Capítulo 1
- ¡seguridad! ¡sáquen a este hombre de mi vista ahora!.-
Un grito de furia se escuchó en todos los rincones del edificio alertando a los empleados de la empresa; todos los presentes observaron como la esposa del dueño de la empresa, la señorita Sarah Vega era escoltada por varios elementos de seguridad. Y no sólo eso sino que ella los estaba dirigiendo para que echen a un hombre, tal vez un empleado que había hecho algo para hacer enfadar a la jefa.
Lo más interesante era que ese hombre que era echado con lujo de violencia llevaba consigo a un pequeño, de unos siete u ocho años de edad. Uno de los encargados de intendencia logró identificar a ese hombre como Mateo Santiago, el esposo de la señorita Sarah Vega y al pequeño Matías, el hijo de ese matrimonio disfuncional quien también era echado junto con su padre.
- ¡no puedes hacernos esto Sarah! yo creé este imperio, yo soy dueño de la empresa ¡¿y vas a quitarme todo?! ¡¿Y A TU PROPIO HIJO TAMBIÉN?!.- Mateo gritó furioso.
- así es, eres demasiado blando con esta chusma al no querer demoler estos viejos edificios.- Sarah respondió con desprecio hacia la ciudad.
- espere señora Vega, si hace eso no creo que la empresa pueda continuar; el es el dueño y sin el no podremos trabajar.- dijo uno de los encargados de seguridad.
- ¡eso se acabó! Ahora yo soy la nueva jefa y este par de inútiles se me larga a la voz de ya, y aquel que no me obedezca le irá muy mal.- la mujer contestóde forma amenazante.
- ¿por qué me haces esto? Yo te lo di todo y ahora me estás quitando la empresa que con esfuerzo pude sacar adelante.-
- tenías tanto poder y no supiste como usarlo para someter a estos pueblerinos; pero descuida, tan pronto tu y ese mocoso se larguen empezaré con la demolición de esta ciudad para llevarla a la nueva era.-
- ¡no puedes hacer eso!.-
- ¿ah no? ¿Y quien va a detenerme?; de cualquier manera a nadie le importa esta porquería de ciudad.-
Mateo no podía creer o lo que acaba de escuchar; su propia esposa, la mujer con quien compartió varios momentos de su vida lo estaba dejando a su suerte sin nada más que su único hijo. Matías por su parte veía todo muy asustado mientras se escondía detrás de su padre por temor a que esa mala mujer le quiera hacer daño; tan malvada era que hasta su único hijo le temía.
Sarah se había vuelto una mujer sedienta de poder y dinero luego de haber pasado mucho tiempo sufriendo de carencias; o al menos así fue hasta que apareció Mateo Vega para cambiar su vida. Por desgracia Sarah resultó ser una mujer demasiado codiciosa ya que ella quería mucho más de lo que se le dio, razón por la que gracias a algunos cuantos favores pudo de alguna forma arrebatarle a Mateo la empresa que con tantos años de esfuerzo pudo manejar para hacer de Royal Woods un lugar mejor para vivir.
- Sarah... solo mira lo que estás haciendo; te apoderas de todo mi trabajo solo por dinero, echas a tu esposo y a tu propio hijo a la calle ¿crees que podrás vivir tranquila con eso?.-
- ¡si! Si yo ahora soy la nueva dueña no debo permitir que nada me detenga, y si para eso tengo que echarte a ti y a ese mocoso pues lo haré.-
- ¡eres un monstruo! ¡¿como puedes dormir después de lo que haces?!.-
- ¡ya fue suficiente! ¡SEGURIDAD!.-
Mateo y su hijo se volvieron el blanco de todos los guardias presentes quienes por órdenes directas sacaron sus armas, listos para darle muerte al hombre que tuvo la noble intención de darles trabajo en su empresa. Ninguno quería hacerle daño a él y tampoco al pequeño Matías; de los dos este último no tenía la culpa de nada de lo que estaba pasando, pero ahora y aunque no les guste la idea tenían que obedecer las órdenes de su nueva jefa.
En cambio Matéo supo que no podía hacer nada contra Sarah y sus ahora nuevos empleados, por lo cual solo vio a su hijo que se veía muy asustado al escuchar a su madre hablando de esa forma. Viendo que la situación no lo favorece pero para nada Matéo supo que no tenía caso seguir intentando detener a Sarah, así que lo único que le quedaba era el asegurarse de que Matías no se vea tan afectado por las malas decisiones de su madre.
- ... de acuerdo, ya veo que no servirá de nada seguir peleando contigo; si tanto deseas que me vaya me iré, pero nuestro... mi hijo vendrá conmigo.-
- por mi te lo puedes quedar; de todos modos yo nunca quise uno de esos, si lo traje al mundo fue únicamente para tener parte de tu fortuna ¡perdón! Ex fortuna.-
- ... vámonos hijo, ya no perdamos más el tiempo aquí.-
A sus ocho años y Matías tuvo que ver a su padre estar a punto de ser asesinado por los que solian ser sus empleados, los mismos que le brindaron amor y cuidados a el por ser un buen niño. Era bastante terrible ver que todos esos buenos momentos se destruyeron en un abrir y cerrar de ojos por la codicia de una mala mujer; la mujer sin corazón que trajo a un niño al mundo no con intención de amarlo sino para conseguir parte de una gran fortuna.
Mateo por su parte solo tomó a Matias entre sus brazos para empezar a irse del lugar, aún cuando la lluvia empezaba a azotar la ciudad. Sarah sólo se quedaba viendo la escena con una sonrisa de pura maldad, como si ella no tuviera nada de arrepentimiento por haberse deshecho de su esposo y de su único hijo; ni siquiera dando importancia a lo que Matéo hará ahora que deberá cuidar solo a su hijo.
...
El tocar de la puerta la despertó de golpe al ya ser muy tarde como para recibir visitas; una mujer mayor quien vivía sola en su linda casa en el centro de la ciudad. Matéo no tenía a nadie más a quien recurrir debido a que toda persona que podría serle de ayuda en su situación ahora estaba bajo las órdenes de Sarah, dejando a la mujer recién despertada como la única opción disponible.
Matías temblaba por el frío mientras se aferraba a la pierna de su padre, por el miedo de la situación que vivió hace unos momentos al ver a su propia madre echándolos de su propio hogar. Pronto la puerta se abrió y ante padre e hijo apareció una mujer ya muy mayor de edad, de piel morena y de cabello ya muy cano; ella era la madre de Mateo y por tanto la abuela de Matías: ella era Ronalda Santiago, quien en su juventud era conocida como Ronnie Anne.
- hola mamá.-
- ¿Mateo? ¿Matías? ¿Que hacen aquí tan tarde y en medio de la lluvia?.-
- ... tengo... tengo que decirte algo.-
- está bien, pero primero pasen, mi pobre nieto se muere de frío.-
Ronnie Anne hizo pasar a su familia para que se protejan de la lluvia pero no imaginaba que su hijo le traía muy malas noticias, pero para ella si es algo relacionado con su nuera Sarah nunca se espera nada bueno. Matías y su padre fueron a la sala para poder contarle a su abuela lo que pasó, de cómo la codicia de Sarah llegó a un límite tan alto que fue capaz de quitarle el mando de su compañía a su propio esposo solo para tener todo el dinero para si misma.
Mientras tanto Ronnie preparaba algo de té para que puedan entrar en calor, preocupada porque al notar las expresiones en sus rostros era obvio que algo muy malo acaba de ocurrir. Pasaron unos minutos y el té estaba listo; caminando a la sala fue para reunirse con sus dos visitantes lista para escuchar lo que venían a contarle, solo para ver como su hijo estaba al borde de las lágrimas por la impotencia que sentía, pero que resistió todo lo que pudo para no verse vulnerable ante su hijo.
Ronnie Anne se preocupó por ver a su hijo en ese estado de derrota; lo que sea que haya hecho Sarah debió de ser tan horrible como para hacerlo sentirse de ese modo. El pequeño Matías por otro lado solo veía a su padre con miedo y preocupación al igual que su abuela, pero sea lo que sea que esté pasando Mateo era un hombre maduro y tenía que ser fuerte y decir lo que ha pasado con el y con su único hijo.
- ...mamá, Sarah nos ha quitado todo.-
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro