XV: El amor platónico de medio planeta y un tesoro universal.
El pavo real macho expone su cola principalmente para fines reproductivos.
—¿Confían tanto en ti que tienes llaves de este lugar?
—Tendría que ser así, ya sabes que la dueña me adora —Sam se agachó luego de abrir la puerta para que Sonny pudiera poner los pies en el suelo luego de ir a caballito durante todo el trayecto desde el parqueadero hasta la entrada del lugar—. Vamos, esto va a ser más emocionante para ella que para mí.
El pequeño pelirrojo corrió hasta el fondo del lugar al ver un enorme y colorido vitral mientras Sam y Emeraude revisaron la parte frontal con un poco más de calma. En las paredes se veían varios cuadros hechos en acuarela, algunas ilustraciones de motivos geométricos hechas en bolígrafo negro, otros tantos dibujos a lápices de colores y unas pocas pinturas al óleo.
—Qué bonito todo esto —dijo Emeraude—, ¿es una galería de arte?
—No exactamente —respondió Sam—. Pero estos cuadros bien podrían estar en una.
—Sammy, por favor... ya deja el misterio, ¿por qué estamos aquí?
—¡Samuel William Arden! ¿Me saluda primero este chiquitín antes que tú?
El pequeño pelirrojo regresó a la entrada del local tomando de la mano a una mujer de cabello azul y los brazos tatuados. Sam sonrió y se acercó a ella para abrazarla.
—Hola, mamá.
—Cariño, cuando te pido que me sorprendas cada vez que vengas, no hablo de esto —la mujer suspiró—. Tengo un par de preguntas.
—Yo puedo responderlas, señora Arden —Emeraude se adelantó y le tendió la mano a la mujer—. Mi nombre es Emeraude Blanchard, y quisiera disculparme por esto desde ya.
—Soy Natalie, pero ya no uso ese apellido, es Waterson —la mujer estrechó de vuelta la mano de la cantante—. En serio, necesito entender esto.
Confundida, la madre de Sam los miró a ambos.
—Sam, el niño se ve como tú a los ocho años. ¿Qué tienes para explicarme?
—La historia es larga —respondió él—, y sé que tienes tiempo porque te pedí otro tatuaje y podemos hablar mientras tanto.
—Lo pediste a mano alzada, voy por los marcadores. Dame un momento.
—¿Estás segura de que puedes tatuarme?
—Claro que sí, no me va a temblar la mano por esto. Ya regreso.
Emeraude y Sam se miraron, un poco desconcertados. Natalie se volvió hacia ellos recordando que también tenía algo por contarles.
—Hijo, mi novio vendrá en media hora. Quiere ver el estudio, así que será una buena ocasión para que se conozcan de una vez.
—¿Desde cuándo tienes novio? —inquirió el muchacho.
—He tenido muchos novios desde que me divorcié de tu padre, querido... pero con este es un poco diferente —Natalie esbozó una sonrisa—. Es maravilloso en todo sentido, así que podría ser el último en la lista.
—¿Qué? Yo... ah... —Sam, un poco conmocionado, titubeó para responder—. ¿Cómo funciona eso?
—Sammy —Emeraude intervino—, nuestra vida romántica no termina después de tener hijos o un matrimonio difícil. Podremos ser mamás o esposas, pero también somos mujeres. Será perfecto oír este intercambio de historias, ¿no crees?
—Sí, supongo que va a ser bastante entretenido.
Emeraude y Sam entraron a una de las habitaciones donde Sonny ya se había instalado para hacer unos cuantos dibujos con varios materiales que Natalie le dio. La cantante se sentó junto a su hijo.
—Cariño, ¿le dijiste algo extraño a la señora Waterson? —el pequeño negó con la cabeza.
—No, mami... solo la saludé y le dije que había venido contigo y con Samuel. ¿Hice mal?
—Tranquilo, no pasó nada. Este es un asunto del que los adultos tendremos que hablar ahora —la cantante señaló las hojas de papel sobre la mesa—. Hagamos esto: quiero un dibujo muy bonito para que la señora Waterson lo convierta en un tatuaje para mami. ¿Te parece bien?
—¡Sí!
El niño se puso manos a la obra al igual que Natalie, solo que ella tenía como lienzo el bíceps de su hijo para crear una caricatura de Sonny con el disfraz de Link que usó en la convención de Las Vegas. De vez en cuando pausaba el dibujo para mirar al pequeño pelirrojo, y mientras trazaba líneas impecables, le hacía preguntas a su hijo y a Emeraude acerca de tamaña noticia que habían llevado a su estudio.
—Jovencita, estoy sorprendida con lo que acabas de contarme. ¿Entiendes que hacer todo esto por tu cuenta fue irresponsable?
—Sí, señora —la joven asintió—. No estuve sola por completo, y sé que debí hablar con Sammy antes. Todos me lo advirtieron, pero ya sabe...
—No quería que yo dejara lo de Japón —dijo Sam—, por eso no dijo nada.
—Vale, es completamente entendible —la mujer se acomodó en la silla—. Pero no puedes esperar a que te sucedan tantas cosas para pedir ayuda, no siempre podrás con todo sola.
Sonó el timbre del estudio. Antes de que Natalie se levantara para abrir la puerta, Emeraude se adelantó.
—No se mueva de ahí, señora Waterson. Yo abriré.
—Debe ser Freddy —dijo la mujer con un ligero brillo en los ojos—, les va a caer de maravilla. Y por favor, llámame Natalie.
La cantante caminó hacia la entrada y abrió la puerta. Al ver quién había tocado, estuvo a punto de desmayarse por la sorpresa.
—Usted... es... ¿Freddy?
—Sí, soy yo. ¿Puedo saber qué hace aquí, jovencita?
—¡Sammy!
Emeraude estaba desconcertada. Nunca se imaginó que la madre de Sam tuviera un novio con una apariencia tan diametralmente distinta a la de ella: vestía un traje negro y tenía una expresión demasiado seria en el rostro. Pero eso no fue lo que le impactó.
—¿Está Natalie aquí? —preguntó el hombre.
—Sí, está aquí —dijo la cantante con un hilo de voz antes de recobrarse—. ¡SAMMY!
—¿Qué ocurre, Ems? —preguntó Sam desde el salón.
—Necesito que vengas, por favor...
—¿Puedo entrar? —preguntó el novio de Natalie.
—Eh... sí, claro —replicó Emeraude, todavía desconcertada—. Siga, por aquí.
—Ems, por qué me llam... ¿USTED ES EL NOVIO DE MI MAMÁ?
Manfred Gorski.
—¡Freddy, cariño! —Natalie se acercó a Gorski y besó su mejilla. Él la tomó de la cintura.
—Nattie, te ves hermosa. ¿Esa blusa es nueva?
—Pensé que no lo notarías —ella se volvió para ver a Sam y Emeraude y se encontró con un par de rostros aterrados—. Chicos, ¿por qué tienen esas caras?
—Este hombre... —dijo el chico tatuado.
—Nos torturó en la universidad —puntualizó la cantante—. Manfred Gorski me odió mientras estuve en su clase.
—Qué mal que piense eso —intervino Gorski—, porque usted fue la mejor estudiante de ese semestre, señorita Blanchard.
—No recuerdo haberlo oído de su parte, señor. —Emeraude replicó, confundida.
—Es una mujer inteligente y muy bonita, no creo que haya que recordárselo, porque me da la impresión de que lo sabe bastante bien.
—Claro que sí, y ya ha pasado el tiempo suficiente como para seguir recordando lo malo —la joven sonrió—. Creo que nos vamos a divertir mucho ahora, Gorski fuera del salón de clase debe ser todo un mundo.
—Hablando de cosas que pasan fuera del salón de clase —intervino Sam—, creo que debería ver esto.
Todos entraron al salón de tatuaje, donde Sonny seguía absorto en la creación del dibujo encargado por Emeraude y saludó amistosamente a los adultos al verlos. El pequeño se levantó de la silla y abrazó a su madre.
—Mami, ¿él es el novio de la señora Waterson?
—Sí, cariño —replicó Emeraude—. ¿Recuerdas la historia que Sammy y yo te contamos acerca del profesor ogro?
—¿El que les gritó para que no se rieran en clase?
—Justo ese —la cantante señaló a Gorski con un suave gesto de su rostro—, es él.
—No puede ser un ogro —dijo el niño luego de mirarlo por unos instantes—. Los ogros son verdes como Shrek, él se parece a Loki.
El profesor no pudo contener la risa al oír lo que dijo el pequeño. Luego se acercó a él y le tendió la mano.
—Hola, amigo. Mi nombre es Manfred.
—Soy Crimson —el niño estrechó la mano del profesor—. ¿Puedo llamarlo Loki?
—Si es más fácil para ti, hazlo.
Aquel cuadro fue demasiado surreal tanto para Emeraude como para Sam, pero de cierta manera fue muy agradable de ver. Gorski y Sonny se entendieron muy bien, y el profesor escuchó a la par de Natalie las peripecias de Emeraude y el reencuentro de ella con Sam luego de sufrir por un tiempo. Después de oír todo lo que ellos tenían para contar, el profesor también tenía unas cuantas dudas que deseaba resolver.
—Señorita Blanchard, veo que su hijo gusta de la mitología nórdica. ¿No cree que sea demasiado densa para alguien de la edad de Crimson?
—Definitivamente —replicó la cantante—, pero él no habla de la mitología nórdica, se refiere a las películas de superhéroes, que sí se basan en esos dioses, pero son versiones diferentes.
—Ya veo. ¿Por qué me llama Loki entonces?
—Porque usted se parece muchísimo al actor que hace de Loki en esas películas. Tom Hiddleston, el amor platónico de medio planeta y un tesoro universal.
—Confirmo —Natalie intervino y besó a su novio en la mejilla—, si no te hubiera confundido con Tom Hiddleston el día que nos conocimos, jamás te habría abierto la puerta del estudio cuando tu paraguas se rompió.
—¿Me habrías dejado bajo la lluvia para resfriarme? —le preguntó Gorski a Natalie con una mirada lastimera—. Eso es muy malvado.
—No soy tan mala persona, amor mío —replicó ella—. Claro que te habría dejado entrar de todas formas, ahora tengo a mi propio Tom Hiddleston con ojos marrones y acento de Minnesota. Lo que toda mamá estadounidense querría.
Pasaron varias horas en las que Natalie terminó el tatuaje de su hijo e inició en el muslo de Emeraude el delineado del dibujo que había hecho Sonny para ella, un árbol de manzanas con unos cuantos pájaros que prometían ser muy coloridos. A lo largo del día se suscitó una gran conversación entre todos, en la que Gorski hizo muchísimas preguntas y todas fueron resueltas con agrado, permitiendo que Emeraude y Sam se dieran cuenta de que el profesor, fuera del salón de clase, no era el ogro que parecía, y se convertía en alguien tan accesible que adquiría un tinte paternal.
Al final del día, el grupo salió a comer pizza y luego se retiraron a descansar con la promesa de repetir aquel plan. Sam y Emeraude llegaron a casa de Arne, le cantaron a Sonny para que pudiera dormir y luego salieron al porche de la casa para beber unas cervezas.
—Todo salió bien con mamá, una preocupación menos. —dijo el chico tatuado.
—Estaba muy confundida al principio, pero también me alegra haber congeniado con ella —la cantante miró a su novio con una risa burlona—, y con tu nuevo papá.
Ambos rieron por lo irónico de la situación.
—Técnicamente va a ser tu suegro, Ems.
—Puedo soportarlo. Él no se acuesta con mi mamá.
Unas risas de nuevo. Emeraude tomó la mano de su novio entrelazando los dedos.
—Mi papá no será tan accesible —dijo Sam—, con el tendré que tomar un enfoque distinto.
—¿Necesitas que haga algo en específico cuando lo veamos?
—No, iremos a verlo al trabajo también, pero con él cambian las cosas. Estar rodeado de sus compañeros será la única manera en la que no arme un escándalo cuando nos vea llegar, no le gustan los dramas públicos y este será gigante.
—Dudo mucho que vaya a reaccionar peor que mi madre, ella me sugirió abortar y yo dejé de hablarle por más de tres años.
—¿Alguna vez se te pasó por la mente? —la joven negó con la cabeza.
—Jamás, pero tampoco juzgaría a quien lo hiciera, no está bien obligar a alguien a llevar un embarazo si no quiere o no se siente en condiciones de hacerlo. No es tu cuerpo ni tu decisión.
Luego de aquella necesaria reflexión, los dos permanecieron en silencio mientras daban los últimos sorbos a sus latas de cerveza y se acompañaban bajo la inmensidad del cielo estrellado en el que fijaron sus ojos por un par de horas hasta que a Emeraude se le escapó un bostezo.
—Ems, tienes que dormir. Debiste acostarte hace un buen rato.
—Lo sé —dijo ella abrazando a su novio—, pero tu presencia me da paz. ¿Quieres pasar la noche aquí?
—Sí, hoy necesito compañía, tengo que quedarme contigo. Quiero dormir contigo.
—¿Estás seguro? —él asintió con suavidad.
—Mucho.
Sam y Emeraude se fueron a descansar juntos, sabiendo que había sido un día muy agradable y completamente importante para recargar baterías y así enfrentar a Howard Arden en las horas siguientes. En contraste con lo que habían compartido junto a Natalie, el padre de Sam sería algo complicado de manejar, pero iban a manejarlo como un equipo y eso los iba a hacer mucho más fuertes.
Estar juntos era lo que realmente importaba.
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