❼⓿
Darse la vuelta, irse y dejarlo ser libre. O correr, aprisionarlo entre sus brazos y pedirle que se quede, aún sabiendo que podía ser rechazado y abandonado de igual manera.
¿Qué se supone que es lo correcto?
De repente sintió que le dolió el pecho y no pudo evitar llevar su mano hacia su corazón. Estaba claro que él no había hecho las cosas correctamente desde el principio, pero después de todo, su corazón estaba siendo sincero. Amaba a Hyungwon, aquel dolor le confirmaba esa verdad. Pero entonces, se dio cuenta de algo; todavía portaba consigo un objeto que no le pertenecía.
La cadena que colgaba de su cuello fue un regalo hermoso que le dio su abuelita antes de partir al cielo, con la indicación de que debía dárselo a la persona que se convirtiera en el amor de su vida. Se lo mencionó a Hyungwon en su momento, pero todavía no le había dicho que era él quien debía ser el nuevo dueño de esa significativa joya.
¡Debía entregárselo! No podía dejarlo ir.
No supo si fue por el alcohol, por la opresión del pecho al recordar la petición de su fallecida abuela o un arranque de valentía debido al miedo de perder a la única persona que había logrado hacer que quisiera comportarse y ser un hombre del cual enorgullecerse, pero corrió.
— ¡Hyungwon! —gritó antes de abalanzarse contra el delgado, haciéndole perder el equilibrio, casi tirándolo al suelo.
El menor que estaba siendo apresado entre aquellos fuertes brazos, no pudo hacer nada más que sorprenderse por lo repentino que fue ver a Wonho en ese lugar.
— W-Wonho... —le llamó casi en forma de regaño al notar las muchas miradas curiosas que estaban recibiendo gracias a la acción del mayor— ¡¿Qué haces aquí?! ¿No se suponía que estabas en...
El delgado tenía mucho para decir, pero la exasperación de Wonho podía más que su paciencia, por lo que besó sus labios suavemente para interrumpirlo, y luego comenzó a llorar en silencio en medio del beso.
— Hy-Hyungwon... —le llamó con un lastimero sonido, acunando su rostro con mucho cuidado— Mi HyungHyung... ¿Por qué me haces esto? —Hyungwon lo miró fijamente y aunque quiso hablar, un nudo se formó en su garganta al ver a Wonho de aquella manera— ¿Por qué quieres dejarme? ¿No soy un buen hombre para ti? —preguntó el adolorido Wonho buscando esconderse en el hueco entre el cuello y el hombro de su amado— ¿Creíste que no me iba a dar cuenta?
Los ojos de Hyungwon se humedecieron al escuchar su última pregunta.
— ¿De qué estás hablando? —preguntó fingiendo no saber.
Wonho no se despegó de su cuerpo, al contrario lo seguía apretando más hacia él, como si tuviera miedo de que alguien se lo fuera a arrancar.
— Aunque sabía que ibas a irte... —sollozó— Quería convencerte de que te quedaras y no tener que hacer esto, pero no me dejas opción... —se separó de él para verlo a la cara— Cuando llegué a casa y no te vi... —rompió en llanto de nuevo— HyungHyung, ¿por qué quieres dejarme solo? ¿No ves que soy muy torpe para estar sin ti?
El delgado soltó un largo suspiro y acarició la espalda del mayor, que se sobresaltaba de vez en cuando debido a sus cansados sollozos.
— Wonho, primero cálmate, ¿si? —susurró con ternura sin dejar de acariciarlo— Tomemos asiento en alguna parte y hablamos de ello.
Wonho negó reacio, temiendo que si aflojaba un poco su agarre, su HyungHyung iba a desaparecer de su lado.
— ¡No importa a donde vayas! —le sentenció— Voy a seguirte, p-porque tú me prometiste... —sollozó— que me dejarías estar contigo, incluso si no me quisieras cerca... —se aferró a él todavía más— ¡Y un hombre cumple sus promesas! —soltó un largo suspiro— No me culpes si te sigo incluso al otro lado del mundo.
De repente una sonrisa leve se formó en la boca de Hyungwon. Sabía que había tomado una decisión correcta y estaba feliz por ello.
— Mon amour... —le susurró limpiando suavemente las lágrimas que empapaban aquella dulce carita de bebé triste— En realidad, yo...
— Wonho. —le llamó una voz masculina desde atrás, sobresaltando a Hoseok, quien no pudo evitar despegarse de su esposo para voltear a ver al dueño de aquella ronca voz.
Los irritados ojos de Wonho se abrieron con sorpresa y aunque intentó hablar en un buen tiempo, nada podía salir de su boca debido al nudo en su garganta que se formó cuando vio a su padre a unos pasos de él, y a su madre al lado, viéndolo fijamente.
— Hoseok. —le llamó la mujer— Creo que nos debes una buena explicación.
Él miró a ambas personas y de nuevo su mente se fragmentó en un montón de pensamientos y sensaciones que amenazaban con hacerlo colapsar en cualquier momento. Pero aún cuando seguía mareado por sus pensamientos, llegaron a ellos Samuel y la mujer, agotados, como si los hubieran estado buscándolos. Y al encontrarlos parecieron igual de sorprendidos que él, por la situación que estaba enfrentando.
— Wonho, Hyungwon... —les llamó Samuel, bastante preocupado de que la situación se saliera de control, mientras que la mujer a su lado no sabía qué hacer o decir.
Fácilmente podrían fingir lo que se había pensado en un inicio, que Abril se hiciera pasar por su pareja, Hyungwon un viejo amigo y Samuel su pareja, pero estaba harto de todo, harto de fingir que no amaba con locura aquella persona que pese a la situación difícil no se escondió detrás de él, sino que se paró a su lado y sostuvo su mano con fuerza, como queriendo decirle que si caía, él lo sostendría a toda costa.
Por esa y más razones, Wonho tomó una decisión.
Tenía delante su mayor miedo, a las personas que amaba y podrían odiarlo por lo que hizo o por lo que no hizo, y a una persona que estuvo a punto de dejarlo pero que al final fue el único que le extendió una mano cuando necesitó.
Fue por eso que después de soltar un largo suspiro, se giró y mirando directamente a los ojos de Hyungwon, hizo que apartara su mano lentamente, dejándolo en total confusión.
Después de todo, cada quien es libre
de formar su propio camino mientras
avanza por la vida.
Cagadas que n̶o̶ debes cometer:
#70) Libérate.
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Nos leemos en el final
dentro de unas horas
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