Lena, Devlin y Alexey se miraron entre ellos asustados, tenían que decirle a Arisha quién era Ilya, pero estaban seguros que ella iba a odiar la respuesta que le iban a dar, ella le creía muerto desde que era una niña, había llorado su muerte, aunque mucha otra gente la había celebrado, Ilya era un peligro en el mundo y mucho más si era él el que estaba buscando su hija. Aquello no presagiaba nada bueno y los tres lo sabían.

Lena se acercó con cuidado a Arisha y la cogió de los hombros, haciendo que se sentase en uno de los sofás de su propio salón. Ella se sentó a su lado y la abrazó por los hombros, lo que hizo pensar a Arisha que aquello iba a ser malo, muy malo. Los dos hombres se pusieron en el sofá de enfrente, mirándola pero sin hablar, dejarían que fuese Lena quien se lo dijese. Lena no se anduvo por las ramas y, tras clavar su mirada en ella, habló.

—Arisha, Ilya es tu padre.

Arisha negó con la cabeza llevándose las manos a la boca, que se había abierto ligeramente impactada.

—No puede ser, mi padre murió, murió junto con mi madre, ellos llevan años muertos... Yo... No... No es posible —tartamudeó la joven mientras seguía negando con la cabeza.

Miró a los dos hombres, esperando que aquello que había dicho Lena fuese una broma. Los dos la miraban con pena en sus ojos, estaba claro que era cierto. Todos le habían creído muerto, para todos había sido una novedad enterarse de que estaba vivo.

—Cariño ­—Lena era la que había hablado una vez más—, tu padre fue el líder de todo esto antes de que apareciese Iván. Se llegó a decir que Iván fue el causante de su muerte porque si piensas que él es malo... Ilya es muchísimo peor. Se creyó que él había provocado el accidente en el que murieron tus padres para hacerse con el poder de todo esto.

—Tu padre era... Es realmente una mala persona, rubita —Alex hablaba esta vez, mirándola con seriedad—. Él fue el que mató a mis padres y también el que mandó a Iván a por mí y el causante de que mi hermana y yo estuviésemos años separados, no es la persona que tú creías. Él nunca te quiso, Arisha, y ahora lo que quiere es matarte.

Arisha cerró los ojos, aquella información la había desbordado por completo. Se negó a mirar a ninguno de ellos y, segundos después, se levantó del sofá y se dirigió a su habitación. Una vez allí, cerró los ojos de nuevo y se tiró sobre su cama, tratando de asimilar lo que le habían dicho. Así que su padre era líder de un maldito grupo de asesinos y quería matarla a ella. Su vida cada día iba mejor, pensó la joven de manera irónica.

Oyó la puerta de la habitación abrirse, pero ella mantuvo sus ojos cerrados. Su olor le indicó que era Devlin el que había entrado y, poco después, oyó como la cama se hundía a su lado, dándose cuenta de que Devlin se había sentado en ella. Su mirada la quemaba, sabía que no la había retirado desde que había entrado. Arisha suspiró y negó otra vez con la cabeza, llevándose las manos nuevamente a la cara.

—Dev, dime que todo esto es mentira, por favor. ¡Ya he tenido bastantes problemas en mi vida como para enfrentarme ahora a mi padre! ¡Por Dios!

Devlin no dijo nada, sólo mantuvo su vista en ella. La oyó suspirar. Era cierto que había pasado demasiado en su corta vida, no se merecía aquello tampoco. Nadie se merecía que su padre quisiese matarlo, aquello era totalmente de locos, la vida de Arisha había sido de locos desde un inicio.

—No estará solo, Ari. Estoy seguro de que tiene alguien que le ha estado ayudando y, aunque no descarto del todo a Iván, dudo que te hubiese dejado escapar en ese caso, ni aunque le gustase la caza de la presa y demás.

Devlin frunció el ceño y se quedó pensativo. ¿Qué era lo que pasaba de repente con Iván? ¿Por qué había soltado a Arisha? ¿Quién ayudaba a Ilya? No sabían nada y aquello le frustraba. Arisha soltó todo el aire de sus pulmones y se incorporó para luego levantarse. Se dirigió al salón donde estaban los otros dos y habló con voz clara y cargada de ira.

—Iván me dijo que nos fuésemos de aquí. Si alguno de vosotros quiere hacerlo, que lo haga, me parece bien. Pero yo me quedo aquí. Llevo toda mi vida huyendo y estoy harta. Si él es un hijo de puta como decís ­—apartó sus ojos un momento de ellos, aún le costaba decir aquello sobre su padre, acababa de enterarse de quién era él—, yo lo seré más. Siempre han ido un paso por delante, ahora empezaré a hacerlo yo. Se acabó el quedarme encerrada en casa.

Los otros tres la miraron asombrados y pronto los tres asintieron con la cabeza, ninguno iba a irse de allí, todos estaban hartos de lo que habían sido sus vidas y querían terminar con aquello de una vez por todas, aunque sabían que era casi un suicidio enfrentarse con toda aquella gente ellos solos, sabían que tenían que hacerlo. La vida que vivían no era vida.

Arisha se acercó a la cocina y sirvió Vodka en cuatro vasos. Llevó uno para cada uno. Cuando llegó, se encontró con Alexey y Lena demasiado cerca. Por una razón que no alcanzó a comprender, apretó los dientes con rabia, no le había gustado nada verles tan juntos y con tanta confianza pero, obviamente, no dijo nada al respecto, sólo se acercó y repartió los vasos, aunque cuando le tendió el suyo a Alexey éste notó una extraña mirada en ella que no supo identificar.

La joven rubia levantó su vaso y propuso un brindis:

—Por una nueva vida.

Los otros tres corearon aquello y se mantuvieron pensativos. A partir de aquel momento sus vidas iban a cambiar, pasarían de ser los observadores y los que huyen a atacar ellos. Tenían que contar con más gente, pero no sabían con quién, tendrían que pensar todos ellos y emplearse a fondo para que aquello tuviese un efecto.

*

Mientras tanto, no muy lejos de allí.

Ilya estaba en una casa vieja y abandonada. Al fin había podido salir a la luz que estaba vivo y al fin podría actuar como tal. La sombra de una joven se acercó. Sabía perfectamente quién era, por lo que no se alarmó, aunque tampoco lo hubiese hecho si se hubiese tratado de otra persona, a él nadie podía hacerlo daño y, por suerte, la mayor parte de la gente lo sabía. Una joven morena se acercó a él y posó una bolsa sobre el suelo, que tenía toda la madera astillada. El lugar en el que estaba había sido majestuoso alguna vez, pero con el descuido y el paso del tiempo había acabado sucio, desgastado y comido por la naturaleza, pues raíces de árboles perforaban su suelo y la vegetación cubría casi todo el interior de la casa.

–Iván ha dejado escapar a tu hija, tal como estaba planeado.

Ilya sonrió y miró a aquella joven con cariño. No hubiese tenido tantas oportunidades de enterarse de todo sino fuera por ella, era su mano derecha y sus ojos. Su rostro era cruel en general, con unos ojos tan negros como la noche que les rodeaba y su cuerpo emanaba un peligro tan absoluto que cualquiera a su alrededor se hubiese quedado paralizado del miedo.

–Nada nuevo, estaba perfectamente claro que lo haría. Al fin y al cabo, ella es quien es y él no puede evitarlo.

Se echó a reír al tiempo que la chica lo hacía y poco después se puso serio y clavó su mirada colérica en la joven.

–Pronto mi niña volverá a mí. Y por fin podré acabar con ella de una vez por todas.

La chica asintió e Ilya tiró de ella, que se enroscó en su cuello para después besarlo de manera profunda. Ambos lucían tranquilos, ambos lo tenían todo planeado, ambos sabían que iban a ganar.

¡Hola! Aquí tenéis el nuevo capítulo, espero que os guste. Hoy tengo algunas cosas que decir.

Lo primero, perdón por el retraso, ayer se me complicó mucho la noche.

Lo segundo, he decidido que el actor perfecto para Alexey es Ian Somerhalder, adoro a ese hombre y es el que siempre me imagino cuando pienso en Alex, ¿qué os parece?

Lo tercero, estamos a punto de llegar a las 5k lecturas, ¡gracias, gracias, gracias! Cuando empecé a escribir esta historia nunca pensé que pudiera gustar a la gente, así que gracias por hacerlo posible.

Lo cuarto y último, estamos a punto de cumplir uno de los retos, tengo 86 seguidores, recordad que 14 más y subiré 3 capítulos y dos más si se llega a 40 votos en el capítulo 22.

No os olvidéis de votar y comentar, vuestros comentarios y votos son los que hacen que siga escribiendo y que me emocione como una niña al verlos. ¡¡Besos!!