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Capítulo 16

Toda la clase él estuvo distante, con la cabeza pegada a su libro, por lo que ella no se movió. Por suerte solo era una clase y luego el profesor entregaría los exámenes de la clase pasada. Solo era un examen de diagnostico, pero iba a determinar si necesitarían que acudir a tutoría. Cuando el profesor Thompson pasó por cada asiento entregando los exámenes se detuvo en el de Blair y le dio una media sonrisa.

 —Has mejorado mucho, Rain. —Dejó la hoja sobre el escritorio y ella vio garabateada en la esquina una "C+". Esa era una buena nota para ella— Sin embargo, veo que trabajas muy bien con Eugene, él podría ayudarte a que mejores en algebra ¿Eugene, estás de acuerdo en ayudar a Blair? —El profesor levantó la mirada hacia él. Blair volteó para verlo con una sonrisa pegada a su rostro.

Eugene sonrió como siempre lo hacía y dijo—: Siempre.

Él no decía sí, ni no, ni "está bien" ni "claro". Él decía "siempre". Ella amaba como se la palabra "siempre" se oía en sus labios. Así que sonrió para él como una pequeñuela y él le devolvió el gesto. Durante lo que restó de la clase estuvo muy callado y cuando llegó el almuerzo, ambos salieron al mismo tiempo y nadie tuvo que comprar la comida de nadie más.

Había sándwich italiano de queso en el menú. Ella amaba esos sándwiches, así cuando recibió el suyo lo primero que hizo fue darle una mordida voraz. Ella notó que estaba ganando peso, sus pómulos estaban más llenos, no llegaba a ser mucho, pero era hora de ponerse en forma de nuevo. Con salir a correr en las tardes sería suficiente, a ella le gustaba eso y tal vez lo necesitaba para pensar.

—Oye Blair ¿Vas esta noche a la fiesta? —Le preguntó Becky a través de la mesa.

Blair levantó la vista y asintió emocionada y con la boca llena.

—Nosotras podemos pasar por ti, si quieres. —Ofreció Hannah con una mirada furtiva a Eugene quien levantó la mirada rápidamente hacia ella, luego miró a Blair, quien estaba atragantada con el sándwich e instintivamente también había volteado a verlo.

—Um, yo iba a llevarla, de hecho. —Eugene se encogió de hombros.

— ¡Oh! Comprendo, los veremos allá entonces. —Dijo Hannah y miró a Blair, Becky le dio una patada por debajo de la mesa a Blair quien chilló botando el pan de su boca.

— ¡Ay! —Eugene la miró— Me... me golpeé con el tubo. Estúpido tubo. —Murmuró mirando a Becky.

—No culpes al tubo, el tubo no tiene la culpa. —Reclamó Becky.

—El tubo casi me rompe el pie. —Replicó Blair.

—El tubo cree que eres dramática. —Respondió Becky.

—El tubo no sabe lo que dice, el tubo ha sido brusco. —Insistió Blair.

Becky, Hannah y Blair se quedaron intercambiando miradas un buen tiempo y luego rompieron en risas estrepitosas. Eugene frunció el ceño con confusión mientras tomaba de su lata Coca-cola y las miraba mientras se retorcían de la risa.

— ¿Sí sabes que los tubos no hablan, no sienten y no piensan? —Preguntó Eugene.

—No lo entenderías. —Recalcaron las tres al unísono y de nuevo estallaron en risas.

—Raras, las chicas son raras. —Masculló para sí mismo.

Blair apenas habló de camino a casa, estaba tan feliz que no podía encontrar palabras que decirle a Eugene. Ella nunca había sido del tipo de chica insegura, ella quería saber si ella le gustaba a Eugene, si o no, algo contundente. Así que había decidido contarle lo que estaba sucediendo con ella estos días, no todo, solo hasta el punto en que él entendiera que ella se estaba volviendo loca por él. Quería también preguntarle qué había pasado entre Lucy y él y si seguía enamorado de ella, pero eso venía en segundo plano. Lo más importante era impresionarlo.

Ella entró en casa corriendo y le dio un beso a su padre que se encontraba en el sofá leyendo un libro, le dio otro a Roscoe que estaba junto a él jugando con su PSP y otro a Lorena que se encontraba al pie de la escalera. Subió corriendo las escaleras y se encerró en su cuarto. Eran las tres de la tarde, pero siempre que se arreglaba para una fiesta procuraba hacerlo temprano, a ella le gustaba darse a desear pero tampoco le gustaba ser de las que tenían al chico esperando por ellas la mitad de la noche. Y Blair sabía que ella tenía un record en cambio de ropa, ella podía perfectamente cambiar todo su look entre el primer piso y la planta baja de un ascensor. Había hecho el intento.

Así que se metió a la bañera y se dio un largo baño de espuma. Necesitaba relajarse después de todo, estaba un poco tensa por todo lo acontecido en la semana. Cuando salió eran casi las cinco, un poco más y hubiera terminado como una pasa. Estuvo una hora más bailando con música de Avril Lavinge, luego procedió a ocuparse de su maquillaje y como ya tenía su atuendo, a las seis estaba lista. Como le gustaba darse a desear y Eugene había dicho que estaría en su puerta a las siete se quedó tratando de pasar el nivel de 60 Candy Crush y borrando viejos contactos de WhatsApp. Se había perdido en viejas conversaciones con Macy y Hilary, nada comparado con las conversaciones con Becky y Hannah, ellas eran graciosas y ocurrentes y la hacían reír, no la envidiaban ni deseaban nada de lo que ella tenía, eso hacía que Blair se encariñara muy rápido con ellas.

— ¡Blair, Eugene está aquí! —Oyó la voz de Roscoe a través de su puerta.

—Dile que espere, estaré lista en un momento. —Respondió ella, dándose un repaso en el espejo.

—Todos sabemos que ya estás lista. —Bufó Roscoe.

—Tú dile que espere. —Repuso.

— ¿Cuál es el punto de hacerlo esperar? —Porfió Roscoe aun pegado de la puerta.

—Roscoe, sé lo que hago.

—Vale.

Roscoe al fin dejó la puerta y ella pudo dar vueltas en su habitación tranquila. Se planteó de nuevo todo lo que iba a preguntarle a Eugene. Todo lo que le diría. Vaya, no era fácil. ¿Por qué ahora que le gustaba un chico de lo más normal y no nada llamativo se le hacía tan difícil?

Porque él tiene el cerebro en la cabeza y no en los pantalones. Respondió su subconsciente. Ella tuvo que darle la razón.

Bien, si ella no podía usar su atractivo para conquistarlo, eso era lo mejor que tenía. Más su historia acerca de cómo noqueó a una mujer por el último par de botas Gucci en una tienda. No creía que eso a Eugene lo interesase.

—Bien, Blair, tú puedes hacer esto. —Se dijo a sí misma cogiendo el pequeño bolso que combina a la perfección con su vestido y colgándose la delgada cadena en el hombro.

Abrió la puerta y salió meneando su cadera como era su hábito natural, bajó las escaleras lo más rápido que puso, pero antes de llegar al final de éstas pudo oír como Eugene y su padre, estaban charlando en la sala de estar acerca de pesca. Su padre se oía feliz, no como cuando ella traía a casa a Greg y su padre por casualidad llegaba o estaba en casa luego de un viaje, Greg estaba como enfurruñado y su padre mucho más, a ellos no les importaba llevarse muy bien entre sí, fue odio a primera visto. Pero con Eugene se oía como si en realidad estuviera hablando con un amigo.

—A Blair no le gusta pescar, es muy torpe en eso. —Decía su padre, ella se golpeó la frente.

—Bueno, supongo que ya lo sabía, creo que Blair es demasiado elegante para que la veas en el lago. —Dijo Eugene. Pero no como si Blair fuera frívola, sino como si estuviera hablando de la Reina de Inglaterra.

—Eso es cierto, mi madre también odiaba el lago y el olor a pescado la enfermaba. Justo como a Blair, creo que ella tiene mucho de Blair. —Oliver sonó nostálgico— Por cierto ¿Cómo está tu padre?

— ¡Oh! Él está genial. Habla a menudo de usted, le digo que tendría que visitarlo, pero siempre pone escusas, dice que tal vez usted está ocupado con el trabajo y eso.

—Bueno, estoy de vacaciones ahora, supongo que debería llamarlo y proponer un viaje de pesca ¿no crees?

—Creo que a él le gustaría, siempre lo describe como un grandioso amigo.

Ella pudo escuchar la sonrisa de su padre desde las escaleras. Entonces cuando el silencio se formó Blair terminó de bajar. Eugene estaba muy guapo, y ella lo pudo notar, traía una cazadora de cuero, una camisa de botones sin abrochar debajo y una camiseta blanca más abajo, también llevaba unos Wranglers azules y degastados que le quedaban geniales.

—Hola. —Blair se sonrojó cuando él pasó sus ojos sobre ella, con cuidado y sorpresa. Su mirada no era lasciva, sino sorpresiva.

—Eres hermosa, Blair.

Él no dijo "estás hermosa", sino "eres hermosa" y dijo su nombre. Descubrió que amaba cuando decía su nombre.

—Lo es ¿No es así? ¡Y yo la hice! —Bromeó su padre. Blair estaba consciente de que era un mal chiste.

—Hizo usted un buen trabajo señor. —Bromeó Eugene de vuelta y Oliver rió, dándole una palmada en la espalda.

—Me agrada tu nuevo novio, Blair. —Le dijo.

Blair volvió a sonrojarse, hasta la punta de los pies. Eugene la miró.

—No papá, él no es mi novio. —Le corrigió caminando hacia donde Eugene se encontraba.

— ¿Y por qué no? Yo voto porque salgan ¿Qué me dicen?

—Basta papá. —murmuró ella.

Tomó el brazo de Eugene para sacarlo de la casa.

—Es una buena idea ¡Diviértanse! —Gritó antes de que Blair cerrara la puerta en su cara.

Cuando estuvieron a salvo a fuera él la dirigió a la camioneta y la ayudó a subir, ella aun estaba seriamente avergonzada. Arregló la delgada diadema que marcaba la línea entre su flequillo y sus mechones largos en el espejo retrovisor mientras él rodeaba la camioneta. Él entró de un salto y sonrió para ella.

—Lamento lo de mi padre. —Se disculpó. Él le dio una de sus sonrisas de Eugene.

—Está bien, él mío es igual y lo sabes. Me cayó bien. —Se encogió de hombros.

Eugene encendió la camioneta, pero sonaba incluso peor que antes, así que no pudieron entablar mucha conversación en el camino. No la necesitaban, porque cuando él le sonreía de pronto se sentía mejor. Y no es que estuviera muy preocupada por la fiesta, pero en cuanto puso un pie ahí supo que era menos que bienvenida. Ella ya había estado en casa Fiona, sabía que era una casa grande, con piscina y un patio genial, había organizado fiestas ahí. Pero esta vez no había sido tan bien recibida como las últimas veces. Todo el mundo la miró como si fuera una de las siete plagas, incluso cuando llegó al lugar en donde estaban Becky y Hannah, todo el mundo susurraba a sus espaldas y ella se sentía terrible.

—Tranquila, Fiona dijo que cualquiera que quisiera venir en el instituto estaba invitado. —Le avisó Becky llegando a su lado con un vaso de cerveza.

Ella se veía genial. Con un estilo rockero con los ojos ahumados con sombras y delineador, shorts negros y un top crop negro también con flores estampadas en la parte superior, también traía un chaleco de mezclilla y unas botas. Y su cabello lucía increíble. Parecía una estrella de rock. A Blair le encantó. Hannah lucía un poco más retro, traía un sombrero plano negro y su flequillo cayendo sobre su frente junto con unos lentes oscuros que le recordaron a los de un Hippie, con su falta larga y su blus holgada de manga larga ella estaba igualmente genial que Becky. Cada una tenía estilo y era totalmente increíble.

—Vamos a aliviar un poco el ambiente, ven aquí Blair, tómate una foto con nosotros. —La animó Becky, acercándola al sofá. La hizo sentarse en medio de ellas y extendió el brazo con su celular en la mano para tomar la foto— Hagan una cara rara, no me gustan las fotos normales. —Advirtió Becky. Blair pensó rápido e hizo un guiño hacia la cámara con su boca ligeramente abierta— ¡Muy bien! —Dijo Becky— Salió genial. —Entonces configuró la cámara para tomar otra.

—Todas un abrazo, vamos. —Blair las atrajo, con sus brazos sobre los hombros de cada una.

—Auch, estás pisando mi cabello. —Se quejó Hannah sosteniendo su  sombrero con la mano pero riendo al mismo tiempo.

—Lo siento tanto. —Se disculpó Blair y rió también.

— ¡Ahí va! —Anunció Becky. El flash las cegó. Becky miró la foto luego y sonrió satisfecha— Es un desastre y salimos perfectas.

Todas rieron— ¡Va a mi Instagram! —Anunció Hannah y volvieron a reír.

— ¡Ven a tomarte una foto con Blair, Eugene! —Lo llamó Becky, se levantó para tomarlo de la mano y sacarlo de la esquina desde donde las había estado viendo. Hannah se levantó también y él cayó al lado de Blair con una sonrisa tímida— Ahora, más juntos. —Los animó Becky moviendo su mano. Blair se movió un poco más cerca de él.

— ¿Así está bien? —Él pasó un brazo detrás de ella y lo apoyó en su costado izquierdo.

—Perfecto. —Dijo Becky— Ahora bésala. —Apremió.

— ¿Qué? —Dijeron ambos al unísono.

—No sean tontos, en la mejilla. —Explicó Becky— Blair, hazlo tú.

Blair miró a Eugene y sonrió, él se rió y su sonrisa de Eugene quedó en su rostro. Ella puso su mano al otro lado de su cara y posó sus labios en la que tenía en frente. En ese momento ella estaba sonriendo y él también, ahí fue cuando Becky tomó la foto. Blair deseaba guardar esa foto el resto de sus días para enseñársela a sus hijos y a sus nietos.

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