Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21 🎬

Veo llegar a Ramiro y siento algo vibrar en mi interior, hoy comenzaremos a grabar las escenas más candentes y tenemos que grabar las tres primeras en lo que va del día. Es lunes, y lo veo algo perdido, tarda en verme y devolverme la sonrisa con la que lo saludo. Viene hasta mí y le pregunto si ha desayunado, dice que no ha tenido tiempo porque se ha desvelado y casi no se despierta a tiempo, entonces lo invito a tomar un café, aún quedan unos cuarenta minutos antes de que comencemos a rodar.

Vamos hasta la cafetería y lo noto algo ausente, asumo que está nervioso por lo que debe ocurrir entre nosotros más tarde.

—¿Estás nervioso? —pregunto una vez que nos acomodamos en una mesa.

—Sí, un poco —responde y entonces me observa—. ¿Tú?

—No —miento. La verdad es que lo estoy, la idea de estar tan cerca de él de una manera tan íntima me genera ansiedad, aunque solo fuera para grabar escenas.

—¿Cómo fue la primera vez que grabaste una de estas escenas? —inquiere.

—Pues... estaba nerviosa y temía hacerlo mal, equivocarme... no sé... fue extraño... No quería que tuviéramos que repetir la escena tantas veces —rio con diversión—. ¿Te sientes así? —pregunto.

—No... Es decir, ahora siento más confianza contigo, sé que si algo no sale bien me tendrás paciencia —dice como si buscara aprobación, yo asiento—, pero...

—¿Pero?

—Bueno... ¿has leído esas escenas? No creo que no sienta nada... —admite con sinceridad.

Yo me echo a reír, su naturalidad, su espontaneidad me resultan refrescantes.

—Me halagas —digo y él se encoje de hombros—. ¿Quiere que pasemos letra?

—Ni hay tanta letra que pasar —dice y yo asiento, es cierto, no vamos a grabar muchos diálogos hoy.

—Bueno, solo quiero que sepas que saldrá todo bien y que debes estar tranquilo, ¿sí? Yo te ayudaré en lo que necesites...

Para darle un poco de calma, coloco mi mano sobre la suya, él observa nuestras manos unidas y parece pensar algo que no exterioriza. Acabamos el café y volvemos al set, donde ya está todo listo, así que vamos a vestirnos para iniciar el rodaje.

La escena que rodaremos es la primera vez que Ivanna y Luca tienen relaciones. Es en una fiesta, la primera parte de la escena ya la hemos grabado en otra ocasión, por lo que nos volvemos a poner la misma ropa que aquella vez para continuar con la escena. Él está con un traje y yo con un vestido negro muy sexy.

Nos explican cómo debemos colocarnos y dónde, cuáles son los movimientos que debemos hacer y cuáles cámaras nos tomarán, de manera a que no bloqueemos la visual con ninguna parte del cuerpo. Lo ensayamos completamente vestidos y seguimos todas las indicaciones, repitiendo cuando es necesario.

Vale aclarar que ambos tenemos cubiertos los genitales con materiales que se utilizan para estas cosas, él lleva una especie de calcetín de color piel que se coloca por el pene y se anuda con doble nudo y yo unos parches de silicona que se pegan por los genitales para mantener un poco la intimidad.

Estamos entonces de pie entre unos arreglos florales, aguardando que nos indiquen que pasamos a la acción. Cuando así lo hacen, yo me meto en el personaje y procedo a sujetarle del cuello de la camisa para besarlo con ansias.

Mis labios chocan contra los suyos en un apasionado y despiadado beso, como se supone, según el guion, que debe de ser. No es ni remotamente la primera vez que grabo uno de estos besos, pero estoy segura de nunca haber sentido algo así antes, sus labios se acoplan a los míos y el sabor de su boca me agrada. Mi mente quiere huir, pero no puedo olvidar dónde estoy y qué estoy haciendo.

Él se aparta, como dice el guion que debe hacer. Yo mantengo la cordura y no me separo de mi personaje, tengo que agradecer que mi capacidad actoral me ayuda grandemente en este momento.

—No lo soñé —dice él siguiendo lo que debe decir el personaje.

—¡Ding, ding, ding, tenemos un ganador!

—Te has portado mal, Ivanna, muy mal.

—No me daban estrellitas en el Kinder —respondo y luego me vuelvo a acercar por donde nos han indicado—. ¿La revancha? —añado antes de tomarlo de la barbilla para volver a besarlo.

Volvemos al beso apasionado, esta vez me dejo llevar un poco más y mi lengua busca a la suya. Nadie habló de esto cuando nos indicaron qué hacer, supongo que estoy improvisando, él me responde, su lengua se une a la mía y yo comienzo a sentir calor.

—¡Corten!

Nos separamos, mi respiración está algo alterada, pero finjo que el calor es debido a las luces artificiales. Repetimos la escena un par de veces más y yo disfruto mucho de los besos cada vez más intensos que intercambiamos.

Pasamos entonces a la siguiente escena a grabar. Tenemos que movernos más entre los arreglos y grabamos unas escenas habladas antes de proceder a la siguiente.

Repasamos las acciones que llevaremos a cabo, debo desabrocharle el pantalón y luego subir mi vestido, él tomará mis manos y me ayudará a hacerlo, para luego arrodillarse e intentar quitarme las bragas con los dientes. La cámara allí enfocará mi rostro y luego a él ya con las bragas en el suelo y yo levantando los pies para que él las tome y las guarde en el bolsillo del saco.

Luego enfocarán su mano moviéndose hasta mi zona más íntima, que obviamente no tocará porque la cámara volverá a subir a mi rostro para grabar mis gestos de placer ante las supuestas caricias.

Si tengo que admitirlo, nunca me ha interesado la idea de ser observada mientras tengo relaciones, pero en este mismísimo momento, mientras nos explican de manera tan técnica lo que sucederá, yo no puedo dejar de imaginarme a Ramiro haciendo todo eso y siento mucho calor.

Comenzamos a rodar, lo observo a los ojos mientras desabrocho el pantalón, noto su mirada nerviosa y no puedo advertir dónde acaba el personaje y dónde comienza Ramiro. Se supone que Luca está nervioso y ansioso por poder estar por primera vez con su jefa, pero supongo que Ramiro siente algo similar por estar tan cerca en este momento, recuerdo un poco sus palabras sobre que soy su amor platónico y me guardo las ganas de sonreír. Para ello, bajo la mirada hacia los pantalones, y deliberadamente —aunque lo haga parecer sin intención—, dejo que mi dedo meñique roce su parte más íntima.

Es algo rápido, apenas un toque fugaz que no debía suceder. Él no dice nada, continua con la escena, ahora lleva sus manos a las mías para levantarme el vestido. Nos miramos y hay fuego en nuestros ojos, o somos los mejores actores y nos merecemos un Oscar cada uno, o hay algo que nos nace un poco más allá de lo que estamos interpretando. Sus manos tibias y grandes en mis caderas me hacen tiritar, un escalofrío recorre mi columna y mando la cabeza hacia atrás.

Él besa mi cuello y luego se separa para poder seguir con lo que se suponía que hiciera, se arrodilla y acerca su boca al costado derecho de mis bragas negras de encaje, sobre mi cadera. Mordisquea la tela y a mí se me eriza la piel, entonces la baja y yo siento muy cerca a la cámara que debe tomar mis expresiones de placer, eso me recuerda que no debo olvidar que estamos grabando.

La primera cámara vuelve a tomar la escena a la altura de mis tobillos y yo muevo los pies para que él retire las bragas y las guarde en su saco, luego sus manos recorren toda mi pierna, la cámara está tomando en primer plano a la derecha que sube con lentitud, tengo la piel erizada y espero que eso no se vea en la pantalla, o que se vea, me da igual, es más real así.

Sus manos se acercan a la zona de mis caderas y va justo hasta el sitio donde debe ir para detenerse al tiempo que la cámara dos vuelve a tomar mi rostro. Se supone que él debe dejar su mano un par de centímetros por debajo de mi ombligo para dar la impresión de que siguió bajando.

Yo finjo gemidos y movimientos que dan la pauta de que me está acariciando, él no lo hace, obviamente, pero mueve sus manos sobre mi abdomen como le han indicado. Y yo me arqueo en una especie de movimiento instintivo, como si buscara que bajara esa mano que se ha detenido tan lejos y a la vez tan cerca. Cuando me percato de esta emoción intensa y avasalladora, me detengo de golpe.

—Perdón... —digo y me alejo.

—¿Qué sucede? —inquiere uno de los asistentes.

—Nada... comencemos de nuevo, por favor —pido.

Ramiro me mira con los ojos cargados de placer y, por un instante, quiero creer que no soy la única que está tan perdida en esta mezcla de emociones.

Volvemos a iniciar todo de nuevo, esta vez trato de no dejarme llevar por el terrible agujero que crece en mi entrepierna y que amenaza con tragarlo todo. Estoy húmeda y lo sé. Él también está excitado, lo sé porque cuando llega el momento en el que supuestamente debemos tener relaciones, siento su pene presionar por mi abdomen.

La cámara nos graba desde su espalda, él hace movimientos como si estuviera penetrándome y yo mando la cabeza hacia atrás, me aferro a su espalda y gimo. No sé qué es real ni qué es actuado, solo sé que en este mismísimo instante lo deseo, que nunca me había sentido así en una grabación y que, si no fuera por mi profesionalismo y mis años de experiencia, no sé cómo habría ocultado todo esto.

—¡Corten!

Es la cuarta vez que grabamos esta escena y creo que es la última. Ramiro sigue duro y yo completamente mojada. Nos alejamos al segundo de escuchar ese grito, como si nos quemáramos al estar en contacto, él me mira y yo a él, es como si buscáramos respuestas en los ojos del otro. Los asistentes nos acercan las batas, yo me la pongo a toda velocidad y dejo caer el vestido. Él hace lo mismo.

—Nos tomamos un descanso de un par de horas —dice el director.

Sabemos que nos quedan más escenas de esta clase por lo que resta del día, yo no digo nada, voy a mi camerino a tomar un poco de aire. Él me observa, pero hace lo mismo. Un rato después, cuando ya estoy en mi sitio un poco más relajada, recibo un mensaje suyo.

«Perdón, lo siento mucho...».

Dice y sé que se refiere a la erección. Yo sonrío y pienso qué responderle, se me ocurre una idea e intento ser sincera.

«Deberías pedir perdón si no hubiese sucedido, me sentiría ofendida».

Bromeo, en parte es cierto, y no, no me ha molestado para nada.

«Gracias por hacerlo más fácil... tenía mucho miedo de que te ofendieras».

Suspiro, me gustaría decirle que yo me sentí igual, pero eso lo va a complicar todo un poco más, así que opto por otra clase de respuesta.

«Vamos bien, Rami, creo que ha salido perfecto todo... me gusta grabar estas escenas contigo, no te sientas ni nervioso, ni avergonzado, ni incómodo... inténtalo al menos... Todavía nos quedan muchas y algunas son muy fuertes, hagamos que sea lo más cómodo posible, ¿sí?».

«Eres la mejor y yo a tu lado me siento en un sueño...». Responde.

Yo sonrío, me dan ganas de preguntarle muchas más cosas como por ejemplo qué clase de sueño, si le hubiese gustado que viviéramos una escena así fuera del set, si qué sintió al tenerme tan cerca... pero decido que no es buena idea que hablemos de eso ni que traspasemos la barrera de la actuación y lo profesional.

Soy yo quien debe mantener el control y la cabeza fría, Ramiro no es un chico al que me pueda tirar así porque sí, es un amigo, un buen amigo que cuida de mí y se preocupa por mi bienestar, me ve más allá de la máscara que siempre llevo, sabe más cosas de mí que la gente que está alrededor, y no me refiero a lo que podría leer en una revista, sino a lo que puede ver en mi mirada. Con él he vivido muchas experiencias únicas, como las que compartimos cada sábado cuando finjo ser una chica normal gracias a sus ideas divertidas. No puedo dejarme llevar por esa parte mía que solo buscaba el placer instantáneo.

Es obvio que él no va a rechazarme, soy su amor platónico y yo sé que le parezco hermosa e irresistible, pero no quiero arruinar nuestra amistad, no ahora que por primera vez en mi vida me siento un poco más libre, un poco más yo... 

Espero les haya gustado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro