
Nuevas amistades
Cuando Bravo llegó a la camilla, vio a sus preciosos hijitos bebiendo leche de su madre. En total había cuatro cachorritos, tres gatas y un gato.
Papá nos miró a todos detenidamente, se sentía muy orgulloso.
Cuando dejamos de beber, decidió ponernos nombre según nuestro pelaje y comportamiento. Decidió empezar del más mayo al más pequeño, aunque solo tengamos segundos de diferencia.
La primera gata era una Van Turca, como su madre. Era totalmente marrón claro, con el hocico, pecho y patas blancos, como papá,y unos ojos marrones. Ella es muy chillona, le gustaba mucho hablar, bueno, más bien chillar, como si fuera toda una mandona, la líder del grupo. Al ver esto Bravo decidió llamarla Verónica, ya que la hermana de Bravo era muy ma doma y se llamaba igual.
Después estaba la segunda gata. Esta también era una Van Turca, pero esta ella era totalmente blanca, menos la cola y la oreja derecha, que eran grises, y unos ojos verde esmeralda. Ella era mas callada y le gustaba mucho dormir, era muy calmada y sencilla. Así que la llamó Abril, porque, era el mes mas calmado que tuvieron mis padres ese año.
El tercero era yo. El único gato Siberiano de los cuatro. Yo tenia el pelo más corto de lo que acostumbraba en un Siberiano. Mi pelaje era blanco, con un tono gris por encima de la cabeza y por la zona superior de mi espalda, asta la punta de la cola, que era negra, seguida lineas por todo mi pelaje gris y tenia uní ojos naranja claro. A mi me gustaba mucho jugar, le daba golpes a mis hermanas para que ellas me siguieran el juego. Y mamá me llamó Eric, porque su padre, mi abuelo, era como yo, valiente y juguetón, y tenia la misma mirada que él, por eso mamá me llamo así.
La última, la más pequeñina, mi hermana menor. Esta era idéntica a mamá tenia sus mismos ojos, su mismo pelaje, etc. Mi padre decidió llamarla Perla, porque si algún día perdiera a mamá, siempre la recordaría en los ojos de su hijita más pequeña.
Han pasado tres meses desde mi nacimiento. La navidad acabó. Faltaba poco para primavera.
Hace unas semanas, mi madre falleció por una grave enfermedad que le entro al tenernos, esta enfermedad no es muy típica en partos de gatos pero si muy letal. Al ocurrir esto, nos quedando solos con mi padre en el callejón donde solíamos vivir todos juntos.
Nosotros eramos muy pequeños y mi padre no encontraba suficiente comida para alimentar a los cinco. Por desgracia, a Mohamed no le dejaban meter animales en su apartamento y no pudo adoptarnos. En cambio nos llevó a una tienda de animales, para que así otras familias con autoridad pudieran adoptarnos.
Los primeros días no nos adoptó nadie. Así que intentamos hacernos amigos de los demás cachorros.
La tienda de animales tampoco era muy grande. Tenia un solo escaparate muy grande, donde estaban los cachorros de gatos y perros. En las paredes habían una jaulas con una ventana de cristal. En ellos estaban los reptiles, peces, pájaros y perros y gatos mas grandes.
Como de esperar, mis hermanos y yo estábamos con los gatos y perros más pequeños.
Y mi padre estaba con los grandes en una jaula de cristal con agugeritos y un compañero llamado Ben. Él era un Bombay negro.
Mi hermana mayor, Verónica la pija, que así es como na llamo yo. Es que es toda una charlatana, esta todos el día mandándonos a mi y a Perla, y solo se relaciona con Abril porque es la mayor. Si fuera un humana, ya estaría con un iPhone 7 plus chateando por WhatsApp con sus amigas pijas.
Verónica se hizo amiga de una Poddle blanca y con un pequeño lazo rosa en la cabeza, ella se llamaba Susi.
Abril es muy tímida, así que no hizo muchos amigos, más bien, no hizo amigos. Lo único que hacía era leer revistas antes de que las usaríamos para la caja de arena.
Perla y yo nos quedamos solos al principió, pero nos hicimos amigos de un Beaole marrón, negro y blanco, llamado Max y de un Dálmata llamado Noddy. Nos hicimos muy amigos.
Una noche, decidimos hacer un 'campamento' entre nosotros.
Cuando el dueño de la tienda cerró, nosotros nos salimos del escaparate sigilosamente, cogimos una pequeña linterna y nos volvimos a meter. La usamos como fuego de nuestro 'campamentos', pusimos los periódicos y revistas como si fueran cabañas de camping y comenzamos a contar nuestro pasado y demás.
Mientras, mi padre no podía dormir, se sentía incomodo hay dentro, como si algo lo observara, aparte de las cámaras. Abrió los ojos, miró hacia atrás y pudo ver como aquel Bombay le observaba. Se sentía incómodo cuando alguien le miraba "Oye, ¿podrías dejar de mirarme?", "No" le dijo en tono de burla. "Pretendo dormir, ¿vale?, así que para" mi padre comenzó a mosquearse y sentirse más incomodo aun."Es que ... no tengo sueño y no sé que hacer" le dijo el gato negro mientras se sentaba justo enfrente suya, a mi padre le daba igual lo que hiciera con tal de que le dejara dormir, pero el gato negro quiso seguir charlando.
"Y por cierto, aun no nos hemos presentado, me llamo Ben encantado" le digo con una sonrisa en la cara. Desde pequeño, mi padre no se ha fiado mucho de los gatos negros, es como en Zootropolis, que nadie se fían de los zorros, pues igual pero entre gatos. "Venga, que no muerdo" le dijo chistosamente el gato. "Me llamo Bravo ... y dejarme dormir" le contesto mi padre serio y Ben le dejo de una vez dormir.
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