Capítulo 10: Salvaje
Chan
Changbin pasó la mañana entera ignorándome, seguía enojado porque IN iría a la fiesta, fui a la empresa a corroborar unos videos y unos productos de para la venta, estaba seguro que si me hubiera quedado en la casa con Changbin me ignoraría también la tarde entera. Sabía que su enojo se le iba a pasar pronto, solo estaba preocupado por el pequeño Innie.
Camino cansado por la acera cuando por fin llego a casa, sentía que mi cuerpo desfallecería en cualquier momento y ni siquiera había ensayado, sin embargo ese intercambio extenso de ideas con los gerentes me cansaba de sobremanera, tanta palabrería me aburría. Apenas abro la puerta el ruido de los niños llega a mis oídos.
—Eres un tramposo —Chilla Kei. Entro hasta verla sentada al lado de Changbin, ambos tenían controles en sus manos, Han y Minho estaban a lado de ellos mirando y alentando con demasiada euforia.
—Ya apúrense —grita Minho.
—Ya casi —dice Changbin y segundos después Kei arroja el control en el sofá y Changbin estalla de risas. Ninguno notaba aun mi presencia.
Sonreí un poco al verla disfrutar por fin con los chicos, a pesar de tirar su cuerpo dramáticamente en el sofá tras su derrota, negué aun con la sonrisa en labios viéndola quejarse por según sus murmuro "Las trampas" de Changbin.
—Vamos no seas una mala perdedora —se burla Changbin, su mano va a la mejilla de Kei y la aprieta, ella trata de quitarlo sin embargo el sigue molestándola, mi sonrisa desfallece.
Una sensación extraña aparece en mi estomago al verla sonreírle a él, lleve mi mano a mi estomago y presione, era como si sintiera vacio y hambre a la vez, era la primera vez que lo sentía, y en definitiva este malestar no me gustaba.
—Llegué —salude haciendo que Kei y Changbin se separen. Fruncí el ceño al ver que una de las manos de Changbin reposaba sobre la de ella todavía, quería quitarla de ahí.
—Hola líder, ¿Qué tal te fue? —pregunta Han y yo asiento, empiezo a caminar hacia los cuartos y Kei se levanta casi de un salto, trota hasta alcanzarme.
—Hey —se pone delante de mí y camina en reversa —vi el tráiler de una peli, yo creo que te va a gustar, ya que hoy no tuviste ensayo quizás no estés tan cansado —empieza a hablar con emoción, su cabello se agitaba a los lados de su cuerpo haciéndola lucir tierna.
—Puedes verla sola —me sorprendo al oír mi voz salir tan fría, no entiendo mi reacción, solo me siento enojado, quizás son las noches de desvelo con ella que me pasan la factura, ella detiene el paso y por ende yo también.
— ¿Esta todo en orden? ¿Pasó algo? —preguntó y yo la rodee para seguir caminando. Contuve un suspiro queriendo huir de la sensación molesta.
—Nada.
—Por eso debes decir lo que sientes en el momento, porque luego se te acumulan emociones y rematas por cualquiera —empieza a seguirme, parecía estar casi trotando, la sentía picarme con su dedo índice ¿En qué momento el pasillo se volvió tan largo?
—No necesito desahogarme.
—Claro que lo necesitas, solo deja de ser hipócrita —dice y yo detengo mi paso, giro a mirarla y sigo sin entender porque estoy tan molesto, solo sé que lo estoy y aun mas con ella, no solo por el sentimiento raro del comienzo sino por esta conversación sin sentido.
—Ya deja lo de ser hipócrita —contengo el aire —Solo déjame solo.
—No, desahógate conmigo —ella me miraba con seriedad, su cabello rosado estaba despeinado y se veía sedoso al moverse con cualquier mínimo movimiento de su cuerpo.
—Ve a jugar Kei —pedí con tranquilidad.
—Bien, tampoco voy a rogarte, amargado —bufó, se dio la vuelta y se fue. Cerré los ojos y respiré profundo.
—Chan qué bueno que llegaste porque yo... —empezó a decir Hyunjin que apareció de quién sabe dónde y yo levanté la mano callándolo.
—Necesito un momento —sin más entré en mi cuarto.
Planeaba escribir canciones pero de un momento a otro me quede dormido. Me levanté y crují los huesos de mi espalda por la mala posición, mire el reloj colgado en la pared, eran las 10 y 30. Ya me sentía más ligero, quizás todo el estrés de esta semana se me acumuló y exploté un poco.
Amaba este trabajo, amaba componer y compartir con los chicos pero llegaba un punto donde todo parecía sobrepasarme, los ensayos estrictos, los haters, las restricciones, a veces quería ser un chico normal, salir de fiesta sin estar rodeado de guardaespaldas, poder estudiar en algún lugar público donde la gente no me conozca y sea uno más del montón o ir a una plaza y...
Detuve mis pensamientos con el recuerdo de Kei y yo cantando en una plaza, me sentía tan libre, no había un tumulto de gente rodeándonos y sacándonos fotos, tampoco estábamos huyendo, éramos ella y yo, solo nosotros, y por mas contradictorio que suene, me hacía sentir dentro de una burbuja pero no sintiéndome encerrado, por el contario, con ella me sentía libre, con el enojo que solo ella podía sacarme, así como la calma, la normalidad de hacer algo tan común como ver televisión o caminar.
Salí de mi cuarto y caminé hasta la sala, la tele estaba prendida, podía ver la cabecita de Kei en el sofá. Lo rodee y me sente a su lado.
—Pensé que yo lo vería sola —murmuró sin mirarme.
—Lo siento yo estaba...—empecé a decir y ella me calló.
—Debes dejar de tragar todo, esta semana te pasaste conteniéndote con los chicos y el tonto coreógrafo —se giró a mirarme, su brazo se apoyo en el espaldero del sofá, su pequeña nariz parecía arrugarse mientras me regañaba.
—No es así de fácil.
—Sí lo es —Bufó y volvió a ver la tele —conmigo te es fácil decir casi todo o por lo menos tienes el lujo de enojarte porque sabes que yo lo hago contigo, pero no es justo ni sano para ti evitar tus sentimientos con el resto.
—No es fácil tampoco contigo, me contengo casi todo el tiempo —confesé y ella giró a mirarme, una sonrisa de costado creció en sus labios y sus ojos se entrecerraron hacía mi.
—¿Te contienes Christopher? —bromeó cambiando el tema y yo reí, mi nombre sonaba lindo en sus labios.
—Use mal las palabras —reí al ver sus ojitos aun entrecerrados.
—Dime, Christopher, que tanto pasa por tu mente que no dices —acercó su rostro al mío, puse mi dedo índice en su frente y la alejé.
—Ve tu película, pesada —reí y ella sonrió volviendo a ver la televisión.
Christopher... en teoría ese era mi nombre en inglés, nunca me había gustado el nombre, es decir, sonaba raro, hasta que ella empezó a decirlo, su forma de pronunciarlo solo lo hacía sonar tan bien. Me fascinaba.
Me puse a ver la película con ella, no entendí mucho al comienzo hasta que por fin le agarré el hilo y mi celular sonó interrumpiéndonos.
—En el cine se apaga el celular Christopher —me reclamó, yo sonreí hasta ver la llamada.
—Es IN.
Atendí sin dudar, ella pausó la película, me tense al oír como sorbía su nariz, empezábamos mal.
—Líder —fue todo lo que dijo.
—Pásame la ubicación, estaré ahí en 10 minutos —el hizo un sonido con los labios antes de cortar, me levanté del sofá y fui por mis llaves.
— ¿Todo en orden? —preguntó Kei y yo negué. Podía ver la preocupación brillar en sus ojos.
—No creo, iré por él.
—Te acompaño —no esperó mi respuesta, solo se levantó y me siguió.
—Kei no es necesario —ella me ignoró y subió al auto.
No podía evitar pensar que esto era mi culpa, si tan solo hubiera escuchado a Chagnbin, había pensando que In quizás podía defenderse o incluso que sus compañeros ya no serian tan estúpidos para molestarlo. Si algo le había pasado, si tan solo lo lastimaron físicamente yo no me lo perdonaría.
Calle mis pensamientos al sentir su mano posarse en mi pierna, era la segunda vez que ella calmaba la tormenta que se desataba en mi interior.
-Tranquilo –susurro y sentí su pulgar acariciar mi pierna, guarde silencio y me concentren oír el tarareo que parecía salir de su garganta y maneje lo más rápido posible hasta la ubicación que IN me había mandado.
—Tu quédate, iré por él y vuelvo —ordene al estacionar no muy lejos de la ubicación, no esperé su respuesta, solo bajé del auto.
No hizo falta caminar mucho para ver a IN. La música se oía de fondo, supuse que la gente estaba en otro sitio un poco más alejado. El lugar era como una cancha de futbol. Solo estaba él y cuatro chicos, entre ellos el que era pesado con él desde hace años, un jodido inmaduro.
Camine hasta IN, un chico alto y pelinegro le hablaba, los otros tres solo miraban y reían, IN contenía su respiración, sus ojos se habían cristalizado, a medida que me acercaba podía ver los rojos que estaban, llegue hasta él y sentí en la impotencia por no poder protegerlo, quería hacer tantas cosas que traerían consecuencias, no podía siquiera levantarle la voz al imbécil porque si tan solo llegara a oídos de la empresa eso traería una sanción.
—Ay, ya vino tu mami a buscarte —se burló el chico y su pequeño ejército también —es por eso que no avanzas Jeongin, deja de creer que porque un cualquiera cree que vales algo, así es —con su dedo índice empujó el hombro de IN, yo lo rodee con mis brazos separándolos, miré al chico con odio, si tan solo pudiera hacer algo...
—Vamos —le susurre, estaba por voltearnos para ir al vehículo cuando escucho su voz.
—No me digas, y ¿Tu quien eres? —se burla Kei a nuestras espaldas, el chico la mira y sonríe de costado, quería borrarle la sonrisa, esconderla también a ella y alejarlos.
—Eres aun más patético si una chica viene a defenderte —miró a In y Kei no tardó en pararse frente a él. Mi corazón empezó a latir con velocidad, no quería que ella salga herida, sentí caliente el pecho y apreté los puños, si la toca...
— ¿Sabes que es lo lindo de no ser famosa como IN? —preguntó mirándolo, ahora estaba frente a nosotros, con él a escasos centímetros de ella, la diferencia de estatura era bastante visible. El chico la observaba con atención, seguía en sus labios esa expresión burlona, lo odie aún más cuando sus ojos recorrieron el cuerpo de Kei.
—Ilumíname bonita —metió las manos en su bolsillo delantero y pareció balancearse.
—Basta, retrocede —ordené tratando de no llamarla por su nombre, no necesitábamos un escándalo.
—Que no tengo estúpidos paparazis detrás mio —pude ver su sonrisa inocente y como si ya hubiera pasado tanto tiempo a su lado supe que iba a hacer algo malo, conocía esa expresión, cuando hice el intento de dejar a IN y acercarme a Kei, ella ya había estampado su puño en el rostro del chico, este no tardo en llevar su mano al área afectada y los chicos del fondo soltaron un "uhhhh". Yo entreabrí los labios sorprendido, eso no lo vi venir.
—Eres una basura —escupió —la única razón por la que te mentes con Jeongin es porque tú no eres nadie y deseas por lo menos el papel extra en la historia, simplemente patético —Rió y los chicos del fondo repitieron el sonido.
—¿Dejaras que te hable así? —se burló un chico rubio.
Él chico se reincorporo, sus fosas nasales se abrían y respiraba fuerte, su expresión ya no era relajada y burlona, acercó su cuerpo al de ella, apenas dio un paso ella ya le había estampado otro golpe ¿qué demonios estaba pasando? Sabía que debía reaccionar sin embargo no podía dejar de verla.
—Mierda —jadeó él.
—Demonios, eso debió doler —Dijo un chico moreno cubriendo su rostro.
—Ni siquiera intentes intimidarme que yo soy la que tiene el control, si te llego a ver siquiera cerca de Jeongin —se acercó a él y este se encogió un poco —voy a mostrarte que tan patético es que una chica te defienda —susurró con algo de sarcasmo lo suficientemente fuerte para que escuchemos.
—Kei —Jadee por fin reaccionando, me estiré hasta tomarla del brazo —vámonos.
Giramos hacia mi auto nuevamente, ni bien dimos dos pasos el chico volvió a hablar como si fuera masoquista.
—¡Sabes que! Eres ... —se calló al ver que Kei giraba sobre sus talones y lo miró —mierda...
La tomé del brazo y la obligué a seguir caminando. Subimos al auto en total silencio, suspiré y llevé las manos a mi rostro.
En esto no se parecía nada a Hyunjin, el era algo bruto al jugar pero definitivamente nunca había visto que golpeara a alguien o tratara de hacerlo, en las situaciones tensas solo fruncía los labios y ya, máximo alzaba la voz y alargaba su rostro.
—¿Que te pasó por la cabeza? —la regañé y ella se cruzó de brazos como una niña.
—Odio a la gente imbécil —gruñe, podía ver de reojo a Jeongin sonreír.
—La violencia no soluciona nada —seguí y ella rodó los ojos.
—Lamento ser la mala influencia pero contárselo a los profesores tampoco, ¿Crees que a mí me dejaron de molestar cuando lo hice? No ¿Cuando guarde silencio? No ¿Sabes cuándo pararon? Cuando los enfrentas y le muestras que son iguales —no pasó desapercibida la rabia en su voz. Yo me tensé ante la confesión.
—Pues enfréntalos verbalmente, demonios, ¡lo golpeaste dos veces! —digo aun sorprendido, la imagen de ella golpeando al chico se repitió en mi mente, seguía sin creerlo.
—Y ya ni siquiera va a mirar a Jeongin sin pensarlo dos veces —Cantó y Jeongin empezó a reír, dejamos de pelear y giramos a mirarlo.
—Gracias por venir por mi —dijo y Kei sonrió —Eres mi heroína Kei.
—Stop, yo fui quien vino por ti, ella vino de arrimada —me quejé y Kei golpeó mi brazo —¿Ahora me atacas a mí, salvaje?
—A ti si te puedo morder —amenazó y Jeongin volvió a reír.
—Si van a besarse voy a bajarme del auto —Bromeó y Kei giró hacia el frente, sus mejillas estaban rosadas haciendo juego con su cabello, reprimo mis ganas de sonreír por su reacción, por fin era ella la avergonzada.
—Ya vámonos —arranco el auto, ella gira nuevamente a mirar a Jeongin.
—Si te encuentras con él o algo, llámame, yo voy a estar ahí por si no haya aprendido —Dice y yo la miro con reproche.
—Deja de darle ese ejemplo —gruñí manejando.
—Te enseñare como dar derechazos —declaró nuevamente y yo la miré.
—Mamá y papá se pelean mucho —bromea Jeongin, pensé que Kei iba a sonrojarse nuevamente pero llevó una de sus manos a mi nuca y jugó con mi cabello, cada músculo mio se tenso y casi muevo el volante.
—Mamá y papá lo hablaran después, ¿verdad, honey? —Dijo suavemente, Mierda. Aclaré mi garganta y ella quitó su mano para reír con Jeongin. Yo traté de respirar con normalidad.
—Ya niños —bufe y ellos siguieron riendo.
El camino se hizo corto entre las bromas de IN y Kei. Cuando por fin llegamos IN se despidió, prometió contarme lo que había pasado mañana, y se fue dejándome solo con Kei.
—No debiste golpear al chico —Murmuro tirándome en el sofá, cierro los ojos y suspiro tratando de calmar mis latidos.
—Se lo merecía —sentí el colchón del sofá hundirse a mi lado.
—¿Te hicieron Bullying antes? —giré a mirarla, ella hizo un sonido afirmativo —¿Y Hyunjin?
—Éramos de colegios distintos, el no sabía —murmuró y cerró los ojos, me senté mejor para tenerla de frente.
—¿Porque iban a distintos colegios? ¿Y Porque no le dijiste? —pregunté curioso.
—Éramos de distintos colegios porque si, y no le dije porque sabía cómo reaccionaría.
—El no es violento como tu —reí y ella sonrió.
—Se lo diría a ... —Hizo una pausa —bueno, el problema se agrandaría y ya.
—¿Qué te hacían? -ella resopló.
—De todo el bullying cliché y barato que te imagines —odie cada imagen que llegaba a mi mente. No podía imaginarme a una Kei más pequeña ser empujada por otras niñas, quería abrazarla.
—¿Por qué no le dijiste a tu papá? —pregunté y ella se tensó.
—No iba a funcionar.
—¿Y qué paso? —pregunté aun curioso, no entendía porque era tan complicado, quizás ella pudo haberle dicho a un adulto y solucionar todo.
—Hyunjin ya era famoso en su colegio, aún no debutaban sin embargo según las personas era muy atractivo, entonces yo no podía hacer un escándalo y que eso repercutiera a Hyunjin. Aguante un año ese estúpido acoso, hasta que un día descubrieron la existencia de mi hermano —rio —bromearon al respecto, y golpee a uno de ellos.
—¿Uno? —me enderecé y ella abrió un ojo mirándome.
—No era solo el cliché de chicas bonitas, en fin, lo golpee y bla bla bla, al final solo pararon.
Llevé mi mano a su rostro, aparté un cabello de su frente y lo dejé hacía atrás, ella abrió los ojos para mirarme.
—Fuiste fuerte —susurré y ella contuvo la respiración, quería volver a tocar su cabello. Bajé la vista algo avergonzado por su intensa mirada y vi su mano.
—Mierda —murmuré tomándola, estaba algo roja e hinchada —Vamos a ponerte hielo —ordené y ella asintió siguiéndome hacia la heladera. Sentí y disfrute la textura de su mano en la mia en el camino.
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