Capítulo 38
Cinco años atrás, en algún lugar de San Petersburgo...
Habían pasado varios días desde que Devlin besó a Arisha en el entrenamiento, días en los que ambos se habían evitado y buscado a partes iguales, pero de manera descoordinada. Cuando ella le buscaba, él la evitaba, cuando él la buscaba, ella lo evitaba. Arisha pasaba casi todo el día en la habitación, con una de sus novelas en la mano.
Lena entró en su cuarto, en aquellos días las dos jóvenes habían trabado una buena amistad y la pelimorada suspiró sonoramente al ver, de nuevo, a Arisha allí encerrada. Negó con la cabeza y salió más que dispuesta a hablar con su hermano, pues no entendía qué hacía con la joven rubia.
Encontró a Devlin en su habitación ya que, de la misma manera que Arisha y por el mismo motivo, no salía de ella.
—Hermanito —Lena revolvió el pelo de su hermano con cariño, él era lo único que le quedaba y, siendo francos, lo adoraba.
—Lena —Devlin levantó la cabeza y clavó su mirada en ella mientras esbozaba una ligera y triste sonrisa, detalle que no se le escapó a la joven—, ¿qué pasa?
—Nada. Sólo venía a preguntarle al idiota de mi hermano mayor qué demonios está pasando con mi maldita amiga —Devlin fue a cortar a la joven, pero ésta fue más rápida y añadió—, y no me digas que nada, porque te recuerdo que he dicho mi amiga, lo que implica que me cuenta cosas y, teniendo en cuenta que aquí no hay mucho que contar, implica también que me lo ha contado todo.
La joven había colocado una mano en su cintura y le miraba con reproche, pero también con genuina curiosidad. Realmente, a pesar de ser una chica baja comparada con la media del país, imponía mucho cuando echaba la bronca.
Devlin apartó su mirada rápidamente de ella. No sabía bien qué decir. Llevaba desde que le había dado el beso preguntándose qué era lo que le pasaba con aquella chica, qué hacía que su cuerpo se viese atraído tan irremediablemente por el de ella, pero aún seguía sin hallar una respuesta a eso, no obstante, sí tenía un motivo para haberla dejado de aquella manera.
—Está bien —suspiró—. No sé qué me pasa con ella, no puedo controlarme cuando la tengo a mi alrededor.
—Entonces... ¿Puedes explicarme por qué estás aquí encerrado, evitándola y por qué ella lleva días encerrada en la habitación para esquivarte? —Indagó la joven con cada vez más curiosidad y menos reproche. Creía saber cuáles eran los motivos de su hermano para apartarse de ella y no se equivocaba.
—Joder, Lena, tiene dieciséis años. Dieciséis. Los mismos malditos años que mi hermana pequeña, tengo cinco años más que ella y estoy lo suficientemente jodido como para que no pueda permitir que parte de eso repercuta en ella. Lo ha pasado mal, ha tenido una verdadera basura de vida, está sola, no le hace ninguna falta que alguien como yo termine de joderla la vida.
El hombre respiraba con dificultad tras el acalorado discurso que acababa de soltar, se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación con gesto nervioso mientras Lena le miraba, pensativa.
—¿No has pensado que, quizá, justamente sea eso lo que necesite? ¿Qué más da que tenga cinco años menos que tú? Ni que eso fuera una eternidad, viejo hijo de Tutankamón.
El hombre se quedó mirando para ella con una media sonrisa asomando en sus labios, intentando contener las carcajadas.
—No puedo creerme que acabes de decir eso en voz alta, enana.
Sin poderlo evitar, la joven se echó a reír con fuerza, risa a la que Devlin no tardó en unirse, relajando, de esa manera, la tensión que se había creado en el ambiente debido al tema de Arisha. Un momento después, ambos se calmaron y Lena retomó la conversación.
—Devlin, piensas demasiado, de verdad. Pero, ¿a que no has pensado que Arisha está viviendo aquí y que, tarde o temprano, vas a tener que verla? ¿Qué vas a hacer? ¿Controlarte toda la vida? Mereces algo de la felicidad que la vida te ha quitado estos años. Y ella también. Olvídate de tus prejuicios de edad o de la mierda de tu cabeza y déjala decidir a ella lo que quiere y lo que no, deja que ella decida si prefiere lo que le das o lo que le quitas. Por favor, piénsalo.
Devlin suspiró confuso. Sabía que Lena llevaba razón y sabía que, durante todos los días que habían pasado desde su beso, no había habido ni un sólo segundo que no lo recordase o lo soñase. Los rosados labios de la joven y su gris mirada le perseguían constantemente, no había manera de sacársela de la cabeza. ¿Qué era lo que le había hecho aquella chica?
—Sé que tienes razón, Lena, realmente lo sé, pero apenas la conozco, ¿qué puede salir de aquí? Si no funciona lo que sea que hay aquí, entre nosotros, ¿qué pasará? ¿Dónde irá Arisha? ¿Qué tendrá ella?
—¿Y qué es lo que puede salir de esta situación en la que ambos estáis todo el día encerrados sin hacer nada por la vida? Ella se cansará, sé cómo es, y se irá de aquí, dejándonos en la misma situación —contraatacó la joven.
Una vez más, tenía razón. Devlin sonrió de manera ladeada durante un segundo, mirándola con orgullo.
—¿En qué momento has madurado tanto, enana? ¿Cuándo pasaste de ser la niña que estaba corriendo en pañales por la casa a ser esta sabia joven que tengo delante?
Lena sonrió ampliamente, hinchando el pecho, a lo que Devlin correspondió con una suave carcajada.
—Mientras estabas muy ocupado, querido hermanito.
Devlin se paró en medio de la habitación y la miró, su mirada era de ilusión, alegre e, inmediatamente, Lena supo lo que iba a pasar.
—A la mierda todo. Tienes razón. Hablaré con ella.
Dicho lo cual salió de la habitación con prisa. Esa prisa se mantuvo hasta que llegó a la puerta de la habitación donde estaba Arisha, donde se paró en seco, con la mano ya preparada para llamar a la puerta. Bajó la mano. ¿Y si ella rechazaba lo que él tenía que ofrecer? "Joder, joder, por estas cosas no me gusta ser impulsivo" pensó el hombre mientras caminaba delante de la puerta de la joven con nerviosismo. Tras unos minutos de pasearse ante esta, respiró hondo, "Vamos, hombre, échale huevos por una vez en tu vida" y, dándose ánimos mentalmente, llamó a la puerta con suavidad.
—Pasa, Lena —la dulce voz de Arisha sonaba desde dentro de la habitación.
Nuevamente, Dev llamó a la puerta. Escuchó un sonoro suspiro desde dentro de la habitación mientras la joven se levantaba de la cama donde estaba sentada y se dirigía a abrir la puerta.
—Joder, Lena, ¿no me oyes? He dicho que... —Las palabras se atascaron en su garganta cuando vio delante de ella al hombre que la había mantenido tan perdida los últimos días, tan confusa.
Devlin esbozó una suave sonrisa mientras le preguntaba con la cabeza si podía pasar. La joven se apartó de la puerta y dejó entrar en la habitación a aquel hombre. La estancia parecía mucho más pequeña cuando él estaba allí. Devlin cerró la puerta tras de sí y se sentó en una de las dos camas que estaban allí, mientras que una muy nerviosa Arisha se sentaba en la otra cama. Las manos de la joven temblaban mientras entrelazaba sus dedos y los soltaba de manera constante, con las manos apoyadas sobre sus piernas, su mirada se dirigió inmediatamente al suelo avergonzada, aunque desconocía el motivo, así como desconocía por qué se había sonrojado. Devlin suspiró por enésima vez aquella tarde.
—Arisha. Lo siento. Siento lo que pasó el otro día, no sé por qué lo hice, pero...
—No me des explicaciones, fue todo un error, ya lo sé. Estás perdonado —la suave voz de la joven, con un deje de decepción, interrumpió lo que Devlin quería decirle.
El hombre se levantó de la cama y se sentó al lado de ella, cogiendo una de sus manos entra las suyas propias y, con la mano libre, cogió su barbilla para que lo mirase. Sonrió suavemente al ver el leve rubor que teñía sus mejillas, estaba realmente adorable con aquella mirada enfadada, pero se veía perfectamente la curiosidad, el deseo y la vivacidad detrás del enfado.
—No, Arisha, no era eso lo que quería decir. Quería decir que siento haberte dejado sola allí. Siento no haber venido antes a decirte eso. El beso que te di no fue un error, irme sí lo fue. Sé que probablemente ahora mismo me detestes, pero quiero decirte que ese beso no fue casualidad, yo no beso por casualidad. Ese beso fue... Algo más.
La joven estaba atónita. Se esperaba cualquier cosa que pudiese decirle él, estaba preparada para contestar a todo, a que ella era demasiado joven, a que eso era un error, incluso a que se tenía que ir de su casa por todo lo que había pasado, pero no tenía una respuesta preparada para lo que él había dicho. Simplemente se quedó en blanco, mirándole embobada, con una tierna y tímida sonrisa comenzando a extenderse por sus labios. Él esperó pacientemente a que ella se recuperase, sonriendo con ternura, no sabía si para invitarla a hablar o por el simple hecho de estar con ella en aquella habitación, sosteniendo su mano.
No pudo esperar a que hablara, sencillamente se inclinó hacia ella, despacio, dejándola el tiempo suficiente para que se apartase si quería y posó sus labios sobre los de ella. Solamente fue un roce, pero fue suficiente para que dentro de ambos se produjese una instantánea explosión de felicidad. Sus mundos estaban destrozados, estaban prácticamente solos en la vida, habían matado a sus seres queridos, casi los mataban a ellos, alguien les perseguía para acabar con su misión, estaban realmente jodidos pero, en ese instante, nada de eso importaba. Ellos eran felices y eso era lo único que contaba.
¡Hola, hola! Como os dije, aquí traigo el nuevo capítulo, prontito esta vez. Este capítulo es el comienzo real de la relación de Arisha y de Devlin, pronto habrá otro flashback de por qué él tuvo que dejarla ir y, en el presente, ¡¡no nos olvidemos de que está a punto de empezar la acción!! ¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Qué opináis del ritmo de la historia? ¿Os está gustando? Agradecería mucho los comentarios para saber si os va gustando. ¡Y no se os olvide votar!
Quiero hacer una mención especial a toda esa gente que me sigue desde el principio, que aunque haya tardado meses en subir, han seguido ahí leyendo el capítulo nuevo nada más lo publicaba y a todos los mensajes de ánimo que me llegan por vuestra parte y que me dicen que realmente os gusta esto que escribo, ¡realmente me hacéis muy feliz! Estos capítulos van por y para vosotros. Esta historia no sería nada sin vosotros y, por eso, muchas gracias.
PD: En multimedia tenéis una foto del maravilloso pelo de Lena.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro