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Julieta
—¿No había algo mejor? —Bromeo al girarme hacia Maika con una sonrisa ladina. Él eleva las cejas, sin borrar ese gesto coqueto en su rostro, antes de inclinarse para saludarme.
—Puedo ser alguien mejor por ti, hermosa —ruedo los ojos, pero no dejo de sonreír, al contrario, inclino el rostro hacía un lado, solo para ver de reojo la reacción de Carter ante esto. Es estúpido, pero la curiosidad por descubrir qué clase de sentimiento despierta esto en él, baila dentro de mí al ritmo de la música de fondo.
Él ha dejado de sonreír, mientras ve en dirección al escenario. La banda ha dejado de tocar, y en las bocinas puede escucharse música animada, mientras los integrantes toman agua y otro hombre sube al escenario.
—Esas bromas no te las cree ni tu mamá, Maika —irrumpe Ginger al lado de una chica con el cabello en un tono rosa pálido, o al menos eso es lo que parece gracias a la luz. La primera pasa de mí para sentarse al lado de Carter, mientras que la segunda me sonríe con un poco de timidez.
—Lila —dice extendiendo su mano. Le sonrío mientras acepto el apretón de manos.
—Julieta, pero puedes decirme Jules.
Remarco lo último para mostrarle la importancia que tiene ese sobrenombre para mí al chico a mi derecha, él sin embargo parece más interesado en hablar con Ginger en susurros.
—¿A mí no me saludas, arcoíris?
—Vete al infierno —La dulzura que me mostró a mí, es opacada por la frialdad con la que le habla. Lo que consigue que yo lance una pequeña carcajada, y él niegue con un pequeño puchero en sus labios.
—¿Cuál es la sorpresa? —Digo en voz baja en cuanto Carter ha dejado de hablar con Ginger, gracias a que ella, al igual que Maika, se han enfocado en sus celulares y Lila ha tomado lugar al otro lado de la mesa, al lado de la rubia.
—Es...
—Bienvenidos al Viernes de Karaoke. ¿Están listos para divertirse? —la voz del anfitrión interrumpe sus palabras—. Recuerden que no es necesario tener una calificación alta para subirse al escenario, no somos One in a Million, aquí solo venimos a pasar un buen rato —Dirijo mi vista, temerosa, hacía Carter. Él sonríe con soltura y yo comienzo a sentir que las palmas de mis manos sudan—. Así que iniciemos, ¿quién quiere abrir el acto?
—¿Está es la sorpresa? —el pánico se refleja en mi tono de voz, mientras siento los dedos temblarme y mi respiración volverse pesada. Trago saliva tratando de recomponerme, pero el presentimiento anclado en mi estómago solo se hace más grande mientras espero por sus palabras.
—Si —sus comisuras tiemblan, como si fuera capaz de leer la inseguridad que se ha apoderado de mi cuerpo—. ¿Fue mala idea?
¡Claro que lo es!
Pero no puedo decirle eso. No voy a ser una canalla diciéndole algo como eso, después de todo, siempre y cuando no me obligue a subir al escenario, todo va a estar bien.
—Para nada, ya quiero verte cantando —bromeo para quitarle peso al asunto y romper con la tensión que siento por dentro, pero sigue ahí, puyando con más ganas.
—Y yo a ti.
Aunque me sigue el juego, hay algo en su mirada que me confunde, se siente como si me estuviera escondiendo algo, como si detrás de sus palabras y sus acciones existiera un trasfondo que no soy capaz de descubrir. Sin embargo, el miedo al mover levemente mi vista de él al escenario hace que los dedos se me adhieran a la tela del pantalón para amortiguar la sensación de pánico que aquello es capaz de generarme.
"¿Dios? ¡Ayuda!"
—¿Qué van a tomar? —La voz de la mesera se roba la atención de todos. Maika se recuesta sobre su silla mientras le sonríe con coquetería y yo ruedo los ojos. No esperaba menos de su parte.
Es una orden unánime de cervezas.
—Démosles un aplauso a nuestras primeras participantes —Vuelvo mi vista hacía el anfitrión, mientras él señala a dos chicas quienes desde el escenario elevan su vista para saludar en dirección en nuestra mesa, veo de reojo a Ginger devolverles el gesto, y supongo que se trata de seguidoras suyas.
Me reacomodo en el asiento, para ver el acto mientras ambas piden Wannabe de las Spice Girls y la pista de la canción comienza a reproducirse en las bocinas. Las personas en las otras mesas aplauden, gritan y lanzan chiflidos mientras ellas comienzan a seguir la letra que aparece en una pantalla a sus costados.
Admiro la forma en que se desenvuelven sobre la tarima, bailando y haciendo muecas al ritmo de la canción. Ambas están acopladas, que la química que brota cuando se observan consigue reflejarse en la diversión y la emoción con que cantan.
Al terminar, los aplausos no se hacen esperar. La mesera trae nuestro pedido, y no paso desapercibido el cómo antes de tomar, Carter pasa una servilleta sobre la boquilla, mientras yo ya estoy bebiendo sin una sola pisca de tacto.
En cuanto nuestros ojos se encuentran, ambos sonreímos, y eso me causa demasiada gracia.
—Si vas a beber de más, recuerda pasar al baño antes de irnos —dice, y temo que alguien más lo haya escuchado, pero dado el sonido de fondo, aquello es improbable, además, siento su cercanía, porque la calidez de su aliento a rebotado detrás de mi oreja, haciendo que los vellos se me ericen.
Me giro hacía él para encararlo, pero la cercanía es tanta, que, al hacerlo, nuestros rostros quedan a solo centímetros. Puedo sentir su nariz casi rozando con la mía, y el desenfreno en mi pecho se detiene por un segundo, mientras soy consciente de la situación.
Quiero refutar sus palabras, pero pese a que acabo de beber de mi botella, siento la garganta seca y mi cerebro parece estar perdido en el limbo de esos dos orbes verdes que me observan con escrutinio.
No puedo ni siquiera moverme, si lo hago, las cosas podrían salirse de control.
Trago saliva y en un acto reflejo bajo mi vista por su rostro hasta impactar en sus labios mientras me relamo los míos.
"¡Mantén la compostura, Julieta!"
Niego antes de volver mi vista a sus ojos, mientras parpadeo para evadir la forma en que me observa, como si tanteara mis reacciones.
—¡Es nuestro turno! —exclama Ginger, mientras hala a Carter del brazo, acción que provoca que se haga hacía atrás hasta conseguir levantarse de su asiento.
No es hasta este momento que soy consciente de la forma tan descolocada en que va mi corazón, de mi respiración acelerada y de lo bien que se sentía su cercanía.
—Tú también, idiota —Ginger se dirige hacía Maika, quien se coloca de pie de inmediato, acomodándose las mangas remangadas de la camisa abotonada que lleva. Lo observo de más, porque sería una mentira decir que no es una joya hacerlo. Él sabe que es atractivo y como usar sus trucos.
Me guiña el ojo antes de caminar hacía sus amigos y yo comienzo a sentirme como una idiota, por verlo de más, con tal de evitar la mirada de Carter.
No puedo dejar en evidencia lo que ese rubio despierta en mí, pero él no colabora con sus acciones.
Los tres caminan al escenario y yo trato de recobrar la compostura, bebiéndome mi cerveza en un trago largo, y aprovechando que no están cerca, agarro mi celular para tomar una fotografía del lugar y subirla a mis historias. Ambas cosas al mismo tiempo.
—¿Debatiéndote entre quien es más encantador? ¿Carter o Maika? —La pregunta de Lila hace que casi tire mi celular y me atragante. Dejo la botella sobre la mesa y bajo el celular, antes de girarme hacía ella, quien ahora ocupa el asiento a mi derecha.
—¿Se puede considerar a Maika encantador? —Ni siquiera pienso aquello antes de soltarlo.
—La palabra correcta para él sería ardiente —suelta sin más y aunque me cueste admitirlo, tengo que darle la razón—. Pero a Carter si le queda lo encantador.
Asiento, porque es algo que nadie negaría.
—¿Ustedes son amigos? —No sé porque de pronto temo que alguien venga a reclamarlo como suyo, es una inseguridad que me asusta hasta pensar.
—Ser amiga de Maika es complicado cuando él solo aspira a tener amantes —Se deja caer sobre la silla adoptando un gesto más cómodo—. Y con Carter, es la única aspiración a la que llegan todas —El que lo recuerde, provoca que una punzada se asiente en mi estómago, le doy otro sorbo a mi cerveza para amortiguarlo—. Salí con Maika una vez y trabajo con Carter. Pero tranquila, no busco nada con el segundo.
—No era eso lo que quería saber —miento.
—¿En serio? Porque caer en los encantos de Carter es fácil, pero que él caiga en los encantos de alguien más, es algo casi imposible —Trato de sonreír para restarle peso a sus palabras, pero no consigo hacerlo—. Felicidades, Jules.
—¿Qué? —No comprendo a qué se refiere con ello, necesito que me lo explique, sin embargo, el sonido de la canción de fondo me lo impide, justo al tiempo que escucho a Maika iniciar a cantar las primeras estrofas de I Want It That Away de los Backstreet Boys.
Es seguido de Ginger, y luego Carter, para terminar, cantando los tres juntos el coro, mientras hacen todo un teatro sobre el escenario, caminando sobre él como si fueran unas estrellas de rock, con gestos y movimientos exagerados, pero que hacen que aquello sea más ameno.
Ginger se desenvuelve con soltura, Maika aprovecha para coquetear y guiñarle el ojo a quien tenga la oportunidad y Carter sonríe mientras se pierde en la canción.
Sus ojos y los míos chocan casi al final de la canción, durante el estribillo, mientras canta, y se siente como si cada una de las palabras fuera susurrada en mi oído. De pronto, dejo de escuchar a la multitud aplaudiendo y coreando y solo puedo enfocarme en la intensidad de su mirada sobre mí. Mi respiración y los latidos de mi corazón son los únicos sonidos, además de su voz, que puedo escuchar. Él es lo único que puedo ver, porque hay una neblina que cubre al resto.
No canta como un profesional, es nada comparado con Dash, pero el sentimiento que refleja al hacerlo provoca que el impacto sobre mí sea mucho mayor. Después de todo, al igual que sus amigos, lo único que buscan es divertirse más allá de intentar dedicarse a ello.
Aquella bruma que guardaban nuestras miradas al fusionarse se va evaporando en cuanto Ginger y Maika se unen para cantar una última vez el coro, y la burbuja se rompe, para percatarme que todos dentro del bar, cantan al unísono con sonrisas en sus rostros. Lila y yo no nos quedamos atrás, hasta que la canción concluye.
—Parecen unos profesionales —menciono al aire al verlos agradecerle al público tomados de las manos e inclinándose hacía el frente mientras se carcajean.
—En el colegio se la pasaban armando actos, aman los Karaokes o toda actividad donde tengan la oportunidad de lucirse.
—¿También estudiaste con ellos?
—No, pero Ginger me enseñó los videos que guarda su madre.
Sonrío mientras la curiosidad por saber dónde los tendrá almacenado la Señora Moore me invade, justo al mismo tiempo que los tres se acercan a la mesa, riéndose de algo que ha dicho Carter.
—¿Qué tal? Lo he hecho genial, ¿no? —Ruedo los ojos ante la curiosidad de Maika. Sonríe con coquetería mientras se peina el cabello con una mano y yo me acomodo en el asiento, mientras niego con una mueca en los labios.
—Carter y Ginger se han lucido —digo para picarle en el ego, pero es tan increíblemente orgulloso de sí mismo, que bajarlo de la nube en que vive es imposible. Me giro para observar al rubio dueño de unos radiantes ojos verdes, los cuales ya me observan mientras sonríe con una ceja alzada.
—¿Así que han funcionado mis encantos sobre el escenario? —Sonríe con un tanto de picardía, mientras se mofa con mis palabras. Esta faceta es nueva en él, y me parece igual de fascinante.
—Solo un poco —Le resto importancia jugando con los mechones de mi coleta. Aunque intento no sonreírle de vuelta, me es imposible resistirme a esa tentación.
—Bien, Lila, Jules, es su turno —increpa Ginger y niego de inmediato tratando de ocultar el temor que se forma en mi sistema al solo imaginarme sobre el escenario frente a todas estas personas.
—No, de hecho, debo ir al baño —me excuso, pero me arrepiento al instante, al escuchar la risilla que se escapa de Carter. Le doy un pequeño golpe en el brazo antes de levantarme de mi asiento para encaminarme a donde no quiero ir, pero al que debo ir para huir de esta situación, con la esperanza que, al volver, ellos hayan desistido y podamos hacer otra cosa.
—Te acompañamos —Lila se levanta de su asiento y Ginger me hace una señal con la cabeza para que caminemos, no me queda más que aceptar y caminar junto a ellas.
Una vez en el baño, ambas me observan y yo a ellas. No puedo ocultar el sentimiento de inquietud anclado en mi estómago. No quiero meterme a un cubículo porque no tengo ganas de ir, pero tampoco quiero quedarme aquí con ellas. Aunque no puedo negar que podría quedarme encerrada en este baño tan lujoso y limpio.
Ginger termina por entrar a uno, y yo me acerco al lavamanos para quitarme un poco de sudor. Siento la mirada de Lila a través del espejo y la duda acerca de lo que estaba diciéndome antes del acto de nuestros acompañantes nos interrumpiera, vuelve a mí.
—¿Por qué me felicitaste? —Soy directa, aunque hablo un poco bajo para indicarle que no quiero que Ginger nos escuche. Por suerte, el sonido de afuera es amortiguado demasiado bien por las paredes.
—Porque ambos son demasiado obvios.
Se sienta en la banca al fondo del lugar, con una sonrisa divertida plantada en el rostro, como si esta situación le pareciera de lo más cómica, pero no en un mal sentido.
—Creo que te estás equivocando. Tú misma lo dijiste, Carter solo tiene amigas —sentencio, pasando a tomar una toalla de papel.
—Sigues sin entender, Jules —Niega sin borrar la sonrisa en su rostro—. Aunque eso de darle celos con Maika funciona.
—Yo no le estoy dando celos a nadie —interrumpo de inmediato, hablando demasiado rápido.
—Vamos, que no tienes que fingir interés aquí, Jules.
—Pero...
—¡Por Dios! ¿No estarás de verdad interesada en Maika? —pregunta Ginger mientras sale del cubículo, con el entrecejo fruncido—. Eso es peor que hacerse ilusiones con Carter.
No sé cómo sentirme al respecto, si contenta u ofendida.
—Tengo en claro las aspiraciones de ambos —recalco.
—¿Y por eso planeas usar a Maika para tantear el camino con Carter? —Niego, aunque eso no es del todo una mentira—. La verdad es que no es del todo una mala idea, salvo porque Carter no busca una relación, y jugar con alguien como Maika es peligroso.
—En eso te doy la razón, Ginger, pero Jules tiene casi el camino ganado —interviene Lila, sin borrar la sonrisilla en su rostro.
—Si. Le estás rompiendo la cabeza.
—¿A quién de los dos? —No quiero sonar tan despistada, pero este ir y venir con ellas, me está haciendo desvariar.
Ambas se observan y luego a mí, como si no fueran capaces de creer lo que he dicho.
—¿A quién más va a ser? Al que solo quiere amigas —Ginger suena fastidiada al decirlo, como si eso la frustrara—. Con la peor persona con quien hacerse ilusiones.
El que lo diga de esa forma, hace que un cable case con otro dentro de mi cabeza, porque de pronto, creo entenderlo todo.
—Tú estás enamorada de Carter —digo sin siquiera pensarlo—. Por eso me dijiste que me alejara de él, por eso está conversación, ¿no? Para quitarme del camino...
—¡¿Qué?! ¡Yo no estoy enamorada de él! —Grita, haciendo que deje de despotricar como loca—. Y así lo fuera, nunca haría algo tan bajo. Es el siglo veintiuno, ¿quién se pelea por un hombre? —Lanza un suspiro, mientras sonríe—. A mí me van las chicas.
Lila trata de no reírse, pero en cuanto sus ojos impactan con mi rostro lleno de vergüenza, estalla en carcajadas.
¡Maldición!
¿Por qué no aprendo a tener la boca cerrada?
—A mí tampoco me interesa, eh —interviene Lila entre risas, para recalcar lo obvio—. Esta conversación está lejos de buscar quitarte del camino, ¿no te das cuenta?
Quiero disculparme, pero no sé exactamente con qué razón hacerlo. Quizás por mantener en mi cabeza el chip de creer que las mujeres somos rivales.
—Que no está mal fijarte en Carter, pero tienes que entender su postura respecto a las relaciones —Ginger saca un labial de su bolso para aplicárselo, mientras me ve a través del espejo—. Y, sin embargo, no estaría mal que le dieras un empujón y de paso, una lección a Maika.
Me guiña el ojo a través del cristal para luego girarse con una sonrisa que busca ser tierna, pero está más cerca de ser diabólica.
"Vaya señales las tuyas, Dios"
(...)
—¿Quieren escuchar lo que de verdad es cantar? —Ruedo los ojos en cuanto la voz de aquel insufrible me llega a los oídos por encima de las bocinas.
Estamos cerca de la mesa, Carter sostiene la botella de cerveza en su mano y Maika a su lado, luce igual de despreocupado. Ambos sonríen con desinterés a las palabras de Dasher.
—No seas cansón, Dash. Solo nos estamos divirtiendo. No buscando quitarte el puesto en el concurso —recalca el moreno, antes de llevarse la botella a los labios para darle un sorbo, justo al tiempo que me encuentra con su mirada y guiña un ojo en mi dirección.
Finjo desinterés a su acto, pero solamente porque las palabras de Ginger no dejan de darle vueltas a mi cabeza.
—¡Vamos! ¡Qué solo estoy jugando! No veo a ninguno de ustedes como una competencia —Carter eleva las cejas mientras niega al escuchar la confesión de su hermano menor, luce como si supiera que aquello es un error.
De cualquier forma, paso desapercibido su gesto en cuanto Ginger entra en la conversación.
—¿Cómo estás tan seguro? No has escuchado cantar a todos en este bar, o en esta mesa.
Intento no mostrarme intranquila ante aquello ultimo. Tengo que mantenerme indeleble, porque lo último que deseo es causar un revuelo en el bar. Ni siquiera sé porque pienso algo como eso, cuando nadie sabe que sueño con cantar, nadie me he escuchado. No tengo porque temer.
Camino con normalidad hasta mi lugar en la mesa, al tiempo que Carter toma mi botella, la que tiene justo al lado para pasármela. Le sonrío, pero no obtengo mayor respuesta de su parte, más que una pequeña mueca, pues su atención está fija en los comentarios fuera de lugar de Dasher.
De alguna forma, luce nervioso. Quizás se deba a que su hermano es un impertinente y berrinchudo.
—Si hubiera alguien con talento en este lugar, ya habría tomado el micrófono y cautivado a todo el bar —recalca y yo le doy un buen trago a mi cerveza, como si no hubiera mañana—. Y mucho menos creo que esté en esta mesa.
Repasa el círculo en el que estamos, pasando casi de largo por donde está Lila, quien está más enfocada en algo en su celular para terminar dándome una mirada despectiva que no soporto en absoluto.
Siento mi mano libre hacerse un puño al lado de mi cuerpo, mientras la otra sostiene con fuerza la botella vacía de cerveza.
—Yo veo muy poco potencial —Intento que aquello no me afecte. No quiero darle la satisfacción en esta pelea.
—¿En serio? —investigo y casi siento que es alguien más quien habla por mí.
Tengo que detenerme. Callarme y mandar al diablo sus estúpidos comentarios. Debo seguir mi mantra al dejarlo con la palabra en la boca y no permitir que sus provocaciones me hagan cometer un error, pero está llegando a mi límite.
Sonríe con mofa mientras vuelve a repasarme, para luego negar.
—No das la talla —sisea con sorna y es suficiente para que el miedo se vaya a un oscuro rincón de mi cabeza y le demuestre que está equivocado.
—Dasher... —La voz de Carter se escucha firme y lejana. No necesito que me defienda. Yo puedo limpiar mi nombre sola.
—¿Quieres ver que sí? —Dejo la botella sobre la mesa, dando un golpe frío.
Siento el calor recorrerme entera, mientras me quito la chaqueta y doy un paso al frente, sin quitarle los ojos de encima. Está retándome y no lo soporto. El termino perder no está en mi vocabulario, y voy a hacer que se trague sus palabras.
Porque nadie humilla a Julieta Esparza.
🎤🎼🎤🎼🎤🎼🎤🎼🎤🎼🎤🎼🎤
Ahora si se viene lo chido!!!
No que no 😏🤣
¿Cómo las trata la semana? Espero que no como a Dash 🤣
¿Creen que Ginger lo tenía todo planeado?
Hablando de ella, ¿Buena o mala amiga por el consejo que le dio a Jules? 🧐
¿Qué creen que pase?
¡Qué emocioooooooon!
Pregunta random: ¿Qué canción cantarían en un Karaoke sin equivocarse?
Gracias por leer, votar y comentar. Las quiero como Carter a las Donas ✨
Nos leemos pronto
Mz
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