Capítulo 14 🌹
Yoo JeongYeon había llegado a casa por la tarde, fue a la cocina para servirse algo de agua llevándose la desagradable sorpresa de ver a su esposo allí preparando el almuerzo. Jimin intentó ignorarla, intentó quedarse callado, pero hace mucho que venía haciéndolo y ya era suficiente. No le pediría explicaciones, aquella mujer podía hacer lo que quisiera, pero sus hijas estarían con él y punto.
— ¿Cuándo enviarás la carta de divorcio? —preguntó tomándolo desprevenido al estar metido en sus pensamientos.
— Lo más pronto posible.
— ¿Cuándo?
— Cuando lo tengas, lo sabrás—contestó sin mirarla. Se acercó al fregador limpiando lo que había ensuciado, cuando terminó secó sus manos sintiendo la mirada de su esposa sobre él.
— Recogeré mis cosas y me iré en unas horas.
— Bien, deja las llaves en la habitación.
— Y me iré con JiYeon.
Jimin apagó la estufa volteándose para enfrentarla. Arrojó el pañuelo sobre el mesón mirándola fijo.
— No.
— No comencemos a discutir por algo que es obvio, JiYeon no es tu hija, Jimin.
— No me importa si no compartimos la misma sangre, ella es mi hija, la adopté en el momento que estuvo en tu vientre—apuntó serio—En el momento que ese idiota la rechazó.
— Taemin es su padre, no tienes derecho a juzgarlo.
La cabeza de Jimin iba a explotar. ¡Joder, como quería golpear algo!
— ¿Acaso sabe los gustos de la niña? ¿Sabe el horario de su escuela? ¿Sabe a qué es alérgica? Dime, ¿Sabe algo de su propia hija? —bufó—JiYeon es mi hija y es mi hija legalmente.
— Pero no biológicamente.
— ¡Yo la crié, maldición! Yo mismo me levantaba cada noche para darle su biberón, yo cambié cada pañal de ella...
— No te hagas el mártir, voy a llevármela.
— No vas a llevarte nada, JeongYeon—advirtió—Voy a pedir la custodia completa de ella.
— Ya veremos.
— Eso mismo te digo, ya veremos—retó—Vete, pero sin la niña.
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Los hermanos Min se habían antojado de algo de pizza, el pedido llegó a su casa a la hora justa para comer. Sora dio el primer mordisco saboreando el queso, el jamón, los trozos de maíz y de piña. YoonGi en cambio sacaba estos últimos.
— No entiendo porque demonios pediste con piña.
— Porque quiero y puedo—bromeó.
— Tonta.
— Oye, ¿Todo bien con YuQi? ¿Hablaron?
— ¿Sobre qué? —dio un mordisco a su pizza. Sora lo miró incrédula masticando.
— Dime que no la hiciste hablar sólo de trabajo...—ante ese silencio de su hermano lo reprochó— ¡Min YoonGi!
— No grites, deja el escándalo.
— Oppa...
— Nada, come y guarda silencio.
Justo en ese instante su celular comenzó a sonar, Sora dejó de comer al ver que se trataba de Jimin, contestó al tragar aclarando su garganta, no le gustó lo que había escuchado del otro lado.
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La chica entró por la puerta de esa casa con la respiración algo agitada, por la llamada había escuchado el llanto de las niñas, nunca escuchó a Jimin y en cuanto fue a la sala supo por qué. JiYeon estaba junto a un cuerpo mientras que JeongMin lloraba fuertemente.
— ¡Oh, Dios mío! —Sora se asustó cuando identificó a Jimin en el suelo. El chico estaba completamente inconsciente.
— Unnie, mi appa no despierta—sollozó tan asustada como su hermana.
— Estará bien, estará bien—la atrajo a su cuerpo junto a su hermana—Shh, no lloren, tranquilas, llamaremos a emergencias, ¿Bien? Su padre estará bien, tranquilas.
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Ambas niñas estaban junto a Sora, JiYeon se encontraba con su cabeza recostada de su hombro y JeongMin, la bebé, estaba en brazos de la chica. Había logrado calmarlas sólo un poco, pero al menos habían dejado de llorar. Resulta que había sido la misma JiYeon quien llamó a Sora llorando, había sido la primera persona que pasó por su mente.
La chica reconoció a la persona que se acercaba en dirección a ellas, había avisado a Min YoonGi y éste por supuesto fue de inmediato al hospital.
— ¿Están bien? —miró a su hermana y luego a las niñas.
— Sí, el doctor revisó a las niñas creyendo que estaban heridas, pero están bien, sólo algo asustadas—explicó—JiYeon—miró a la mayor—Él es mi hermano mayor YoonGi.
— Hola—saludó sin muchas ganas.
— Hola—asintió— ¿Tienen información sobre su padre? —miró a Sora quien negó con la cabeza.
— Estamos esperando, no puedo moverme mucho, las niñas tienen hambre, pero no quiero ir a la cafetería y que el doctor regrese mientras yo no estoy...
— Ve a la cafetería, preguntaré por su padre.
— Pero oppa...
— Ve, no seas terca—y se alejó en dirección a recepción. Sora suspiró acomodando a JeongMin en su pecho y tomó la mano de JiYeon al levantarse caminando por el pasillo.
— ¿Unnie?
— ¿Mmm?
— Deberíamos llamar al tío Tae y al tío Hobi.
— ¿Quiénes?
— El tío Hobi trabaja con appa—contó mirándola— ¿Le decimos que estamos aquí?
— No tengo su número...
— Yo lo recuerdo.
— Oh, bueno—asintió—En la cafetería me lo das, pero... ¿JiYeon?
— ¿Sí unnie?
— ¿Por qué me llamaste en lugar de llamar a tu madre?
La niña apretó la mano de Sora mirando al suelo sin decir nada. La chica no quiso preguntar, se detuvo agachándose con la bebé en su pecho.
— Oye, mírame—tomó su carita. JiYeon iba a llorar, Sora recordó los tratos que su propia madre le daba a esas niñas sintiendo lástima por la señora Park quien estaba destruyendo esa bonita familia. La abrazó consolándola y JiYeon ocultó su carita en su pecho—No las dejaré solas, ¿Sí? Pase lo que pase me quedaré con ustedes, confía en mí.
— Gracias, unnie.
Aquello le enterneció el corazón, besó las cabezas de ambas siendo incapaz de ser duras con ellas. Esas niñas eran las más inocentes en todo ese desastre.
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