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Prologo.

  Dicen que una buena historia, tiene un inicio fantástico, que atrapa a sus lectores, desde la primera oración.

  Bueno esta historia empieza con tristeza, desde el inicio, así que si te gustan los cuentos de hadas en la vida real, con drama excesivo y quizás algunos números musicales, este es el lugar perfecto.

  Asi que empezamos con el prólogo de esta historia, para que entiendas, como fue que note que mi vida parece el mejor cuento de hadas, jamás contado.

  Mi nombre es Emma Clara De Louis Blanc. Sí, es muy largo lo sé, nací en Europa, un hermoso 14 de marzo, a las 12:02, con él.

  Adam Emile Jace, el hombre más tonto e irritante, que ha existido.

   Pero es mi mejor amigo, nuestros padres, abuelos y bisabuelos han sido amigos desde mucho antes que iniciara la segunda guerra mundial, y en cada generación de los Jace y los Blanc nos han criado como si fueran hermanos, y eso hicieron nuestros padres con nosotros...

   Éramos tan unidos, que por un momento creí que realmente éramos hermanos, y creí que sus padres también eran mis padres, y el creyó lo mismo con los míos, pero luego de una larga charla, nos explicaron que no teníamos ninguna relación sanguínea, pero aun así nada nos impedía decir que éramos familia.

   Y realmente lo somos.

  Más que un amigo, Adam es mi hermano.

  Y sé que están pensando ¿En dónde está lo triste en esta historia?.

   Bueno, inicio cuando tenía seis años.

Mi madre, ella....

Falleció.

  Tenía cáncer, y el cáncer pudo más que ella.

  Me dolió durante muchos años...

  Pero aun así mi padre, siempre quiso mantener a mi madre con vida, de la mejor forma posible, manteniendo todo lo que ella amaba muy cerca de nosotros, como sus tradiciones, comidas favoritas, y personas favoritas.

  No fue tan malo, cuando pude acostumbrarme a ver su sonrisa solamente en los retratos del castillo.

Con el pasar de los años aprendí a no recordarla con dolor, y solo recordarla con una gran sonrisa en mi rostro.

   Si, se lo que piensan, de nuevo estas "Hablando de lo feliz que es la vida, cuando prometiste que era una historia llena de tristeza y drama excesivo"

   Bueno, déjenme informarles que mi alegría duro solo cuatro años más, cuando mi padre, se casó con una extraña mujer que tenía dos hijas un poco más pequeñas que yo, Anastasia y Denise.

  Esas dos niñas que me amargaron la vida durante años, y su madre, la mujer más cruel y despiadada con la que me eh topado.

   Mylady Trembley, alias la Madrastra Malvada.

  Que en mi opinión, ¿Qué clase de nombre es ese?.

  Mi padre se casó con esta mujer, como siempre, viendo el lado bueno de las personas, nunca se detuvo a ver su lado malvado, ya que mi padre era tan dulce e ingenuo, que siempre vio algo de bondad en cada ser humano.

¡Error! ¡Ese fue el error de mis padres!.

  Creer que todavía puede haber amor en seres como nosotros.

  En fin, retomando la narración de mi vida.

  Mi padre y la madrastra malvada se casaron, y las cosas no fueron tan terribles, ya que ella no era tan cruel con mi padre presente, hasta que una terrible mañana...

La tragedia alcanzo a mi padre.

  Los gritos de horror, la sangre, y los policías llenaron mi hogar.

Mi padre se había suicidado...

  Los policías lo encontraron en su oficina, con una bala en la cabeza hecha por su vieja pistola de casería, y una foto de mi madre, en sus manos.

Mi madrastra dijo, que mi padre nunca quiso estar en un mundo sin mi hermosa madre junto a él, que desde el inicio su plan fue irse con ella.

   Pero él sabía que no podía dejarme, y sabía que amaba estar con vida, así que desposo a una buena mujer con hijas, para que no estuviera sola, y ella me criara...

  Ay, papá...

  ¿Por qué no pudiste contarme de tu plan? Hubiera ido contigo sin dudarlo.

  Luego de la trágica muerte de mi padre, parecía que todo en mi vida confabulaba para salir mal.

  Mi madrastra y hermanastras mostraron su verdadero ser, quitaron esas mascaras de ángeles, para dejar ver a los demonios que vivían realmente debajo de esas mascaras.

  Me torturaron, humillaron y maltrataron toda mi adolescencia, me hicieron sentir como basura, como si no valiera nada, y lo peor de todo esto, es que ese sentimiento siguió viviendo en mí, por años.

  Escuche sus palabras, me las trague y me las creí, y fue un gran error.

Mi madre antes de morir me dijo:

  "Nunca dejes que nadie te quite tu corona, siempre serás una princesa, aunque digan lo contrario"

  Deje que ellas me quitaran mi corona, y no luche para recuperarla.

  Porque ya no sabía porque debía luchar.

  Todo fue de mal en peor en casa, mi madrastra despidió a todos los empleados del negocio de mi padre, un hotel, en un hermoso castillo, al que personas del mundo visitaban, pero luego de que papá se fuera, con él se fue la increíble magia que tenía el castillo, los clientes disminuyeron, y por falta de dinero, despidieron a todos los empleados, y yo tuve que cubrir cada puesto.

Era mucama, chef, y recibía a las personas, era su esclava.

No tenía tiempo, ni de estudiar para los exámenes, de dia era la esclava de mi madrastra y sus feas hijas, y de noche, pasaba toda la madrugada estudiando, para poder terminar la escuela y alejarme de ellas.

  Era lo único en lo que pensaba, huir de ahí, ya no había nada en ese lugar para mí.

  Nada.

  Ni siquiera Adam, los padres de Adam, murieron unos meses después que los míos, y su abuela, la abuela Annie, se hizo cargo de él, se mudaron a otro país, y ya que ella vivía en otro lugar, perdimos contacto y nunca pude volver a verlo.

  Era una de las cosas que más me dolía, perdí a mi madre, a mi padre, mi dignidad, y a mi mejor amigo.

   No tenia nada, ni a nadie, que me amara o yo amara.

  Cuando termine mis estudios y cumplí la mayoría de edad, me fui sin avisar, ni despedirme, tome algunas cosas, como, mi ropa y fotos de mi madre y padre, cuando mi vida todavía era feliz.

  Con mucho dolor vendí las joyas de mi madre, que costaban mucho dinero, el dinero suficiente para comprar un boleto de avión, e irme lo más lejos posible de ese bello pueblo en el que crecí, Fantasyville, el lugar donde todos tus sueños se harán realidad.

  ¿Cómo es que nunca note lo estúpido que sonaba esa frase?.

  Termine en New York, conseguí un empleo como mesera en un restaurante, y aveces trabajaba como niñera cuidando a los niños de mi edificio.

  Por ahora vivía en Queens, era lo que ganaba me permitía tener, pero no era tan malo.

  Era muy cierto, que no eran los lujos en los que crecí, y tampoco tenía sirvientes, que hacían todo por mí, como cuando era niña, pero al menos estaba muy alejada de mi triste pasado.

  Un dia cruzaba las calles de New York, durante una gran tormenta, debía regresar a casa, ya era tarde y mi turno había terminado hace unas pocas horas, pero la tormenta me complico demasiado llegar a casa.

  Recuerdo a la perfección aquel pequeño instante que cambio mi vida, para siempre.

  Cruzaba la calle sin notar los autos que pasaban, casi me atropellan, pero una manos varoniles, con un asombroso olor me salvaron de lo que tal vez, debió ser una inminente muerte.

  Fue cuando lo vi, por primera vez, y olí ese asombroso perfume, que amaría durante los siguientes años.

  Un hombre desconocido, tan guapo como un príncipe, me tomo de la cintura, y evito que un auto me sacara volando.

-Debes tener cuidado- Me dijo mientras sus manos aun tomaban mi cintura de manera protectora, como si al soltarme pudiera ocurrirme algo horrible, su voz sonó como una hermosa sinfonía de Mozart, una hermosa, musculosa y sexy sinfonía de Mozart.

-Gracias- Respondi con una leve sonrisa, mientras internamente intentaba controlar mis instintos femeninos que me daban un millón de ideas de como agradecerle.

  El al mirar mi sonrisa, sonrió de inmediato, como si ese gesto en mi rostro lo hubiera hechizado, su mano se deslizo fuera de mi cintura lentamente, y tomo un poco de distancia, note aquella mirada curiosa que hizo sobre todo mi cuerpo para luego fijar su mirada en mis ojos claros y grandes, y fue ahí cuando desee no haberme ofrecido a limpiar la cocina hoy.

  Mi uniforme estaba manchado de harina, salsa y millones de condimentos que nunca podría identificar.

  Qué vergüenza.

    Es hora de huir Emma, pareces la ensalada cesar que sirvieron hoy, debes huir. Me auto repetí esa oración como seis veces en mi cerebro hasta que pudiera romper el contacto visual con él, pero sus ojos eran...

Preciosos, e hipnotizantes.

-Lindos ojos, rubia- Me alago mientras observa con curiosidad y esmero los orbes verdes con los que nací.

-Gracias- Le sonreí a modo de despedida para luego caminar hacia la estación de trenes, ya que al sentir la brisa fría de New York, recordé que era de noche y estaba lloviendo.

-Emma....- Pronuncio mi nombre, haciendo que casi cayera de las escaleras por la impresión.

   Pare de caminar y gire lentamente para mirarlo, ¿Cómo ese extraño puede saber mi nombre?.

-¿Cómo sabes mi nombre?- Lo interrogue seriamente.

-Lo dice tu uniforme- Me respondió con una leve risita.

  Rayos, la mayoría del tiempo olvido eso.

-Tranquila, no soy un acosador, ni un loco- Bromeo un poco con una leve sonrisa que me tranquilizó un poco.

-¿Para qué me llamabas?-

-Soy James- Se presentó y extendió su mano para que la estrechara lo cual hice- Y solo si quieres, puedo llevarte a casa.

  Aprendan esto cuando un extraño, que acabas de conocer por muy guapo que sea, se ofrece a llevarte a casa, di NO.

-Está bien- Acepte, algo de lo que luego de dieciséis años iba a arrepentirme, sé que soy un muy mal ejemplo, lo sé.

  El me llevo a casa, intercambiamos números, y luego se fue, a la mañana siguiente me llamo y hablamos durante horas por teléfono y esa fue nuestra rutina, ya que él trabajaba casi todo el tiempo, hablábamos por teléfono todo el tiempo, incluso cuando ambos estábamos trabajando.

   Luego de un tiempo empezaron las citas, nuestras hermosas citas, cenas románticas en restaurantes, paseos en carruaje, citas en los cines, él era un príncipe encantador.

  Y yo la estúpida que cayó en sus encantos, ya entenderán porque me arrepiento de eso.

   Fuimos novios durante tres años, luego me pidió matrimonios, y como cualquier tonta enamorada del amor, le dije que sí.

  Nos casamos, y luego de unos dos años, las cosas fueron cambiando ligeramente, pero en un principio quise creer que era por el matrimonió, era obvio que las cosas cambiarían.

  Pero no creí que fueran a cambiar tanto, era tan joven e ingenua, nunca debí aceptar que un extraño me llevara a casa, debí irme en tren y tal vez, las cosas no serían así ahora.

   Note que tenía problemas de ira, bipolaridad y agresividad, consulte con un psicólogo y me dijo que eran ciertas mis sospechas, dijo que había un tratamiento para eso y que mi esposo debía a asistir a terapia, amaba a James, y sabía que ese no era el, así que quería ayudarlo.

  Y se lo comenté a James y solo causo una gran discusión entre nosotros, se enojó y dijo que no estaba "Loco".

  Como una tonta e ingenua joven decidí callar e intentar sobrellevar la situación por mi cuenta, en un principio aceptar y ser sumisa me servía, para que el estuviera calmado, y tal parece que mi forma de actuar lo hacía feliz, solo callaba y aceptaba sus malos tratos y gritos, era como si verme con la cabeza gacha y lágrimas en los ojos lo hacían feliz, ya que con facilidad volvía a estar feliz y divertido.

  Un año después, ocurrió algo maravilloso, estaba embarazada, iba a ser una hermosa bebita, que ambos íbamos a consentir.

La noticia de un bebe, lo hizo cambiar y mucho, creo que era lo que el necesitaba para volver a ser el dulce hombre del que me enamore.

  Volvió a ser dulce y mimoso, sentí que estábamos de nuevo en esa bella etapa en donde estábamos perdidamente enamorados.

  Nueve meses después nació nuestra hija, una hermosa niña de ojos verdes, y cabello rubio como yo, ella se volvió todo para nosotros.

  James la trataba como si fuera una pequeña muñeca de cristal, que pudiera quebrar, intentaba ser lo más cuidadoso y dulce posible con ella, hasta la trataba mejor que a mí, y eso me encanto, me pareció dulce.

  Las cosas iban bien entre nosotros, estábamos bien, muy bien.

  O eso quise creer.

   James estaba bien con nuestra hija, pero no conmigo, note que el hecho de que tenía que guardar reposo por haber dado a luz, le molestaba un poco, luego note que le irritaba mi forma de vestir, luego le molesto que hablara con los vecinos, luego le molesto que saliera a pasear con nuestra hija, él debía estar siempre, o se enojaba, y aun así cuando salíamos, no podía ni siquiera mirar a un empleado para preguntar algo sin que él se enojara conmigo.

  Le molestaba todo lo que yo hacía, le molestaba mi comida, mi caminar, mi ropa, mi voz, mi cabello, le molestaba mi presencia....

  Le molestaba que yo existiera.

  Nuestra hija crecía y se volvió la luz de James, la única persona que si se ganaba su amor y aprobación en todo, me alegraba que ella pudiera llevarse bien con su padre, pero luego de un par de años, nuestra relación empezó de mal en peor.

   Discutíamos todo el tiempo, porque Emma Blanc se cansó de ser la estúpida de la historia, la mujer a la que pisotea su marido, cada vez que él quiere.

  Decidí pensar y hablar, y defender mi dignidad, o lo poco me quedaba y debía proteger de ella, algo que a mí ya no tan amado esposo le enojo muchísimo, él se dio cuento que ya no quería sufrir, y que no iba a dejar que un hombre hiciera conmigo lo que quisiera.

  ¡Y se sintió increíble! ¡Poder femenino, señores!.

Bueno mientras yo celebraba, él se enojaba y muchísimo, y mucho.

  Lo único que evitaba que descargará su ira, era nuestra hija, Ally, era un interruptor para él, automáticamente al verla o escuchar su voz, se detenía.

  Ally tenía un gran control sobre James, y nunca entenderé como, pero solo me limite a pensar, que su amor por Ally es más fuerte, que sus problemas psicológicos, y su amor por mí.

  ¿Dolía? Tal vez un poco, pero eso me hizo ver algo.

  Hay hombres que solamente están hechos para algo, amar a sus hijos, esposas, o amarse asimismo.

James ama a Ally,  y ella es la única persona a la que él va a amar.

  Con el pasar del tiempo vi que eso era bueno, al menos sabía que la bestia con la que me case tenía algo de amor en su corazón, no hacía a mí, pero prefiero que la ame a ella, aunque me duela un poco.

  Las cosas si cambian radicalmente luego del matrimonio.

  La idea de divorciarme pasaba por mi cabeza constantemente, pero había algo que me detenía siempre que reunía el valor de pedirle el divorcio.

Ally.

Mi hija, es muy apegada con su padre, y para mí era obvio, yo siempre ame a mi madre, pero siempre fui muy apegada a papá.

  Cuando murió papá, estaba destrozada, no sé cómo Ally podría llevar la noticia de nuestra separación, ¿Y si quiere irse con él? ¿Qué hare?.

  Sé que James no lastimaría a Ally, pero me asusta que un dia ocurra algo, y pierda el control.

  Sé que Ally iría con el sin dudar, y eso no lo puedo permitir.

  Asi que mi mejor opción, por triste que suene, es plantarme como un árbol aquí, junto a ese maniaco con el que cometí el error de casarme.

  Jóvenes solteras que lean esto, nunca se casen con un extraño que salvo tu vida en medio de una tormenta, ni por romántico que suene o se sienta.

¡Él no es para ti!.

  En ese momento deseaba más que nunca un hada madrina que me guiara al camino que debo tomar.

  Si quedarme plantada como un árbol y soportar cada maltrato e humillación de parte del hombre que más amaba.

O...

  Pedirle el divorcio, e irme lo más lejos posible con Ally.

  Tuve que haberme ido.

-¡Mami....!-

  La voz de su pequeña, la hicieron parar su escritura para ponerle atención a la niña que corría hacia ella emocionada con un papel en su mano.

  Ally, su pequeño rayo de sol humano, una pequeña rubia, de ojos verdes, con una sonrisa de ángel y con un aura de alegría que lograba contagiarle a todos.

  Emma soltó el bolígrafo y aparto el cuaderno en el que anteriormente había estado escribiendo de manera dramática. su vida, quería sacar un poco de ese dolor que llevaba dentro, y lo que se le ocurrió fue escribir.

  Su pequeño solecito, salto a sus brazos tomándole desprevenida y se aferró a ella para abrazarla mientras reía, a Emma no le sorprendía que su hija hiciera eso cada momento, desde el incidente domestico de hace un mes, Ally tenía miedo de que algo pudiera sucederle a su madre, por eso no dudaba en estar las 24 horas de los 365 días del año, abrazando a su madre, y Emma la entendía a la perfección, luego de que su madre muriera hacia eso con su padre, porque temía que a el pudiera perderlo.

  Ally teme que un dia encuentre a su madre sin vida en el suelo de su sala.

-¿Qué haces aquí, amor?- Le pregunto su madre un tanto extrañada mientras se separaba levemente del abrazo para mirar la carita preciosa de su bebe- Creí que jugarías con Mallory, y cuando quisieras regresar me llamarías para buscarte. No puedes venir sola a casa, Ally.

-Mami, pero Mallory vive en el departamento del frente- Objeto la pequeña mientras hacía puchero con sus labios, gesto que imito su madre solo para burlarse- Mami.....-Se quejó al ver que se burlaba de ella.

Emma soltó una risita y acaricio las mejillas de su hija- ¿Por qué tienes rubor en las mejillas? ¿Acaso tocaste mi maquillaje?- La interrogo mientras alzaba una ceja.

-No- Nego mientras inflaba sus mejillas y hacia muecas raras, para despistar a su madre.

-Sí, Pinocho- Hablo con sarcasmo y pellizco su nariz, a lo que la niña se quejó y cubrió su nariz- Deja de decir tantas mentiras, te crecerá la nariz como a Pinocho.

-Eso no es cierto- Objeto la niña mientras cubría su nariz.

-¿Me estas contradiciendo?- Cuestiono Emma algo seria.

-Si- Dijo con rapidez, pero al darse cuenta de sus palabras dio un brinco en su lugar y negó- Digo, si....¡No, no! -Exclamo alarmada- Quise decir que no.

-Ve a quitarte eso de la cara, amor- Le pidió algo divertida con la actitud nerviosa de su hija.

-Okay- Acepto y luego la abrazo- ¡Oh mami! -Se separó del abrazo de un salto- Casi olvido, mostrarte esto....-Le enseño el papel en su mano, que realmente era un vieja foto, que Emma reconoció al instante- Eras muy bonita.

   Su madre tomo la foto y la observo con asombro y nostalgia, al ver a sus padres y más personas ahí, recordaba muy bien ese dia, cumplía años, y como siempre su cumpleaños se trataba de alguna princesa, en ese caso, fue Bella, en la foto estaba junto a sus padres y dos personas disfrazadas de Bella y Bestia, Adam estaba junto a ella tomando su mano, con un traje azul, parecido al de Bestia, y Emma de cinco años lucía un vestido amarrillo con el diseño de la princesa Bella.

-¿De dónde sacaste esto?- Pregunto con el ceño fruncido muy intrigada, había dejado todas esas fotos en el castillo, cuando se fue hace dieciséis años.

-Había un hombre parado en la puerta cuando llegue, dijo que era tu amigo y me entrego esto para que te lo diera y un chocolate- Saco del bolsillo de su suéter una mini barra de chocolate con nueces.

-Ally....-Tomo el dulce y la miro con reproche- ¿Aceptaste un dulce de un extraño?.

-Sí, y lo invite a pasar- Señalo al hombre que estaba parado a unos metros observando a las rubias con una sonrisa.

   Emma se levantó mientras abrazaba a su pequeña de manera protectora, pero su atención estaba más que todo en aquel hombre que estaba en su puerta, lo recordaba, sabía quién era, lo vio millones de veces, antes que su vida se volviera un tormento.

-Eres Bestia- Pronuncio la mujer mientras miraba la foto en su mano y luego lo miraba a el- Bueno, en la foto eres Bestia- Aclaro para no ofenderlo.

-Sí, soy el de la foto, Emma- Le confirmo con una sonrisa- Has crecido mucho.

-Si....-Asintio mientras lo observaba algo confundida, al notar que no había cambiado en nada, se veía exactamente igual, era como si no hubiera envejecido ni un dia- Disculpe, la pregunta, pero....¿Cuál era su nombre? Sinceramente, no lo recuerdo.

El hombre soltó una risita- Soy Bastian- Se presentó mientras miraba a ambas rubias con una sonrisa.

-Es Bastian, mami- Repitió la niña para asegurarse de que su madre no lo olvidara.

-Sí, amor, ya escuche- Emma le sonrió un poco y le entrego la foto- Amor, ¿Por qué, no vas a limpiarte la cara y guardas esto?...-Le entrego la foto.

-Está bien...-Tomo la foto y la abrazo unos segundos, para luego mirar al hombre con una leve sonrisa- Bay...-Agito su manos mientras se despedía para luego irse de la habitación.

-Ehh...-Inicio la mujer mientras observaba al hombre- ¿Quiere sentarse?...-Le ofreció mientras señalaba los sofás blancos.

-¿Qué te paso en el rostro, Emma?- Cuestiono mientras caminaba hacia la oji verde, y observaba su ojo morado y la cicatriz en su labio y mejilla que poco a poco ha estado sanado.

-No, nada- Nego mientras evitaba la mirada azul del hombre sobre ella.

-Eso no parece nada- Acerco sus dedos a su rostro para observar mejor sus moretones, a lo que ella retrocedió asustada.

  Bastian la observo con seriedad y confusión por su actitud, sabía que algo extraño le sucedía, pero no podía saber muy bien, que era. Aquel movimiento de Emma, solo fue un reflejo, se había acostumbrado a huir de su ex esposo cada vez que trataba de golpearla, que ahora no se sentía segura con un hombre cerca.

-Emma, ¿Qué sucede contigo?-

-No, es nada. ¿Qué hace aquí?- Pregunto al ya sentirse algo incomoda con su presencia y sus preguntas- ¿Y cómo consiguió mi dirección?.

-Emma, quiero hablar contigo sobre un tema algo delicado- Inicio el hombre mientras rascaba levemente su barba.

-Bueno, dígame- Pidió al notar lo preocupado y serio que se veía.

-Es el castillo- Dijo el hombre con algo de preocupación- Tu madrastra, va a venderlo.

-¿Y por qué está mal?. Es su propiedad, y realmente creí que ya lo había vendido, no le gusta ese lugar...-Se cruzó de brazos mientras lo observaba sin mucho interés por sus palabras- ¿Y solo por eso vino a verme?.

-Emma, el asunto es que nadie quiere que venda el castillo, y no debería pasar a manos de alguien que no contenga la sangre de tu familia....-Explico y frunció levemente el ceño al notar la incomodidad en la rubia- Emma, ¿Desde hace cuánto no visitas el castillo?.

-¿Por qué pregunta?- Cuestiono mientras alzaba una ceja.

-Entonces, si huiste- Afirmo con algo decepción, lo que la madrastra de Emma le había dicho.

-¿Perdón?- Frunció el ceño algo ofendida por su acusación.

-Huiste, y nunca tuviste el interés de regresar al castillo, tu verdadero hogar- Le recordó con un tono serio que avisaba que iba a regañarla- ¿Acaso sabes el problema que ocasionaste al irte del castillo? Ese lugar es el legado de tu padre, legado que debes proteger y continuar...-

  Emma lo interrumpio completamente indignada, por sus acusaciones y regaños, él no sabía las razones por las que se fue de ahí, nadie lo sabía, porque nadie nunca se preocupó por su estado después de la llegada de la "Madrastra Malvada".

-Oiga, señor, no es su asunto las razones por las que me fui de ahí. Pero al igual que usted, y todos los amigos de mi padre, luego de que la señora Mylady Trembley, llegara a la vida de MI...-Resalto esas palabras mientras se señalaba con los dedos- Padre, todos se alejaron...-Le recordó, algo dolida, al recordar que realmente todos abandonaron a su padre, y a ella- Estaba solo con esa arpía, que estoy segura que...-Se detuvo al recordar lo que ocurrió la última vez que completo aquella idea, se fue de Fantasyville, intentando hacerse la idea que ese pueblo jamás existió- Lo abandonaron todos...-Sus ojos se cristalizaron con levedad mientras varios recuerdos viajaban de regreso a su cabeza, recuerdos que había tratado de reprimir por años y lo había logrado hasta que Bastian apareció de nuevo- Y luego me abandonaron a mí...-Desvió la mirada por un segundo- ¿Por qué nunca fueron a verlo? ¿Por qué nunca escribieron?...-Le pregunto con los ojos cristalinos por el dolor que había estado privado en su pecho por años- Usted y su esposa se olvidaron de nosotros, como si mi padre jamás hubiera existido.

  Bastian observo con dolor y pena a Emma, aquella niña que durante años vio crecer, y al igual que ella compartían el dolor por la muerte de su padre, sabía que estuvo mal alejarse de los Blanc, cuando Mylady apareció, pero al igual que Emma y su padre, él también tenía problemas y asunto que resolver en su hogar.

  Pero si no detenían la venta del castillo, su hogar estaría en juego, y por esa misma razón, había movido cielo y tierra para encontrar a la legítima heredera del castillo Blanc.

   Emma.

-Sé que estas muy dolida, y que extrañas a tu padre, pero...-Coloco sus manos sobre sus hombros sin su permiso, a lo que ella palideció por el tacto, y pudo sentir lo nerviosa que estaba.

-Suélteme- Murmuró bajo, como si tuviera miedo de hablarle.

Bastian al notar su miedo frunció el ceño- Estas temblando. ¿Por qué?- Cuestiono con seriedad.

-Suélteme, por favor- Rogo con la mirada gacha.

Bastian aparto sus manos y observo el rostro de la rubia con determinación, sabía que había algo en ella que no estaba bien- Emma, ¿Qué fue lo que te paso?-

-No....-Trago saliva y levanto la mirada para mirarlo, con el rostro algo pálido, pero un poco más calmada- No es nada.

-Esos moretones y tu actitud extraña no es algo que se pueda ignorar, Emma. ¿Quién te golpeo?- Fue directamente al grano, al saber que esos golpes no pudieron haberse causado por accidente.

-Nadie, me golpeo- Aclaro ella de inmediato.

-Emma, sé que alguien te golpeo, esos moretones no pudieron haberse hecho por accidente- Se acercó un poco más a ella para observar con claridad su rostro golpeado- ¿Quién te golpeo?.

-Oigan, mi vida no es algo que le incumba a usted, ni a nadie- Frunció el ceño algo enojada por su curiosidad, ya se sentía muy avergonzada y dolida por todo lo que sucedió, y no quería tener que explicárselo al hombre que abandono a su familia, en el peor momento.

-Bien, no me cuentes, de igual manera lo descubriré. Pero almenos, acepta regresar conmigo a Fantasyville- Le pidió el mientras recordaba su objetivo principal al ir allí.

-¿Qué? No, voy a regresar Fantasyville- Se rehusó de inmediato.

-Emma, por favor, debes regresar, tu eres la dueña legitima de ese lugar, y de la fortuna de tu padre, ella no tiene derechos, ni debe vender el castillo sin tu autorización, es ilegal- Le explico en un vano intento de hacerla entrar en razón.

-Me da igual, el dinero, y el castillo- Dijo con sinceridad, aunque dinero es algo que necesitaba en ese momento, pero prefería no tener nada que ver con su madrastra y hermanastras- Que se queden con todo eso, que hagan lo que quieran con eso, yo no quiero nada.

-Emma, tu padre hizo todo por ti- Avanzo un corto paso para no incomodarla, pero necesitaba ver esos ojitos verdes y encontrar aquella chispa de alegría que siempre había visto en ellos, pero no la encontró.

-No, quiero nada. Y si pudiera tener algo de papá.....-Hizo una breve pausa y se encogió de hombros mientras agitaba la cabeza- Seria.....Estar con él....-Desvió la mirada al notar el nivel tan bajo en el que había caído, su vida era tan miserable que deseaba morir lo antes posible para reunirse con sus padres y huir de sus problemas, aunque sabía que no podía, alguien la necesitaba.

-Emma....-

Lo interrumpio- Por favor- Emma lo miro cansada, cansada de que su visita solo lograra remover heridas aún abiertas- Váyase.

-No- Nego con firmeza, no podía irse de ahí, sin ella.

-Por favor, váyase- Le pidió- No quiero seguir hablando del tema, no quiero saber nada de esto.

-Emma, te necesito. Eres la única que impedirá la venta del castillo, tú eres la dueña, la heredera, debes hacer algo....-

-¿Por qué le interesa algo que ni siquiera en suyo?-

-Porqué le interesaba a tu padre- Le recordó sacándole un gran suspiro- Sé que no te interesa, pero hazlo por tu padre.

-....No quiero hacerlo, no quiero regresar ahí- Nego mientras sentía el dolor de sus recuerdos apoderarse de ella- No quiero regresar ahí sola....

-No vas a estar sola- Nego y le sonrió levemente- Esta vez, no vas a estar sola-

-No confió en usted-

-No confíes en mí. Confía en tu hija, y en tu hermano- Le sonrió al imaginarse su reacción de felicidad.

-¿Mi hermano?- Cuestiono con confusión, pero luego de un par de segundos logro entender sus palabras- ¿Está diciendo que....?.

-Adam y tú son los dueños del castillo, sin el permiso de ambos, no abra venta- Le explico con un mejor ánimo, al verla cambiar de semblante- Él te espera en Fantasyville...¿Qué me dices, princesa Emma? ¿Regresara a su reino?.

Rio levemente- ¿Cuándo debo estar haya?. Necesito algo de tiempo y dinero, para estar haya-

-Del viaje no te preocupes, tengo un jet privado listo para llevarlas cuando yo se lo ordene- Le explico a la rubia quien levanto las cejas asombrada con esa información.

-Gracias. ¿Cuándo nos vamos?-

-Hoy-

Fin del prólogo.

¡HOLA! Espero que les haya gustado

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