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Capítulo 1

La lluvia cae sobre nuestro paraguas, Chad me toma de la mano, puedo ver a toda la gente a nuestro alrededor vestida totalmente de negro, trato de salir de mi misma, pero duele; nuestro padre está junto a nosotros, los tres en primera fila ante este hecho. 

Siempre me ha parecido que esta es la peor parte de una muerte, el dejar que entierren a la persona, echar un poco de tierra, y decirle adiós para siempre, mamá se iba... mi hermano sigue aferrado a mí mano, puedo sentir sus dedos entrelazados a los míos, seguramente los dos estábamos pasando por la misma situación, ¡era nuestra madre!.

— Todo estará bien — dice Chad mientras me observo en sus ojos azules puedo notar que en su frente cae un pequeño rizo despeinado de su cabello rubio.

— Lo sé

Papá voltea hacia la gente, y luego hacia nosotros; vemos que agarra un poco de tierra, y lo echa a la caja, Chad hace lo mismo mientras yo suelto una rosa blanca; No puedo evitar llorar, mi hermano me toma inmediatamente para abrazarme mientras que se escuchan las palas tirar una y otra vez la tierra que está a nuestro alrededor, yo me hundo en su pecho.

Chad y yo hemos crecido como hermanos ambos somos adoptados nos llevamos por dos años, pero nuestros padres nunca nos han permitido decir que somos hijos adoptivos, de hecho aunque lo dijéramos ni siquiera nos creerían, papá tenía unos bellos ojos azules, así que siempre decían. ¡Tienen los ojos de su padre! Y nosotros solo confirmábamos, hemos crecido juntos, somos hermanos, quizá no de sangre, siempre me ha cuidado, protegido, siempre ha sido el mejor amigo para mí.

Veo que Duncan se acerca a él, sus ojos esmeraldas me buscan.

— ¿Estás bien Leilany?

— Si, gracias. — digo mientras me abraza y me hundo el olor de su loción. 

Duncan es el mejor amigo de Chad, siempre están juntos, él y su grupito, Albert su hermano y Brandon quien es su primo. Son como una boy band, todas las chicas suspiran por ellos cuando los ven, para mí son solo mi hermano y sus amigos, pero siempre he disfrutado de su compañía, es como si entre los cuatro me cuidaran, y supongo que ellos cuatro eran justamente la razón por la que muy pocos chicos se acercaban a mí, ninguno se querría meter con Duncan y su clan.

— Lo siento mucho — dice Albert mientras observo su cabello negro bien peinado y sus bellos ojos verdes; me recargo en él mientras sus brazos rodean mi delgado cuerpo, siento que echa un mechón de mi cabello hacia atrás y con sus dedos levanta mi quijada; Albert y yo de niños eramos inseparables — ¿Quieres que vayamos por un helado más tarde? asiento, me gusta su compañía, así que sé que me vendría bien, nos vendría bien, porque estoy segura que tendría que lidiar con todos ellos.

Brandon se acerca y me abraza, no dice nada, solo me da su abrazo.

De todos ellos él es mi favorito, por lo menos desde los últimos días; su cabello castaño y rizado que llega hasta sus hombros y sus ojos cafés, pero lo que más me gustaba de él es que tenía un aire de misticismo, lo recuerdo cientos de ocasiones sentado en la recamara de mi hermano con sus botas y su chamarra de cuero. De los tres era el menos platicador, pero conmigo era muy diferente; y eso me gustaba de él.

Veo que mucha gente se acerca con papá para despedirse, Chad me toma de la mano y me lleva hasta la camioneta, me ayuda a subir y va detrás de mí, me recargo en su hombro.

— ¿Saben ya como sucedió el accidente? — pregunto

— No Lan, mi papá no ha querido decir mucho sobre eso.

Papá entra a la camioneta, sus ojos azules parecen congelados, no sé si de la tristeza, el cansancio o de qué.

— Vamos a casa, es hora.

Y ahí era el momento de enfrentarnos a nuestra realidad, de llegar a casa donde todo se quedó como ella lo dejó, donde estaban los recuerdos de una familia feliz, por qué lo éramos, ellos deseaban ser padres, así que cuando Chad llegó se volvieron locos, era el hijo que siempre esperaron, después llegué yo, era el tesoro de papá, la muñeca de mamá, y lo más preciado de mi hermano. Viajábamos en familia, éramos una familia envidiable... de esas que aparecen en las películas, en las revistas, aquellos que parecen perfectos, y que envidias un poco... esos éramos nosotros... lo que no sabíamos es que después de la muerte de mamá nos daríamos cuenta que nuestra vida no era tan perfecta como nos hacían creer o como nosotros dos nos habíamos obligado a hacerlo. 

La lluvia sigue cayendo, mi papá baja de la camioneta sin siquiera percatarse si nosotros le seguimos, lo entiendo mi mamá era su compañera de vida, y haberla perdido de esa manera a todos nos había sacado de nuestra zona de confort, Chad baja primero y abre el paraguas, me dice con la mano que salga y voy junto a él subimos las escaleras, mi hermano deja a un lado la sombrilla y pasamos a esa enorme sala, todo parecía indicar que no había sucedido nada, pero se podía respirar una nostalgia increíble, reviso mi celular, puedo notar decenas de mensajes pero no tengo ni siquiera la intención de revisarlos lo dejo a un lado junto al abrigo que llevaba, puedo verme en el espejo del recibidor, mi cabello rojizo está totalmente desacomodado, tomo un suspiro, no tengo ni la intención de pasarme mi mano para arreglarlo, Chad va directo a la sala y yo lo sigo, se acomoda en uno de los sillones y me siento junto a él, extiende su brazo y yo me acurruco sobre él.

— Dice Duncan que si puede venir con los chicos pero le dije que no, que mejor vengan mañana — comenta Chad mientras revisa su celular

— Está bien

— ¡Hoy solo quiero estar contigo!

— Si, está bien — besa mi frente

— ¡Te extrañé mucho! 

Hace un par de semanas había regresado de Estados Unidos, el último año de preparatoria había decidido hacerlo allá, por algunas cuestiones personales, desde que regrese he procurado verme con mis amigos, compañeros, y he dejado un poco en el olvido a mi hermano.

Desde que éramos pequeños nuestros padres habían sido sinceros con nosotros, que ellos deseaban mucho tener hijos, pero no se podían embarazar y entonces habían preferido adoptar, cuando eres un niño no entiendes bien el término, pero sabíamos que no compartíamos la misma sangre, pero si el mismo apellido y que aunque a nosotros nos lo habían dicho, no era algo que pudiéramos estar divulgando, ya saben, cosas de gente con "clase", y la verdad no era como algo que me encantara ir divulgando, puesto que siendo sincera, no suelo ser alguien que me guste convivir con ese tipo de gente, a excepción de los Dunne; pero nos conocíamos prácticamente desde niños por la amistad que llevaban nuestros padres, no sé si los demás nos vieran como niños engreídos a los cinco, pero definitivamente ninguno se sentía así.

Creo que de hecho ellos tres exceptuando Brandon que llegó mucho después le sacaban muchas canas verdes a nuestros padres, ellos no se dejaban y cuando tenían que recurrir a la dulzura para poder obtener algo de ellos, recurrían a mí; Así que creo que a final de cuentas pertenecía de alguna manera a su grupo, y eso era porque Chad y yo siempre habíamos sido inseparables, si él iba a algún lado siempre iba conmigo, y de alguna manera todos me adoptaron como la hermanita de ellos.

Lo que ellos no saben es que en lo particular sentimos que lo único que realmente nos pertenece en ese lugar somos nosotros, yo lo tengo a él, y él a mí, ni el apellido Berry, ni la gran mansión, ni los autos, ni todo el dinero, solo él, él era mío y yo era suya.

Podemos notar que papá baja de la habitación, sus ojos azules se siguen viendo totalmente fríos, nos observa, toma asiento a lado de nosotros mientras acaricia mi mano y la de Chad.

— Los quiero, son todo lo que tengo ahora.

Se escucha triste, me abrazo a él, puedo sentir su barba sobre mi mejilla, Chad se une al abrazo.

— Sé que desde el accidente he estado distante con ustedes es solo que, tenía muchas cosas en la cabeza, cosas que arreglar, cosas que pensar, pero, sé que ustedes siempre se van a apoyar, siempre van a estar el uno para el otro, adoro su complicidad, su hermandad, son mis niños, aún los puedo ver como esos pequeñitos que venían corriendo a mi cuando llegaba del trabajo.

— Tranquilo papá. — dice Chad

— Ahora más que nunca los necesito unidos, nos necesitamos de esa manera, porque todo va a cambiar, tengo que llevar un caso fuera de la ciudad, estaré yendo y viniendo, pero Leilany entra a la universidad y necesito que te hagas cargo de ella, sé que no necesito pedírtelo, pero es el turno de ver por los dos, ahora mamá no está, deben de estar pendientes de sus cosas, de lo que necesitan, lo que requieran saben que me lo pueden pedir; pero sobre todo necesito que se cuiden.

— Si papá — le digo

— Son mi más preciado tesoro, y me volvería loco si les pasa algo.

— Todo bien papá, tú sabes que soy capaz de cortarme un brazo por cuidar a mi hermana.

— Lo sé.

— ¿Quieren ir a comer algo?

— Si, estaría bien.

— ¡Perfecto! En veinte minutos los veo en el auto, por favor quítense esa ropa, a su mamá no les hubiera gustado verlos de negro todo el tiempo.

Chad y yo sonreímos, era cierto, mamá era dulce, alegre, su risa sonaba por toda la casa siempre, tenía un alma bohemia y libre y ese tipo de cosas como los funerales los odiaba, papá era distinto, era mucho más serio, formal, me imagino a final de cuentas por ser un Berry tenía que dar esa imagen, mamá no, a mamá le valía un sorbete lo que la gente podía opinar. Me la imagino en algún lugar del mundo como si fuera un pajarillo revoloteando y solo siendo libre.

Corremos cada quien a su habitación, voy directo al closet, tomo mis cosas y me quito ese vestido negro aventándolo lejos de mí, acomodo un poco mi cabello, veo a Chad entrar a mi habitación, lleva algo mucho más casual, observo las pecas de su nariz, siempre le hacía burla de ellas, me mira ansioso de que termine de amarrar las agujetas de mis tenis.

— Estoy lista — digo

Paso a su lado, ya lleva puesta su loción predilecta, aquella que le regalé hace un par de años atrás y desde entonces no ha dejado de usarla.

Toma mi muñeca antes de salir de la recamara, rodeo su cuello con mis brazos y me acurruco en sus hombros.

— Lan te quiero...

— Y yo a ti Chad.

— Siempre estaré para ti, no lo olvides.

— Nunca Chad.

Él era uno de mis lugares favoritos en el mundo, sabía que me quería. Y yo a él, era mi alma gemela, lo que me hacía permanecer viva, como si necesitara de él para sobrevivir.

Sus manos van directo hacia mi cabello, lo acomoda, sonríe con sus dientes perfectos y besa mi nariz.

— ¡Vamos Lan!

Voy detrás de él, llegamos hasta las escaleras y podemos observar que papá está hablando por teléfono, no se ha dado cuenta que estamos ahí.

— ¿Estás diciendo que no fue un accidente? — grita estresado

Chad y yo nos volteamos a ver, él levanta la mirada dándose cuenta que estamos ahí.

— Pidan pizza chicos, necesito salir.

Estoy segura que Chad sintió lo mismo que yo en ese momento, mi corazón se detuvo y sentí que de pronto todo mi estómago quería salir por mi boca...

¿Alguien había asesinado a nuestra madre?

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 ¿Quién habrá asesinado a la mamá de Chad y Leilany?

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