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❺⓿ (🅴)

Su mirada se perdió en los ojos de Wonho que brillaban de aquella energética ilusión por una tontería que no estaba dispuesto a aceptar.

— No, no... —soltó una risita— No, Wonho. No voy a usar eso.

Se separó de él con un poco de molestia por haberlo hecho creer que la situación se debía a algo verdaderamente importante y no a una apuesta de la que ya no se acordaba.

— ¡HyungHyung! —suplicó Wonho abrazándolo para que no se separara de él de nuevo— lo prometiste, era una apuesta... —susurró en tono lastimero y seguramente haciendo algún puchero que el delgado no alcanzaba a ver gracias a que estaba siendo aprisionado por sus fuertes brazos.

Suspiró.

— He dicho que no, lo siento. —soltó con molestia, entonces al notarlo Wonho asintió y lo soltó.

Quería que Hyungwon cumpliera con la apuesta pero habían tenido demasiados momentos bonitos en esa fecha como para insistir y discutir por algo que no valía la pena. Sonrió con tranquilidad y asintió.

— Está bien. —volvió a suspirar verdaderamente apenado por acabar la situación de esa manera— Iré a ducharme primero.

Después del asentimiento de Hyungwon no esperó mucho más, simplemente tomó su toalla y se fue directo al cuarto de baño. Eso le daría suficiente tiempo para quitarse un poco el mal sabor de la desilusión y relajar su cansado cuerpo antes de dormir.

La ducha fue corta, pero lo suficientemente larga para quedar totalmente limpio y con la mente despejada. Cuando salió del cuarto de baño en su bata, notó que Hyungwon estaba sentado en la cama, parecía pensativo pero también estaba preparado para darse un baño, así que en cuanto se dio cuenta de su presencia, se levantó y se fue sin darle tiempo de decir nada.

A Wonho no le extrañaba esa actitud, conocía a Hyungwon demasiado bien como para saber que se sentía culpable de arruinar las cosas, pero no era así y se lo haría saber. No valía la pena que se pusiera triste por una tontería, él era demasiado sensible. Entonces decidió esperarlo para poder hablar.

Se sentó en la cama y buscó su cámara entre sus cosas, entonces comenzó a ver todas las fotos que había tomado en su escapada. Había de todo ahí. Suyas, de Hyungwon, juntos, distraídos, de comida, de paisajes. Sin duda había sido algo más que genial. Nunca había hecho algo así en su vida pero después de eso supo que podría repetirlo mil veces si se trataba de estar en la misma compañía.

Soltó un largo suspiro y su corazón latió con fuerza de tan sólo pensar en que había tenido momentos tan especiales con su esposo. Y no se sentía como un matrimonio de mentira, se sentía como algo real. Como suyo.

En ese momento miró a través de la ventana del hotel y no pudo evitar quedarse embobado con el paisaje de fondo. No era tan distinto al que tenían en el apartamento, pero ese día todo parecía brillar con más intensidad.

Sonrió contento sin motivo, buscó su celular y decidió poner música tranquila para ambientar el momento que parecía mágico y guiado aleatoriamente por la playlist que Dasom le había recomendado, Crush se escuchó con un característico tono calmado que lo hizo sentirse aún más relajado.

Volvió a tomar la cámara y se recostó apoyando uno de sus codos en la cama en busca de tener un buen ángulo hacia arriba, ajustó el lente para enfocar lo necesario y tomó la fotografía. Volvió a sentarse en la cama correctamente y ajustó el lente por segunda vez, entonces sacó otra hermosa foto jugando con el enfoque y las sombras de aquella vista. Y quien dice dos dice tres, así que volvió a retomar la cámara en busca de un tercer ángulo para el paisaje, pero cuando estaba enfocando lo necesario para capturar el momento, Hyungwon se cruzó frente a la cámara, o más bien se detuvo frente a ella.

Wonho continuó viendo a través del lente un momento más, pensando que iba a quitarse, pero cuando vio que el delgado no se movía, quitó la cámara lentamente de su rostro solo para encontrarse con algo que ni mil cámaras pudieron haberlo captado mejor que sus ojos. Hyungwon, su HyungHyung, su esposo, su chico, él. Con una de sus camisas que lo cubrían solo un poco más abajo de su entrepierna, estaba frente a él pero ese no era el verdadero espectáculo.

Lo mejor vino después cuando en total silencio la cámara le fue quitada de las manos con una suavidad que le daba escalofríos y finalmente fueron guiadas a otro sitio; más específicamente a un lugar poco más arriba de sus rodillas, donde el elástico de la prenda comenzaba y no tardó mucho en incitar a Wonho a hacer un tortuoso recorrido hacia arriba, por debajo de la camisa.

Wonho respiró con dificultad sin poder dejar de ver como sus manos se perdían por debajo de la tela blanca.

— HyungHyu... —susurró casi sin voz pero fue interrumpido por la delgada mano de Hyungwon posandose sobre su boca.

— Shh... —ordenó con una media sonrisa que le había descolocado hasta las neuronas.

Sin darse cuenta sus manos se habían quedado estáticas sobre el elástico y la tersa piel de las piernas del delgado. No sabía que le pasaba, es más, se desconocía a sí mismo. Estaba totalmente fuera de lugar, con el corazón desbocado y la mente vagando sabrá Dios donde.

Al ver la lucha que Wonho tenía consigo mismo amplió su sonrisa un poco más pero sin dejar de verlo de aquella manera coqueta que hacía que Wonho se cuestionara donde había quedado el Hyungwon tímido o el inseguro, incluso llegó a preguntarse por el Hyungwon molesto, porque no los veía por ningún lado.

En ese momento Hyungwon se acercó a él obligandolo a apoyarse sobre sus codos, pensó que iba a besarle la boca pero a los pocos segundos el menor hizo que la única prenda que lo cubría después del baño, resbalara de sus hombros dejando al descubierto desde sus hombros hasta su bien trabajado abdomen que Hyungwon no tardó en comerse con la mirada.

Se sentía extraño, como un tonto drogado. Totalmente embriagado y sin poder hacer nada más que ver como Hyungwon hacía lo que quisiera con él. Sabía que el delgado lo sabía porque una sonrisa traviesa se pintó en sus carnosos labios cuando una de sus manos se metió en la bata de Wonho y acabó por abrirla totalmente.

Un sonoro jadeó salió de su boca cuando siguió con la mirada el recorrido imaginario que el delgado hacia con sus dedos a través de su torso, seguido de un par de ruidosos besos en distintas partes de su abdomen, entre ellas el lunar que tenía muy cerca del ombligo. La imagen estaba matándolo y la música en el fondo no ayudaba, ya tenía una erección que no podía cubrir.

Hyungwon sonrió dando cortos besos contra su piel al escuchar su respiración agitarse, entonces comenzó a descender sin dejar de besar a Wonho provocandole más de un escalofrío, hasta que llegó a su miembro y lo tomó entre sus delgadas manos mirando directamente a Wonho, quien no podía apartar su mirada de cada movimiento que el delgado hacía.

¿A cuantas personas le había prohibido hacer eso que el delgado estaba haciendo a su antojo sin poder decir una palabra? O más bien, sin querer hablar.

¿Le negaría a Hyungwon algo como eso?

El delgado dio un corto beso en la punta y dibujó en su rostro una sonrisa tan tierna que sintió que le derretía el corazón.

La respuesta estaba clara; no iba a negarle nada a la persona que le había robado el corazón.

Sin esperar una aprobación, Hyungwon se acercó a él y comenzó a usar su boca para darle placer de una manera tan tortuosamente lenta que hizo a Wonho temblar levemente y cerrar los ojos. Tenía razón Samuel, nadie se comparaba a Hyungwon y sus benditos labios.

Mierda. Se acordó de ese imbécil en un momento así.

Abrió los ojos de nuevo intentando despejar su mente de aquellos pensamientos tontos y fue justo ese momento que Hyungwon aprovechó a profundizar los movimientos, haciendo que   Wonho se sobresaltara en la cama.

— ¡Mamma mia! —gruñó con voz ronca y con un acento italiano casi perfecto, provocando que Hyungwon arqueara una ceja con diversión. Después de procesar lo que había dicho frunció el ceño.

Al escuchar la tontería Hyungwon se rió aún teniendo el miembro en su boca lo que provocó que casi se atorara. Entonces lo soltó simplemente para soltar una gran carcajada por lo ridícula que se había vuelto la situación.

— Mierda, Wonho. Eres un entero matapasiones con todo y ropa. —bromeó sin poder dejar de reír, esta vez siendo acompañado por su esposo— Bueno, sin ropa también.

Wonho lo tomó por los hombros y lo ayudó a ponerse de pie nuevamente sin poder dejar de sonreír como un idiota. Estaba enternecido y excitado al mismo tiempo, deseando encontrar una palabra a aquella sensación que no podía describir más que como "amor sincero".

— Es tu culpa... —susurró haciendo un puchero, entonces Hyungwon asintió imitando su puchero— Menos mal que no estamos filmando una película porno sino seríamos despedidos —en ese momento Wonho se detuvo a ver con más detalle la imagen frente a él y volvió a llevar sus manos al liguero que asomaba por debajo de la camisa— sé que insistí mucho en que te pusieras esto... —suspiró confundiendo al delgado— pero ganas tengo de arrancartelo.

Al comprenderlo Hyungwon soltó una risita y se mordió el labio con coquetería, sin miedo a ser juzgado, sin pensar en más problemas, sin abstenerse de ser feliz.

— Entonces... —paseó sus manos por la camisa que aún tenía un par de botones puestos y fue quitandolos uno a uno con lentitud, hasta acabar con todos— ¿Por qué no lo haces?

En ese momento dejó la camisa resbalar de sus hombros y Wonho soltó un largo suspiro al verlo. Estaba perdiendo su cordura poco a poco.

¿Quién en su sano juicio no se sentiría un loco teniendo esa escena delante?

No tardó más que un par de segundos en atraer al delgado hacia él y comenzar a besar su plano abdomen arrancando suaves gemidos que acompañados de las caricias que le hacía a su cabello solo hacían que quisiera embriagarse de él aún más.

Sus traviesas manos aprovecharon a recorrer los muslos de Hyungwon y no reprimió ninguno de sus jadeos que soltaba contra la piel del menor cada vez que besaba y succionaba la delicada piel de su plano abdomen. Y así después de palpar con sus dedos casi cada centímetro de los muslos de Hyungwon guió sus manos hacia aquellos elásticos que le estorbaban para cumplir su cometido, entonces los quitó lentamente sin dejar de acariciar a su esposo.

Pero aquello no era suficiente, nada de Hyungwon lo sería nunca. Siempre quería más. Entonces disimuladamente tiró de él hasta que quedó sentado sobre su regazo muy cerca de su erección. Pero aquello no era lo que verdaderamente quería por él momento, pues moría por lamer esos pequeños y duros pezones que estaban frente a él, pero tampoco desaprovechó la oportunidad de abrirse paso por debajo de la ropa interior que Hyungwon aún portaba.

De verdad le estorbaba, así que comenzó bajarla lentamente para dejar libre aquella suave zona que moría por explorar.

Sin poder soportarlo mucho tiempo más buscó los labios de Hyungwon y se unieron en un beso desesperado que sólo aumentó el deseo de ambos que a esas alturas solo podían contraerse en busca de un poco de fricción.

Wonho se sentía un poco desesperado por aliviar un poco su deseo pero tenía miedo de dañar a Hyungwon por lo que le había dicho en la otra ocasión, sin embargo sabía que en esa ocasión no podría simplemente acabar con sus manos. Así que se separó de él y con una mirada suplicante y su respiración entrecortada lo miró fijamente.

— HyungHyung... —susurró con la voz demasiado ronca— yo... Necesito... —suspiró viendo la cara enrojecida del menor que tenia sus ojitos entrecerrados y respiraba por la boca debido a la excitación— quiero hacerte el amor. —concluyó.

Hyungwon lo vio fijamente por un par de segundos, no hubo una respuesta verbal, sin embargo un beso aclaró todas sus dudas presentes y las por haber. Fue un beso tierno en comparación al resto de lo que se habían dado en ese rato, era lento, tranquilo y la caricia en su mejilla era el complemento perfecto para decirle "soy tuyo" sin palabras.

En medio del beso sintió como sus manos eran guiadas a un nuevo destino, a uno que moría por explorar y que no dudó en hacerlo. Jamás había estado con un chico, pero no era necesario ese detalle para saber que debía tratar a su esposo como si fuera una flor, con amor y dulzura. Sin herirlo. Entonces sus manos comenzaron a hacer su labor con un enorme cuidado que al final no fue tan necesario. Hyungwon se había anticipado a la situación y parecía que se había preparado por su cuenta, incluso estaba lubricado y sobretodo necesitado de un contacto más íntimo.

Sonrió entre el beso ante el detalle y se separaron lentamente dejando sus frentes unidas. La respuesta no verbal fue mil veces mejor que decir un par de cosas. Sin embargo necesitaba estar seguro.

— ¿Puedo? —susurró sin abrir los ojos y sin despegar su frente, a lo que Hyungwon simplemente respondió con un leve asentimiento sin querer romper el aura que los envolvía.

Después de recibir una afirmación se encargó de eliminar de una vez por todas aquella prenda que tanto había insistido que su chico usara. No porque no le gustara, sino porque lo prefería así. Sin nada, suyo.

La ronda de besos volvió a comenzar, esta vez sintiendo sus erecciones rozar de vez en cuando, enviando alguna corriente eléctrica a través de su espina dorsal. El juego de sus lenguas se intensificaba y a juzgar por la manera en la que Wonho apretaba el trasero de Hyungwon o la forma en la que Hyungwon tiraba del cabello de Wonho, sabían que el otro estaba desesperado.

En un momento dado Wonho sintió como Hyungwon lo empujó por el pecho hasta hacerlo caer totalmente acostado sobre la cama y de nuevo obtuvo otra imagen digna de apreciar.

Se mordió el labio al ver a su Hyungwon de aquella manera, pero no lo hizo suave. Se mordió con fuerza porque necesitaba confirmarse a sí mismo que no estaba viviendo una fantasía de un sueño húmedo como cuando era adolescente. Necesitaba saber que era real, pero nada se lo confirmó mejor que su miembro siendo apretado en una pequeña cavidad húmeda y cálida que lo recibía con mucha lentitud.

Soltó un sonoro jadeo que fue opacado gracias al gemido ronco de Hyungwon quien sólo pudo mover la cabeza un poco hacia atrás, dándole a Wonho vistas demasiado increíbles pero que eran obstruidas por la blanca camisa que a esas alturas no le importaba.

No se contuvo y llevó sus manos al pecho de Hyungwon, abrió la camisa y la obligó a caer de los hombros del delgado para finalmente lanzarla lejos de ahí y disfrutar rozando con sus manos la tersa piel de quien amaba.

Suyo. Era suyo, no de Samuel.

Estaba suspirando por él, estaba desnudo para él, estaba gimiendo por él, estaba dejándose ser tocado por él. Sólo él, no Samuel ni nadie más en el puto universo.

Sus propios pensamientos le dieron escalofríos y no tardó en levantarse para penetrarlo un poco más fuerte, arrancando de él aquel lindo sonido que era como música para sus oídos. Quería más y más.

Invirtió sus posiciones y su mirada viajó a la unión de sus cuerpos. Su miembro introduciéndose lentamente en él, sus piernas abiertas para él, sus inquietas manos tocando sus marcados abdominales y su rostro... Su rostro era angelical, sus mejillas estaban rojas, respiraba agitado, su boca seguía entreabierta y con cada embestida cerraba los ojos al mismo tiempo que gemía debajo suyo. Su cabello estaba húmedo, no sabía si se trataba solo del agua de la ducha o también estaba sudando al igual que él, pero se veía bien. Ni en sus mejores sueños húmedos se imaginó haciendo el amor con una persona tan grandiosa y menos en París.

Se acercó a la boca del delgado y atrapó sus labios a pesar de que ya parecían estar un poco hinchados por tanto besarse. Acarició su cabello mientras sentía como las manos del delgado se paseaban libremente por su espalda y como sus piernas lo envolvían en busca de más. Entonces, supo que no había vuelta atrás. Su corazón decidía por él en cada una de sus acciones.

Estaba enamorado hasta la coronilla del chico francés de sonrisa bonita y no podía ocultarlo ni usando máscara.

Dio cortos besos en todo el rostro de él y finalmente besó su cuello sin privarse del derecho de lamer y succionar a su antojo aquella pálida piel mientras escuchaba en su oído los sonoros gemidos que su esposo soltaba al unísono con el morboso sonido de sus pieles chocando en cada embestida.

Se separó una vez más para ver a su chico y parecía estar al borde de un inminente orgasmo, incluso su piel se erizaba en reiteradas ocasiones. Amaba cada momento, cada roce, casa sentimiento, cada sonido. Sentía que todo era perfecto a su manera y se estaba encargando de guardar muy bien esa imagen en su mente. Sin embargo ya era tiempo de darle a su esposo su ansiado alivio, así que se irguió quedando de rodillas en la cama y sin necesitar una confirmación, tomó su erecto miembro entre sus manos y comenzó a masajearlo sin bajar la intensidad de sus embestidas que en esa posición parecían dar certeramente en el punto correcto.

Las uñas de Hyungwon se clavaron en sus piernas y comenzó a hiperventilar, delatando lo mucho que aquella acción lo alteraba.

— HyungHyung... —susurró Wonho con un hilo de voz escuchando que los gemidos de Hyungwon habían aumentado su volumen y sus piernas se contraían intentando cerrarse, pero siendo abiertas nuevamente por la mano libre de Wonho— Hyungwon...

El delgado no sabía si era la voz de Wonho, la estimulación o que cada embestida daba directamente en su punto estimulante, pero no podía soportarlo mucho más.

— Wonho... —jadeó en respuesta— Wonho, yo... —de repente su cuerpo entero tuvo un leve temblor y se contrajo para finalmente explotar en un fuerte orgasmo que manchó inevitablemente su abdomen.

Al mismo tiempo Wonho sentía su miembro ser apretado aún más y tampoco lo soportó por mucho tiempo. Entonces también se derramó sobre Hyungwon.

Y fue en ese momento cuando otra preciosa imagen estuvo enfrente suyo. Hyungwon, su chico, tenía el pelo humedo pegado a la frente, su respiración seguía igual de agitada, una de sus manos cubría sus ojos con cansancio mientras que la otra estaba unida a la suya como si quisiera que nunca lo soltara y en cuanto salió de él sus piernas se cerraron haciendo más notable el pequeño temblor que seguía presente en sus rodillas.

Intentó fingir que aquello no le estaba derritiendo el alma, buscó papel y lo limpió muy bien, pero es que no podía callarse por más tiempo.

Se abalanzó contra el delgado y lo estrechó en sus brazos como si alguien fuera a arrebatarselo. Acarició su húmedo cabello y repartió besos por todos los lugares que pudo. Y así, antes de que Hyungwon pudiera siquiera entender el porqué de la repentina acción, soltó las benditas palabras que habían estado luchando por salir de su boca durante todo el día.

Te amo, Hyungwon. Te amo demasiado...

Cagadas que no debes cometer:

#50) No hagas el amor con él.

Ese acto puede significar mucho
más de lo que crees.


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