Capítulo 29 + Epílogo: ¡La wea fome, Tom!
Como un mes después, donde por fin me acordé de la existencia de la Cristina, le dije que nos juntáramos para hablar de un tema importante, porque hacerlo por Whatsapp se me hacía un tanto patético.
No hace falta mencionar cuál era el tema a tratar, ¿o sí?
Antes de poder decirle la verdad, ella me contó de que por mi culpa, por ser un desconsiderado con ella y dejarla abandonada, que por eso se enamoró weon de otro que es de su colegio. Me limité a hundir los hombros y agregar "Adiós, entonces", me fui de allí sin más, a lo que ella me grita "¿no te enojarás?", negué. Sólo dije:
"Vo' ándate a la chucha y vete con quién quieras, no me vengas a webear a mí que ya tengo a la persona perfecta", tras pronunciarlo, seguí caminando en plan badass total Bv
El tiempo pasaba y ella ya se había olvidado de mí por completo, menuda novedad.
Lógicamente yo aproveché desde antes en hacer lo posible que lo mío con la Pauli funcionara y por el momento, todo va perfecto.
Ahora si que soy amigo de los "nuevos" y también de mis viejos amigos.
El año siguió transcurriendo con suma normalidad, nuevas aventuras se vinieron, me sacaron varias veces la chucha... Llegó el último día de clases, sin creérmelo todavía. Es decir... ¡Los "nuevos" regresarían a sus países de origen! O eso es lo que debía suceder por ley.
¡Nope!
Los chicos lograron quedarse en Chile, el problema es que, como Kirk y Lars viven en San Bernardo, por ley, debían ir a un colegio municipal de allá. Lo mismo para James que es de Santa Rosa y Rob que es de El Bosque.
Mis compañeros de banda seguirán en el mismo colegio que yo, la comunicación no cesará por nada del mundo. Siendo el último día, siempre suelen hacer una "convivencia" en cada curso donde los compañeros comparten y... ¡Chao, loh vimoh, giles culiaos! Me robé toda la comida posible, metiéndola por mis bolsillos de mi ropa, de mi mochila, de todo.
Y me escapé con mis amigos por el portón principal, ¿qué? ¡Aprendí mi lección de no jugar con los sentimientos de la gente, todavía puedo esperar para aprender a dejar de ser caótico! ¿No es cierto?
Antes de separarnos para cada uno ir por su camino, Kerry me gritó:
— ¡¿No vai' a venir con nosotros, weon?!
— ¡Todavía estoy castigado por el carrete del 18!
— ¿Y eso?
— ¡Mis papás pillaron el condón que usaron Kirk y Lars, y pa' que no les dijeran nada, dije que era mío! —comenté, aguantando la risa— ¡A día de hoy sigo sufriendo el castigo!
— ¡La wea fome, Tom! —fue lo último que oí tras alejarme de ellos corriendo.
Efectivamente, la wea fome. Apenas me quiten el castigo, seguiré siendo caótico, sin dañar sentimentalmente a nadie. Después de todo, el perkin llamado Tomás, sí sabe usar el cerebro.
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