Capitulo 21: Creo que me gustas
Kei
—Sigo sin entender la historia de la cortada –habló Su-ji quien cortaba la pizza en porciones.
—Los chicos fueron a ensayar, supuse que iban a venir cansados y hambrientos, traté de cocinar y me corté tratando de pelar una estúpida papa —refunfuñé recordándolo, maldita papa, menos mal la cociné, espero que haya sufrido mientras la hervía.
—¿Así que pensaste en ellos? —yo asentí.
—Siempre llegan cansados y Christopher se pone a cocinar, quería ayudarlo.
—Una ternura —Se burló de mí y yo bufé.
—Te traje un pote también a ti, Christopher dice que soy una genio por cocinar tan bien —sonreí orgullosa y el enarcó una ceja, se levantó y caminó hasta la mesada hasta sacar el pequeño pote.
—Lo veremos —me acomodé en el sofá para poder verlo, buscó una cuchara y destapó el pote.
Colocó el pote en el microondas unos segundos y lo sacó cuando el pitido de la alarma se hizo presente, revolvió un poco con la cuchara antes de cargar un poco y soplar, lo llevó con cuidado a su boca y sus cejas se arrugaron, sus ojos se apretaron y creo que hasta se le achicharró la boca.
—Puta madre –se quejó.
—¿Te quemaste? —pregunté y el negó.
—¿Tiraste todo el pote de sal aquí o tu plan era darle un poco de color a la sal? Joder Kei, me pasa por creerte —abre la heladera para destapar una cerveza y tomar como si trata de hacer un fondo.
—¿Me jodes? Christopher se lo acabó —chillé levantándome.
—¿Tu no lo probaste? —bufó acabándose la botella.
—Obvio no, no tenía hambre —llevé una cucharada a mi boca y se me cerraron los ojos casi por reflejo —mierda, ¿Cómo demonios se acabó esto?
Busqué la heladera con la mano hasta abrirla y buscar una botella, joder, la garganta se me había hasta cerrado. Su-ji se empezó a burlar mientras yo trataba de reanimar mi sistema con cerveza.
—Cállate —jadeé y el rio aun mas.
—Eso no se lo daremos ni al perro de la calle, espero y Christopher se haya tomado un té luego de eso, gracias al cielo no te quedaste para ofrecerle un segundo plato —Siguió burlándose, volvimos al sofá en busca de la deliciosa pizza que esperaba por nosotros.
—¿Sabes? él es muy tierno —Su-ji sonrió con ternura, el llevó un pedazo de pizza a su boca.
—¿Christopher? —el asintió.
—Ya lo habías mencionado pero Mientras hablaba con él en tu cumple, Dios... decía tu nombre con una ternura que casi me mata de diabetes —solté otra carcajada y el entrecerró los ojos hacia mi.
—¿Qué? —llevé mas pizza a mi boca.
—Tú también.
—¿Que yo qué? —hablé con la boca llena.
—Primero, le dijiste que vaya al Show, eso, eso fue una explosión mental para mi, creo que aun lo asimilo —rodé los ojos, no era la primera vez que lo mencionaba.
—Espera, ni siquiera quería hacerlo —me defendí interrumpiéndolo, sabía que tarde o temprano sacaría ese tema nuevamente.
No era muy de mi agrado que vayan a verme a eventos, siempre fue así, al estar en colegios distintos con Hyunjin, nuestros actos culturales y esas actividades escolares siempre coincidían en fecha y no había nada que elegir, siempre iban a los actos de Hyunjin, ya era una costumbre el hecho de que nadie vaya a verme y la verdad a mi me daba igual. Los primeros años de colegio eran completamente horribles, los días del padre o de la madre, los tontos regalos que teníamos que hacer o los poemas que memorizar.
La verdad era que no me gustaba que vayan a verme por quizás ¿miedo? No quería acostumbrarme a la sensación de alguien ahí apoyándome, porque no iba a durar, tarde o temprano no estarían ahí y mis ojos querrán buscar a alguien.
Lo mismo había pasado al comienzo de mi estadía, no quería ser amiga de ellos ni conocerlos, porque les agarraría cariño y ¿luego? Siempre hemos sido Su-ji y yo, o mejor dicho, desde que realmente empecé a estar sola, el apareció y de alguna forma me salvo, no sabría qué hacer si algún día pierdo su amistad, el tonto sabe mucho como para dejarlo ir.
No pienso que cuantas más personas tenga en mi vida más amada me sentiré, al contrario, cuantas más personas había más posibilidades habría de que alguien me lastime. Y no dejaría que eso pase.
Cuando vi a Christopher y a los chicos saludarme, una sensación agradable me había inundado, mi corazón había latido rápido y temía cantar mal de los nervios solo por ellos, el público nunca me había incomodado, pero a pesar de ello sentía paz.
—Claro que si, pudiste mentirle o colgar de hecho, le atendiste solo porque sabias que podía ser él. Segundo, en tu cumple...
—¿En mi cumple qué? —bufé interrumpiéndolo y el sonrío.
—Vamos, se que cediste ante el —se burló, sabia a lo que iba —al día siguiente cuando me escribiste estabas de buen humor.
—Vine a comer y a hablar sobre la música —puse los ojos en blanco.
—¿Lo abrazaste? —preguntó, podía recordar hasta haberle pedido un beso, quería golpearme por ser impulsiva y no controlar mi lengua.
—Un abrazo no es nada —mentí, el abrazo de él fue lo más confortante que había sentido.
—Si en ese día, ¿Te cantó feliz cumple? —lo ignoré —Woah, eso es mucho.
—Déjalo ser —palmeé mis manos tratando de quitar las migajas de la pizza.
—¿Qué opinas de él? —preguntó y yo reí.
—¿Vas a andar de Psicólogo? —Me burlé y el sonrío de costado.
—Dime.
—Es divertido —hablé —y tierno, es atractivo y también es un caballero, en parte creo que es casi un lugar seguro, el logra calmarme, incluso sin hacer nada —lo pensé —y es simpático hacerlo enojar o ponerlo nervioso
—¿Te gusta estar con él?
—Claro —me encogí de hombros. Mis noches viendo películas con él, aunque me cueste admitir, era mi parte favorita del día.
—¿Te das cuenta que lo dejaste acercarse a ti más de lo normal? —yo fruncí el ceño.
—No entiendo.
—Tú eres muy directa, pero no te das cuenta de lo que sientes porque eres tonta, para que andemos te tuve que andar detrás, así como cuando yo me di cuenta que lo nuestro funcionaba en amistad, tú no te das cuenta de lo que sientes —yo lo miré.
—Claro que se lo que siento ¿De qué demonios hablas?
—No, no en sentido amoroso, Es la primera vez que yo te hablo de el —yo asentí —pero tú lo haces cada vez que hablamos, y no me molesta, digo, solo eres así de abierta conmigo, pero te gusta.
—Estas bromeando. —susurré dejando la pizza a un lado, es decir, una minúscula parte de mi quizás es consciente, no me siento con los demás como con él, no bromeo con el resto como con él, y no quiero hacer las cosas que hago con él con nadie más.
—Te gusta Christopher —me miró y yo fruncí el ceño.
—Claro que no —titubeé porque joder... si realmente me gustaba ¿Qué sigue? ¿Cómo se procede?
—Claro que si, a veces si eres molesta, hablas de él y se te brillan los ojos —sentí el rostro caliente y él se burló —¿Ves?
Llevé mis manos a mis mejillas tratando de enfriarlas ¿Si me gustaba?
—¿Enserio hablo mucho de el? —cuestioné confundida.
—Christopher hizo un videoclip en moto, de vampiro y con cadenas, Christopher prefiere películas de acción y no de terror... Christopher —iba a seguir imitándome si no lo callaba.
—Es porque no había tenido ese tipo de atención —me excusé y el bufó.
—Ni mierdas, yo te la di —rodé los ojos.
—Tú eres una versión masculina mia, solo que menos atractiva —me encogí de hombros y el estiró mi cabello.
—Calla, yo soy más guapo, y no eres nada tierna, nunca nunca nunca, pero con el pareces un pudín -yo resoplé.
—No soy un pudín y ¿me estas reclamando?
—Claro que no te reclamo, te abro los ojos para que hagas algo, eso hacen los amigos ¿no? solo ve y piénsalo y has algo al respecto, y te advierto que como empieces a escribir cursilerías deberán de ser muy buenas para que las toquemos sin que yo vomite.
—Ja ja —dije y el sonrío.
—¿Ya terminaste de comer? —yo asentí.
—No es como si hubiera más que comer —miré la caja familiar de pizza vacía.
—Eres una hamburrienta, ni sé como estas así de flaca —resopla y yo me encojo de hombros —¿Te llevo?
Yo asentí y salimos de la casa, pensé todo el camino en Christopher, quizás Su-ji tenía razón, ¿Pero que se supone que tengo que hacer ahora? Me gustaba estar con él, y mirarlo, molestarlo, me sentía bien con el... ¿Pero cómo se supone que se si me gusta? Recordé las veces que mi corazón se había acelerarlo y como quería tocarlo todo el tiempo, lo lindo que se veía y las veces que había fantaseado con probar sus labios, por pura curiosidad de cómo se sentían. Supongo que eso significaba.
Apenas llegamos me bajé de la moto, me despedí de Su-ji y caminé lentamente a la entrada. Lo inesperado fue chocar justo con él, quien iba de salida, tenía el ceño fruncido y parecía algo molesto, sentí raro el estomago, llevé mis manos ahí por reflejo e inspeccioné su rostro, el sonrío marcando sus lindos hoyuelos justo al verme y volví a sentir la pequeña molestia en mi estomago, mi corazón empezó a latir fuerte. Maldito Su-ji, esto no me pasaba antes.
—¿Vas a salir? –pregunté y el asintió. Se veía lindo, con su cabello despeinado.
—Iré a la empresa, trato de escribir ... —sabía que estaba explicándome a donde iba pero yo solo podía ver sus labios.
—Debo decirte algo —dije sin pensarlo más, el pareció preocuparse.
—¿Pasa algo? –yo asentí.
Debía decírselo, no averiguaría lo que sentía por el camino, necesitaba respuestas ya y que él sea consciente de que mis ojos ya no lo veían igual, no sería hipócrita y sobre todo no jugaría a ser algo que no quería ser.
—Creo que me gustas —dije sin más y el palideció, retrocedió un paso y me miró como si hubiera dicho algo en otro idioma.
—¿Qué tu qué?
—Que creo que me gustas —repetí y el contrajo su cara, mi corazón seguía latiendo rápido, di un paso cerca de él y él se pegó a la puerta.
—Yo... debo irme —el me rodeó y se escapó, ni siquiera giró a mirarme, subió a su auto y se largó.
—¿Todo en orden? —me preguntó Changbin apenas entré a la sala, Minho y Han miraban algo en la compu, IN y Seungmin no estaban a la vista.
—¿Jugamos algo en tu cuarto? —pregunté y Minho y Han alzaron la vista casi al instante, fue simpático ver sus rostros convertirse en una sonrisa picara casi al mismo tiempo, Changbin asintió y se levantó . Caminamos hasta su cuarto y el puso los controles para jugar.
—¿Estás bien? —preguntó luego de un rato de haber iniciado la partida, yo asentí concentrada en ganarlo.
—Si, le dije a Chan que me gusta y huyó —dije sin más, vi de reojo su rostro girarse para verme, una sonrisa orgullosa creció en mis labios por ganar la partida, giré a mirarlo con victoria y fruncí el ceño al ver su rostro —¿Qué?
—¿Qué le dijiste que?
—Que me gusta —me encogí de hombros y el abrió la boca sorprendido —o que creo que me gusta.
—¿Y el que hizo?
—Huyo –repetí y el suspiró.
—Woah, no lo culpo —rió dando iniciar a otra partida.
—¿Cómo que no lo culpas? —me quejé y apretando los botones con fuerza.
—Digo, mucha información que procesar de la nada y...
—Ni siquiera era información, le dije que me gustaba y ya —gruñí interrumpiéndolo.
—A ti en definitiva te falta un tornillo o algo, no puedes ser así de directa, no es normal, debiste preparar terreno o que se yo, encima el líder no se confesaría a ti ni en un millón de años –yo giré a mirarlo una fracción de segundo, volví la vista a la tele sin intención de perder.
—¿Por qué? ¿le gusta alguien más? –el negó.
—No, simplemente no es bueno dando a entender lo que siente, tiene mucha presión encima, y de coronita eres la hermana de Hyunjin.
Las horas pasaron lentamente, jamás oí volver a Christopher, los chicos fueron a dormir y yo fui a la sala a esperarlo, me puse a ver una película, empecé a cabecear del sueño hasta cuando por fin marcaron las 12 escuche la puerta, me enderece mas despierta y lo vi entrar, el se tensó al verme.
—Hola —sonreí de boca cerrada.
—Hola —él iba a pasar de largo.
—¿No veremos una película hoy? —pregunté y el negó. De todas formas era muy tarde, lo entendía.
—Tengo sueño —fue todo lo que dijo antes de huir nuevamente.
Al día siguiente, me ignoró todo el día y bien, pero luego pasaron otros tres días y siguió igual, cada vez que yo trataba de hablar con él me ignoraba y hablaba con alguien más. Volví a esperarlo de noche para ver películas pero no apareció. Caminé molesta hasta su cuarto y lo abrí sin pedir permiso, el alzó la vista de forma tranquila, supongo que pensó que era uno de los chicos porque al verme a mí palideció.
—Kei —advirtió, estaba sentado en su cama, sin remera.
—Ay Dios —murmuré mirándolo, ¿Cómo podía verse tan bien? Recorrí visualmente su torso, era tan sexy, mordí mi labio y el llevó ambas manos a su pecho —¿Por qué estas ignorándome?
—No te estoy ignorando —murmuró nervioso.
—Entonces vamos a ver películas —me crucé de brazos.
—No quiero, quiero dormir —dijo y yo sonreí.
—Bien, pues duérmete ahora –lo reté y él se acostó y se tapó hasta el cuello.
—Buenas noches –se despidió y yo reí.
—Bien —murmuré molesta.
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