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El delgado se paralizó al escuchar aquellas palabras saliendo de la boca de Wonho.
Definitivamente no era una buena señal en lo absoluto.
Debía detener la conversación inmediatamente, dejó las comidas en el suelo y abrió la puerta del tirón sin importarle mucho el hecho de que irrumpió irrespetuosamente en el lugar.
Pero aún tenía la excusa de que era su apartamento ¿no?
Todos voltearon hacia él cuando ingresó y tomó el brazo de Wonho.
— Ven, vamos a comer —comenzó a tirar de Wonho llevándolo casi arrastrado hacia afuera— adiós papá, adiós Wooji.
Ambos adultos lo miraron con el ceño fruncido y sin esperar nada más cerró la puerta tras ellos. Pero Wonho se soltó del agarre y lo miró totalmente en shock.
— HyungHyung... —el delgado se detuvo ante el llamado de su esposo— ¿Cómo es que...? —se quedó pensativo y silencioso por un par de segundos hasta que de repente explotó sin asimilar la realidad— ¡¿Cómo es posible que tu papá sea mi suegro?!
Rápidamente Hyungwon le tapó la boca con la mano y después de recoger la comida se lo llevó por el pasillo hacia las escaleras y se detuvo allí.
— No hables tan fuerte. —masculló mirando en dirección al apartamento— ¿Qué esperabas? ¿Qué mi padre fuera tu hijo, o qué?
Wonho negó y se dio un golpe en la mejilla.
— No. O sea... —se agarró el cabello con frustración— tu papá...
Hyungwon suspiró entendiéndolo, entonces acunó su cara.
— Escucha, sé que te debo una explicación. —suspiró lanzando una mirada en dirección al apartamento nuevamente— Pero... ¿Quieres tener esa platica ahora?
Hizo un puchero con tristeza y Wonho no sabía que responder, en realidad no esperó tener ese tipo de plática nunca pero comprendía lo que quería decir.
— En realidad... —suspiró agobiado— no lo sé.
Hyungwon tomó la comida en su mano izquierda y extendió la derecha hacia él.
— ¿Y si mejor nos escapamos a algún lugar de Francia en donde no nos encuentren? —sonrió— Al menos por hoy.
Wonho miró su mano y luego lo miró fijamente a los ojos, no había una pizca de broma en sus palabras.
¿Siquiera valía la pena analizar esa pregunta? La respuesta estaba más que clara.
Tomó la mano de Hyungwon y en cuanto escucharon la puerta de un apartamento abrirse corrieron escaleras abajo como un par de niños traviesos.
— ¡Corre, Hyungwon! —soltó entre risas al ver que el menor se cansaba con más facilidad que él.
Ambos llegaron abajo y Hyungwon le entregó los recipientes de comida en las manos para dedicarse a encender su motocicleta que por suerte aún estaba estacionada frente a la cafetería.
— ¡Sube, rápido! —le gritó, por lo que Wonho se apresuró a subir a la motocicleta.
— ¡Mierda, olvidé los cascos! —se dio un golpe en la frente al recordarlo.
Hyungwon se rió y aceleró la motocicleta sin moverse de lugar.
— Si vamos a ser ilegales, vamos a hacerlo bien ¿no? —sonrió y volteó para ver a su asustado esposo— ¿estas dispuesto a morir por mi?
Wonho se rió por el uso de aquella frase cliché, pero gracias a eso se relajó y suspiró para responder a esa pregunta como se debía.
— Estoy dispuesto a vivir por ti. —puso una mano en su pecho como si estuviera participando en la obra de Romeo y Julieta.
Entonces Hyungwon rodó los ojos.
— Dios, eres patético a veces... —soltó una carcajada y al mismo tiempo aceleró la motocicleta para finalmente irse de allí.
O más bien, escaparse.
Wonho no recordaba la última vez que fue feliz con tan poco, pero podía decir que allí dejando que su rostro fuera iluminado por las farolas de las transitadas calles de París, la brisa fresca golpeando su rostro desnudo, el olor a ramen saliendo de los recipientes y el cabello de Hyungwon meciéndose a merced del viento con total libertad, precisamente allí y en ese momento era feliz.
— Soy patético, pero feliz. —susurró para que Hyungwon no pudiera escucharlo, entonces extendió sus brazos al aire y gritó con emoción— ¡Soy patético!
Hyungwon se rió ante su comentario sin embargo, también estaba feliz con el patético que estaba con él.
Condujo por un par de minutos más hasta que llegó a un lugar muy amplio y se estacionó allí.
— Bienvenido al parque de la Villette... —informó y se bajó de la motocicleta después de Wonho.
El mayor frunció el ceño después de echar un vistazo por todo el lugar.
— ¿Un parque que cerró hace unas dos horas? —Hyungwon se rió— Vas en serio con lo de ser ilegales, ¿no?
El delgado le arrebató la bolsa con los recipientes.
— ¡Ja! Lento... —comenzó a correr en dirección al parque sin mirar atrás.
Wonho reaccionó al darse cuenta de su juego y sin más remedio comenzó a correr detrás de él.
Saltaron un par de vallas y finalmente estaban dentro del parque, pero Hyungwon aún tenía la delantera gracias a sus largas piernas.
Lastimosamente tenía mucho menos resistencia que su esposo y terminó casándose y bajando la velocidad, entonces Wonho aprovechó el momento y lo atrapó por detrás.
— ¡Te alcancé, perdedor! —el delgado comenzó a reír por la reciente descarga de adrenalina— perdedor, dame mi ramen.
Intentó quitarle los recipientes, sin embargo el delgado no se lo permitía aún estando inmovilizado.
— ¡Nunca! —se rió levantando la bolsa lo más que pudo— Hasta que la alcances, enano.
Forjecearon un poco más, entonces Wonho tuvo una idea que no dudó en llevar a cabo, soltó un poco la delgada cintura de Hyungwon pero instantáneamente comenzó a hacer cosquillas sobre su plano abdomen.
— ¡Ríete todo lo que quieras! —Hyungwon se estremeció ante las cosquillas y comenzó a reír a carcajadas mientras se retorcía con la intención de zafarse del dulce castigo de reírse.
— ¡Detente! —se encogió mientras reía— ¡Detente, me rindo!
En ese momento Wonho se detuvo y el débil cuerpo de Hyungwon se sentó en el suelo visiblemente afectado por el ataque de las cosquillas.
Wonho sonrió orgulloso y se agachó para recoger los recipientes.
— Admite que yo gané. —susurró frente al agitado Hyungwon— Admite que por muy bueno que seas... —estiró sus manos hacia la bolsa— yo me quedaré con est...
Su frase se quedó sin terminar repentinamente cuando los labios del delgado se posaron sobre los suyos por segunda vez en el día.
Dos veces, en un mismo día... No era un sueño ¿verdad?
Este beso era un poco acelerado, no se sentía como nubes rosas, mientras degustaba los labios de Hyungwon de esa manera pensaba en rojo, como un vino tinto.
Hyungwon comenzó a ponerse de pie e inconscientemente él imitó su acción con tal de no cortar el beso que sin darse cuenta estaba siendo tan intenso como el sabor de un chocolate negro.
Ambas manos de Hyungwon rodearon su cuello y acariciaban su cabello sin vergüenza alguna, entonces sus manos se posaron en él, paseándose en su delgado cuerpo a su antojo.
¿Alguna vez había tocado a Hyungwon de manera tan descarada?
No sabía, pero si no lo había hecho antes era un tonto, un tontísimo porque esa pequeña cintura parecía ser el lugar más feliz de la tierra y si resbalaba su mano un poco más sentía que llegaba al paraíso.
Su paraíso.
Respiraba con dificultad y sinceramente no estaba pensando claramente cuando Hyungwon comenzó a caminar lentamente hacia algún lugar sin cortar el beso.
Entonces mientras caminaba hacia atrás sintió su pie topar con algo que supo por instinto que se trataba de una fuente ya que pudo escuchar el agua cayendo tranquilamente a sus espaldas.
Sin pensarlo tomó asiento en la orilla y tiró de Hyungwon para sentarlo sobre su regazo, a lo que el menor no se rehusó.
Y allí teniéndolo sobre él sentía que podía desfallecer en cualquier momento, entre más tenía de Hyungwon, más quería.
Pero repentinamente el beso fue cortado y él miró con confusión hacia Hyungwon.
— Perdedor... —susurró el sonriente Hyungwon hacia el confuso Wonho.
Entonces el delgado se puso de pie y en un rápido movimiento empujó a Wonho quien no pudo detenerse de ninguna manera y cayó de espaldas hacia el agua fría de la fuente.
— ¡Por mi madre en tanga, Hyungwon! —gritó con molestia, provocando que el delgado explotara en una ruidosa carcajada mientras él se ponía de pie después de la aparatosa caída— ¡Ah! —se sacudió inutilmente el traje mientras salía de la fuente— ¿Cómo se dice quiero mandarte a la mierda, en francés?
Hyungwon estaba en el suelo por culpa de la inevitable risa.
— Basta... —volvió a reírse con fuerza y se puso de pie con dificultad— pensé que no ibas a caerte... Por Dios...
Le sacudió la ropa inutilmente y Wonho lo miró con seriedad debido al frío que estaba sintiendo en ese momento.
— Pensé que tu plan de escape era divertido... —gruñó quitándose la chaqueta y sacudiéndola mientras tomaba asiento a la orilla de la fuente nuevamente— Ahora se me están congelando las pelotas por tu culpa.
Hyungwon se rió una última vez y tomó asiento a su lado.
— Lo siento... —acercó la comida— Espera, voy a darte un poco de calor.
El delgado se puso de pie y el arqueó una ceja pensando en su próxima broma.
— ¿Qué? ¿Me las vas a calentar? —el delgado se puso como un tomate al escuchar la pregunta y automáticamente fue Wonho quien rompió en una carcajada— Dios, eres tan expresivo...
Hyungwon bufó y se quitó la chaqueta.
— Yo solo iba a darte la chaqueta... —masculló entregandosela para finalmente tomar asiento y tomar el recipiente de comida— supongo que ahora tendremos que volver rápido.
Suspiró con tristeza y Wonho asintió tomando el otro recipiente de comida.
— Así es. —comenzó a comer el delicioso ramen después de tanto sufrimiento por obtenerlo— Y aunque no tuviera las pelotas congeladas igual tendríamos que volver pronto. Mañana debo trabajar, así que no teníamos opción.
Hyungwon suspiró mientras comía.
— Yo había pensado que... —cortó su propia frase y negó.
Entonces Wonho lo miró curioso.
— ¿Un hotel? —el delgado asintió con un poco de vergüenza, entonces Wonho le revolvió el cabello con empatia— HyungHyung... Si no quieres tener la conversación está bien. Yo solo estaba sorprendido, supongo que tienes tus motivos. —el francés asintió— Entonces la dejas para luego. Tranquilo.
Hyungwon sonrió levemente y suspiró.
— ¿Crees que aún estén allí? —preguntó preocupado mientras miraba a Wonho.
El mayor miró su reloj con detenimiento y luego negó.
— Mi madre suele dormir temprano, así que seguramente se haya ido a su hotel. —hizo una breve pausa— Sobre tu padre, no lo sé... Supongo que si no hay nadie no hay razón para seguir allí, ¿no crees?
Hyungwon asintió.
— Es alguien muy ocupado, supongo que no tendrá mucho tiempo para desperdiciar. —se encogió de hombros dejando el recipiente en un contenedor de basura cercano.
Wonho asintió e imitó su acción.
— Supongo que de igual manera los problemas no se pueden evitar. —se encogió de hombros también— Así que... Es mejor de que nos vayamos antes que sufra una hipotermia.
Hyungwon se rió.
— Oh por Dios, había olvidado que me casé con el rey del drama... —rodó los ojos y comenzó a caminar de regreso a motocicleta.
Wonho sonrió y lo detuvo por el brazo.
— HyungHyung... —miró sus carnosos labios una vez más— Yo quería decir que... —pasó su dedo por el contorno de su boca y sonrió al no poder expresar lo que realmente quería decir— Gracias por la cena y por este momento de risas. Lo necesitaba.
Hyungwon asintió levemente y sonrió.
— De nada... —retomó su camino hacia la motocicleta y subió junto a Wonho.
Era extraño.
Cada momento de esos, en donde solo eran ellos dos, parecía que todo a su alrededor estaba bien, las luces de París parecían más vivas e incluso las canciones pegajosas resultaban agradables.
Pero cuando cada uno de esos momentos se acercaba a su fin, les dejaba un mal sabor de boca, algo en su pecho que deseaba intensamente que nunca se acabaran.
Retomaron el camino a casa en silencio.
Y de pronto Wonho vio que las farolas lucían más apagadas, que el olor a ramen ya no estaba, el aire estaba demasiado frío y el cabello de Hyungwon ya no se movía con tanta libertad.
Al llegar simplemente bajaron de la motocicleta en silencio y subieron al apartamento, entonces en cuanto abrieron la puerta fueron recibidos por las miradas de tres personas.
Dasom, Wooji y el padre de los gemelos.
— Hyungwon... Wonho... —les llamó el hombre con mucha seriedad— tenemos que hablar.
La típica frase que te pone los pelos de punta.
Cagadas que no debes cometer:
#31) Nunca dejes la realidad para más tarde.
La felicidad es momentánea.
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