XXXIX
―No podemos continuar de esta manera. Ayer mencionaste que era necesario que redujera mi peso, y con anterioridad afirmaste que ya había alcanzado mi objetivo ―detallo mi cuerpo en el espejo.
―Gorda, fea.
―¡Callate, callate! ―exclamo con fuerza al romper el espejo y observar cómo la sangre se desliza.
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