Song YuQi se encontraba esperando en el centro comercial como había acordado con Min YoonGi, el cine quedaba en el último piso, la chica encontró su reflejo en el cristal de la vitrina de aquella tienda, chequeó una vez más aquel vestido color azul cielo, llegaba unos escasos centímetros arriba de sus rodillas pero era del estilo de ella, la hacía ver dulce, el vestido era suelto, sobretodo en la falda, los tirantes abrazaban sus hombros pero no se notaban por la chaqueta blanca que llevaba, miró sus zapatillas deportivas totalmente blancas sonriendo con nerviosismo, era primera vez que se arreglaba tanto para salir con alguien.

Pero bueno, ese alguien era Min YoonGi, ¿Cómo no estar contenta? Pensó en escribirle a Sora pero sabía que estaría ocupada con aquellas niñas, suspiró recordando lo que le había dicho, Sora realmente se estaba enamorando de ese tal Park Jimin pero ella no quería verlo, le daba miedo admitir que sentía algo por alguien, todo era tan nuevo para ella que no sabía como reaccionar.

YuQi sacó su celular notando que ya había pasado casi una hora, justo cuando pensaba llamar a YoonGi, recibió un mensaje de éste.

YoonGi:
Lo siento, no podré ir. Se me presentó algo más importante y...creo que esta salida será para otro día. ¿Te parece?

La chica de inmediato sintió su corazón romperse, sobretodo con eso de "más importante", sus ojos contuvieron las lágrimas, se sentía decepcionada, se había arreglado para nada, se sintió culpable por haberse ilusionado. Tenía que convencerse de que Min YoonGi nunca la tomaría enserio.

No era primera vez que la chica era rechazada por él.

YuQi:
Creo que lo mejor será olvidarnos de esto. Descuida, YoonGi.

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Sora llevaba algunas cosas al fregador cuando vio que JiYeon dejaba su plato y vaso en él, aprovechó para tocar su hombro dejando todo en el mesón.

— ¿Podemos hablar un momento? —se colocó a su altura.

— Unnie, ya sé que no quiere ser nuestra omma.

— Lo siento—tomó sus pequeñas manos acariciándolas—Sería una terrible madre, ¿Puedo seguir siendo tu unnie?

— Sí—asintió—Pero... ¿Puedes pensar lo de ser mi omma? Te juro que seré una buena hija—unió sus manitos suplicando. Sora la abrazó acariciando su espalda.

— No tienes que prometerme nada, ya eres una buena hija—la apretó— ¿Quieres que te lea un cuento esta noche?

— ¿Podrías cantarme?

— Lo que pida mi princesa—besó su frente—Sube a tu cuarto, terminaré de limpiar.

Sora la miró retirarse con una pequeña sonrisa, se incorporó dispuesta a lavar los platos, pero en ese entonces Jimin apareció haciéndolo él mismo. La chica pensó en irse, pero recordó lo que YuQi le dijo, lo que menos necesitaba ese chico era más rechazo y malos tratos.

Respiró profundo acercándose hasta quedar a su lado.

— Hablé con JiYeon.

— Que bueno—asintió.

— Sí—aclaró su garganta—Yo...quería decirte que lo siento.

— No tienes por qué.

— ¿Por qué me besaste esa noche? —quiso saber. Jimin dejó que el agua del grifo corriera sobre el fregador dejando de lavar los platos, miró a la chica quien esperaba una respuesta.

— ¿Por qué no me detuviste? —inquirió a lo que ella no supo que decir— ¿Ves? Esa es mi respuesta.

— No quiero que crean que soy tu amante.

— No lo eres—continuó limpiando.

— Pero los demás lo creen...

— Sora, ¿Sabes cuántas cosas he escuchado que dicen sobre mí sólo porque voy a divorciarme y quiero criar a mis hijas lejos de su madre? —sonrió tristemente— ¿Sabes cuántas cosas hirientes he escuchado sobre ser engañado por mi propia esposa con su ex?

Sora calló, ella nunca pensó que Jimin estuviera recibiendo odio y señalamientos de parte de la sociedad. Es decir, sabía que el mundo estaba jodido, eso es claro, pero... ¿Que Jimin estuviera soportando eso también por sus hijas? Eso estaba mal, la chica de nuevo no pudo evitar preocuparse.

Ella permaneció a su lado hasta que terminó con los platos, cuando Jimin secó sus manos, Sora lo abrazó tomándolo desprevenido.

— Ser fuerte es bueno, pero todos tenemos derecho a rompernos alguna vez en nuestras vidas—susurró con su mejilla derecha en su hombro—No soportes tanto, Jimin.

El pelinegro correspondió el abrazo con lentitud, pero al estrecharla en sus brazos sintió algo parecido a una calidez en su pecho, suspiró su aroma disfrutando esa cercanía. Hace mucho que el chico no recibía un abrazo así.

Sora permaneció allí unos minutos más comenzando a considerar la posibilidad de que... ¿Jimin le estaba gustando?

— Appa, JeongMin está...—JiYeon se calló al haber apreciado un poco de su padre y su niñera abrazados. Jimin y Sora avergonzados no sabían que hacer.

— JiYeon, ¿Qué sucede? —Jimin la vio con su pijama de pequeñas donas rosadas.

— JeongMin está llorando, intenté cargarla para sacarla de su cuna, pero me jaló el cabello.

— Te he dicho que no cargues a la bebé así, se te puede caer—Sora se apresuró a decir—Vamos, me encargaré.

— Y tú, jovencita, irás a la cama, vamos—Jimin fue hasta ella cargándola.

— Pero unnie dijo que iba a cantarme...

— ¿Qué te dije sobre eso?

— Lo que hiciera hacer con unnie podía hacerlo contigo—sonrió.

Unas horas después, específicamente tres, JeongMin seguía sin querer dormir, estaba en brazos de Sora escuchándola cantarle mientras la mecía, pero la pequeña tenía los ojos rojos e hinchados de llorar, hacía pucheros mientras sus manitos en pequeños puños a veces eran mordidos por ella misma.

— Vamos, pequeña, tienes que dormir.

— Omma.

— Shh, estoy aquí, no te pasará nada, no llores—recostó su cabecita en su hombro. Jimin apareció encontrando aquella imagen y no dudó en acercarse.

— JiYeon se durmió, ¿Necesitas ayuda?

— Estoy bien, sólo...creo que tiene problemas para dormirse.

Jimin miró a la bebé en su hombro, acarició su manito besando su cabeza, JeongMin se quejó ocultando su rostro en el hombro de Sora, la chica tomó asiento en la silla mecedora cerca de la cuna de la pequeña, Jimin pensó en algo que podría ayudar, apagó la luz de la habitación y en el techo unas pequeñas estrellas se iluminaban, Sora las reconocía, eran recargables con la luz del sol pero en la oscuridad brillaban, acomodó a JeongMin en sus brazos señalándole arriba, la bebé con sus ojos bien abiertos miró a donde le señalaban estirando sus bracitos.

— Mío, mío.

Jimin se agachó frente a ellas sonriendo por su pequeña quien intentaba hablar.

— Son lindas, ¿Verdad? —susurró acariciando su cabello—Son estrellas, JeongMin.

— Estrellas que brillan para ti—Sora sabía que la pequeña los escuchaba con atención.

— Tea, tea.

— Sí, estrellas—Jimin besó su frente notando luego que Sora lo veía.

— ¿Sabías que le gustan?

— Cuando trajimos a JeongMin a casa luego del hospital, Hoseok las había colocado en el techo, dijo que de niño le ayudaban a no temerle a la oscuridad—sonrió un poco—JeongMin cuando tenía problemas para dormir me sentaba con ella y les enseñaba una a una, hace mucho de eso.

Sora no se molestó en preguntar por JeongYeon porque era obvio que ella nunca estaba presente en esas cosas.

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Las niñas dormían, pero los adultos seguían despiertos, estaban en la sala bebiendo algo de vino mientras la radio estaba en un volumen bajo pero se escuchaba la música, estuvieron hablando de lo primero que venía a sus cabezas, Sora lo escuchaba con atención sonriendo ante algunas travesuras o locuras y luego era el turno de Jimin de hacer lo mismo.

No tocaron el tema del divorcio, de las niñas, nada. Eran solamente ellos, hasta que entonces el vino comenzaba a hacer efecto dejándoles entrar en confianza. Jimin fue quien se atrevió a hablar.

— ¿Por qué tienes tanto miedo?

— No tengo miedo—frunció su ceño. Sora dio otro sorbo a su copa bajo la mirada del pelinegro.

— Claro que sí, pareciera que cuando tienes algo asegurado sales huyendo, si tienes la posibilidad de tener estabilidad corres—Jimin miró su copa—Como cuando te besé o cuando JiYeon te pidió ser su madre.

— Eso no es tener miedo, eso es...aclarar las cosas—volvió a dar otro trago. Las mejillas de ambos estaban encendidas, a Sora le parecía adorable ver a Jimin así y a Jimin le encantaba ese color rosa en su rostro.

— ¿Tienes miedo de estabilizarte en algo?

Aquella pregunta le dejó pensativa, ella nunca lo había visto así, soñaba con tener una relación con alguien, pero nunca había imaginado casarse o tener hijos, además tampoco había pensado en tener una relación con un hombre en trámites de divorcio y con dos hijas. Mirando su copa de vino respiró profundo encogiéndose de hombros.

— Estoy bien así.

— Eso no fue lo que pregunté—Jimin tomó su mentón haciendo que lo mirara. Ambas miradas se encontraron justo como aquella noche luego del baile, ya se estaba haciendo costumbre.

— Cuando sepa la respuesta prometo dártela—susurró.

Jimin asintió convencido de eso, terminó su copa dejándola en la pequeña mesa del centro junto a la botella, Sora lo vio servirse más preguntando de la nada.

— ¿Volverías a besarme?

— ¿Quieres que te bese para que luego digas que fue un error?

— Dicen que la segunda vez es mejor que la primera y la tercera vez es la vencida.

Jimin sonrió de lado ante eso.

— No creo que se refieran a un beso exactamente.

—Jimin—tomó su brazo, éste la miró ante eso, Sora apretó un poco su copa y se inclinó hacia adelante besando esos labios carnosos por unos minutos, cuando intentó alejarse fue Jimin quien tomó su rostro entre sus manos profundizando dicho beso.

Sora dejó la copa en la mesa sin alejarse, sus labios y los de su jefe se movían a la par, no era tan lento como la primera vez, era más...profundo, incluso sus respiraciones se agitaron un poco, las manos de ella estaban en su pecho jugando con los botones de su camisa, necesitaba respirar, pero no quería alejarse.

Y Jimin tampoco lo quería.

Se atrevió a acercarla a él sentándola a horcajadas sobre sus piernas, ambos tenían sus ojos cerrados, Jimin acarició sus mejillas deslizando sus manos desde su espalda hasta su cintura.

Quizás hubieran seguido de no haber sido por el celular de Sora que comenzó a sonar, Jimin alcanzó a ver quién era y para su sorpresa o desgracia...

Era Jeon JungKook.

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Ya las veo a todas tipo: Me emperra 😂