Era el primer día de Navidad. A lo lejos, se podía oír a los padres comprando los regalos a sus hijos; a los chavales, cantando villancicos en la calle; los alegres hombres, disfrazados de Santa Claus y regalando piruletas a los más pequeños; incluso se les podía ver a las familias cenar, todos reunidos, el exquisito pollo al horno de las mamás y los deliciosos bizcochos de la abuela. Se podía oler el exquisito manjar, se me hacia la boca agua. Me daban envidia las mascotas que se metían debajo de la mesa esperando a que alguien le diera las sobras de la comida. Por otra parte, también estaban los niños y niñas jugando en la nieve, haciendo muñecos o jugando a una guerra de bolas.

Era hermoso ver tanto espíritu navideño en un muy pequeño pueblo a las afueras de Madrid.
La mala suerte era que yo no podría disfrutar tan bien como los demás, ya que aun no había nacido.

Mi madre era una joven y hermosa Van Torca, tenia los ojos naranja amarillentados. Era de color blanco como la nieve, con unas ligeras manchas marrón anaranjado: una, que le cubría totalmente su peludita cola; otra, le cubria las orejas; y la ultima, le cubría un poco su bella cara.

Por sueste, mi madre no vivía sola. También esta su 'marido', que es un joven y apuesto Siberiano. Este era de un típico color marrón grisáceo con líneas negras y la punta de su cola totalmente negra, sus ojos eran marrón claro y su pelaje del pecho, hocico y patas eran blanco.

Ellos, desgraciadamente, no tienen un techo donde vivir. A lo único que podían considerar 'hogar' era a un triste y sucio callejón. Este callejón estaba lleno de bolsas de ropa usada, o cosas por el estilo, donde mi pobre madre, embarazada de mi y de mis hermanos, solía hecharse la siesta. También había varias cajas grandes, donde se resguardaban de las nevadas y de las lluvias.

Mi madre, ya había cumplido sus tres meses de embarazo. Y mi padre, siempre iba a buscar algo de comer.

La tarde llegaba, cada vez hacia más frío.

Otras de las cosas que tenia el callejón, era que estaba situado detrás de un restaurante norte-africano, donde solían vender manjares típicos de allí, como el cuscus. El propietario se llamaba Mohamed y era de una extraña religión árabe, y como el solía decir:"nosotros respetamos toda creación de Dios", así que, cada día, a la hora de comer, les traía unos platos de comida caliente y leche. Él les dio unos nombres a mis padres, para no tener que estar llamándolos 'gato' y 'gata'. A mi madre la llamó Perla, porque decía que tenia unos ojos tan brillantes como perlas, y a mi padre, lo llamo Bravo, por que decía que con ese nombre parecía valiente y audaz.
Pero cuando Mohamed descubrió que mi madre estaba apunto de tenernos, se asustó y preocupo por ella, decidió llevarla, junto a mi padre, al veterinario.

Allí un par de señores con máscara y bata blanca trataron a mamá. Se la llevaron a una gran sala especializada en partos de animales, Mi padre aun estaba metido en la jaula. A él le llevaron como a una sala de espera de animales, como una especie de parque de mascotas, para que los animales no se sintieran sólos mientras esperaban a sus amigos, que estaba vigilado por una joven amante de los animales.

Mohamed dejó allí a mi padre y se marchó a su restaurante. Bravo se sentía algo incómodo al ver a tantos animales, porque él no solía hablar mucho con otras razas o especies de animales.
Entonces, una vieja tortuga se acercó lentamente a mi el para tener una serena conversación con él, ya que la tortuga estaba sola y quería hacer amigos.
"Hooola ... Joooven, ¿c-cómo ... T-te llamas?" le dijo la anciana tortuga con su voz lenta y titireante. Mi padre intentó ser amable para que la tortuga no se disgustara, así que se sentó junto a ella y prosiguió la conversación. "Me llamo Bravo amble tortuga, y, digame, ¿cómo se llama usted?" le dijo algo nervioso. "Meee llamo ... F-fedrik,
y ...,t-tranquilizante gatiiito, todos ... nos s-sentimos nerviosos laaa primera vez que ... v-venimos al veterinario, así queeee dime ... ¿qué haces ... a-aquí?". Mi padre se sorprendió al ver que podía notar fácilmente el estado emocional de los demás. Bravo le contó que estaba esperando a mi madre, Perla, que estaba de parto en la sala de al lado.
"Así que ... Seras padre ... Primerizo, me alegro ... Por ti" le contesto Fedrik la tortuga con una enorme sonrisa en su arrugada cara, papá se alegró al ver que había hecho un nuevo amigo.

Inesperadamente, salió uno de los veterinarios de la sala de partos donde estaba Perla. Bravo se sintió emocionado al oír al veterinario decir que ya habían nacido los cachorritos, aunque, a la vez, estaba preocupado por si mamá esta bien o no. Entonces, el mismo veterinario que salio de la habitación le llevó ante Perla. Lo cogió en brazos y se lo llevó a la sala. Al entrar, pido divisar varía camillas donde había diferentes animes que estaban junto a sus cachorros. Cuando llevaron a papá a la camilla de mamá, se sorprendió mucho al ver a sus hijitos.