Desperté como de costumbre e implementé mi rutina de cada día, hasta que me miré en el espejo.

―¿Quién eres? ―me pregunté a mí mismo mirándome al espejo― ¿Desde cuando eres tan guapo? ―empecé a tocar mi rostro frenéticamente en busca de maquillaje o un borde para arrancar lo que creí era una máscara, sin embargo, se trataba de mí, de mi rostro... de mi nueva identidad.

Todo lo que viví ayer, no fue un sueño.

―¡No fue un sueño! ―grité de emoción― Esto es genial, con un rostro tan guapo como este no tendré más inseguridades, podre vivir una buena vida.

...

―O eso pensé... ―dije culminando mi historia. Misma fila, mismo escenario, misma multitud.

―Así que la belleza no era la razón por la cual fueras infeliz ―comentó desconcertada uno de ellos.

―Creí que sería una inseguridad menos, pero había hombres mucho más guapos que yo, más fuertes y altos -dije desanimado- Mientras que yo solo parecía uno del montón.

-Tienes que entender que la belleza es solo una cosa del montón.

-Lo sé, pero aun así... Quisiera tener un mejor cuerpo. Ser musculoso, cautivar a las chicas. Tener un cuerpo temerario y que nadie se atreva a meterse conmigo.

-Tu deseo ha sido escuchado -anunció y de repente todo se tornó negro.

...

Esta vez no dejaría que los demás me afectaran. ¿Por qué debería? Yo no me veo mal, me veo genial. Tengo un cuerpo envidiable, un rostro guapo y... ¿Qué más tengo? Bueno, no importa, mientras sea guapo y tenga un cuerpo musculoso, seré feliz.

-O eso creí... -suspiré al concluir la historia.

-Volviste a morir sin razón alguna. Tu vida era buena, ¿qué pasó ahora?

-Quizás es porque no tengo un empleo decente. Soportar a mi jefe aun cuando soy guapo y musculoso, es una tortura. Si pudiera ser jefe de una empresa y está vez ser yo quien de las órdenes a los demás, probablemente sería feliz.

-¿Crees que eso hará que vivas más?

-Estoy muy seguro. Seré un hombre guapo, musculoso y CEO de una compañía. Cualquier persona podría ser feliz con eso. Antes era un simple pobretón que no podía disfrutar de los manjares de la vida. Era un simple trabajador que no podía obtener recursos de calidad y aun así sonreía al ver un costoso auto o una elegante tela.

-Si estás seguro, tu deseo ha sido escuchado. Vive bien y no mueras.

Ahora que soy guapo, podré conseguir muchas chicas. Soy musculoso, así que seré la envidia de todos los hombres, y ahora soy CEO de una compañía muy famosa, tendré todo el dinero que quiera y podré adquirir prendas de lujo, autos de lujo, compraré casas, terrenos, piscinas; todo lo que nunca pude conseguir por mucho que trabajará, sudara y me esforzara tanto.

Por fin tendré la vida que siempre quise, una vida perfecta para mí, para mí estabilidad y para mí corazón.

-O eso pensé...