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IX: La alcachofa miniatura creció.

El pavo real es un símbolo solar relacionado con la belleza, la perfección, la inmortalidad, el paraíso, la sabiduría y la gloria.

—Muévete, ¡Ems! Tenemos que estar en el Luminuma en media hora.

—Déjame buscar algo de comer, Charlie. Aun no he desayunado.

—Por Odín, ¡es un hotel con barra libre de comida! Apúrate, no podemos llegar tarde.

Charlie estaba tan o más emocionado que Emeraude con lo que había ocurrido en el bar la noche anterior. Para él era muy gratificante el hecho de dictar clases de guitarra en el día cuando no estaba sobre un escenario, pero aquella satisfacción de crear música nunca había sido completa hasta el momento en que Lucas Sánchez apareció en el bar con una propuesta más que tentadora.

Ambos salieron de la casa de Arne directo a la desvencijada vagoneta del guitarrista, que funcionaba lo suficientemente bien como para transportar cualquier cosa que estuviera en su interior. Al llegar al Hotel Luminuma, el resto de la banda los esperaba.

—Buenas noches, Charles. —ironizó Lyle.

—Buenos días, su Bajeza —respondió Charlie devolviéndole el tono—. ¿Por qué no han entrado?

—No queríamos hacerlo sin ustedes, hay mucha gente aquí. —dijo Alex.

En efecto, un murmullo se apostó en el aire, y era causado por varias personas que se encontraban en el recibidor del hotel más lujoso de Copper Grace. De inmediato, Emeraude y sus compañeros de banda se unieron al resto de la gente. A medida que recorrían el lugar, encontraron unas cuantas caras conocidas que no habían visto en años y saludaron a algunos ex compañeros de proyectos anteriores, pero nada fue más impresionante que ver a una antigua amistad de Emeraude en aquel lugar.

—Ems, ¿eres tú? ¡Qué bueno verte!

La cantante se volteó al oír que una chica rubia la llamaba. Se le hacía muy familiar su cara, pero no podía recordar dónde la había visto, y era normal que hubiera sucedido, pues de hecho se conocían, pero las circunstancias de su último encuentro fueron muy distintas.

—¿Disculpa? —dijo la cantante extrañada.

—Ems, ¿en serio no me reconoces? Sé que he cambiado, pero no han pasado tantos años como para que olvides mis ojos.

Emeraude reparó de nuevo en el rostro de la chica, y notó que aquel par de ojos eran muy raros, pues uno de ellos era marrón y el otro era azul: tenía heterocromía.

Con ese pequeño detalle, recordó de inmediato al bajista de su banda escolar, solo que ya no era el Louie que ella conocía.

—¿Louie?

—Ya no, querida niña árbol —la chica sacudió su melena dorada—, soy Louise. Me hice una gran cirugía y ahora soy mujer.

Las dos chicas se abrazaron, emocionadas y sorprendidas.

—Oh, ¡por Dios! Lou, ¡te ves magnífica!

—Gracias, Ems... tú nunca cambias, el mismo brócoli salvaje de siempre.

—Me funciona esta apariencia, no veo la necesidad de dejarla —la cantante suspiró—. ¡Esto es lo que hacen diez años de no estar en contacto! De verdad me alegra mucho verte.

—También me alegra, pero necesito saber varias cosas con urgencia. ¿Qué hay contigo? Debe haber pasado algo genial con tu vida si estás aquí.

—Es una muy larga historia, luego te la contaré. Creo que necesitaremos unos vasos de vino para repasarla.

—Digo que sí al vino, cuando sea y donde sea.

—Oye, ¡Lulu! Vamos adentro, luego intercambias chismes. —un muchacho alto y delgado llamó a Louise, a lo que ambas chicas se adentraron más en la concurrida estancia.

Luego de unos minutos, cuando dieron las nueve de la mañana, el profesor Sánchez hizo acto de presencia para aplacar el murmullo reinante. Todos hicieron silencio para escuchar con atención al organizador de aquel evento.

—¡Buen día, músicos! Me alegra mucho ver tanto talento junto. Ahora, permítanme explicarles cómo va a ser esto —Sánchez respiró hondo antes de continuar—: varios de ustedes creen que ya vamos a empezar con las grabaciones de lo que sea tengan escrito, pero tengo que aclararlo antes de que se hagan ilusiones demasiado rápido. Esto es una audición que durará dos días y tocarán canciones que ya existen antes de presentar material original.

Arne le dio un suave codazo a Emeraude para que ella lo mirara. Ambos chocaron las manos discretamente mientras sonreían, pues les encantaba oír otras bandas y ser oídos. Era mucho más personal que enviar demos que tal vez no reflejaban la realidad de lo que mejor sabían hacer.

—Con ese punto aclarado —continuó el profesor—, voy a explicar cómo será esto. Hay diez bandas aquí, elegiremos tres para el proyecto. Ustedes no solo serán calificados por sus habilidades en el escenario, buscamos artistas completos. Que sepan lidiar con gente o situaciones inesperadas sin perder la calma, que solucionen problemas con rapidez y que no se dejen amedrentar por lo que suceda mientras estén tocando. Cada hora y media habrá cambio de jueces, ustedes tocarán una canción para cada grupo y el orden de aparición de las bandas cambiará de manera aleatoria en la siguiente ronda. Las personas que estarán sentadas detrás de la mesa compartirán sus anotaciones conmigo y en unas cuantas semanas las enviaré en un sobre sellado a la dirección que hayan escrito en el registro. Estoy seguro de que habrán visto a los jueces por ahí, así que les pido no alterarse.

Emeraude estuvo escuchando con atención hasta que, como un imán, su mirada fue atraída hacia un muchacho de larguísima cabellera negra lisa, piel tostada, largas cejas enmarcando un par de cautivadores ojos marrones y la sonrisa más dulce que conocía. No se le hizo extraño aquel personaje, pues al igual que a Louise, lo distinguía de varios años antes, pero el implacable paso del tiempo le había acentuado un atractivo muy particular que ya poseía.

—¿Vince? ¿Vince Acosta?

Al oír aquel nombre de parte de la cantante, el muchacho giró la cabeza. Reconociendo a quien lo llamaba, sonrió complacido y se acercó a Emeraude.

—Mírate ahora, Blanchardita... la alcachofa miniatura creció. —la joven soltó una risa nerviosa.

—No me llames alcachofa si no quieres que comience a decirte Vicente. Te lo dije muchas veces.

—Tendrás que cambiar tu carta para hacerme enojar, señorita. Eso ya no me molesta.

—Es mejor sin tantos corajes —Emeraude sonrió—. Ven, dame un abrazo.

Louise miraba confundida aquella escena, pero fue lo suficientemente discreta como para permanecer en silencio mientras presenciaba aquel reencuentro.

—Te ves hermosa como siempre, alcachofa.

—Sigues igual de... mexicano. —el muchacho rió.

—Soy más mexicano ahora, no me da pena salir a escena usando un sarape —los dos rieron—. ¿Vienes a la audición?

—Sí, voy a probar suerte —Louise iba a aprovechar el momento para irse de manera disimulada, pero Emeraude lo notó y la tomó de la muñeca para impedirlo—. Discúlpame por la falta de educación, te presento a Louise. Lou, él es Vince, el chico mexicano del que te hablé hace años. El que conocí en el conservatorio de música.

La chica rubia sonrió al recordar aquello y quiso jugarle una broma a su amiga.

—¿Tu amor platónico? —la cantante contuvo el aire. Vince rió.

—Gracias, Louise —replicó una nerviosa Emeraude—. Lograste guardar el secreto por doce años.

—No era tan secreto, Blanchardita —el mexicano suspiró—. Te atrapé mirándome fijamente muchas veces, pero no quise decir nada para evitarte una vergüenza.

De nada sirvió que él tratara de tranquilizarla, pues en cuestión de segundos, la cantante se sonrojó. Por unos instantes volvió a sentirse como esa adolescente que, embelesada, oía la voz de aquel chico que mezclaba a Slipknot con Montserrat Caballé y Antonio Aguilar entre las piezas musicales que escuchaba. Disfrutaba tanto la ópera como las rancheras y las múltiples variantes del heavy metal, lo que resultaba ser una combinación fascinante.

—Vale, Vince. Ya sé que tengo que aprender a disimular. No logro imaginar tu incomodidad en esos momentos.

—De hecho, se me hizo algo muy dulce —respondió Vince—. Fuiste la única que me hizo sentir incluido en las clases, los demás asumieron que no entendía lo que me decían y por eso me dejaban fuera de todo —el muchacho la tomó de la mano y sonrió—. Gracias por eso.

—Por nada. —Emeraude le devolvió la sonrisa.

Lyle se acercó a su compañera de banda y la sacó de su pequeño trance.

—Emi, tenemos que hablar de algo para el registro. Puedes venir conmigo, ¿por favor?

—Sí, claro —la cantante se dirigió a Vince y Louise—. Discúlpenme un momento, ya regreso.

La banda se reunió en una de las mesas del salón, donde Arne llenaba un formulario. El único espacio que faltaba por llenarse estaba marcado con el título "Nombre de la banda" y justo en ese momento, todos se dieron cuenta de que siempre les faltó algo importante.

—¿Cómo no se nos ocurrió antes? —preguntó Emeraude.

—Nunca fue una prioridad tenerlo —replicó Alex—, el bar era nuestro único escenario y allá no necesitábamos presentación.

—Bien, es hora de encontrarlo, y más vale que nos apuremos. —Lyle se cruzó de brazos.

—¿Alguien tiene ideas? —Charlie intervino.

—Denme cinco minutos —dijo Arne—, soy buenísimo nombrando cosas, esto no va a ser un problema para mí.

Pero diez minutos después de discutirlo, nadie estaba conforme con los nombres elegidos.

—No debería ser tan difícil, chicos —Charlie estaba un poco frustrado—. Tenemos muchas cosas en común, podemos nombrar la banda con alguna. No tiene que ser un nombre permanente, podemos usarlo solo por hoy.

—Ya, dame eso. —Alex tomó el papel y garabateó algo en el campo vacío. Ya no podía haber objeciones, y en realidad nadie las tenía luego de ver lo que estaba ahí escrito.

—Vale, se ve bien —Emeraude respiró hondo—. Es fácil de recordar, y no creo que haya otra banda con el mismo nombre.

"Just 4 2Day"

—Vamos —dijo Lyle—, Sánchez está pidiendo que entremos al salón de conferencias.

En la estancia se encontraban instalados varios instrumentos musicales que todavía olían a nuevo y esperaban ser tocados con maestría. Frente a ellos se ubicaban unas pequeñas gradas donde se sentarían los músicos esperando su turno para tocar, y al lado opuesto una mesa con tres sillas en las que ya se encontraban los primeros jurados.

Brandon Flowers, Lita Ford, Suzette Quintanilla.

—Charlie, ¿esto es en serio? ¡Lita Ford está junto a Brandon Flowers! —Emeraude, emocionada, sujetó el brazo de su compañero de banda. El muchacho asintió.

—Emi, Suzette Quintanilla me está mirando —el guitarrista sonrió con nerviosismo—, deja de apretar, me duele.

—Cálmense, chicos —pidió Alex—. Recuerden que nos bajan puntos por andar de groupies[10]. Más bien piensen en tocar una canción en español, tenemos que ganar puntos con Suzette.

—¿Sabemos alguna? —preguntó Lyle.

—Sí —dijo Alex—, la de Molotov que tuvimos que aprender cuando hubo fiesta de temática mexicana en el bar.

—Por Dios, ¡esa no! —protestó Emeraude—. Es divertida, pero demasiado vulgar para una audición. Podemos tocar una de Los Fabulosos Cadillacs, la que cantaron con Celia Cruz.

Cuando todos tomaron sus asientos, llamaron a la primera banda, que resultó ser la de Vince, y nadie se sorprendió al oír lo bien que sonaban. Todos estaban ahí por la misma razón, eran muy buenos en lo que hacían y sabían que iba a ser una competencia muy dura. El resto de las agrupaciones tocaron al mismo nivel, y Emeraude junto con sus amigos no fue la excepción. La primera ronda de jueces había terminado bastante bien.

Bret Michaels, Linda Perry, Leland Sklar.

Lyle estaba bastante nervioso, pues el último juez de la siguiente tanda era su bajista favorito. Emeraude lo sabía, y trató de hacerlo sentir mejor con un corto abrazo.

—Vamos con una canción que te sabes muy bien, no te preocupes.

—Puede ser la canción más fácil del mundo, Emi —se quejó Lyle—. Pero Nostradamus notará de inmediato si me equivoco.

—Te diría que tomaras un shot de vodka para calmarte, pero no quiero que te emborraches —bromeó Arne—, entonces con tres gotas será suficiente.

—¿Tu madre sabe que le hablas así a la gente de corta estatura como yo?

—Sí, fue por consejo de la tuya —el alemán sonrió—. Siéntate y respira un poco, al parecer tendremos que cambiar mucho de planes a lo largo del día, viene gente muy pesada.

Joe Perry, Sebastian Bach, Lars Ulrich.

Zack de la Rocha, Keith Richards, Shirley Manson.

Joan Jett, Paul Stanley, Trent Reznor.

Pete Townshend, Pat Benatar, Jimmy Page.

Alyssa White-Gluz, Adam Lambert, Bruce Dickinson.

La lista de estrellas siguió apareciendo y deslumbrando a los integrantes de las bandas que presentaban sus audiciones, y para cuando llegaron los últimos jueces del día, la euforia era generalizada. Todos estaban emocionados y haciéndolo muy bien, pero el momento del último cambio de jueces se vio ensombrecido para Emeraude, pues uno en particular, sin saberlo, le revivió recuerdos muy dolorosos.

Brian May, Corey Taylor, Lenny Kravitz.

Lenny Kravitz.

Clip Matheson y su fascinación con Lenny Kravitz.

—Dios mío —de inmediato, Charlie se acercó a la cantante y la abrazó—, Ems, respira hondo. Por favor, por favor...

Emeraude hizo un gran esfuerzo por contener las lágrimas, aunque no lo logró por mucho tiempo a pesar de haberlo intentado. Vince, que estaba sentado cerca de Arne, notó de inmediato lo que pasaba y decidió averiguar el porqué de aquello.

—Arne, si no es muy entrometido de mi parte... ¿podría saber por qué llora Blanchard?

—Verás—susurró el alemán—, Lenny Kravitz era el cantante favorito del novio de Emeraude, y todavía le cuesta recordarlo.

—Oh, ya veo —asintió el mexicano—. ¿Mala ruptura?

—Jamás habría sido eso. Accidente de tránsito, fue una muerte muy inesperada.

—Lo siento mucho. ¿Me permites hacer algo al respecto?

—Claro, no hay problema.

Afortunadamente, la banda de Vince se presentaba antes que la de Emeraude en esa ronda, así que el mexicano tomó una decisión que, aunque inusual, le daría un poco de tiempo para recuperarse a su antigua compañera de clase y le haría ganar la simpatía de todos los presentes en el lugar.

—Creo que voy a tener que pedir disculpas por esto, y no sé si esté permitido —habló el muchacho cuando sus compañeros de banda se acomodaron en los instrumentos—, pero siento que es algo que debo hacer. Blanchardita, ¿puedes venir?

Emeraude, que estaba demasiado ocupada sonándose la nariz y tratando de ocultar su llanto por lo que le removió en el corazón el recuerdo de Clip, levantó la cabeza en medio del desconcierto al ver que Vince le hacía una seña.

—¿Yo? —inquirió la joven luego de limpiarse.

—Sí, por favor —ella obedeció. El mexicano había hallado un gesto particularmente doloroso en ella, y le perturbaba verla con aquel semblante, así que la abrazó—. Ya me explicaron por qué estás así, y quiero hacerte sentir mejor, pero debes dejar que todo fluya. ¿Quieres cantar algo de Slipknot conmigo?

—¿Es en serio? —Emeraude replicó, extrañada.

—"I push my fingers into my eyes..."[11] —susurró Vince—. Puedes hacerlo, Blanchardita. Vamos.

—Vale, vale —la cantante respiró hondo y, sin más opciones, decidió aceptar. Después de todo, no tenía nada por perder—. Lo haré.

Luego de liberar un poco de tensión junto a Vince al cantar "Duality" de Slipknot, Emeraude se sintió mucho mejor. Y de alguna manera vio que devolver el favor era lo propio, así que cuando Just 4 2Day se presentó a tocar, la cantante se tomó una inusual atribución.

—Como lo hizo mi colega Vince, quisiera ofrecer una disculpa a los jueces, en especial al señor Lenny Kravitz —el aludido se acomodó en su silla—, porque hace rato tuve un momento de ansiedad y voy a intentar reducirlo hasta donde pueda. Soy una gran fan de ustedes y no será algo intencional si nuestro desempeño como banda se ve afectado por esto.

—¿Qué sucedió, señorita Blanchard? —preguntó un intrigado Brian May.

—Verá, señor May —respondió Emeraude mientras trataba de disimular la emoción que le confería el hecho de que alguien como él se dirigiera a ella—: mi novio... el amor de mi vida... era un gran fan de Lenny Kravitz. Hace un tiempo murió de manera inesperada, y he sufrido muchísimo su ausencia. Esto detona varias cosas que nadie en este recinto necesitaba ver de mí.

—Lamentamos mucho oír eso. —intervino Corey Taylor.

—Gracias, señor —dijo la cantante—. Sin embargo... pienso que fue inoportuno. Debido a eso el señor Acosta quiso compartir su luz conmigo, y lo agradezco. Pero quiero compartir la mía con él, porque ambos debemos esforzarnos al máximo hoy. Vince —Emeraude miró al mexicano—, ¿ya aprendiste algo de Sammy Hagar? Porque eso es lo que cantarás ahora.

Vince no lo pensó dos veces y saltó de su silla para dar junto a Emeraude una versión muy emotiva de "Why Can't This Be Love". No era la mejor canción de Van Halen, pero ambos cantantes la convirtieron en algo muy suyo, cosa que agradó tanto a los jueces como a las demás bandas participantes.

Luego del primer día de audiciones, todos estaban exhaustos. Resultó ser algo maravilloso que de parte de la organización del evento les obsequiaran a los músicos una noche con todos los gastos pagos en el hotel, pues varios estaban demasiado cansados como para volver esa misma noche a sus ciudades de origen, y aquello les venía bien. Había también habitaciones reservadas para Emeraude y sus compañeros de banda a pesar de que vivían a unos minutos de ahí, y aprovecharon para tomarlas al instante.

Bien entrada la noche, Emeraude llamó a Laetitia para contarle todo lo que había sucedido y para explicarle que ni ella ni Arne dormirían en casa esa noche, a lo que la chica de cabello violeta le deseó muchos éxitos para el día siguiente y prometió cuidar muy bien a Sonny. Justo antes de meterse a la cama, la cantante oyó un par de golpes en la puerta de su habitación. Eso le extrañó mucho, pues no esperaba visitas, y cuando abrió la puerta para ver quién era, no logró ocultar su sorpresa.

—Oye, ¿qué haces aquí? Nunca te dije el número de mi habitación.

—Tengo muchos contactos en esta ciudad, Emeraude Blanchard —respondió el visitante nocturno—. ¿Puedo pasar? Hoy no quiero dormir en mi cama.

[10] Groupies: Fans de una celebridad que siguen a dicha persona famosa a todas sus apariciones públicas.

[11] I push my fingers into my eyes: Primera línea de la canción "Duality" de la banda de heavy metal Slipknot.

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