VIII: Mi cantante favorita.
Luego de la gran revelación de Sylvain, Emeraude y Sam salieron a tomar un poco de aire fresco junto a Alastor, que esperaba al bartender mientras se quitaba el maquillaje y volvía a su apariencia de siempre.
—Al, ustedes no se conocen todavía —señaló a Sam—. Déjame presentarte a Sammy Arden... el padre de Sonny.
Los dos estrecharon sus manos. Alastor inclinó ligeramente la cabeza.
—Oh... hasta que al fin esta pequeña terca se decidió a llamarte. Soy Alastor Matheson. Un gusto, Sammy. —mirando a Emeraude de reojo, el chico tatuado sonrió.
—¿Matheson? De casualidad eres...
—Sí. Soy uno de los hermanos de Clip. Me convertí en un muy buen amigo de la casa Blanchard.
—Eso es... bueno. Que sean amigos es...
—Inusual —replicó el fotógrafo luego de que Sam luchara un poco con encontrar el adjetivo propio para aquella situación—. Pero créeme, habría mantenido la amistad con Ems sin importar lo que hubiera sucedido entre ella y mi hermano. Es una chica genial, y es imposible alejarse de Sonny. A esta altura ya debes saberlo.
Emeraude se acomodó el cabello y puso su mano en el hombro de su cuñado.
—Al, ¿qué andas esperando antes de irte con Syl? —antes de responder, Alastor sacó su celular y marcó un número.
—Tengo una cita con alguien más.
—No me digas. —la cantante se cruzó de brazos y miró al muchacho con un poco de enojo.
—Relájate, no es ese tipo de cita. Es una sorpresa para ti.
—¿Qué dices?
—Sorpresa, sorpresa... en un rato lo sabrás.
Alastor, al notar que no contestaban su llamada, colgó y miró su reloj sin preocuparse. No pasó mucho tiempo antes de que apareciera la persona que él esperaba, y cuando Emeraude vio de quién se trataba, no podía creerlo: era el profesor Sánchez, quien dictaba una de sus clases favoritas en la universidad.
—Ah... eres esa chica. La de la primera fila... te recuerdo. Hacía años no tenía a una alumna como tú. Es una lástima que te hubieras retirado de estudiar. —el profesor saludó a la cantante con un cumplido que ella nunca se esperó.
—Gracias, profesor... —él movió la cabeza y sonrió. Luego le tendió la mano, que ella estrechó con timidez.
—Lucas. Llámame Lucas. No estamos en un salón de clase.
—Vale... Lucas. ¿Puedo preguntarle qué lo trae a mi lugar de trabajo?
—No me digas. ¿Trabajas en este bar? —la joven asintió.
—Sí. Desde hace varios años.
—Así que por eso este muchachón me citó aquí... para tener la oportunidad de verte en vivo... bien jugado.
—¿De qué habla?
El profesor Sánchez miró a Alastor. Él se encogió de brazos.
—Lo siento, Luke... no le he dicho nada aun. Quería que fuera una sorpresa para ella. —Emeraude también miró a Alastor, tratando de hacer que dijera algo más, pero él se limitó a hacer una seña con la mano para que todos entraran de nuevo al bar.
Ya estando instalados en una de las mesas del bar, el profesor Sánchez recibió de Gretchen un vodka y le dio un sorbo mientras Alastor apagaba su celular. Emeraude y Sam se sentaron junto a él.
—Bueno, explicaré lo que pasa antes de irme —anunció Alastor—. Ems, traje a Lucas aquí porque él tiene una propuesta para hacerte. Voy a dejar que él te diga lo que quiere, ¿sí? —la cantante asintió. El profesor bebió un poco más de su bebida antes de empezar a hablar.
—Señorita Blanchard... he visto un poco de lo que sabes hacer —dijo un complacido Sánchez—. Tienes muy buena voz, y tocas la guitarra de manera impecable. Quiero felicitarte.
—Eh... gracias, Lucas. Pero debo preguntarle algo... ¿cómo sabe eso? —la joven aceptó el cumplido, pero le extrañó aquello.
—El canal de YouTube. Tus videos están entre mis favoritos.
—Disculpe, profesor... digo, Lucas... creo que si yo tuviera un canal de YouTube, habría sido la primera en enterarme. ¿No le parece?
Sánchez suspiró. Confundida, Emeraude miró a su cuñado, que se mantuvo en silencio. Ella, aun sin pistas de lo que sucedía, miró de nuevo a quien le dictara clase años atrás.
—Permítame decirle algo, y no quiero sonar grosera, pero no tengo un canal de videos en internet. Mi tiempo es demasiado limitado como para estar pendiente de subir material a redes.
—Descuida. Seguramente alguien más lo hizo por ti. Pero quien haya sido te ha beneficiado.
—Espere. Espere un momento —ella levantó las manos—. Que yo recuerde, nadie ha venido con una cámara para grabarme. Lo habría notado de inmediato.
—Oh, pero no fue aquí. Hablo de otra cosa. Sales con una guitarra acústica, cantándole a un niño pequeño. Será por casualidad...
—Mi hijo —replicó Emeraude luego de unos instantes—. Le canto para hacer que se duerma.
—De eso hablo. ¿De verdad no tienes idea?
Emeraude respiró hondo y apoyó los codos sobre la mesa. Le tomó un momento entender lo que sucedía, y cuando lo descifró, sonó extremadamente increíble.
—Clip. Es el único que pudo haberlo hecho.
Alastor sacó un celular del bolsillo y lo puso sobre la mesa.
—Es su teléfono. Lo recuperé en el hospital cuando me entregaron su cuerpo. No lo encendí hasta hace poco y me encontré con esto. —la cantante tomó el celular y revisó las últimas interacciones. Al abrir la aplicación de YouTube, encontró una lista de videos publicados en un canal llamado "Canciones para Sonny". Y en aquella lista estaban las doce canciones favoritas del pequeño en versiones hechas por su madre, sin más instrumento que una guitarra.
#LaHistoriaPlumosa:
Canciones para Sonny
(Playlist disponible en Spotify)
1. To be with you — Mr. Big
2. Thank you for loving me — Bon Jovi
3. We Believe — Good Charlotte
4. Iris — Goo Goo Dolls
5. Wake me up when September ends — Green Day
6. Wild World — Cat Stevens
7. Resistance — Muse
8. Yellow — Coldplay
9. Vermillion Part 2 — Slipknot
10. My Immortal — Evanescence
11. I don't wanna miss a thing — Aerosmith
12. Crimson Day — Avenged Sevenfold
Ante aquella sorpresa, Emeraude no pudo contener las lágrimas. Alastor tomó de nuevo el celular y le dio unos cuantos toques.
—Todos los videos fueron subidos en la semana anterior al accidente. Excepto este, quedó en cola, pero no pudo subirse el día que Clip murió. Creo que deberías verlo en privado.
Sin preocuparse por contener lo que sentía en ese momento, la cantante asintió, se levantó de la silla, corrió al camerino y se sentó en el sofá después de asegurar la puerta.
Después de unos minutos en los que se debatía entre tocar el botón de "Reproducir" y apagar el teléfono por miedo a revivir su tristeza, Emeraude se decidió a ver el único video que no había sido publicado en aquel sorpresivo canal de YouTube, y se encontró con el rostro sonriente de su novio, dispuesto a contar algo que lo llenaba de orgullo.
"Hola a todos... mi nombre es Clip Matheson, y soy el novio de la chica que han oído cantar en este canal. Esto es una sorpresa para ella, no sabe que la he grabado mientras le cantaba a Sonny, y los videos son parte de un regalo especial. No sé si han podido verlo, pero Emeraude es hermosa, dulce, talentosa y muy feliz. Y ese es solo el principio de las muchas cosas que amo de ella.
Creo que me extendería demasiado si empezara a hablar más de mi cantante favorita, pero si han visto estos videos, ustedes entenderán lo que trato de decir.
Probablemente ella va a enojarse si ve esto en internet, pero quería compartir con el mundo un poco de su talento. Y espero que algún día sea una gran estrella, porque tiene todo para serlo. Creo en ella, y sé que ha estado demasiado tiempo entre las sombras, pero ha sido por cosas que se han cruzado en su camino. Cosas hermosas e inesperadas, que la han convertido en la fantástica chica que es ahora.
Bueno, iré al punto. Hoy es una fecha especial. Es el día en que he decidido hacer realidad uno de mis sueños. Y no habría podido lograrlo sin que ella apareciera en mi camino. Quiero iniciar una familia, y sin ningún tipo de duda, estoy dispuesto a asegurar que Emeraude Blanchard es la chica indicada para eso. Emeraude... Mimi... te amo más que a nadie. Todo lo que hago es para ti y te mereces el mundo entero. Estoy enamorado de lo que eres y de cómo transformas todo a tu alrededor. Por eso quiero pedirte algo, y espero que me des una respuesta que nos haga felices a los dos.
Emeraude Blanchard, ¿aceptarías ser mi esposa?"
Consternada, Emeraude pausó el video antes de que se terminara completamente, y se quedó un buen rato repitiéndolo varias veces. Al cabo de unos instantes, escuchó que alguien tocaba la puerta.
—Emi, ¿estás bien?
Lyle, minutos antes, había visto correr a su amiga hacia el camerino y trató de averiguar lo que sucedía. Ella se recostó junto a la puerta y, sin abrirla, deslizó la mano por debajo para que su amigo la viera. Él puso su mano encima.
—Lyle... ¿sabías lo que planeaba Clip?
—Pues... él dijo una que otra cosa, pero el que se enteró de todo fue Braulio.
—Ese brasileño grandote es muy bueno guardando secretos.
—Sí... sabe miles de cosas que nosotros no podemos imaginar.
Emeraude puso la cabeza en la puerta y respiró hondo. Aun le costaba un poco de trabajo entender lo que sucedía. Afortunadamente, Lyle podía orientarla un poco.
—Emi, tienes que arreglar el asunto con Sánchez. No te ha dicho lo que quiere. No lo hagas esperar, si vino hasta aquí para hablar contigo, definitivamente es por algo importante.
—Vale. Ya salgo.
Después de ver el video de Clip unas cuantas veces más, la cantante se secó las lágrimas y salió del camerino al encuentro de Alastor y el profesor. Luego se sentó entre los dos.
—Profesor... Lucas... discúlpeme. Es que no me esperaba esto. Es un poco complicado. —el profesor Sánchez negó con la cabeza y le dio un sorbo a su vaso de vodka.
—No te preocupes. Alastor me puso al tanto de todo antes de irse con su novio. Creo que te comprendo un poco, una sorpresa de estas es difícil de digerir.
—Sin embargo fue algo inoportuno, no volverá a suceder. Ahora, yendo al punto... usted tenía algo para decirme. Soy toda oídos.
—Vale —él suspiró—. Emeraude... no solo soy profesor en la Universidad de Copper Grace. Soy productor musical cuando no estoy explicando las raíces del blues o tropezándome con los marcadores que dejo tirados en el suelo. He estado buscando nuevos talentos para un proyecto que tengo en mente desde hace varios años y... tu voz es perfecta para lo que quiero materializar.
—¿Habla en serio?
—Niña... tienes un instrumento que vale oro, y con el perdón de tu jefe, creo que aquí no explotas tu verdadera calidad de estrella. Me gustaría darte una oportunidad para construir tu carrera como cantante. ¿Qué dices?
Emeraude estaba tan impresionada y abrió tanto los ojos, que la cabeza le dolió por un par de segundos. Cuando se recobró, tomó un poco de aire y sonrió antes de exhalar por completo.
—Lucas, siempre imaginé este momento un poco diferente. Y me alegra que esté sucediendo. Me encantaría aceptar la propuesta, pero tengo un par de cosas por explicar antes de hacerlo. ¿Me lo permite?
—Claro que sí.
—No sé si Alastor se lo dijo, y creo que debió empezar por ahí... pero en este momento, tengo un pequeño problemita de salud. Dentro de lo que puede considerarse como "pequeño".
—Y eso es...
—Tengo un parásito en la garganta que no quiere dejarme tranquila.
—Oh... ya veo. —replicó el profesor luego de oír aquello tan inusual.
—Perdí la voz por un período de tiempo relativamente corto, y aunque la recuperé con una cirugía, aun estoy en terapia. Pero el pronóstico es muy positivo. En unos días tendré los resultados de mi último examen y espero que haya una buena noticia.
Brevemente, Emeraude le explicó al profesor lo que había tenido que pasar a causa de aquel gusano. Sánchez, un poco conmovido por lo que acababa de escuchar, asintió en silencio. Sin duda alguna, eso cambiaba un poco las cosas, pero no se preocupó.
—Vale, creo que puedes hacer lo que planeo. Eres muy buena en lo que haces, sé que todo saldrá bien. Déjame decirte que tu técnica es admirable. Cualquier otra persona habría tenido muchos problemas para cantar después de una cirugía y un tratamiento como ese, pero de alguna forma has sabido cuidarte.
—Gracias, Lucas. Trataré de mantenerme así.
—Eso lo sé, y confío en que así será. Otra cosa, los chicos con los que trabajas aquí... imagino que son buenos en lo que hacen también.
—Bastante.
—Me gustaría oírlos tocar. Y tal vez hacerlos parte del proyecto. ¿Crees que estén interesados? —la cantante asintió.
—Lo estarán, se lo aseguro. ¿Puedo demostrárselo?
—Claro, haz lo que tengas que hacer.
Emeraude se levantó de la mesa y se subió al escenario, donde sus compañeros se prepararon para tocar unas cuantas canciones después de una corta conversación motivacional. Mientras tanto, Sam los miraba desde la barra. Gretchen se acercó con una sonrisa que él le devolvió.
—¿Qué pasa? —ella le sirvió un vaso de cerveza mientras suspiraba tranquilamente.
—Nada raro, querido... es que me alegra ver que Emeraude por fin se dio cuenta de lo mucho que te necesita.
—Debió ser muy incómodo tratar de hablarle del tema y que ella no quisiera mencionarlo.
—Las primeras veces lo fue, después de un tiempo dejamos de insistir. Pero esa jovencita es bastante terca. Cuando tiene algo en la cabeza, nadie puede hacerla desistir. Bueno, solo Sonny, porque antes ni siquiera escuchaba a Clip.
—Sí... ella me lo explicó —el muchacho le dio un sorbo a su bebida—. La entiendo un poco, y aunque me perdí de varios momentos importantes, creo que llegué justo a tiempo para hacer bien las cosas.
—Vaya, alguien está feliz hoy.
—Tengo muchas razones para sentirme así.
Sam le dio un sorbo a su cerveza y giró la silla cuando Emeraude empezó a cantar. Aquella voz que lo cautivó desde la primera vez que la oyó era reconfortante, pues a pesar de que el parásito la había afectado, mantenía la misma actitud de años anteriores. El chico tatuado no pudo evitar sonreír ante el recuerdo de aquella noche en la que todo cambió para los dos, aunque para él hubiera sido algo tardío.
La cantante se colgó la guitarra al cuello mientras Charlie tomaba un corto descanso, y un par de canciones después, fue ella quien tuvo que sentarse un rato, al sentir un leve dolor de cabeza que la mareó un poco. De inmediato, Sam se acercó a ella y la tomó de la mano.
—Ems, ¿estás bien? —asintiendo, recibió de Harriet un vaso de agua y dio un pequeño sorbo.
—No es nada, Sammy. La doctora Murray dijo que sucedería de vez en cuando, por los medicamentos que aun tomo. Saldré por un poco de aire, ¿quieres acompañarme?
—Me encantaría.
Aun tomados de la mano, los dos salieron del bar y se sentaron en el banco de piedra. Hacía frío, por lo cual Sam se quitó la chaqueta y la usó para cubrir a Emeraude. Ella recostó su cabeza en el hombro de aquel chico con el que todavía no definía lo que pasaba entre los dos, pero era algo tan sólido, que no necesitaba ser explicado. Al menos no en ese momento.
—Sammy... ¿cuál es el plan ahora?
—¿Plan?
—Sí, el plan... tenemos muchas cosas por concretar, debes hablarle de Sonny a tu familia y a la gente que te conoce... va a ser una grandísima sorpresa. —el muchacho suspiró.
—Una cosa a la vez, Ems. Lo que más me preocupa en este momento es tu salud, y hasta que no te deshagas de ese bicho horrible, no pasaremos al siguiente asunto en la lista. ¿Te parece bien?
—Eh... sí. Si crees que es lo mejor...
—Debemos establecer prioridades. Las presentaciones familiares pueden esperar un poco. Quiero que te vean por primera vez como lo hice yo: sana, tranquila, sin preocupaciones... es mi deseo que conozcan la Emeraude Blanchard que me atrajo tanto cuando la conocí.
El chico tatuado rodeó a Emeraude con su brazo y le dio un beso en la frente. Ella suspiró levemente mientras trataba de disfrutar aquel momento como si nunca volviera a repetirse.
—Sammy, ¿y si nunca me curo?
—Lo harás. Eres más fuerte de lo que crees. Por lo que me has dicho, la doctora Murray ha hecho un excelente tratamiento contigo y no puedes ignorar eso. Tus amigos te apoyan, Sonny te apoya... yo lo hago. Vas a ver que en unos años, esta será una anécdota para contar mientras bebes una cerveza.
Emeraude sonrió. Sin importar lo que ella pensara, no podía dejar de lado los esfuerzos que todos a su alrededor habían hecho para hacerla sentir mejor, y de alguna forma, eso causaba un efecto muy positivo en ella.
—Es lindo que trates de animarme.
—Pero...
—No hay pero. De verdad aprecio que trates de mejorar un poco mi humor. No estás obligado a hacerlo, ¿sabes?
—Ems, soy más que consciente de eso. No trato de hacerte sentir mejor por cumplir con un deber, realmente lo hago porque quiero. Estar contigo es muy entretenido, y sé que sin importar lo que seamos tú y yo... nunca nos aburriremos el uno del otro. Te doy mi palabra de que no sucederá.
—Me alegra oírlo.
En aquel momento, habiendo aclarado un poco más los límites de lo que había entre ellos, Emeraude y Sam dejaron a un lado la necesidad de llenar el silencio, y la convirtieron en una oportunidad maravillosa para apreciar la inmensidad del cielo estrellado que los resguardaba en aquella noche cuyo brillo marcaba el final de un día que, para los dos, había sido más que perfecto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro