Capitulo 24: No te soporto
Estaba enojado, me encerré en la sala de estudio y dejé a los chicos en la sala común, seguía tan pero tan molesto con Kei, rara vez alguno de los chicos lograba enojarme, ella claramente se lleva el primer lugar.
Traté de componer sin embargo nada venía, solo el enojo contra la inresponsable de Kei, solo deseaba que Hyunjin vuelva y se haga cargo de la malcriada de su hermana, volví a gruñir mordiendo mi lápiz.
Y volví a recordar al mesero, ¿Se supone que debo seguir negándome lo que siento por ella cuando siento que me carcome que otro hombre la mire?
—¿Que te pasa? —pregunta Changbin haciéndome dar un pequeño salto, no sé en qué momento entró a la sala.
—Señor... ¿Que te pasa? Me asustaste —contuve el aire en mis pulmones y me llevé la mano al pecho.
—Calma líder, ¿Que te tiene así?
—Pelee con Kei —chasqueé la lengua recordando sus palabras y las mías, estaba molesto pero ¿Sera que me excedí?
Empezaba a tener un serio remordimiento en mi pecho, no quería gritarle, y si algo que llegué a decirle la hirió no sabría cómo recomponerlo, mordí mi mejilla interna esperando que solo esté enojada y no triste.
—¿Por qué pelearon? —preguntó sentándose en la mesa frente a mí, yo jugueteé con el lápiz restándole importancia a mis pensamientos.
—Por su borrachera, una cosa llevó a la otra, terminamos discutiendo por ramas, es que me molesta tanto que sea una mimada y que se hayan arriesgado tanto, quiere hacer lo que ella quiere sin medir las consecuencias, seguro antes la quitaban de los líos en los que se metía, pero yo no puedo hacer eso sin que nos cueste todo a nosotros —resoplé —es una mimada de papá.
—¿Le dijiste mimada de papá? —cuestionó y yo asentí.
—Ni siquiera fue una ofensa monumental, fue su jodida realidad —gruño cuando el enojo vuelve a mi —encima se ofendió ¿puedes creer? Se enojó aun mas y no voy a ceder ante ella.
—¿Le dijiste algo más de su papá? —preguntó preocupado mientras marcaba algo en su celular.
—Quizás ¿Por qué? —llevó el celular al oído.
—Enojado te sueles pasar.. ¿Hola? —habló por el celular —¿Donde estas? No Kei escúchame...
—¿Que? ¿Se está haciendo la dramática? —hablé sarcásticamente tratando de controlar las pulsaciones apresuradas de mi corazón, empezaba a preocuparme.
—Bueno, la dramática realmente no fue la mimada de papá, no me habla de ellos, varias veces le pregunté y nada, ni siquiera usa su apellido, no lo llama papá y ni siquiera toca el tema, simplemente no se abre, así que yo opino que quizás la cagaste, iré a buscarla —se levantó y una parte de mi se enojo aun más, Kei alteraba por completo mis emociones y no era la culpable, lo era yo, por no saber cómo reaccionar.
—Quieto —traté de no gruñir ni hablarle mal —yo iré.
Salí de la pequeña sala de ensayo, de la jodida empresa y la llamé por celular mientras subía al auto.
Iba a buzón de voz, manejé hasta llegar a la casa agradecí mentalmente que no era tan lejos, me bajé y caminé por la casa aun tratando de llamarla, cuando llegué al pasillo de los cuartos podía oír su celular sonar a través de la puerta de su cuarto.
—Ábreme la puerta ahora —gruñí golpeándola pero no respondía —Kei, por favor ábreme.
—Channie —me llamó Han y yo lo ignoré —Channie, Kei salió hace un rato.
Giré a mirarlo.
—¿Dijo algo? —lo miré y el frunció los labios —Dime.
—Que te jodas —susurró y yo reí, mi risa fue opacada por un trueno.
—Me lleva el diablo, ¿Va a llover?
Dios... la cereza del pastel.
—Si Hyunjin llama, lo ignoras, ¿Kei salió con alguien? ¿Dijo a donde iba? —pregunté y Han negó con las mejillas cargadas de aire.
Caminé nuevamente hasta el auto, Kei no llevó el celular por ende no podría llamarme, era la única que me cabreaba a tal punto, la única. Si tan solo hubiera llevado el celular podría saber donde estaba.
Manejé sin saber a dónde cómo si por suerte o destino la encontrara caminando por la zona, otro trueno sonó y la lluvia empezó, manejé lo más rápido que pude a la casa de de Su-ji, esperaba que este ahí. El enojo abandonó mi cuerpo cuando las gotas empezaron a caer salvajemente sobre el vidrio del auto.
Salí del auto importándome un comino mojarme, corrí hasta la entrada y golpeé repetidas veces hasta que Su-ji apareció justo frente a mí, lucía como si acaba de despertar con su pillama puesta y su cabello despeinado.
—¿Donde está? —pregunté entrando, sentía como mis pies dejaban charcos de agua a cada paso que yo daba pero encontrar a Kei era mi prioridad.
—¿Quien? Oye sal de aquí —gruñó y yo recorrí la casa sin rastro de Kei.
Salí de la casa al no verla, caminé nuevamente al auto, ella no se escondería de mi, así que en definitiva no estaba ahí, mi cabeza empezó a doler imaginando repetidos escenarios de ella sola bajo la lluvia, temblando por culpa de los truenos, no debí gritarle.
—¿Que pasa contigo? —lo oí decir de fondo mientras yo cerraba la puerta del auto.
Seguí manejando, ¿donde mierda estaría? Por un sentir manejé hasta la plaza donde la vi por primera vez tocar, donde irónicamente cada vez que escapaba ahí se encontraba, porque según Hyunjin, no se escondía aquí.
Y desde lejos la vi, estaba bajo el museo que se encontraba frente a la plaza, estaba empapada, estacioné y bajé del auto, caminé a paso rápido a ella sin saber si estaba enojado o aliviado.
—¿Que es lo que pasa por tu cabeza para salir así? —tomé su rostro en mis manos, sus ojos estaban rojos, su cabello rosado choreaba y sus labios temblaban, ella estaba helada.
—No me toques, no te soporto ahora —me empujó y un trueno sonó, no hizo falta que diga nada para atraerla a mí y abrazarla, ella entera temblaba, su mejilla se recostó en mi pecho y mi mentón fue a su coronilla tratando de calmarla, sentía como si el oxígeno volvía a mi cuerpo solo por tenerla por fin conmigo.
—Yo tampoco te soporto —susurré acariciando su cabeza.
—No quiero verte —gruñó sacando su rostro de mi pecho y mirándome, casi sonreí por la contradicción —eres un jodido insensible, un imbécil y yo... —su voz se quebró, sus ojos se llenaron de lagrimas un segundo —Ni siquiera entiendo lo que pasa.
—Demonios, no llores —pedí llevando las manos a sus mejillas —nono por favor, si soy un imbécil, lo siento lo siento pero detente —pedí y ella siguió llorando.
Sentía el pecho se me oprimía solo por verla llorar y aún peor sabiendo que yo era el causante.
—No yo... no te soporto —repitió y un trueno sonó, el cielo entero se puso en blanco, se estremeció y cerró los ojos, otro trueno siguió, no sabía qué hacer.
Sus ojos brillosos se conectaron a los míos, tenía las mejillas rosadas y los labios algo morados, amaba el color de sus ojos, lo oscuros que se veían y lo mucho que brillaban al verme.
—Deja de llorar por favor —seguí acariciando sus mejillas con mis pulgares, nunca había sentido tanta opresión en el pecho —verte llorar me desarma.
—Eres un pesado ¿Lo sabes? —titubeó e hizo ese pequeño puchero con los labios que hacía cada vez que quería algo, gemí viéndola a ella y no resistí, no quería siquiera tratar de controlarme y sin pensarlo más uní mis labios a los de ella, sentí lo fríos que estaban y me estremecí solo por oírla gemir de la sorpresa. Rodeé su cintura con uno de mis brazos y mi mano libre se enterró en su cabello para estirarlo un poco.
Moví mis labios sobre los de ella, gimió nuevamente y yo la presioné más a mi cuerpo, se sentía tan bien como lo había imaginado. Sentía como si mi cuerpo y el de ella encajaran perfectamente.
Sentí su lengua acariciar mi labio inferior y esta vez fui yo quien tembló, no podía pensar con lo que sea que parecía revolotear en la boca de mi estomago y mi mente parecía en pausa sin procesar lo bien que se sentía besarla.
—Tampoco te soporto —hablé en sus labios y ella rodeó mi cuello con sus brazos, besándome con más intensidad, mi respiración era totalmente errática, caminé haciéndola retroceder hasta apoyarla en una de las columnas del museo, su pecho estaba presionado al mio, no había ni un solo centímetro de distancia entre nosotros, sentí su mano meterse en mi cabello y estirar, mordí su labio y ella jadeo, me obligué a tomar distancia por el ardor que crecía en mis pulmones, dejé mis labios rozar los de ella.
—Deberías de enojarte más de seguido —habló entrecortadamente, su respiración era un desastre como la mía.
—Lo siento —susurré tratando de calmar mi corazón, me sentía un cursi pero sentía que estaba volando —No debí hablarte mal.
—No importa, yo.. —ella me observaba, sus labios estaban algo hinchados y rojos pero aun así tenía esa mirada tierna, esos ojos brillantes que me derretían y me estaba volviendo loco.
—¿Que pasa? ¿Te quedaste muda? —Traté bromear y ella sonrió.
—¿El lobo me comió la lengua? —bromeó con un tono pícaro y yo fruncí el ceño.
—¿No era el rato..? —ella sonrió y yo lo entendí, sentí mi cuerpo calentarse y ella se removió un poco como si tratara de pegarse más a mi pero ya resultaba imposible.
—Ahora querré besarte más de seguido —sonrió y antes de que yo objete ella volvió a besarme, ahora más lento, sus labios ya no estaban fríos, se sentían calientes y húmedos. Completamente suaves y adictivos.
La mano que tenia metida en su cabello bajó hasta su cintura, traté de acercarla aun mas, mi pulgar por accidente descubrió su piel desnuda y se sintió bien, quería explorar mas, descubrir su suavidad, su calor y mierda, no mentiría, moría por apretar su cuerpo con mis manos y lo haría de no ser por un ruido que nos alertó.
—¡Oigan ustedes dos! —gritó un guardia, Kei se separó y soltó una risa traviesa antes de tomar mi mano y correr hacia el auto.
—Tu auto estará completamente mojado —se disculpó y yo negué, mi corazón seguía latiendo como loco. Arranqué el auto y ella se sentó de una manera extraña en el asiento, no lo entendí hasta que acercó su rostro al mio y volvió a besarme.
—Kei —reí en sus labios —es peligroso.
Bajé la velocidad cuando casi muevo el volante, sus labios ahora estaban en mi cuello, lamiendo y mordiendo. Mi tortura terminó cuando estacioné frente a casa y ella bajó del auto sin entrar en la casa.
—¿Los chicos están en casa? —yo negué mientras la alcanzaba, estaba parada frente a mí, o yo frente a ella, pero solo a centímetros de distancia, la lluvia ya se había detenido, solo quedaban los charcos y las nubes grises haciendo contraste con la oscuridad del cielo.
—En la empresa.
—Bien, pues aprovechemos que sigues con la adrenalina —sonrió de costado y estiró de mi ropa hasta pegarme a ella y besarme nuevamente.
Reí sobre sus labios cuando casi tropezamos en un escalón, la apoyé en la puerta cerrada sin dejar sus labios y busqué la llave en mi pantalón, ahora fue ella quien mordió mi labio, mis manos temblorosas por fin ganaron la lucha contra la llave, entramos en la casa sin despegar nuestros labios, ni bien cerramos la puerta la volví a apoyar en ella, algo de conciencia me quedaba para no mojar la pared.
Ella gimió en mi boca cuando la presioné, necesitaba más, mordí su labio como si eso me calmara, sentí sus uñas en mis hombros y quería besarla más, quería descender a su cuello como lo había hecho conmigo, quería seguir indagando y quería que por todos los cielos, mis pulmones retuvieran más aire, gruñí al sentirme desesperado al oír su respiración entrecortada hasta que los oí y mi corazón se detuvo.
—Oh mierda —me separé de ella de golpe, giré sobre mi cuerpo encontrándome con Han y Minho mirándonos con la boca abierta, me había olvidado de ellos...
—No es lo que parece —me apresuré a decir, oí a Kei soltar una risita a mis espaldas, sus manos estaban agarradas a los costados de mi remera.
—Para nada parecía que estaban por tener sexo en la sala —habla Minho y yo lo miro con reproche, giré a mirar a Kei, su labio inferior tenía un pequeño punto de sangre, llevé mi mano a ella, con mi pulgar traté de limpiarlo un poco o por lo menos ver que tanto la lastimé, ella hizo una mueca.
—Lo siento —susurré y ella sonrió, hizo otra mueca al estirar su labio.
—No te preocupes.
—Ve a cambiarte antes de engriparte —ella asintió saliendo de la sala, dejándonos solo a los tres, Minho me miraba divertido, Han fruncía los labios.
—¿Ya Son novios? —pregunta Minho, yo niego rápidamente.
—Hyunjin va a matarte —chilla Han y Minho ríe.
—Yo creo que si es con Chan no pasa nada —habla Minho, empezaban a ignorar mi existencia como hacían con todos cuando estaban juntos.
—Claro que si, Hyunjin habló varias veces con los chicos respecto a lo intocable que era Kei —dijo Han, yo fruncí los labios, aun sentía el hormigueo en mis labios.
—Bueno ya... Kei y yo solo... —no sabía que decir.
—Solo estaban devorándose en la sala —completa Minho, siento mi rostro arder.
—Iré a buscar a los chicos —giré hacia la puerta pero volví a mirarlos —Iré a cambiarme antes, y .... no se lo digan a nadie.
Ambos fingieron cerrar un cierre en su boca al mismo tiempo, me recordó a Kei. Contuve el aire y fui a mi dormitorio, me cambie a una ropa seca y volví al auto, mi asiento seguía algo húmedo.
Lleve los dedos a mis labios y cerré los ojos, la besé... sonreí recordándolo.
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