❶❸
Bajó las escaleras a toda prisa, intentando alcanzar al molesto Hyungwon.
Pero su intento fue en vano, porque antes de que se diera cuenta, Hyungwon subió a la barandilla y se tiró a las escaleras de más abajo, ahorrándose alrededor de 30 pasos.
— ¡Hyungwon! —su respiración seguía agitada, no iba a rendirse tan fácil.
Llegaron a la salida del lugar y lo vio subir a su motocicleta rápidamente, él parecía realmente enfadado.
— Toma un taxi... —soltó fríamente sin siquiera mirarlo y puso en marcha la motocicleta, quizá de una manera más exagerada que de costumbre.
Wonho agradeció que por fortuna, un taxi estaba justo detrás de él, así que corrió al taxi, le mostró la dirección de los apartamentos y le pidió al taxista a través de señas y con un poco de ayuda del a traductor, que llegara lo más pronto posible, alegando que tenia una emergencia.
Afortunadamente el inteligente hombre logró captar su mensaje e hizo exactamente lo que Wonho le pidió.
Al llegar al estacionamiento del edificio donde residían, pagó al amable hombre y se bajó corriendo.
Notó que la motocicleta de Hyungwon estaba muy bien aparcada, lo que significaba que el molesto muchacho se tomó su tiempo en hacerlo, por lo tanto no estaba tan lejos.
Subió las escaleras como un loco y como si de una visión del cielo se tratase, Hyungwon estaba abriendo la puerta de su apartamento con mucha prisa.
— Hyungwon, para de huir... —muy agitado continuó subiendo el resto de las escaleras, pero el francés parecía no querer prestarle atención, entonces tomó su última fuerza y se abalanzó contra el delgado al mismo tiempo que él abría la puerta.
Ambas acciones provocaron que ambos perdieran el equilibro, pero por fortuna Hyungwon desvió su peso y pudo detenerse contra una pared.
Lo que Hyungwon no pensó, es que al desviar su peso, iba a arrastrar el de Wonho consigo, quedando totalmente acorralado.
Para cuando quiso darse cuenta, los fuertes brazos de Wonho presionaban los suyos contra la pared que tenía detrás, dentro de su apartamento.
— ¿Qué demonios quieres? —cuestionó en un tono muy molesto.
Wonho suspiró.
— Que me digas el motivo de tu molestia... —lo miró fijamente pero Hyungwon no tenía la intención de hablar, solo quería safarze del agarre.
— Sueltame y vete de mi apartamento, ahora... —hizo un movimiento brusco para soltarse, pero Wonho lo tomó con más fuerza, esta vez usando todo su cuerpo para inmovilizarlo contra la pared.
La situación pasó de ser una totalmente molesta a una verdaderamente intimidante.
El agitado Wonho respiraba irregularmente a 5 centímetros de su cara, mientras que literalmente sus cuerpos estaban unidos, no había ni siquiera un centímetro de distancia entre ellos.
El enojo y la molestia de Hyungwon se esfumaron rápidamente, dejando en su ausencia un terrible sonrojo que por fortuna, gracias a la poca claridad de la habitación, Wonho no había notado.
— Hyungwon... —suspiró con cansancio por su reciente persecución— sé que he sido un tonto... —mencionó y agachó su cabeza.
De repente Hyungwon quizo molestarlo.
— Y un imbécil... —al escucharlo Wonho sonrió y asintió.
— Y un imbécil... —repitió.
Iba a seguir hablando, pero Hyungwon lo interrumpió porque sintió que aún no era suficiente descripción para su discurso.
— Y un estúpido... —agregó.
— Y un estúpido, pero... —Wonho volvió a admitir.
— Y un idiota —Hyungwon volvió a interrumpirlo, esta vez también soltando una una carcajada.
— ¡Bueno, ya! —alegó cansado— No hace falta que seas tan cruel... —suspiró con sus frágiles sentimientos heridos por causa del delgado— y sé que ese es el lado que conoces de mi, piensas que soy un irresponsable también y no te culpo, te lo he demostrado en todo su esplendor... —negó levemente con su cabeza, avergonzado de admitir algo así— pero a pesar de que he sido un cobarde en muchas ocasiones, hoy quiero decir algo valiente... Tengo miedo Hyungwon.
El sorprendido Hyungwon lo miró fijamente, borrando todo rastro de burla de su rostro casi de inmediato.
— ¿Qué... —susurró sin poder terminar su pregunta.
El mayor no esperó a que terminara, quería ser sincero y lo diría justo en ese momento que tenía un arranque de valentía.
— Tengo miedo de muchas cosas últimamente... Me da miedo el futuro, la responsabilidad... —suspiró agobiado— pero tengo más miedo de que algún día vuelva a mi país frente a mi padre, siendo aquella persona tonta, imbécil, estúpida, idiota e irresponsable que conociste... —miró a Hyungwon, al borde de las lágrimas— tengo miedo de fallar y por eso siempre fallo, también tengo miedo de no volver a verte nunca más y... Sé que te pido mucho, pero... —suspiró de nuevo, dudoso— te necesito Hyungwon, necesito tu ayuda...
— Wonho... —el delgado agachó la cabeza para evitar su triste mirada— yo...
La desesperación se notó en el rostro del mayor ante la duda reflejada en el rostro del francés.
— Dime qué quieres que haga a cambio de este favor... Yo... Yo puedo usar todos los atuendos que gustes, yo puedo acompañarte todo el tiempo... Yo puedo cumplir todas tus condiciones —soltó sus brazos y acunó su cara inconscientemente— puedo ser más cuidadoso o detallista si así lo prefieres... Puedo intentar ser un mejor amigo o pagarte lo que gustes... —sin saberlo, una lagrima recorrió su mejilla derecha, reflejada por la tenue luz de la única lámpara que había en la habitación, ante la atenta mirada de Hyungwon— puedo ser mejor que esto Hyungwon... Lo de hace un rato no lo hice para molestarte, pedí que nos inscribieran precisamente por eso... Quiero que sepas que yo soy capaz de hacer esto y más en agradecimiento a lo que tú hagas por mi... —suspiró profundamente otra vez y apoyó su cabeza en el hombro izquierdo de Hyungwon— solo ayúdame... Estoy cansado... Dame una oportunidad...
Hyungwon miró su alrededor, aún sintiendo todo el cuerpo de Wonho contra el suyo, pero está vez ya no estaba siendo acorralado, inconscientemente se había quedado allí con su propio consentimiento.
— Wonho... —levantó su mano derecha con la intención de apartar a Wonho suavemente, pero cuando su mano se posó en el hombro del mayor, no pudo hacerlo.
En cambio, Wonho separó su cara del hombro de Hyungwon y miró aquella suave mano que se había posado sobre él.
Entonces la tomó entre las suyas.
— ¿Puedo hacerlo de la forma correcta? —sonrió entre lágrimas y Hyungwon frunció el ceño en señal de confusión.
— ¿A que te ref... —mucho antes de que pudiera terminar de hacer su pregunta, su propia boca se detuvo y se quedó estupefacto mientras un violento color rojizo se apoderaba de su cara y estaba muy seguro de que no era por el frío.
Frente a él, Wonho simplemente decidió arrodillarse mientras tomaba su mano con suavidad, como si fuera algo real.
— Chae Hyungwon... —el corazón de Hyungwon casi salía de su pecho con tan solo escuchar su nombre dicho de esa manera.
Por muchos años había fantaseado con la posibilidad de que alguien hiciera algo como eso, quizá en un lugar más romántico y por una razón real.
Pero sin importar las condiciones, estaba sucediendo y había entrado en un remolino de sensaciones extrañas.
— Wonho, no... —intentó apartar su mano de la de Wonho pero él lo detuvo.
— Sé que a ti te gustan estas cosas... —sonrió entre lágrimas— así que déjame hacerlo... Por favor...
Lo miró de forma tan suplicante que Hyungwon no tuvo otro remedio que ceder.
— E-está bien... —tapó parcialmente su rostro con su mano libre mientras aún sentía el suave tacto de la mano de Wonho sosteniendo la suya.
— Chae Hyungwon... —sonrió levemente— eres el único que alguna vez se ha preocupado verdaderamente por mi... Y créeme que estoy más que agradecido por todo, por tu manera de ser conmigo, por tu insistencia acerca de las horas de mi comida e incluso por la ayuda que no era necesaria, como tú servicio de transporte en motocicleta a un parque en horario fuera de ley... —ambos sonrieron recordando lo divertido que había sido ese momento— por eso eres el único en quien confío para esto... Y si tú lo haces, no habrá nada en este mundo que yo no pueda hacer por ti... —lo miró fijamente a los ojos— Por favor Chae Hyungwon, cásate conmigo...
Y entonces, por un par de segundos la respiración del aludido se cortó, pues la lucha interna que había en él en esos momentos, lo estaba consumiendo.
Su parte racional le decía que no aceptara, que buscara una solución diferente, pero una parte que no sabía cómo nombrar, le gritaba que dijera que sí, que aunque no fuera como él había querido, una de sus mayores ilusiones estaba cumpliéndose.
El sonriente Wonho esperaba con paciencia una respuesta, sintiéndose de la misma manera que Hyungwon, con una lucha interna entre hacerlo o no, y actuando por instinto.
Había algo que les pedía que apartaran su mirada del otro y era la primera vez que podían sostener la mirada por tanto tiempo sin sentirse incómodos.
Hyungwon abrió su boca para decir la locura más grande de su vida.
— Sí, está bien, me casaré contigo... —después de eso, soltó todo el aire que sus pulmones habían estado reteniendo, pero en ese momento escucharon un sonido a unos cuantos pasos de distancia.
Era el sonido de un vaso cayéndose al suelo.
— ¡HyungHyung! ¡No puedo creer que estuve presente en tu primera propuesta de matrimonio! ¡Ah! —la adorable chica salió corriendo hacia ambos chicos y saltó a los brazos de su hermano, interrumpiendo finalmente el contacto entre sus manos que por alguna razón desconocida aún mantenían.
Wonho y Hyungwon se vieron entre sí, con el corazón casi saliendo de su pecho al entender la enorme responsabilidad que se habían tirado encima.
Matrimonio.
Wonho miró su mano, la misma que había tocado a Hyungwon por varios minutos y sintió algo extraño dentro sí, algo que jamás había sentido.
— Eh... —Miró a la imparable chica abrazando a su hermano y gritando, importandole muy poco que fuera casi de madrugada y que estuvieran en un edificio— creo que... Voy a irme ahora... —miró a Hyungwon y señaló la puerta, entonces él asintió sin saber que más aportar.
Y salió de allí sintiendo que había subido a la cima del monte Everest sin abrigo.
Y allí se quedó Hyungwon viendo aquella puerta como si se tratara de la mejor obra de arte de Museo.
— HyungHyung... —su mirada volvió a posarse en su hermana, un poco sorprendido de saber que no se había enterado en que momento su atención se había desplazado totalmente, ignorandola— a ti realmente te gusta él... ¿Verdad?
Y de nuevo su respiración se cortó.
Cagadas que no debes cometer:
#13) No te enamores a la primera, puedes salir herido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro