Capitulo 22: compañero de tragos
Kei
—Sabía que iba a terminar mal –tomando un vaso de agua mientras pasaba a un lado de la puerta cerrada de Christopher –cobarde.
Había pasado en total una semana desde que me confesé, una semana desde que Christopher pasa más tiempo en la empresa que en la casa y una jodida semana desde que huye de mi como si tuviera una enfermedad altamente contagiosa. Empezaba a plantearme que el haberle contado fue mala idea, pero no iba a fingir que lo veía solo como a un amigo, y hasta donde Su-ji me había dicho, mis sentimientos parecían ser correspondidos, cosa que Christopher se había encargado de desmentir en su totalidad esta semana ignorándome.
—¿Todo en orden con el líder? —la voz de Minho me hace dar un pequeño salto, me miraba divertido, sus ojos se habían achicado formando ese típico rostro juguetón como si él supiera cosas, bufé mirando nuevamente la puerta cerrada, como si mi mirada la hiciera desaparecer.
—Tu líder es un cobarde —resoplo molesta y el ríe.
—Bueno dame más contexto o mi mente maquinará cosas —le di una mirada completa, vestía bien, y no era hora de vestirse bien.
—No parece pijama, ¿Saldrás? —pregunté y el frunció los labios.
—Si —tenía una camisa blanca remangada hasta el codo y unos jeans negros, desde donde estaba podía oler su colonia y su cabello estaba hasta planchado.
—Llévame —pedí rápidamente y el resopló –me vestiré súper rápido.
—Ni de broma, Hyunjin se enojará —se burló y yo puse los ojos en blanco.
—Hyunjin no está aquí –contraataqué y el miró la puerta de Christopher.
—Chan lo hará entonces —me crucé de brazos molesta, él empezó a caminar alejándose de mi.
—¿Y Chan sabe que saldrás? –pregunté con una sonrisa, él detuvo su paso y suspiró. Lo tenía.
—Tienes 10 minutos –bufó y yo corrí a mi cuarto, no pensé mucho en que ponerme, me puse un pollera negra, la primera remera blanca ajustada que alcance a ver y una camisa larga, mis botas y tiré maquillaje dentro de mi cartera para luego, corrí hasta la sala encontrándome con Minho, me miró y luego miró su reloj de muñeca.
—8 minutos, Woah, vámonos.
Lo seguí hasta su auto, entré en el asiento del copiloto y el prendió el aire. El camino fue completamente silencioso, con música suave de fondo, a mi no me resultaba incomodo, al contrario, era agradable.
Aproveché el momento y traté de maquillarme un poco, hasta dónde mis conocimientos llegaban.
—Como seas menor de edad te quedas afuera hasta que yo quiera salir —dijo apagando el auto frente a un bar lujoso, unas luces moradas se movían delante de la puerta.
—Tengo 19 —lo miré con reproche antes de bajarme del auto.
Caminamos hasta la puerta del bar, el guardia no me preguntó nada, solo me dejó pasar a diferencia de Minho, a quien lo detuvo, él levantó las cejas sorprendido.
—Identificación —pidió el guardia, yo presioné los labios para no reír.
—Debe de ser una broma —se quejó Minho rebuscando su billetera, el guardia lo confirmó y por fin pasamos.
—Si eras menor, te quedabas afuera hasta que me apetezca salir —lo imité y él puso los ojos en blanco, nos sentamos en una barra con taburetes altos y cómodos, el frio del mármol negro de la mesada me dio escalofríos al recostar mis brazos en el.
Minho pidió una bebida de nombre extraño, yo pedí lo mismo. Apenas me llegó observe la bebida, me aguante las ganas de sacarle una foto, era hermosa, tenía una sombrilla azul, el fondo parecía celeste y un limón se agarraba del borde del vaso, parecía una limonada extraña.
—¿Y bien? ¿Por qué bebemos? —preguntó dándole un sorbo a su bebida, yo lo imité y él me miró de reojo.
—Solo bebemos —la bebida era muy dulce, me gustaba, le di otro trago hasta sentir como Minho bajaba mi vaso separándolo de mis labios.
—Lento niña —miró al camarero y levantó las manos —unos nachos con tocino y queso, extra grande.
—No tengo hambre —él me miró con reproche—si vas a tomar como alcohólica recayendo mejor come algo antes, me niego a llevarte ebria a casa cuando yo no voy ni a la mitad del primero.
—Ja ja, tengo experiencia no te preocupes, quizás eres tu el que volverá ebrio —me defendí y el sonrió de costado.
—Bien, igual comeremos —yo asentí —¿Paso algo con Chan?
—¿Por qué asumes que fue Chan? —le di un vistazo rápido al bar, era lindo, los taburetes eran realmente cómodos y la luz era tenue, había pocas personas, algunas bailaban de fondo de manera moderada, no era nada parecido a los clubes a donde había ido antes, era un lugar relajante.
—Porque se traen algo, lo sé —le di otro sorbo a mi bebida y giré a mirarlo.
—Para nada —mentí.
—Te brillan los ojos cada vez que hablan, pareces una vaquita —dijo lo mismo que Su-ji, omitiendo lo de la supuesta vaquita.
—¿De verdad me brillan los ojos? —pregunté confundida y algo molesta. La próxima que hablara con él me pondría un espejo en frente con tal de verlo. Aprendería a disimular.
—Sip entonces, ¿Por qué bebemos? —repitió su pregunta y yo suspiré.
—¿Amor no correspondido? —levanté mi vaso y él me imitó.
—Justo en el clavo —chocamos nuestros vasos e hicimos fondo.
Cuatro vasos cada uno después ambos estábamos riendo, y no, no era de los vasos pequeños, por un instante me sentí mareada, por el rabillo de mi ojo vi las paredes girar y me enfoqué en Minho.
—Dijiste que tenías aguante —se burló Minho, yo reí a carcajadas.
—Lo tengo, pero esto ¿Que se supone que tiene? —Miré al chico que estaba detrás del bar —Tráeme más doritos, por favor.
El mesero sonrió y giró en busca de mas, yo volví a mirar el vaso, ¿cuánto alcohol tenia esto? Era tan jodidamente adictivo que ni siquiera me había dado cuenta de en qué momento se me subió el alcohol a la cabeza.
—El dorito te mira mucho —Minho me codeó y yo reí.
—El dorito no puede mirarme Minho —mi voz salía rasposa —Hace calor ¿Tú tienes calor? Yo tengo calor.
Me quité la camisa y la puse por el espaldero de la silla alta en la que estábamos, casi pierdo el equilibrio de no ser por el mesero que estiró su cuerpo por sobre la barra y tomó mi brazo para estabilizarme.
—Oye ¿Te gusta mi amiga? —se rió Minho mirando al chico, este sonrió y Minho levantó las cejas repetidas veces pareciendo un niño, o un pervertido, la verdad no lo sé, pero se vio cómico.
—¿El es el dorito? —ambos nos miramos unos segundos antes de soltar una carcajada.
—Sí, tu amiga es linda, aunque ahora está algo ebria —dijo el chico y yo recosté mi rostro en mi mano mirándolo.
—De eso hablo, chicos directos, como me gustan —El mesero me guiñó un ojo antes de ir a atender a otro cliente y yo sonreí orgullosa, ni siquiera recordaba la última vez que un chico me había coqueteado, siempre estaba con Su-ji el espanta chicos 3000, de igual manera, en este momento tampoco recordaba mi nombre completo, así que quien sabe.
—Es lindo —afirma Minho y yo asiento, tenía el cabello lo suficientemente largo para atarlo en un pequeño moño, tenia linda sonrisa y ojos oscuros, pero no tenia los hoyuelos a los lados de sus labios ni sus ojos se achicaban mucho al sonreírme.
—Ay no —me quejé y Minho frunció el ceño.
—¿Qué?
—Pensé en él —tomé las manos de Minho y lo miré preocupada.
—¿No te gusta nuestro mesero? —me habló con el mismo tono afligido.
—Es lindo pero no es Christopher —lo miré unos segundos —lo peor es que este mesero tiene más de lo que me gusta que Christopher, es directo y atractivo, Chan es cobarde y atractivo, son dos puntos, Dos —puse dos de mis dedos frente a sus ojos y el bajó mi mano.
—Solo son dos cualidades Kei y encima repetiste una—Minho soltó mi mano y comió mis doritos.
—Christopher me gusta —mi lengua se enredó —todo lo que no me gusta en otros me gusta en el, es tierno y dulce y atento y es tan tierno.
—Nuestro líder es una bolita de azúcar —sonrió.
—Apenas y me gusta la azúcar, solo esta bebida, dulce bebida —le di un beso al vaso.
—Ew ni sabes quién lo tocó —exclamó con una mirada de asco.
—Seguro y solo nuestro dorito —me refería a nuestro camarero y ambos empezamos a soltar una carcajadas.
—Como digas —Minho siguió burlándose y yo me perdí mirando algún punto en la nada hasta que Minho pasó las manos frente a mis ojos.
—Solo digo, no me molesta no ser correspondida, me molesta que huya, siempre lo hace, ignora sus sentimientos o que se yo, que me diga Kei tu también me gustas o Kei lo siento no me gustas, pero evitarme es de un jodido cobarde —bufé desahogándome.
—Lo entiendo —murmuró por lo bajo.
—No es tan difícil, mierda, ni siquiera le propuse algo, solo quería que sea consciente de que quizás ya no lo veo como al comienzo. —suspiré recordando su rostro pálido, no sabía si me había mirado con asco o con miedo, mis recuerdos se veían borrosos. Mi corazón pareció doler un poco o sentir cierta incomodidad, le di un pequeño sorbo a mi bebida y oí a Minho suspirar.
Y ahí estábamos, aparentemente dos chicos con el corazón roto por el rechazo o en mi caso la cobardía.
—¿Fondo? —preguntó tomando su vaso.
—Fondo —lo miré desafiante antes de llevar el vaso a mi labios, empecé a beber lo más rápido que podía, iba a ganar de no ser por la mano que me arrebató el vaso.
—¿Qué demonios te pasa? iba a ganar —gruñí molesta, giré encontrándome con la mirada enojada de Christopher.
—¡Te gané! —Minho soltó otra carcajada y giró a verme, siguió mi mirada hasta Christopher —Ay mierda, doble mierda.
Ahora fui yo quien siguió su mirada encontrándome con Han, parecía estar en pijama.
—Minho —regañó Han.
—Honey —Minho sonrió como perrito y yo solté una carcajada.
—Ten algo de dignidad —lo acusé y le apunté con un dedo.
—Tu cállate —miré a Chan, mis manos se estiraron buscando sus mejillas y él se apartó.
—Dios eres tan sexy enojado —jadee y Minho soltó la carcajada ahora.
—La que no tiene dignidad eres tú —me apuntó y ambos reímos.
Volví la vista a Christopher, joder, todo el enojo que tenía con él había desaparecido, se veía tan sexy, sus cejas fruncidas y su sensual y cuadrada mandíbula presionada, tenía una camiseta blanca que le ajustaba un poco dejándome ver su trabajado cuerpo y sus venas marcadas, hasta la que sobresalía en su cuello era tan jodidamente sexy. Mis manos picaron por tocarlo, sentía más intensos los deseos, quería meter las manos bajo su remera y acariciar su piel caliente, quería besar su cuello y mierda, quería sus manos en mi, donde sea pero tocándome, casi gimo solo ante esa idea, de sus manos ¿Cómo se sentiría si metiera sus manos bajo mi ropa? Que me acariciara, o mejor aún, que apretara hasta pegar nuestros cuerpos... Dios, ¿Haría eso? ¿Se animaría?
—Vámonos —pidió Han y Minho hizo un puchero.
—Si baby —estiró su mano y Han lo estiró hasta levantarlo y desaparecerlo de mi vista.
—Vámonos ahora —no me lo pidió como Han a Minho, me lo ordenó y se cruzó de brazos, sus músculos se notaron mas y yo mordí mi labio, sexy...
—Devuélveme mi bebida —pedí y el colocó una de sus manos en la barra acercando mas su rostro, mi espalda chocó con la barra.
—A casa Kei, ahora —gruñó, su respiración en mis labios me distrajo—Eres un inmadura.
—No me quiero ir y si no me quieres dar mi trago pediré otro y ya —giré nuevamente hacia la barra y alce la mano captando la atención del dorito —Otro.
Christopher bajó mi mano y tomó mi muñeca, yo miré sus labios ¿Y si solo lo besaba?
—A casa —pareció deletrear, miré nuevamente al dorito esperando que me haya escuchado.
—No —giré el rostro para deleitarme con la vista de Christopher enojado, estaba a tan solo unos centímetros —No me quiero ir.
Volví a estar muy molesta con él, si no me quería solo tenía que rechazarme y ya, no estar ignorándome, el pensamiento se repitió, no era tan difícil rechazar a alguien, cualquier cosa resulta mejor a la ley del hielo, aun mas cuando vivimos juntos.
—Señor, le pediré amablemente que suelte a la señorita —el Dorito apareció, sentí mi estomago revolverse.
—Un momento —le pidió como si tratara de mantenerse al margen.
—Dorito, me quiero quedar más tiempo contigo y él no me deja —Hice un puchero mirando a Dorito, quería enojar más Chan, quería que vea lo molesta que me encontraba con él y que yo también podía ignorarlo.
—Señor —volvió a insistir el Dorito y oí a Christopher resoplar.
—No te metas —le gruñó y yo sonreí, hasta me estremecí, mierda ¿Yo estaba enojada o excitada? Ya no recuerdo.
—Deberías de enojarte más de seguido, sexy —ronroneé, traté de acercar mi rostro al de él pero solo se alejó.
—Llamaré a seguridad —Amenazó el dorito y yo sonreí mirando a Christopher.
—Señor me está confundiendo con alguien más— Fingí y Christopher me miró aun mas enojado, se me erizó cada vello, Algo andaba tan mal conmigo como para verlo tan atractivo, realmente me prendía.
—Se acabó —gruñó, giró mi silla hasta tenerme de frente, estiró de mi mano hasta obligarme a pararme.
—¿Que dem..? —Empecé a decir pero me callé cuando él me tomó de mis muslos, me alzó hasta quedar sobre sus hombros —Ay mierda.
Cada uno de mis órganos se volteo, cerré los ojos completamente mareada.
—Señor —oí al dorito hablar, solo veía la espalda y... vaya, Christopher tiene muchos atractivos.
—Acércate y voy a golpearte, es mi novia así que apártate —gruñó Christopher, su voz sonaba tan ronca, yo reí al oírlo, ya no estaba enojada.
—Soy tu novia —canté feliz.
—Tú cállate.
—No te preocupes dorito, si él dice que soy su novia eso soy —sonreí, dejé mis manos colgar para hacerlo más divertido.
Sentí como Christopher empezaba a caminar causándome más náuseas, cerré los ojos hasta que sentí que bajaba mi cuerpo. Volví a marearme, me sostuve de su brazo solo unos segundos hasta estabilizarme un poco.
Caminé como pude hasta el arbusto más cercano y vomité, mi garganta ardió, vacié por completo mi estomago hasta no tener más que desechar, sentí caricias en mi espalda. Me enderecé y abracé a Christopher sintiendo su olor masculino.
—No me beses hasta que me lave la boca —pedí y Minho soltó una carcajada.
—¡Vomitaste! —siguió riendo hasta que Han lo empujó.
—Tú también vomitaste —reprochó y ahora yo empecé a reír.
—Al auto, todos, ahora —ordenó Christopher con voz ruda, su voz vibró en su pecho.
Han empujó a Minho a la parte trasera y subió al copiloto, Christopher se separó y me arrastró hasta meterme junto a Minho.
—Eres mi compañera de tragos —Cantó Minho envolviendo su brazo a mis hombros.
—Debemos salir más de seguido —exclamé emocionada y el asintió de acuerdo.
—Tu aliento apesta —Resopló y yo asentí.
—El tuyo también —ambos empezamos a reír como si fuera lo más simpático del mundo, porque así se sentía.
—Ya cállense —nos gruñó Christopher, ambos nos miramos, presionamos los labios y sin poder aguantarlo empezamos a reír a carcajadas.
—¿Quieres ver a mis gatos? —preguntó y rebuscó algo en sus bolsillos. Mientras yo cerré mis ojos unos segundos, empezaba a tener sueño.
—Soy novia de Christopher —arrastré mis palabras, sentí mi hombro ser agitado y abrí los ojos nuevamente.
Puso su celular frente a mí y al encenderlo su luz golpeó mis ojos, lo tiré accidentalmente y llevé las manos a mis ojos.
—¡Soonie! —Gritó Minho — ¡Empujaste a mi gato!
—Tú apuñalaste mis ojos con tu brillo de abuela —grité yo y él se agachó rebuscando su celular.
—Ay Dios, mala idea agacharse, voy a vomitar —chilló quedándose quieto y yo solté una carcajada.
—Si no se callan voy a bajarlos —amenazó Christopher.
—Tranquilo Novio, yo guardaré silencio —fingí que un cierre cerraba mis labios, Han miró confundido a Christopher y Minho se acercó hasta el asiento del medio, miró a Han
—Tú también se mi novio —dijo animadamente pero rápidamente guardó silencio —ay, no debí moverme brusco.
—Si me vomitas te tirare del auto en movimiento —lo apunté con mi dedo cuando se recostó a mi lado.
—Cállense ya —repitió Christopher aun más alto, su garganta le debió doler, Han se sobresaltó y Minho y yo soltamos unas risitas antes de guardar silencio o tratar de hacerlo.
...
Buenas lectores perdidos
Una consulta que ojalá y en algún momento será respondida. ¿Consideran que los capítulos son muy largos? ¿Creen que deba hacerlos más cortos o dividirlos en dos?
Pd. Ya pasamos la mitad del libro
Espero que tengan buenas lecturas.
Nos leemos
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