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Carter

Porque me gustas.

Sus palabras se repitieron en mi cabeza durante toda la noche. Al despertar lo primero que hice fue pronunciar su nombre, aunque no pudiera escucharme. Soñé con su sonrisa y la forma en que me observa cuando lo hace.

El pulso me va más rápido que de costumbre y aunque quiero concentrarme en algo más, sencillamente no puedo. Todo me lleva a ella, a su voz, al sonido que hace cuando ríe demasiado, a la sensación de sus manos entre las mías y el perfume de su cabello.

Cada efecto que tiene sobre mí, combina a la perfección con el ritmo de la nueva melodía en la que he estado trabajando, así que ni bien me he quitado las cobijas de encima, he saltado al piano para escribir.

Ha sido Dash quien me ha devuelto a la realidad al entrar a mi habitación para preguntarme si pienso desayunar o no con él.

—Te están temblando las manos. ¿Tuviste una pesadilla? —Deja de lado la taza para observarme.

—Todo lo contrario —respondo de inmediato, sintiendo el estómago hacérseme un nudo. No tengo hambre—. ¿Vas a hacer algo hoy?

—Ver a mi coach, como todos los días. En serio, ¿qué te pasa? Ahora estás sudando.

—Ayer le dije a Julieta que me gusta y ella me dijo lo mismo por la noche.

—Ajá, ¿y? ¿Te acostaste con ella o por qué el alboroto? Luces como un adolescente hormonal.

—Tu actúas como un adolescente hormonal que solo piensa en sexo —acuso con fastidio.

—Lo siento, olvidé que mi hermano es medio monje —Consigue esquivar la servilleta que lanzo en su dirección y se mofa de mi reacción—. Ya, en serio, perdona que moleste tanto, pero la conoces desde hace seis meses y era evidente que se gustaban desde el principio, a este paso creí que al menos ya habrían pasado de los abrazos y los toques de mano ocasionales. ¿La besaste? ¿Sirvió lo del hielo?

No sé qué es más patético, que de cierta forma tenga razón, o que sea mi hermano menor quien me de consejos de amor.

—No. No se ha dado el momento.

—Y no se va a dar si lo sigues esperando, Carter. Solo déjalo fluir —Se toma de un sorbo su jugo, en cuanto su celular comienza a sonar—. Debo irme. Deja de pensar tanto, me preocupas. No quiero quedarme sin compositor antes de que arranque mi carrera —juega—. No sé porque complican tanto todo, no es tan difícil aceptar tus sentimientos. Sólo deja que arda, ya luego verás si se consume o se convierte en un incendio, pero no te quedes con las ganas.

Para mi hermano es fácil decir las cosas de frente, la vergüenza nunca ha estado en su vocabulario, para mí es más difícil. Me he desenchufado de la realidad entre libros para no agobiarme y la vida terminó por golpearme con alguien que es tan fascinante como la literatura.

De verdad estoy jodido para aceptar algo así, pero Jules lo ha cambiado todo.

Guardo la comida y regreso a mi habitación. No solo termino la canción que había rondado en mi cabeza durante la madrugada, escribo otra más y el inicio de una última. Ni siquiera he sentido el paso de las horas, bajo a comer algo cuando el sol comienza a ocultarse. Agradezco que mamá esté de turno, porque se enfada demasiado cuando estoy en mi proceso creativo y olvido que tengo otras necesidades.

Dash me envió un mensaje para indicarme que llegaría después de la cena, que saldría con sus amigos.

Me preparo un sándwich, antes de que una alarma suene en mi celular para recordarme la entrevista de Jules y me percato que ha respondido a mi mensaje hace ya varios minutos.

Jules: ¡Gracias! Prometo enviarte un saludo por televisión.

Pd. Deséame suerte una vez más, aunque ya lo hayas hecho, por favor.

Yo: No necesitas suerte, vas a hacerlo genial, te lo aseguro.

Todos van a quedar encantados contigo, como yo.

Estoy muy orgulloso de ti, Jules.

Me quedo con el celular entre las manos esperando porque responda, aunque sé que no va a hacerlo, falta poco para que comience la entrevista. En un impulso reflejo, subo dentro del chat solo para admirar lo preciosa que se ve en la foto que me envío por la mañana, frente a uno de los tres espejos donde estuvieron alistándola para la entrevista.

Tomo mi comida y camino hacia la sala para encender la televisión y sintonizar el canal donde se hará la entrevista. Al principio Geordan la había invitado para que estuviera directamente en su canal de YouTube, pero la noticia acerca del concurso lo hizo cambiar los planes para invitarla a su programa televisivo.

Siento el pecho llenárseme de orgullo al recordar cuantos artistas sueñan con sentarse en el sofá de ese estudio, al lado de uno de los presentadores más prestigiados del medio y saber que dos de mis personas favoritas en el mundo lo han conseguido, me hace inmensamente feliz.

El característico sonido de trompetas y un piano ejecutan la melodía que da inicio al programa, junto al logo que cubre toda la televisión en letras doradas: Geordan, de noche entre las estrellas. Antes de que él salga y los aplausos del público invitado lo acompañen.

Saluda, como es costumbre con uno de sus chistes para aliviar el ambiente, pero mi atención está tan centrada en el momento en que mencione su nombre y ella aparezca, que no puedo ni siquiera respirar como es debido. Siento que pasa una eternidad, hasta que él mismo acepta que es tiempo de terminar con la tensión.

—¡Julieta Esparza! La chica de los sueños de muchos.

No puedo negárselo y esta noche, detrás de la televisión, con todas esas luces, la cámara consigue captar una imagen única y exquisita de ella. Se ve espectacular con ese enterizo en color salmón y el cabello suelto cayéndole en ondas sobre el pecho.

Es imposible poder quitar mis ojos de ella. Me niego a parpadear y perderme de cualquier movimiento que haga. Me siento hipnotizado con su presencia, cálida y segura; con esa sonrisa y los gestos suaves en su rostro. Todos esos nervios que me contó que tenía están bien escondidos, porque la persona detrás del monitor es alguien que no tiene miedo de ser ella misma.

Sin siquiera detenerme a razonar mis acciones, aprovecho que aún está saludando al público para sacar mi celular, tomar una fotografía suya y subirla a mis historias de Instagram.

—Espero que sean solo sueños buenos —bromea en cuanto toma asiento con sutileza.

—Un sueño es que estés aquí, Julieta, ¿July? ¿Jul? ¿Cómo te gusta ser llamada?

Ella sonríe con coquetería hacía la cámara y siento como si el gesto estuviera dirigido expresamente a mí.

—Jules, pero tú puedes decirme súper estrella.

Mi corazón pega un brinco al escucharla, me llevo una de las manos al pecho en un acto reflejo para amortiguar el impacto que tiene sobre mí, pero es tarde.

Geordan sonríe con genuina diversión ante el juego de Jules, y no me queda duda que ella no necesita de suerte, basta que sea ella misma para lucirse.

—No te queda mal, ¿eh? ¿Cómo te ha sentado este cambio de mortal a celebridad? Solo ayer tu Instagram llegó al millón de seguidores.

Sus mejillas se tiñen levemente. Yo le mandé un mensaje con la captura en cuanto sucedió y ella me envió un audio gritando de la emoción. Me hubiera gustado no tener los auriculares puestos cuando sucedió, pero aun así me emocioné a su lado.

—Asfixiante, pero no en un mal sentido —exclama de inmediato en cuanto Geordan une sus cejas con confusión—. Ha sucedido tan rápido que apenas tengo tiempo de procesar un suceso, cuando otro lo opaca siendo mejor. Si te soy sincera se siente como vivir dentro de una película.

—¿Con todo y el lío amoroso incluido? —Jules deja escapar una carcajada. Su respuesta es algo que me inquieta demasiado. Siento que pasa una eternidad en ese corto lapso en que abre los labios dispuesta a decir algo, pero se arrepiente a último minuto—. Vamos, es evidente que los televidentes quieren saber si aún tienen una oportunidad o, por otro lado, competencia. No puedes dejarlos con tal inquietud.

—Lo único que puedo decirte es que soy buena metiéndome en líos.

—Eso me suena a una afirmación —Jules sin embargo tan solo niega sin perder la sonrisa de sus labios—. De hecho, tengo algunas fotos en mis manos que me hacen confirmarlo.

De inmediato, en la pantalla detrás de ambos, las fotos que nos tomaron ayer durante el anuncio vislumbran a todo color.

Trago en seco, mientras siento un balde de agua fría caer sobre mi cuerpo, aun cuando mi rostro esté borroso. Supongo, debido, a privacidad y lo agradezco. No me avergüenza que me vean con Jules, pero me intimida estar en el ojo público.

Ella, por el contrario, ríe con soltura, como solo ella puede hacerlo.

—¿Entonces? ¿Qué tienes que decir al respecto? ¿Quién es el afortunado?

—Lo único que puedo decirte es que mi perfil luce fantástico —suelta y eso consigue que el público le siga la corriente. Que pueda bromear con algo así, hace que el peso sobre mis hombros se evapore—. ¿No crees eso? Qué buen fotógrafo.

—Es verdad, creo que voy a requerir de sus servicios para verme así de bien —juega Geordan—. Pero, dime ¿quién es él? ¿Un enamorado o un fanático?

—Yo diría que es un gran fan —guiña un ojo a la cámara y mi corazón da un brinco—. De los que están desde el principio.

Me río solo y el sonido rebota en la casa vacía, porque debo darle la razón. No me ofende que diga que soy solo un fanático, porque de hecho lo soy. Julieta me inspira y no me avergüenza ocultarlo.

—Pues qué afortunado —Geordan da un golpe juguetón sobre el respaldo del sofá—. Y ya que sacamos el tema. ¿Cuál es tu idea del amor?

—Cómo toda una artista, que se sienta como una balada romántica, con el corazón presionándose contra tu garganta y un baile coordinado sin la necesidad de haberlo ensayado, solo guiándose del ritmo de sus sentimientos.

—¡Qué poético! ¿Así que esperas por un buen bailarín?

—No necesariamente, con que baile conmigo, aunque no pueda hacerlo y solo lo haga para estar a mi lado, sería plenamente feliz.

La electricidad de la que son presos mis dedos al escucharla, mientras la cámara capta el cómo achica los ojos al sonreír con dulzura, es la definición perfecta de soñar despierto.

—Bueno, si su intención es conquistarla, envíenle videos bailando para robarle el corazón —Ambos lanzan una carcajada—. ¿Te parece si la próxima vez que estes aquí hacemos una eliminatoria con los más originales?

—Me gusta la idea, pero mejor deberíamos invitarlos para que bailen para nosotros personalmente. Quizás también te consigamos una pareja.

Geordan finge impactarse por tales palabras, mientras Jules se regocija de sacarle ventaja a la situación.

—Además de cupido, ¿Qué más te gusta hacer en tu tiempo libre?

Mi celular vibra dentro de mi bolsillo, pero me resisto a la necesidad de observarlo, hasta que salgan los comerciales.

—Ver tutoriales de maquillaje, escuchar música, entretenerme con series y últimamente le he tomado adicción a grabar videos y responder encuestas en Instagram —Me río del final de la frase, porque recuerdo que Maika le envío mil respuestas solo para que ella lo mencionara en sus historias.

Jules lo ignoró grandemente para no darle el gusto de salirse con la suya y recordar los reclamos de mi mejor amigo, causan que vuelva a carcajearme por su indignación.

—¿Qué serie te tiene enganchada por el momento?

—Outlander. Me siento adicta a ella, de hecho, dejé un capítulo a medias solo para hacer la entrevista.

—¡Vaya que honor! Es difícil despegarte de la pantalla para salir a la realidad. ¿Me la recomiendas?

—Definitivamente. ¿Cómo es posible que no te la hayas visto?

—Digamos que soy más de películas que de series. Soy malo para poder conciliar el sueño cuando hay incógnitas —Se acomoda para tomar una de las tarjetas sobre su escritorio—. Tú, por ejemplo, fuiste la causante de varios días de insomnio.

—¿Yo? —Me muerdo el labio al ver a Jules llevarse una mano al pecho mientras abre los ojos con fingida indignación y su boca forma una pequeña "o".

—¡Por supuesto! Nos tuviste en vela a todos después de que te subieras a ese escenario y no se supiera absolutamente nada de ti.

Que lo recuerde consigue que unas cosquillas invadan mi estómago. Aquella noche también estuve en vela, observando una y otra vez las fotografías que nos tomamos, mientras su voz se repetía en mi cabeza.

—¡Yo también estuve en vela! Recordar esa noche consigue que me tiemblen las manos —las hace al frente para que la cámara pueda enfocarlas mientras se ríe con frenesí.

—Seguramente disfrutaste del misterio que expiraba tu presencia.

—No tanto como lo imaginas, pero me gustó ver que se creó un hashtag para referirse a mí —Guiña un ojo sin siquiera disimular el gozo que esto le genera.

—Teníamos que encontrar una forma de llamar tu atención de la misma en que tu voz lo hizo —Jules se regodea, meciendo su cabello hacía atrás—. Veo que te gusta mucho el misterio.

—A veces me desespera, pero puedo tolerarlo —analiza—. Pero los comprendo, yo me encuentro en la misma situación y no creo ser la única. Hay un poeta anónimo que me tiene intrigada desde hace muchísimo.

—¿Será acaso Forked Life?

—¡Dios! ¡Si! ¿Algún día se dignará a revelarnos quién es?

—Creo que su atractivo es mantenerse en las sombras. Gracias a Dios tú no nos hiciste eso.

—¿Y perderme la oportunidad de conocernos? ¡Jamás! —La espontaneidad de Jules deslumbra a través de la pantalla—. ¿Es un sonrojo lo que veo en tus mejillas, Geordan?

—Bueno, Jules, ¿qué te digo? ¿Quién se puede resistir a tu sonrisa? Es como si alguien pudiese resistirse a mi mirada —De inmediato la cámara enfoca sus ojos oscuros en un gesto teatral y exagerado que es capaz de despertar la gracia en el público presente.

—No podemos negarlo, somos irresistibles —Jules entrelaza sus manos para recostar su cabeza en ellas y sonreír con exageración, tensando las mejillas a más no poder y presionando sus párpados perfectamente maquillados.

No es la primera vez que la veo hacer aquel gesto, pero mi corazón reacciona como si nunca hubiese sido participe de tanta ternura.

Mi celular vuelve a vibrar en el justo momento que Geordan anuncia un corte comercial. Por sacar el aparato de mi bolsillo, no consigo escuchar lo último que dice, pero estoy casi seguro de que ha sido algo como "No le cambien al canal", lo dice a menudo.

Ricitos de oro: ¿Ya le ofreciste bailar, Carter?

Está hablando de ti, por si lo estabas dudando, bobo.

¿Vas a enviarle un video bailando?

Yo quiero ver eso.

Yo: Yo no bailo, Ginger.

Pero tengo que aceptar que pensar en las palabras de Jules provoca que me replantee tal respuesta.

Ricitos de oro: Luego no llores si llega alguien que, si quiera hacerlo, como ese poeta.

Yo: Forked Life ha estado en las sombras durante años, no creo que eso cambie.

Ricitos de oro: Quizás Jules lo haga cambiar de parecer.

¿Sabías que la sigue en Instagram?

Adjunta una fotografía como evidencia. Me rasco la nariz antes de responderle.

Yo: Igual que otros cientos de miles de personas.

Ricitos de oro: Hasta aquí me ha llegado el olor de tus celos.

Yo: No estoy celoso.

Ricitos de oro: Ahora dilo sin llorar.

Bloqueo el celular sin dignarme a responder, pero de inmediato me llega un mensaje nuevo.

Ricitos de oro: Primero atrévete a formalizar y luego la celas con el poeta, ¿ok?

Leo el mensaje desde la barra de notificaciones, mientras ruedo los ojos. A veces mi mejor amiga consigue ser imposible.

Ricitos de oro: Espera... acabo de ver que ya lo hiciste en tus historias de Instagram.

Chico listo.

Yo: ¿Me dejas ver la entrevista en paz?

Ricitos de oro: Claro.

Solo no la vayas a celar con Geordan.

Recuerda, solo está siendo amable, como tú cuando la conociste.

Bloqueo el celular y lo dejo boca abajo contra el sofá para no distraerme en cuanto el programa vuelve a dar inicio. Ver a Jules elimina la incomodidad que ha provocado Ginger con sus bromas.

—Hemos vuelto y como les decía, Jules nos ha mentido un poco —expone Geordan, golpeando el escritorio con ambas palmas, para darle más realce a su declaración. Ella parece gozar, pero yo no comprendo de que estén hablando—. En su tiempo libre también se encarga de componer canciones. ¿Es que acaso hay algo que no haga?

—Pues no sé surfear, si alguien está interesado en enseñarme, no me molestaría —Su faceta coqueta frente a la cámara me gusta solo un poco más que sus otras caras—. O a utilizar un parapente, eso estaría de lujo.

—Una chica de intereses extremos. Pero no nos desviemos del tema —El afrodescendiente retoma la charla con sumo interés—. Cantarás una pieza original para nosotros. ¿Qué puedes decirnos de ella?

—Pues yo la compuse —bromea, remarcando lo obvio, pero de inmediato agrega—: Siempre he sentido una pasión desmesurada por la música y todo lo que implica. Escribir rimas sin sentido se volvió más fácil cuando aprendí a acompañarla de acordes y sentirla en el fondo del pecho.

—¿Cómo sucedió? ¿Cuándo despertó tu amor hacía la música?

—Desde que tengo memoria me he sentido acompañada por ella, en mis buenos y malos momentos. Razón de ello fue que aprendí a ejecutar el piano a los seis años, y traté con la guitarra a los ocho, pero nunca fuimos muy amigas, aunque estaba empeñada en que funcionara. Quería formar mi propia banda, con un solo integrante —Deja escapar una risa, pero su mirada está nadando en recuerdos que consiguen cristalizar sus ojos—. Me rendí con ella a los doce, y mantuve mi pasión centrada en las teclas desde entonces.

—¿Cómo es que no supimos de ti hasta ahora?

Se relame los labios, mientras observa un punto oculto detrás de las cámaras, como si alguien más estuviera indicándole que responder. Me reacomodo en el asiento. Estoy consciente de lo complicado que debe ser para ella hablar de un tema tan delicado. El mero recuerdo de aquella noche en que desnudó su pasado frente a mí, me llena el corazón de melancolía.

—Tenía que pulirme. Las cosas buenas tardan en llegar —El público recibe bien su respuesta, al aplaudir mientras ella disimula ajustándose la pulsera en su mano derecha sin borrar su sonrisa.

Mi corazón pega un brinco al distinguir el dije en forma de micrófono e inevitablemente termino sonriendo.

—Eso explica porque fuiste la última seleccionada; aquí entre nos —Geordan le hace una seña para que se acerque y finge susurrarle al oído—. Tenían que dejar lo mejor para el final.

—¿Y quién podría cuestionar las palabras de Geordan Alba?

Ambos elevan los hombros, y el peso que Julieta parecía estar sosteniendo sobre sus hombros, desaparece por el resto de la entrevista.

—Y sin más preámbulo, es momento de que nos cautives una vez más —La toma de la mano para colocarse de pie y ella recibe el gesto con las comisuras elevadas—. No olviden sacar su teléfono y postearlo, por si a la señorita se le ocurre volver a desaparecer.

Con las risas del público y ambos de fondo, la pantalla se oscurece por unos segundos, no se esclarece de inmediato del todo, tan solo del centro, como la luz de un reflector apuntando un punto aun difuso, mientras una melodía lenta en piano da inicio.

Me muerdo el labio inferior mientras un suspiro se queda atascado en medio de mi garganta al escuchar las primeras estrofas en una voz baja y dulce. Su voz.

Estoy consciente que soy un desastre.

Estoy preparada para hacerme cargo de mis delitos.

Nunca tuve miedo de avanzar,

Mucho menos de pecar en el amor una vez más.

Me alejé de aquel camino hace un tiempo,

Le prometí a cupido no volver a molestarlo,

Pero fue él quien dio el paso, quien lanzó la flecha equivocada.

Nunca desee algo tan peligroso,

Como esperar que tu corazón corresponda a mis latidos.

Y no es una declaración,

Solo quiero que estés al tanto, que rompí el trato.

Me sostienes la mirada cuando pronuncias mi nombre,

Me arrastras al paraíso al acariciarme.

Y tus chistes son malos, pero tu risa no lo es tanto.

¿Cómo esperabas que no cambie de carril?

¿No has notado lo bien que combina tu piel con la mía?

¿Cómo retengo la respiración cuando estás cerca?

Nunca desee algo tan peligroso,

Como esperar que tu corazón corresponda a mis latidos.

Y no es una declaración,

Solo quiero que estés al tanto, que rompí el trato.

Cuando Jules termina de cantar, observa al frente y sostiene su pulsera entre los dedos de su mano contraria. Su pecho sube y baja con celeridad, una pequeña capa de sudor perla su frente y sus mejillas están levemente sonrojadas, mientras el público estalla en aplausos y vítores repletos de emoción.

Quisiera levantarme del sofá y expirar la misma euforia, pero aún estoy procesando el shock que ha tenido sobre mí su interpretación y el peso de sus palabras. Trago saliva mientras siento las manos temblar contra mis muslos. Estoy por reaccionar cuando toma el micrófono por última vez. Mi corazón no soporta el ritmo que lleva y se deja caer al vacío.

—Buenas noches a todos y recuerden, si alguien quiere celebrar o quizás hablar de algo un poco más serio, las donas no pueden faltar.

Con un guiño Julieta se despide del público y yo de la poca estabilidad emocional que me quedaba.

🎤🎼🎤🎼🎤🎼🎤🎼🎤🎼🎤🎼🎤

Ahhhh Jules 😻

¿Cómo están? Vamos a fingir que hoy es martes y que no confundí los días, ¿ok? 🤣

¿Qué piensan de la entrevista?

¿Y de la canción que Jules le escribió a Carter? 👀

Yo solo les digo que los capítulos que siguen están 🥰🔥🌚

Dudas, preguntas, opiniones:

Gracias por leer, votar y comentar. Los quiero mucho mucho. Cuídense 💜💜

Nos leemos prontoooo

Mz

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