Gustavo abre la puerta de la recamara con la mano derecha mientras que con la otra trata de acercarme más hacia él mientras me besa apasionadamente, mis manos van hacia el dobladillo de su playera para quitarla y encontrar ese hermoso pecho y abdomen tonificado de color caramelo algunos tatuajes lucen en él incluyendo una huella del pie de su pequeño. 

Me da una de esas hermosas sonrisas traviesas y puedo ver en sus ojos avellanas el deseo que tiene hacia mi, no duda ni un momento para tomarme de mis caderas, mientras mis piernas se enredan en su abdomen sintiendo que como tantas veces está preparado para dar el siguiente paso, siento sus besos sobre mi cuello, y susurra palabras en español que entiendo, después de estar con él  por 9 meses he aprendido si no llevar una plática fluida en el idioma si entender lo suficiente para saber que está deseándome con todas sus fuerzas. 

—Me desarmas cuando me hablas en español. 
—Esa es la idea —susurra

Mi falda es subida hasta mi cintura mientras que mi blusa está desabotonada, besa mi pecho por encima del sostén y de manera suave me va dejando sobre el colchón. 

—Te voy a extrañar cerecita... ¿Qué haré sin ti todo un mes? 
—Viviste 25 años sin mi... puedes hacerlo un mes —guiño el ojo. 
—pero cuando uno conoce a Leilany Berry ya no desea seguir viviendo sin ella. —me río. 
—Puedes ir conmigo, a mis papás les encantaría conocerte. 
—Suena tentador ir a visitar a mis suegros, pero en estos momentos no quiero tener en mi cabeza al señor Berry porque estoy seguro que no le gustaría saber que planes tengo esta noche para su hija. 

Vuelve a besarme y yo permito que lo haga, cierro mis ojos y solo puedo ver como todas las veces unos ojos azules, me quedo petrificada, y estoy segura que él entiende que sucede porque deja un beso casto en mis labios y se queda encima de mi sin intentar nada más; solo sonríe de manera pacífica. 

—Mis planes pueden esperar, ¿Te gustaría que fuera a Londres? 
—Si, claro. —no tengo el valor de mirarlo a los ojos. 

Y es que... lo quiero, Gustavo es un gran chico, me gusta, me hace sentir bien, protegida y me da una tranquilidad en mi vida en muchos aspectos, pero en cuanto a intimidad se refiere, no lo logro, Chad no sale de mi cabeza y aunque él no dice absolutamente nada, no se queja y ni siquiera hace cara de disgusto, estoy segura que para él ha de ser frustrante, sobre todo cuando ha dejado muy claro que se ve conmigo en un futuro incluso formando una familia... Pero yo muchas veces me he preguntado si me veo de esa manera o ¿solo estoy siendo egoísta por lo bien que me hace sentir? 

—Sabes que Anthony me estará apoyando y tu hermana también, así que podrías escaparte. —lo noto pensativo. 
—Es un gran paso cerecita, y no... no es que tenga miedo, conozco a tus papás cuando han venido, aunque cuando los conocí no fue como suegros; saben de lo nuestro, pero, no quiero ir a meterme donde hay tantos recuerdos entre Chad y tú. ¿Te parece si te alcanzo en un par de semanas? dejaré arreglado algunos asuntos pendientes de los restaurantes y así tendrás tiempo de asimilar la realidad. —tomo la mano de Gustavo y presiono. 
—Me conoces bien. 
—Así es... sé que estás aterrada de ir y enfrentarte a Londres por tu cuenta, de hecho creo que me quieres llevar como excusa —me da una sonrisa empática —y no está mal cerecita, pero... eres la mujer más fuerte que conozco, y debes de enfrentarlo sola, ir y darte cuenta que la vida siguió y que esta es tu vida ahora. 
—Darme cuenta que él no está allá y solo he engañado a mi mente. —termino de decir lo que él me ha dicho entre líneas. 
—Si, enfrentar los fantasmas del pasado y dejarlos ir, cerrar ciclos. —siento una lagrima caer de mi ojo y con su pulgar quitarlo de inmediato dejando un leve beso en mi mejilla. 
—¿No importa que termine con el cabello rapado? —se ríe y niega. 
—No importa... para mi siempre serás la mujer más hermosa, pero es momento de que enfrentes todos tus miedos, que poco a poco has hecho estando aquí en Nueva York, pero entiendo perfectamente por lo que pasarás cuando estés en Londres, y la verdad te caerá como un balde de agua fría, me encantaría ir a acompañarte desde el día uno, pero no es prudente, porque necesitas enfrentar tu duelo sola. aún así sabes que me tienes a una llamada de distancia y que en un par de semanas iré contigo y entonces te ayudaré de la manera que tú necesites. 
—Te quiero Gus... 
—yo también a ti. 

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Rosa y todos los niños han venido a despedirme, Gustavo lleva al más pequeño en sus brazos, y Anthony carga con mis maletas. mis manos sudan y confieso estoy aterrada, quiero regresarme a mi departamento y quedarme dormida todo el día y no ir a enfrentar mi realidad, pensé que sería mucho más fácil, pero la verdad es que no, estoy en un momento en mi vida que creí si no superado, por lo menos con la fuerza de fingir que lo había logrado. 

—Bien, hasta aquí te podemos acompañar mi amor —dice Anthony. —prometo cuidar de nuestro novio —un grupo de personas voltean a vernos asustadas y él solo se ríe por su comentario. 
—No hagan travesuras en mi ausencia —levanto los hombros —no me gusta que ustedes se disfruten cuando yo no puedo estar inmiscuida en el trío —Gustavo se sonroja y Rosa solo se ríe. 
—¿Qué trío? —pregunta la calabacita y todos nos reímos porque a veces se nos olvida que Andrea la hija mayor de Rosa ya está más pendiente de nuestras pláticas 
—Uno musical, como el que va al restaurante. —responde el moreno.
—Aaaah... ¿Cantas Leilany? 
—Si, cuando regrese podrás ver nuestro show en vivo —le guiño el ojo y ella queda complacida con mi respuesta. 

Rosa me abraza y me dice que no me angustie que cuidará de mis hombres, si, incluye a Anthony porque sabe que es como un hermano para mí, que me vaya tranquila, me despeje y disfrute de mi familia, los pequeños se abrazan a mis piernas y me piden que les traiga un detalle pero solo veo a Rosa fulminarlos con la mirada, me da risa porque con solo una mirada que les da los niños se doblegan, dice que es un poder de mamá mexicana, Anthony me deja un beso en la frente y yo le doy un montón a michito y otro par de besos al hombre que lo lleva cargado. 

—Nos vemos en un par de semanas entonces —asiento. 
—Los quiero 
—Nosotros también a ti. 

Me doy la vuelta con el corazón hecho nudo, por muchas cosas, es como si me dividiera en dos, quiero ir a Londres a ver a mi familia, volver a encontrarme con los Dunne, desenmascarar a George, pero a la vez no, porque es enfrentarme a estar nuevamente en casa, a estar en el mismo lugar donde todo me recordará a Chad, pero aquí también dejo una nueva familia, a Anthony, Gustavo, Rosa, su marido, los niños. 

Han pasado dos años desde que me fui de Londres, con un corazón hecho trizas después de perder al amor de mi vida, a mi primer amor, darme cuenta que Chad tenía planes en un futuro para nosotros y que ya no logró, sé que hubiese amado todas las sorpresas que N.Y me había dado.

Giro para despedirme de ellos cuando sé que a partir de aquí ya no podré verlos, veo a todos moviendo sus manos despidiéndome, en un mes estaré de vuelta, pero aún así siento mi corazón desmoronarse, pensé que había sido valiente, que era fuerte, y que tenía dominado el tema de Chad, pero la verdad es que no, llego hasta la sala para abordar y me siento, muerdo mis labios tratando de retener las lagrimas pero es imposible, observo mi anillo de compromiso que aun no entiendo como llegó a mi. H.G... ¿Quién eres? ¿Por qué tenías este anillo en tus manos? ¿Cómo sabías que debías de dármelo en el momento correcto? sorbo mi nariz. 

¿Cómo hubiese sido la vida si Chad nunca se hubiera subido a esa motocicleta? 

Pero entiendo que el hubiera no existe... 

Que mi hilo rojo tenía que regresar a donde pertenecía... 

Que mi vida seguía... Chad solo había sido un capítulo... 

Y tenía que dejarlo ir en este viaje... 

Me prometo que necesito despedirme de él en esta ocasión, necesito seguir con mi vida, hay alguien deseando amarme con todas sus fuerzas, pero mi miedo siempre ha sido mayor y aunque él ha sido la persona más perseverante, y paciente, sé que en el fondo él quiere algo más, no solo una novia de manita sudada donde yo no me atrevo a dar el siguiente paso porque me asusta olvidar todas las veces que Chad y yo hicimos el amor. 

—Pasajeros con destino a Londres del vuelo 548274 favor de comenzar a abordar.

Dejar ir a Chad, desenmascarar a George Dunne, disfrutar de mi familia y de la boda del ojiverde. 

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Quién habrá asesinado a la mamá de Chad y Leilany?

¿Quién de los tres Dunne habrá sido el padre del bebé de Bridgitte?

¿Qué le habrá confesado Bridgitte en la carta a Brandon?

¿Quién será H.G?

¿Podrá despedirse del recuerdo de Chad? 

¡El ojiverde se nos casa!

¡Necesito que me digan sus teorías! ¿Qué piensan que sucederá?

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