🇫🇮🇳🇦🇱
Al ver sus acciones, Samuel tuvo la intención de dar un paso al frente para hacer razonar al estúpido de Wonho que parecía que estaba dejando a Hyungwon avergonzado frente a toda la gente que los estaba mirando desde hace rato, aunque la mayoría franceses que no entendían casi nada.
— Wonho... —le llamó el delgado con la preocupación tatuada en el rostro, pero el mayor no dijo nada.
Al contrario, llevó ambas manos al collar que tenía puesto y lo quitó para finalmente colocarlo en el delgado, dejando anonadados a sus padres y al propio Hyungwon que ya conocía el significado de aquella prenda, por lo que no pudo evitar sentirse abrumado por las sensaciones, queriendo incluso rechistar al acto que Wonho estaba haciendo, y en un lugar así. Pero Hoseok no iba a dejar que rechazara aquello tan importante para él, por lo que se adelantó a las palabras del francés.
— Hyungwon... Chae Hyungwon... —le llamó en un susurro mientras las traviesas lágrimas seguían resbalando por sus mejillas— La visa nos unió... —se rió levemente— Lastimosamente no fue el amor.
El menor lo miró con un nudo en la garganta.
— ¿Qué estás haciendo? —preguntó agobiado.
Wonho sonrió levemente.
— Entregando algo que no me pertence... —susurró tomando ambas manos del delgado— Hoy está ocurriendo todo lo que temí que ocurriría, huí tanto porque tenía miedo de llegar a esto, pero... —tragó con fuerza— Estando aquí, sintiendo como sostienes mi mano con fuerza, ya no tengo tanto miedo HyungHyung... —suspiró— Desde siempre fui una persona insegura, un tonto y a veces hasta inútil. Hice todo mal, empecé con el pie izquierdo contigo pero aunque parece que haya sido una jodida visa lo que nos unió, en realidad a mí me atrapó tu sonrisa y la forma en la que me cambiaste, y estuviste ahí para mí todo el tiempo. —confesó sin temor— Soy un asco en francés y lo sabes pero espero que se entienda... —carraspeó su garganta— Je t'aime, Chae Hyungwon... —los ojos del menor se abrieron con sorpresa al escuchar el perfecto francés con el que pronunció aquellas palabras tan significativas que lo atravesaron completo— Te amo más de lo que puedo expresarte en palabras. Y podría decírselo a todo el mundo. —en ese momento se volteó y miró a sus padres— Papá, Mamá... Amo a este chico más de lo que amaría cualquier cosa en la vida. —ambos padres lo miraron con una expresión de sorpresa inexplicable— Y sí, es un hombre pero es el mejor hombre que conocí en la vida.
La mano de Hyungwon tomó su antebrazo y lo obligó a voltear.
— Wonho, estás ebrio ¿verdad? —preguntó en susurros, preocupado por las futuras consecuencias de aquel momento— No tienes que hacer esto si no quieres, puedes esperar y cuando se llegue el momento correcto...
— Este es el momento correcto. —lo interrumpió con una sonrisa imborrable— Te amo, Chae Hyungwon. —le repitió— ¡Te amo, Chae Hyungwon! —gritó— ¡Je t'aime!
El agobiado Hyungwon lo miró fijamente, analizando de vez en cuando las expresiones de los progenitores de su esposo.
— Wonho... —le llamó suavemente.
El extranjero lo miró de nuevo y siguió sonriendo.
— Te amo. —volvió a decirle— Y quiero que sepas que si ahora mismo tomas ese avión, yo iré detrás de ti sin importar nada. —besó su mano y luego metió su mano libre en su bolsillo— Pero si te quedas... No te pediré que te cases conmigo, porque ya estamos casados. —sonrió felizmente— Tampoco pediré que no me dejes. —se sinceró— Te entregaré la muestra más grande de amor que puedo darte. —entonces, se puso de rodillas y de su bolsillo sacó un bonito candado con un par de adornos, personalizado incluso con sus iniciales, lo que sorprendió todavía más a Hyungwon— Por favor acompáñame a sellar este candado para siempre en el Pont des Arts, sobre el río Sena, y a caminar de la mano por el resto de nuestras vidas.
De repente las piernas de Hyungwon flaquearon. Su mente retrocedió en segundos hacia aquellos años pasados durante su adolescencia cuando soñana con aquello que llamaban amor. Su historia favorita siempre fue aquella que su abuela les contaba de niños, donde les narraba aquella vez donde su abuelo había jurado desde niño, que cuando creciera desposaría a la abuela, pidiéndole matrimonio con precisamente con un candado que compraría con su primer sueldo. Y así lo hizo.
No fue hasta la boda que compraron anillos para sellar su pacto, y aunque Wonho todavía no lo sabía, ambos estaban portando los anillos de sus abuelos. Creyó que aunque mantuviera eso en secreto hasta el día del divorcio, podría conformarse con tener el recuerdo de que el que una vez fue su esposo, haya usado las prendas significativas. Pero cuando Wonho le ofreció su propia joya significativa a él, enfrente de tantas personas, y le ofreció aquello que para él era la muestra más pura de amor, se dio cuenta que ya no quería ir a ningún lado.
Sin poder evitarlo, rompió en llanto y cayó de rodillas frente a Wonho, abrazándolo fuertemente y dejando en sus labios un desesperado beso, para finalmente echarse a llorar en su hombro.
Las personas alrededor habían mirado toda la escena en silencio, pero a esas alturas muchas ya estaban sonriendo sin poder evitarlo, las más sentimentales soltando lágrimas y el resto de repente empezó a aplaudir mientras miraban a ambos esposos abrazarse fuertemente y llorar en conjunto, regalándose de vez en cuando un par de besitos cortos. Entre todas las personas estaba Samuel, quien simplemente miró la escena en silencio y no fue hasta después de un rato que sonrió levemente. Abril por su cuenta, miró con un par de lágrimas saliendo de sus ojos sin que nadie supiera el motivo. Y en cuanto a los padres de Wonho, se miraron entre sí y sonrieron, abrazados.
Aquella noche pasaron tantas cosas que el interior de Wonho se sentía casi vacío después de sacar todo aquello que cargó por mucho tiempo. Después de liberarse de todo ese peso, casi sentía que podía flotar en el aire. Y ni siquiera sabía si era por el miedo de perder a Hyungwon o a su leve ebriedad que tuvo aquel arranque de valentía, pero era la mejor cosa que había hecho en su vida. Incluso quería golpearse a sí mismo por no haber hecho así algo antes.
Después de que Hyungwon rompiera en llanto pasó mucho tiempo para que se calmara. Wonho le ayudó a ponerse de pie y después de todo lo ocurrido, debían volver a casa. Todavía quedaba un montón de explicaciones por dar, pero abrazando a su HyungHyung incluso en el camino a casa, sentía que nada más importaba.
Sólo sabía que era un tonto en Francia, feliz de haber cometido todas las cagadas que lo llevaron a ese momento.
¡Y por él, las volvería a cometer mil veces más!
C̶a̶g̶a̶d̶a̶s̶ q̶u̶e̶ n̶o̶ d̶e̶b̶e̶s̶ c̶o̶m̶e̶t̶e̶r̶:̶
Si vives en el mundo real y no en la fantasía, sabrás que el amor a veces llega de maneras muy lindas. Pero que otras veces llega de
unas formas, no tan románticas (como cuando estas bien jodido e ilegal en un país extranjero). Es por eso que está bien cometer errores de vez en cuando, y lo que importa es aprender de ellos, y buscar siempre la felicidad.
Y por eso, más que una recopilación de las cagadas que no debes cometer en un país extranjero, esta se convirtió en una verdadera historia de amor...
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Y por fin, después de un año y poco más, finalmente llegamos al desenlace de esta extensa historia.
Realmente estoy muy nostálgica por ello, pero también feliz de poder darle un desenlace feliz a nuestros queridos personajes.
Sé que falta mucho por explicar, pero no se preocupen, todo será dicho entre el epílogo y un par de extras que tengo preparados por ahí.
Gracias por acompañarme en otra historia.
¡Nos leemos pronto!
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