 11.
—Genial, más sujetos raros, yo soy Sujeto 5 o cómo ellos me llaman, Harper.— se presenta la rubia.
Harper nos observa con cierta curiosidad, pero también con un toque de desdén en su mirada, como si nos evaluara.
—¿Sujeto 5? —pregunta Ethan con una sonrisa ladeada—. Interesante... veo que todos tenemos nuestros numeritos.
Harper no responde de inmediato. Su mirada se detiene en Noah, y una sombra pasa por sus ojos dorados. Parece que hay una historia no contada entre ellos.
—¿Así que Noah y tú os conocéis? —le pregunto, tratando de romper el hielo.
Harper asiente levemente. —Sí, nos conocimos antes. Pero las cosas han cambiado... —su voz se tiñe de tristeza—. Creí que estábamos luchando por algo, pero ahora todo esto... es confuso.
Noah baja la mirada, incómodo. La tensión en su expresión no pasa desapercibida para nadie.
—Espera... —sigo, mirando a Harper—. ¿Entonces todos vosotros...?
Harper asiente, confirmando mis sospechas. —Sí, todos somos sujetos. Crearon a cada uno de nosotros para un propósito específico. —Sus palabras son frías, distantes, como si estuviera hablando de algo ajeno a ella.
Ethan se encoge de hombros, como si todo esto no fuera gran cosa. —Lo que pasa es que no somos humanos normales. Nos crearon... nos moldearon. Y no sé vosotros, pero mi "propósito" es darles una buena patada en el culo a esos científicos cuando los encuentre.
Harper se ríe, aunque suena amarga. —Eso suena bien... aunque no creo que vaya a ser tan fácil. Esos tipos tienen cosas aún peores que el simple control.
—¿Cetus y Ofiuco? —pregunto, tratando de volver al tema central—. ¿Ellos son lo que mencionó Ethan antes?
Harper asiente, su expresión tornándose seria. —Sí, Cetus y Ofiuco... son los peores. Los primeros experimentos que salieron mal. Son como... monstruos. Los científicos los crearon para ser armas vivientes, pero no funcionó como esperaban. Ahora están encerrados por ahí, y siempre están buscando algo. No sé si es algo relacionado con el experimento o simplemente son malvados.
—¿Y cómo nos afectan a nosotros? —pregunto, mirando a Noah y luego a Ethan.
Ethan se encoge de hombros. —Nos quieren. Los científicos nos crearon y, aparentemente, también esos dos. Así que cuando aparezcan, seremos su objetivo.
La idea de ser perseguida por monstruos me llena de pavor. No sé si es mejor o peor saber que no estamos solos en este experimento. Cada uno de nosotros tiene un propósito y habilidades únicas, pero también somos cazados.
—Pero... ¿qué podemos hacer? —pregunto finalmente, mirando a Noah—. No podemos simplemente esperar a que ellos lleguen y nos atrapen.
Noah mira la puerta, pensativo. —Tenemos que encontrar una forma de protegernos, Emily. Si esos monstruos vienen, necesitamos estar preparados. Y tal vez... averiguar por qué los científicos nos crearon en primer lugar.
Harper asiente. —Exactamente. Pero no será fácil. Los científicos tienen un control total sobre nosotros y han sembrado tanto miedo que no podemos escapar.
Ethan cruza los brazos, mirándonos con una sonrisa. —Entonces, mejor nos unimos, ¿no? Somos los Sujetos Zodiaco, después de todo. Juntos, tal vez tengamos una oportunidad.
La idea de unirme a estos desconocidos me da una sensación de alivio y temor a la vez. No sabemos nada el uno del otro, pero estamos todos atrapados en la misma situación.
—Está bien. Nos ayudamos mutuamente. Pero tenemos que estar listos para lo que venga. —digo finalmente, mirando a Noah y luego a Ethan—. Ya no somos solo números o experimentos. Somos algo más.
Ethan y Harper asienten. —Exactamente —dice Ethan—. Así que mejor estar preparados para enfrentar lo que sea que nos depare el futuro.
Mientras nos agrupamos frente a la puerta, la tensión entre nosotros disminuye ligeramente. Tal vez, solo tal vez, juntos tengamos alguna esperanza de salir de este experimento con vida. Pero aún hay tantas preguntas sin respuesta... ¿Qué es realmente Cetus y Ofiuco? ¿Por qué nos crearon los científicos? ¿Y qué significa todo esto para el futuro del mundo?
Con estas preguntas flotando en mi mente, avanzamos hacia lo desconocido.
—Vamos —dice Harper, abriendo la puerta. La luz de un pasillo oscuro brilla al otro lado, y lo que encontramos allí podría definir nuestro destino.
Tras la puerta hay una habitación, similar a la mía, paredes blancas, una cama metálica con sabanas blancas.
—Mi habitación.— señala Harper.
—Esos científicos se están tomando muchas molestias para encerrarnos aquí, ¿y si debemos quedarnos?— pregunto.
—¿Para qué? ¿Para ser manipulados o para que nos controlen?— frunce el ceño Ethan.
—Harper y yo fuimos los primeros en despertar, también los primeros en descubrir nuestros poderes, cuándo íbamos a enfrentarnos a los científicos ellos nos sedaron, cómo hicieron contigo.— Noah me mira con precaución.
—Entonces si nos descubren, o si descubrimos la verdad, nos sedaran...— murmura Harper.
—Por si no tuviéramos suficiente.— dramatiza Ethan.
Miro por la puerta, viendo soldados armados, creía que solo habían científicos.
—¿Qué es tanto alboroto?— pregunta Harper apartándome.
—Los guardias de seguridad.— explica Noah.
—Que pereza.— Ethan se sienta en la cama de Harper.
—Sujeto 5, si entregas a los sujetos 6 y 7, estarás a salvo.— asegura uno de los guardias apuntando con la pistola.
—Si, vale, cómo quieras.— Harper se encoge de hombros.
Miro con incredulidad a Harper, la cuál nos acaba de delatar tranquilamente.
—Es hora de Harper.— sonríe.
Miro a Noah, el cuál me mira encogiéndose de hombros sin comprender del todo lo que vaya a hacer la rubia. Harper se pone en el estrecho pasillo, mientras los guardias se mantienen en guardia, cuándo van a disparar, las luces parpadeantes brillan con intensidad hasta reventar, todo queda oscuro, mientras Harper comienza a brillar, un destello amarillento inunda el pasillo, me cubro los ojos con los brazos, cuando creo que ha pasado el peligro los guardias están en el suelo.
—Ya estáis a salvo.— sonríe la rubia con orgullo.
—Ya, de nada.— responde Ethan cómo si hubiese sido él.
—No has hecho nada.— responde Noah cruzándose de brazos.
—¿Qué acaba de pasar?— pregunto señalando a los guardias en el suelo.
—Ah, nada, estarán bien, según los científicos se llama Photokinesis, guay, ¿verdad?— se echa el pelo hacia atrás.
—Esta tía está como una regadera.— se queja Noah.
—¿Acaso todos los demás están bien de la cabeza?— sonríe Ethan.
—Buen punto.— admite Noah.
—¿Habéis visto las vestuarios? Una guapa cómo yo debe ducharse tras una hazaña cómo esa.— habla Harper acomodándose el pelo.
—A nadie le importa tu higiene ahora mismo.— responde Ethan con una sonrisa burlona.
—Argh, aburrido.— responde la rubia poniendo los ojos en blanco.
—¿Y ahora qué? parece que vayamos dónde vayamos vamos a encontrar una puerta con una persona desconocida que tiene poderes.— me quejo dejándome caer en la cama de Harper.
—Bueno, supuestamente es lo que tenemos que hacer, pero a ti no te hemos visto usar tu poder.— señala Noah.
—Seamos sinceros, no creo tener ningún poder.
—Venga, todos tenemos, el loco de las piedras, la retrasada de la luz y yo thor, tienes que tener algo.— sonríe Noah.
—¿A quién llamas retrasada de la luz?— se queja Harper.
—Si.— responde Noah burlonamente.
—Tiene razón, eres retrasada, yo soy mejor.— admite Ethan con orgullo.
—¿Tú? No me hagas reír.
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