Capítulo 22
—¡Hola Lany! ¿Cómo estás? —pregunta Duncan del otro lado del teléfono
—¡Hola Duncan! bien... gracias y ¿tú? —pregunto
—Bien muy bien, trabajos y tareas, ya sabes, lo de siempre... en la universidad. Vi que tengo una llamada perdida tuya, perdón por no responder.
—¡Oh! no, no te preocupes, entiendo...
—¿Cómo te ha ido a ti? —pregunta.
—Bien... aquí acoplándome a la universidad, a nueva york. ¡Todo bien! —trato de disimular.
—¿Alguna novedad?
—No... solo... no, todo bien...
—¿Segura?
—Totalmente...
—¿Cómo te ha ido con el tema de Chad?
—¡Oh! pues... ya sabes... días buenos... días malos... aún lo extraño mucho... demasiado Duncan... pero... tengo que seguir, no me queda de otra, debo de hacerlo, tengo que ser fuerte. —hoy más que nunca me digo para mí misma.
—Lany... sabes que lo que necesites, aquí estaré... ¿Verdad?
—Si, Duncan, gracias, yo... yo lo sé... es solo que... creo que debo de superar esto sola, ya sabes... alejarme de allá, de mi familia, de nuestros amigos, quizá es la forma de engañarme de creer que está allá y solo hemos terminado... como la última vez que estuve en Estados Unidos...
Hace dos años Chad y yo solo estábamos tratando de evitar tener ese tipo de relación, los primeros meses estuvieron bien, pero después simplemente nos dimos cuenta que sería mucho más difícil enfrentar a nuestra familia, bien nos podíamos esconder en nuestras recamaras o abrazarnos, acurrucarnos fingiendo solo ser tremendamente comprensibles con el otro, pero aun así nunca tuvimos el valor de decir, esto es lo que está sucediendo... y quizá cuando nos atrevimos era demasiado tarde.
—Entiendo Lany... pues entonces... ¡Nos seguimos comunicando! ¿Te parece? —pregunta Duncan
—¡Si! adiós.
—Adiós.
Quería decirle lo que me estaba pasando, estoy segura que de todos nuestros amigos era el que más lo iba a comprender pero por alguna razón no tenía el valor de decírselo, como si me diera pena, vergüenza, no lo sé... simplemente preferí dejarlo pasar...
—¿Quién era? —pregunta Anthony
—¡Duncan!
—¿Qué quería?
—Solo saber porque le había marcado
—¿Y por qué no le dijiste?
—No lo sé... creo que me dio pena, no te sabría decir.
—¡Ay Leilany! ¿Qué te hago de cenar?
—Lo que sea está bien.
Anthony se mueve en mi casa como si fuera parte de ella, y comienza a preparar algo para cenar.
—Tengo miedo Anthony... miedo de que toda mi vida va a cambiar... me refiero a... tengo diecinueve años, y no... no planeaba embarazarme... y en todo caso que hubiera sucedido... sabes que la idea es que él estuviera junto a mi... sé que mis papás me apoyan totalmente... pero... ¿Qué haré? Me refiero a quiero seguir estudiando, quiero lograr muchas cosas y un bebé...
—Un bebé no tiene que ser un impedimento... te costará el doble de trabajo, seguramente si, pero no por eso vas a dejar de hacer las cosas... tienes una ventaja increíble Leilany, que tienes el dinero para poder pagar una niñera o llevarlo a una guardería mientras sigues asistiendo a clases, y que sabes que cuentas conmigo incondicionalmente para cuidar al bebé cuando tenga oportunidad. ¡Quizá Chad no está! Pero no vas a estar sola, yo puedo acompañarte a todo lo que tú necesites, sé que no soy el papá... pero... quiero estar ahí.
—Gracias Anthony...
—¡De nada!... no pretendo ocupar el lugar de Chad, porque él es el padre del bebé, además sabes que te veo como mi hermana, pero, quizá te hace el proceso un poco más fácil. Todo en la vida tiene un propósito Leilany, y el bebé ha llegado para enseñarte algo, además... te estabas dejando llevar mucho con la tristeza, este pequeñito hará que tengas una nueva ilusión para vivir, para que te sientas mejor, para que le eches más ganas a la vida, y tienes un regalo enorme de Chad... él se fue, pero te dejó parte de él que está creciendo en tu interior, ¡Es su hijo! ¿Cómo crees que él se hubiera sentido al saber la noticia? ¡Te amaba! No lo conocí, pero te aseguro que se hubiera vuelto loco, porque él siempre estuvo dispuesto a todo contigo desde que se dio cuenta que estaba enamorado de ti, si él se detenía era por ti, pero si por algo sugería casarse contigo, o venir a vivir a N.Y era porque él quería dar un paso más adelante... y hubiera sido el hombre más feliz, solo imagínatelo. Creo que está por ahí en algún lugar del universo siendo feliz porque van a ser papás. ¡Deja de sufrirlo y comienza a disfrutarlo!
—¿Tú crees?
—¡Totalmente!
Creo que la ventaja de que Anthony fuera cinco años mayor que yo es que siempre tenía las palabras correctas para hacerme entender todo lo que estaba pasando dentro de mí, y todo lo que decía era cierto, seguramente mi vida después de que naciera sería muy distinta, pero debía de aprovechar algunas ventajas que pudiese tener, si, definitivamente quiero terminar mi carrera, quiero lograr todo aquello que le prometí a Chad, Quiero llegar lejos, y el bebé me daba un nuevo impulso... porque aunque pudiese estar sufriendo por que Chad no estaba cerca de mí en el fondo sabía que había un pequeñito ser creciendo dentro de mí, que había sido el resultado del amor que sentía por Chad, y recordaba algunos momentos en los que me decía que él quería ser papá cuando termináramos nuestra carrera, nuestros planes cambiaron un poco, él se fue en su mejor momento, pero a mí me había dejado esa misión.
Pequeñito:
Sé que quizá no voy a ser la mejor mamá del mundo, y que estás llegando en un momento muy extraño y difícil para mí, pero te prometo por la memoria de tu padre que te amaré muchísimo y que haré todo lo posible por que tú estés bien siempre, aunque eso sea sacrificarme a mí misma, te quiero imaginar, pero no quiero pedirte que seas de una u otra manera, yo te amaré infinitamente incluso más de lo que amo a tu padre, y haré de Leilany la mejor madre para ti, quizá papá no estará en nuestras vidas... pero tendrás mucha mamá, y muchos tíos que te van a querer... ¡Anthony! ¡Duncan! ¡Albert! ¡Brandon! Y un abuelo que se volverá loco cuando te tenga en brazos. Si adoraba a tu padre... contigo... será otra cosa, necesito que le tengas mucha paciencia a tu mami, porque seguro cometerá muchos errores... pero lo hará con todo el amor del mundo... te esperaré con ansias, pero crece a tu tiempo... disfrutemos esta etapa en la que estás dentro de mí... te ama mucho mamá.
Anthony observa como toco mi vientre, la verdad es que aún sigue plano, aunque el ginecólogo me dijo que va a comenzar a abultarse en estos días, es curioso, nunca me imaginé estar en este momento de mi vida y aunque mi corazón necesita a Chad, también se siente bonito saber que hay algo de él dentro de mí... ¿Qué será? ¿Cómo será? ¿De qué color serán sus ojos? Bueno... eso seguro azules... ¿Su cabello? ¿Rubio o Pelirrojo? ¿Sacará sus pecas? ¿Será travieso?
—¿Qué quieres que sea?
—Lo que sea, mientras venga sano está bien —respondo
—Yo quiero que sea niño —alzo mi ceja
—¿Por?
—¡Tienes más practica con nosotros! —se ríe pero tiene razón.
—Y podría ser tu cómplice.
—¡Exacto! Lo llevaré a conquistar chicas... será todo un galán como su tío... —se da un pequeño golpe en la barbilla con su puño cerrado en pose de galán. —Aunque si es niña... si es niña sé que nos volverá locos a todos, a mí y a los Dunne...
—¡Si! totalmente, pobre de ella, tendrá tíos muy celosos —ya me los imagino
—¿Has estado tomando las vitaminas que te envió el doctor? -
—Si Anthony
—Muy bien
—¡Aún no me creo que vaya a ser tío! —dice emocionado
—Anthony...
—¿Si Leilany?
—¡Gracias! Eres como un ángel para mí, llegaste de esa manera... en el momento en que yo necesitaba más a alguien, si tú no me hubieras ayudado a abrir esa puerta... si no me hubieses preguntado por el resto de mi hilo rojo... yo me estaría volviendo loca en saber o sentirme sola, porque sé que no lo estoy, no en Londres, ni aquí, tú estás aquí conmigo, y me gustas, me refiero a tu persona, a lo lindo que eres conmigo y lo bien que me haces sentir, eres el hermano que nunca tuve porque Chad y yo... definitivamente nunca fuimos hermanos más que de nombre, me gusta cómo me cuidas, como me proteges, como me alientas a que yo voy a lograr superar todo esto... ahora entiendo porque los Dunne veían a Chad como su hermano del alma, porque es verdad, porque pasa, porque puedes tener a alguien que sea de esa manera, al que le tengas toda esa confianza y tanto cariño, gracias por haber sido tan empático conmigo... recuerdo que de las últimas platicas que tuve con Chad fue que me buscara un amigo, uno con el que pudiese hablar de todo lo que quisiera incluso despotricar contra él... y tú llegaste... —Anthony se acerca y me abraza yo me acomodo en su hombro —Te quiero mucho Anthony... gracias...
—Leilany, también yo te veo así... como una hermana, a veces la vida nos quita cosas pero siempre llegan nuevas a nuestra vida, todo es una constante evolución y es parte del proceso de crecer, de seguir, sé que definitivamente duele dejar ir a alguien que amas, que es difícil, que te niegas, que uno no quisiera dejarlos ir, seguramente hay noches que peleas con el creador y preguntas ¿Por qué a ti? pero al final llega esa paz... poco a poco llega, y entiendes que de eso se trata la vida, y no podemos cambiarla, estamos destinado a ello desde el momento en que nacimos, si... duele dejar ir a las personas que amamos, sobre todo cuando dejan una marca tan grande en nuestra vida, pero todo sigue, sé porque decidiste venir a N.Y eres muy fácil de predecir preciosa... no querías estar allá y ver sus cosas, y darte cuenta que todo lo que sucedió es real... te mientes a ti misma creyendo que él está allá, que todo en Londres sigue de la misma manera, quizá ellos también ahora se hacen la misma ilusión, quieren creer que Chad vino contigo hasta acá, y están juntos, todos están pasando por ese proceso de duelo, pero llegará el día en que todos tengan enfrentarlo y darse cuenta que él se ha ido, que ya no está más con nosotros, y la vida tendrá que seguir, sucederá Leilany... tu vida tendrá que seguir, vas a conocer a alguien más, volverás a enamorarte, volverás a sentir esa ilusión...
—No creo, no podré hacer a un lado a mi bebé.
—No lo harás a un lado, porque estoy seguro que la persona que te ame, amará también todo lo que conlleve tenerte a ti.
—Te quiero Anthony
—Y yo a ti Leilany
—Bueno —limpia mis lágrimas con sus dedos —te serviré la cena.
—¡Gracias! Tengo mucha hambre.
—¡Me imagino! Hay un bebé hambriento que quiere crecer.
—¡Aún no lo creo!
—Poco a poco pequeña... ya verás.
—Tengo que comenzar a ver muchas cosas... su ropita, su cuna, biberones.
—tranquila te prometo que esta semana me hago tiempo para que vayamos de compras.
—Seguramente necesitarás unos brazos fuertes que carguen todo lo que necesitas.
—¡Si! —digo ilusionada
—Tendré que esmerarme con un regalo para mi futuro sobrino...
—No es necesario, con que estés conmigo es más que suficiente.
—¿Será que saqué mis ojos? —se ríe y lo acompaño.
—Será igualito a ti
—Bien... eso me agrada... —besa mi frente y comienza a servir mi cena
Bebé poco a poco me trae paz... estoy segura que seguiré cayendo en algunas ocasiones, pero saber que Chad dejó parte de él en mi vida me emociona, comienza a emocionarme... y se siente bien... comienzo a ver las cosas con claridad... voy a ser mamá de un hijo de mi amor... de mi Chad Berry...
Presente
Duncan trae a Chad en brazos mientras que Anthony me ayuda con las maletas y entramos al departamento, el pelinegro sonríe y me guiña el ojo mientras sale del lugar sin emitir una sola palabra.
Veo esa imagen y me cuesta trabajo creerla, Chad no lo ha soltado, como si lo conociera de toda la vida, como si Duncan fuera de su propiedad.
—Chad, ya llegamos a casa, deja que Duncan descanse
—¿Unca? —se separa del rubio y los dos se ven con una mirada indescriptible que eriza todo mi cuerpo. —señala con su dedito índice la puerta del cuarto —¿Lícula? —Duncan se ríe, y me ve
—Creo que necesitaré ayuda con sus palabras —me sonríe.
—Quiere que lo lleves a la recámara y que vean una película.
—Bien... —Duncan sigue hacia la recámara y entrando Chad se mueve inquieto en sus brazos.
El rubio mayor entiende y lo baja, Chad le toma la mano y le pide que se siente en la cama, mientras que va hacia sus juguetes, le da un par de carritos y ambos se sonríen, después viene hacia mí.
—Mami, pones Cashh —sonrío y le doy un beso en su frente
—Con una condición. —me ve con sus ojitos azules que a veces logran convencerme de muchas cosas, pero finjo que no tiene ese poder conmigo.
—¿Ual?
—tienes que tomarte tu medicina. —hace sus ojos más grandes y gira hacia Duncan como si quisiera pedir ayuda.
—La medicina sabe rica, no te asustes. —le dice el ojiverde
—¿Shi? —Duncan asiente y Chad sonríe. —¿Tú quelles dicina? —lo observa esperanzado y yo me río.
—si, claro... —dice seguro. —¿Nos puedes traer nuestra medicina? —yo asiento y voy hacia la cocina.
No sé describir exactamente como me siento, ¿Completa? No entiendo la razón, confundida también, Chad no es así de amistoso, de hecho tiene un carácter muy bien definido, le gusta ser un poco arisco y también independiente suelto un suspiro y agradezco estar en casa con mi pequeño bien después del susto y que esté Duncan aquí, como si fuese nos una familia... Es bonito... Se siente bien.
Tomo la receta y comienzo a etiquetar las medicinas, no puedo disimular mis risas cuando Chad le dice cosas y Duncan parece querer adivinar lo que él quiere decir. Dios... Qué bonito se siente esto, siento un pequeño aguijón en mi corazón.
—perdón Chad —susurro mientras una lágrima resbala por mi mejilla —pero necesito seguir.
Tambien aprovecho para hacer un poco de palomitas, pico un poco de fruta para mi bebé; tomo un juguito y gelatina.
—Duncan ¿Me ayudas? —pregunto y ambos rubios aparecen por el pasillo; sonrío, algo bueno debí de haber hecho en mi vida porque me está regalando una hermosa fotografía. —le entrego a Chad su platito —con cuidado, ahorita llevamos todo lo demás.
—Shi má —lo veo ir hacia la recámara y Duncan lo observa hasta con la boca abierta.
—Eres mala Lany... Me hiciste perderme tantos momentos de Chad. —no es reclamo, solo... Quería esto desde que supe que lo esperabas, quería verte embarazada, quería verlo pequeñito, quería estar ahí, siempre ahí para ti, para él... —lleva su mano hacia mi quijada —deja un ligero beso en mis labios —no los soltaré, no los dejaré ir... Son míos. —suspira —nunca lo había visto tan decidido con algo, ni siendo posesivo, pero esto se siente bien.
Toma las cosas porque Chad ya está gritando desde el cuarto el nombre de Duncan, disfruto el momento porque le dice Unca, voy detrás de él con las medicinas y entramos a la recámara; Chad es un niño educado así que está en la cama sentadito, esperándonos.
—Lany, nunca había probado una medicina tan rica en mi vida —dice Duncan "saboreando"
Le explico a Duncan como poner la película que quiere Chad mientras le doy su medicina hace lo que promete.
—llica mami —quiero reír pero hago poker face; porque aunque dice que está rica para no defraudar a su nuevo amigo su carita dice otra cosa.
—¡Siento que falta algo —dice Duncan rascándose la cabeza. —pijamas... ¿Quieres tu primera pijamada con un Dunne? —le pregunta a Chad.
—Siiiii —no sabe ni a lo que se refiere Duncan pero lo está disfrutando jamás con Gustavo fue así, ni con Anthony, temo que el golpe de la cabeza lo haya afectado.
—busca tu pijama amor —le digo a Chad y corre hacia su cajonera, yo voy hacia el clóset y saco ropa que dejó Albert justamente un pantalón de algodón y una playera; se la entrego y tomo la mía.
Le ayudo a Chad a vestirse, mientras que Duncan va al baño y regresa con la ropa de su hermano y me pide terminar de ayudarme con mi bebé al cuál ya solo le faltan sus calcetas, voy rápido como buena madre en menos de un minuto ya estoy lista, ambos rubios me esperan en la cama, podrían ser padre e hijo... Se parecen demasiado.
—veñ mami —me señala el lado izquierdo de la cama mientras Duncan está del lado derecho y Chad se queda en medio.
Podríamos fácilmente pasar por una familia, conozco a Duncan desde pequeña, y después de tanto tiempo estoy descubriendo que quizá desde hace tiempo ha rondado en mis pensamientos y sentimientos, de pronto recuerdo una noche en la que dormimos juntos, cuando dijo que me quería así en su cama para siempre... Pero entonces había alguien más en mi vida... Pero es momento de seguir, observo a los dos rubios a mi lado y aceptó que esto es lo que quiero... Lo quiero a él en esta aventura. Su mirada verde esmeralda se dirige hacía mi y me sonríe, y Chad se recuesta entre nosotros, toma la mano de Duncan y luego la mía y las pone en su barriguita sin siquiera vernos, y lleva su manita hacia su orejita para comenzar a rascarla, es la señal de que no tardará en quedarse dormido... Y nosotros también, caemos rendidos.
Este par me da paz...
Los quiero... estoy rendida de amor por estos rubios...
----------------------------------------------------------------------------
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro