La vida del escritor nicaragüense Rubén Darío nunca fue sencilla.

A sus diecisiete años, fue condenado por vagancia y sentenciado a ocho días de trabajo comunitario. Pero ¿qué consideraron vagancia? Pues la escritura de versos, claro.

El poeta apeló por la cancelación de semejante acusación en una carta que pone lo siguiente:

"He sido denunciado, procesado y sentenciado como vago. Naturalmente, yo no puedo conformarme con una resolución de tal especie, porque, a la verdad ella es infundada, ilegal y hasta inicua, pues desde ninguna manera puede llamarse vago a quien vive bajo el amparo de una madre adoptiva, consagrado al cultivo de las Letras; a quien ejerce el Profesorado de Literatura en el Colegio La Independencia, establecido bajo la dirección del señor doctor don Nicolás Valle".

Además de la carta, declararon a favor de Dario varios profesionales que lo conocían.

La sentencia fue revocada.

Fuentes:

Diario La Prensa

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