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❻❾

Cuando la mujer vio a los dos hombres venir hacia ella corriendo a toda prisa y casi sin aliento, no pudo evitar alarmarse pensando en que algo realmente malo había pasado. Pero no tuvo tiempo ni siquiera de preguntar porque antes de que pudiera mover la boca, Samuel abrió su puerta y la sacó del auto sin dar explicaciones.

— ¡Oye! —le gritó intentando apartar las manos del hombre de sus brazos— ¡¿Qué demon...

— Lo siento. —le susurró el agitado Samuel— Tomaré tu auto prestado en contra de tu voluntad.

Dicho eso, abrió la puerta trasera e hizo que la mujer ingresara rápidamente sin siquiera darle opción a elegir o a recibir una explicación coherente antes. Wonho por su parte, ya estaba sentado en el asiento del pasajero, decidido a no acercarse a la mujer por dos motivos; el primero es porque su HyungHyung iba a molestarse si se enteraba siquiera de que la había tocado, y la segunda es porque apenas podía con su propio cuerpo como para encargarse de zarandear el de alguien más.

— ¡Oigan! —gritó la confusa mujer, pero de nuevo no tuvo tiempo de nada porque el auto ya había arrancado a toda prisa, seguramente excediendo los límites de velocidad del barrio.

Aunque su cabeza estaba nublada de confusión y enojo por lo que ese par de tontos habían hecho, simplemente se dedicó a agarrase de cualquier sitio y ponerse el cinturón de seguridad. Pero al estar totalmente asegurada, no dudo en tirar de los cabellos de Samuel y de Wonho al mismo tiempo, porque ellos seguían diciéndose cosas entre sí, hablando de una situación que ella desconocía y haciendo como si su presencia fuera invisible.

— ¡Ya dije que lo siento! —gritó el adolorido Samuel, al sentir como sus sedosa cabellera castaña estaba siendo maltratada— ¡Es una emergencia!

Al escuchar eso entonces la mujer por fin decidió calmarse un poco, y soltar el cabello de ambos.

— ¡Pudiste haber iniciado por ahí y no echarme de mi propio auto! —le gruñó.

Samuel, quien hasta ese momento había estado muy concentrado guiando el automóvil en dirección al aeropuerto, le dedicó una mirada a través del retrovisor y sonrió.

— Incluso molesta te ves bonita. —soltó sin pensar, provocando en la mujer un repentino sentimiento de timidez que la hizo callar.

La coquetería de Samuel no era poca cosa, por lo que decidió no hablar más para que ese tonto no creyera que tenía derecho de decirle cosas bonitas, sobretodo si se trataba de una mujer como ella... Que a fin de cuentas, no se merecía palabras bonitas en absoluto, ¿verdad?

— Mierda... —gruñó Wonho— ¿A qué terminal deberíamos ir?

Samuel se quedó pensativo un momento y lanzando la precaución al aire, tomó una decisión, aunque podía ser la equivocada.

Sin decir nada se dirigió a la terminal de vuelos internacionales del sur porque, conociendo a Hyungwon, él no era una persona que se iría a un lugar cercano si tuviera que irse. Hyungwon se aislaría en el lugar más lejano que pudiera permitirse pagar. Sin embargo, no sabían hace cuanto había salido de la casa y era muy probable que aunque buscaran por todo el aeropuerto, ya no encontraran ni siquiera su rastro.

Si tan solo Wonho hubiera...

— Llegamos, no pierdas tiempo y búscalo. —le ordenó deteniendo el auto frente a la entrada principal— Más vale que cuando estacione el auto ya lo hayas encontrado, sino...

No se había dado cuenta pero una lágrima resbaló por su mejilla sin querer tan sólo de pensar en que aquella persona se iría lejos. Y si así fuera, ni siquiera sabría como podría mirar Francia sin pensar en el delgado.

Wonho no dijo nada. Su expresión era totalmente fría, por algún motivo estaba serio y sus rasgos masculinos sólo resaltaban aún más gracias a ello.

Se bajó del auto y aunque no se sentía del todo bien, ingresó a ese lugar con paso firme.

Había una multitud de gente y ruido dentro, todos iban y venían sumidos en su propio mundo sin detenerse a prestarle atención. Todo el lugar estaba señalizado en francés e inglés, y no era bueno en ninguno de los dos.

¿A dónde iría Hyungwon?

¿Por qué querría irse después de todo lo que habían vivido?

Ya había dicho la verdad, se había inclinado hasta el suelo pidiendo perdón a su padre, estaba haciendo todo lo que podía porque lo amaba, y él simplemente desaparecía, se esfumaba como agua entre sus dedos.

Sin darse cuenta ya había empezado a llorar en medio de aquella multitud. Entonces, de repente empezó a llamar la atención de la gente, quienes empezaron a preguntarle si estaba bien, pero él ni siquiera podía responder.

¿Cómo se suponía que debía de estar?

Ni siquiera su cuerpo estaba respondiendo cómo debería, y no sabía si era a causa del alcohol pero lo único que quería hacer era llorar como un bebé. Alguna gente empezó a consolarlo, intentaban darle agua, otros le decían cosas en francés que no entendía, le ofrecían dinero y aunque estaba recibiendo mucha amabilidad de parte de todos, lo único que quería era a Hyungwon.

— ¡Hyungwon! —le llamó en medio de su llanto— Necesito encontrar a Hyungwon... —pidió sin siquiera esperar que alguien entendiera lo que estaba diciendo.

Afortunadamente había una persona que entendía lo que estaba diciendo, por lo que no tardó en acercarlo a una de las cabinas de megafonía del aeropuerto para que pudiera dar un aviso a través de los altoparlantes en busca de aquella persona desaparecida a la que buscaba. Sin embargo, al llegar ahí se dio cuenta de que si hacía un escándalo tan grande, lo único que haría sería hacer notar su presencia, lo que haría que Hyungwon se escondiera de él, y probablemente también se enojaría por preocupar innecesariamente a las personas del aeropuerto que solo hacen su trabajo.

Además, si se iba era porque no quería tenerlo cerca, ¿verdad?

Apartó la mano de aquella persona quien intentaba explicarle que debía hacer el anuncio y que los guardias ayudarían con la tarea, y entonces sin mediar palabras, se limpió las lágrimas y salió corriendo de ahí sin un rumbo fijo.

El Aéroport de Paris-Orly no era precisamente el establecimiento más grande del mundo, ni siquiera es el aeropuerto más grande París, pero es capaz de tener un tráfico de más de 31 millones de personas al año. Aún así, aunque fuera como buscar una aguja en un pajar, Wonho decidió que lo haría.

No a través de los altoparlantes, no con la ayuda de otra persona. Buscarlo era su responsabilidad. Él fue quien dijo que estaría junto a Hyungwon aunque él no lo quisiera cerca.

¡Pero a quien le importaba que no lo quisiera cerca! El prometió que lo dejaría estar a su lado igualmente.

Y si esa noche corría buscando en cada maldito rincón de aquel lugar en busca de la persona que amaba, y no lo encontraba, entonces buscaría información de donde se encontraba, compraría un maldito boleto de avión y lo seguiría, a buscarlo en cualquier ciudad a la que fuera.

¡A quién le importaba toda Francia sin él!

Mientras corría y su respiración se sentía tan agitada que su pecho ardía, a lo lejos pudo divisar una figura que podría reconocer en cualquier ángulo, en cualquier contexto, en medio de cualquier cantidad de personas.

Era él, sin duda era su Hyungwon.

Se detuvo a unos metros de distancia para observarlo. De alguna manera sentía que estaba tan lejos pero tan cerca. Sentía que de alguna manera, si lo detenía y Hyungwon volvía con él al apartamento, sólo fingiría estar bien, pero no sería feliz realmente.

¿Hyungwon realmente quería irse y dejarlo?

Cagadas que n̶o̶ debes cometer:

#69) ¡Ve a por él!

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