🇪🇵🇮🇱🇴🇬🇴
Cuando Dasom llegó a la cafetería después de aquella llamada a tempranas horas que parecía ser urgente, no esperó que lo que se encontraría dentro fuera una mezcla extraña de personas que ni en su imaginación imaginaba en el mismo plano.
Ver a Samuel, Abril, Wooji, un señor que parecía ser el esposo de Wooji, Wonho y a Hyungwon abrazándolo y dejando que reposara la cabeza en su regazo, casi le dio un infarto debido a que no supo procesar bien la información que recibió con el primer vistazo.
— ¿De qué me perdí? —preguntó con un lastimero tono de voz que hizo reír a Samuel.
— Si quieres puedo contarte todo, pero debes tomar asiento. —comentó entre risas, señalando uno de los cómodos asientos de la cafetería que compartía con su hermano.
En ese momento, Wonho se levantó de su lugar y comenzó a caminar en dirección a la salida.
— Vamos, HyungHyung... —susurró recibiendo un asentimiento de parte de su esposo que no tardó en seguirlo.
Todos lo miraron anonadados, en especial la chica que acababa de llegar al lugar y no entendía nada.
— ¿A dónde van? —preguntaron varios casi al unísono, pero ellos no se inmutaron y después de un corto “volveremos pronto” se fueron en dirección desconocida.
Para Wonho, las últimas horas habían sido intensas. Había un montón de explicaciones por dar, un montón de emociones por sentir y muchas lágrimas por soltar, pero afortunadamente, aún con todo eso era feliz.
Volver a ver el rostro de su padre le trajo alegría y miedo, pero decir la verdad realmente lo liberó. Es por eso que después de la ronda de aplausos recibida en el aeropuerto, volver al edificio, explicar la verdad a medias en la cafetería, en ese momento ya nada importaba.
El sol todavía no había salido, pero ya se dejaban ver los primeros rayos de luz en contraste con la oscuridad de la noche que se desvanecía. Él caminaba tranquilamente de la mano de su esposo por las vacías calles. En silencio durante todo el tiempo que duró el recorrido.
Suspiraba profundamente de vez en cuando, a causa de la felicidad que sentía por la vista que tenía delante. Su HyungHyung estaba cansado, pero seguía tan radiante como siempre. Ambos estaban emocionados, como niños con un juguete nuevo.
Su amor no era nuevo, pero lo que si era nuevo era el poder demostrarlo sin miedo.
— Te amo. —volvió a decirle por milésima vez en aquella noche.
Hyungwon sonrió y desvió su mirada del camino para posarla en aquella persona que destilaba felicidad, cansancio y un leve tinte de ebriedad.
— Si lo dices tantas veces, pronto vas a aburrirte de decirlo y dejarás de amarme. —bromeó.
Wonho negó efusivamente pareciendo un niño regañado.
— Imposible. —afirmó— Es simplemente imposible.
Hyungwon sonrió enternecido, y después de soltar un suspiro se detuvo en mitad del puente y lo besó con mucha delicadeza, acunando su rostro y dejando que el mayor abrazara su cintura con ambos brazos.
— ¿Cómo estás tan seguro? —preguntó buscando su mirada una vez que el suave beso terminó— ¿Y si he hecho algo imperdonable?
— Soy yo quien decide si tus acciones son imperdonables o no... —respondió sinceramente— Y de los dos, creo que he sido yo el que ha cometido los peores errores. Tú y tu familia son demasiado bondadosos en aceptarme y quererme como lo hacen.
En ese momento llevó la mano a su bolsillo y sacó de él, aquel objeto con el que iban a jurarse amor verdadero, como realmente se debía.
Hyungwon al ver el objeto, suspiró.
— Antes de esto, quiero decirte algo. —susurró— Y si después no quieres estar más conmigo, lo entenderé. —Wonho lo miró seriamente y asintió instándolo a continuar— Tu... Tu situación migratoria se arregló hace tiempo. —confesó— Papá vino a mí y me entregó tus documentos, pero yo no te lo dí porque tuve miedo de que al dártelos, te ibas a ir y me ibas a dejar. —suspiró mirando el suelo— Fui muy egoísta, lo sé. Por eso te pido perdón por los problemas que causé. Iba a dártelos antes de irme, pero al final terminé cancelando el vuelo a última hora y tu mamá me llamó a que la acompañara a recoger a tu padre, por lo que fui al aeropuerto. —hizo una larga pausa— Quería decírtelo, pero todo pasó tan rápido... Yo... Estoy avergonzado de mi comportamiento y de hacer que las cosas llegaran a tal extremo. —fue hasta que acabó de hablar que levantó la mirada y notó que por algún motivo, Wonho estaba conteniendo la risa— ¿Qué ocurre? ¿De qué te ríes?
Tan pronto como preguntó, Wonho empezó a reír como un tonto en plena madrugada en el Pont des Arts, sobre el río Sena. La escena era tan cómica como confusa.
— Así que... —respondió Wonho recuperando el aliento— crees que no estaba enterado... —soltó otra risita y finalmente lo abrazó sin abstenerse de oler profundamente su aroma— Es sólo que nunca tuve la intención de obligarte, tampoco de retenerte. Y estoy feliz de que aunque haya pensado que estabas en el aeropuerto para irte, eso me haya hecho gritar a los cuatro vientos lo mucho que este tonto te ama...
Hyungwon soltó una risita.
— ¿Sigues un poco ebrio verdad? —le pellizcó un poco la espalda— ¿Qué pasa si vas a dormir y cuando despiertes no recuerdes nada de esto?
Wonho suspiró.
— Entonces dame un beso. —respondió tranquilamente— Con eso recordaré lo mucho que te amo, y te lo volveré a decir por la mañana. —entonces se separó de él para mirarlo a la cara con un puchero formado— ¿Por qué estás diciendo esas cosas? ¿Acaso no quieres...
El francés lo interrumpió dando un beso en aquel puchero.
— Sí quiero. —susurró contra sus labios— siempre he querido...
Los labios del mayor se curvaron en una sonrisa, entonces ofreció el candado hacia Hyungwon, el cual lo sostuvo junto a Wonho, agachándose para colocarlo en el lugar que creían conveniente, y finalmente se miraron a los ojos.
— Chae Hyungwon... —le llamó Wonho— prometo amarte y respetarte todos los días, hasta que la visa nos separe.
Hyungwon soltó una carcajada y asintió enternecido, por su tonto medio ebrio que hablaba cosas sin sentido.
— Será mutuo, pero prefiero que por el resto de nuestras vidas. —susurró antes de sellar aquel pacto, cerrando el candado y lanzando las llaves al agua, junto con Wonho.
Ambos se levantaron de ahí, se tomaron de las manos y comenzaron a caminar tranquilamente de vuelta a casa, apreciando los primeros rayos del sol que los iluminaban, aunque en realidad no lo necesitaban. Ellos irradiaban luz desde su pecho, la luz de un tierno matrimonio que por fin era libre de amar sin restricciones, de reír sin contenerse y de ser felices a su antojo.
Ese día hubo gente caminando por la calle, que se encontró con dos tontos enamorados que reían, sin importar lo que sucediera a su alrededor.
Y ese día, y por muchísimos años más
(después de la visa) fueron felices.
Muy felices.
Gente, quiero darles las gracias por el apoyo que esta historia recibió. Ha sido un largo camino desde que inicié y me pone nostálgica acabarla, pero por fin lo he hecho.
Como ya dije, las cosas que faltan por explicar serán dichas en un par de extras que estaré publicando en los próximos días.
Nuevamente gracias por todo.
Espero que me sigan acompañando
en otras historias.
Se les aprecia mucho.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro