31. El amor de una madre
Los niños, por lo general, tienden a ser muy crueles durante su infancia.
En el caso especifico de Leia, la falta de una madre y la constante ausencia de su padre en casa, provocaron en ella una actitud de niña malcriada y revoltosa.
Debido a esto, siempre estaba buscando la forma de que su padre le diera la atención que tanto quería, pero Lincoln pasaba mucho más tiempo con Loan.
Esa era la razón de que Leia detestara tanto a su hermana mayor, al punto de odiarla por completo.
...
Mientras Loan regresaba a su habitación, no dejaba de pensar en la forma que Leia estaba actuando.
Sintió mucho nerviosismo al pasar por la habitación de ella, pero al hacerlo, escuchó una voz que sollozaba tristemente:
- Mami... Papi... ¿Donde están...? - Se trataba de Lizy, quien se había quedado sola después de que Leia se fuera de la habitación, más aún porque toda la casa estaba a oscuras.
Loan entró al cuarto y encendió la luz rapidamente.
Lizy, al ver que su mamá entraba por la puerta, se alegró mucho, al punto de bajarse de la cama y correr hasta ella para darle un enorme abrazo, el cual solo llegó a las rodillas de Loan:
- ¡Mami! Si viniste - dijo sonriendo.
Loan, en ese momento, empatizó a la perfección con Lizy; sentirse sola, confundida y asustada... Esa era la sensación que ella tanto odiaba.
Se acercó al velador para dejar las cosas que tenía en la mano (el vaso y a Bun-bun) y tomó a Lizy para cargarla, devolviéndole aquél abrazo.
Lizy estaba mucho más tranquila ya que pegó su cabeza al pecho de Loan, escuchando los latidos de su corazón:
- Tranquila Lizy, ya estoy contigo - dijo queriendo calmarla.
- Me asusté mucho Mamá... Leia se fué y no volvió... - dijo la niña.
- Es que se fué a dormir con papá... aún así, no debió dejarte sola - dijo mientras se sentaba en la cama junto a ella.
- Entonces... si Leia se fué a dormir con Papá, ¿Yo puedo dormir contigo esta noche? - preguntó.
- Claro que sí. Nos iremos a mi habitación que es más grande - respondió Loan tocándole la nariz con su índice - pero, antes que nada - se acercó al velador para tomar el vaso - Como has sido una jovencita muy valiente, te has ganado un vaso de rica leche con chocolate.
Los ojos de Lizy resplandecieron con ese regalo y rapidamente se tomó el vaso completo. Loan se acercó a ella para limpiarle la boca.
- Muchas gracias Mami~ estaba muy rico - Lizy tenía en el rostro una sonrisa tan contagiosa que Loan no pudo evitar el sonreírle también.
Dejando ya todo listo, ambas se fueron de la habitación.
Loan se llevó en brazos a Lizy para no hacer mucho ruido mientras salian al pasillo.
Ya todos estaban durmiendo, asi que Loan caminaba de puntillas, pisando con mucho cuidado. Mientras la pequeña Lizy se tapaba la boca, tratando de que no se le escapara ninguna risa.
Finalmente habían llegado a su cuarto.
Loan prendió la luz de su lámpara y acostó a Lizy en la cama. Simplemente bastó tocar la mullida cama para que le entrara mucho sueño.
Entre bostezos, trataba de hablarle a su madre:
- Gracias por dejarme dormir aqui Mamá - decía.
- Ni lo menciones - decía Loan mientras acariciaba su cabeza - ahora debes descansar, porque mañana debes ir a la escuela.
- Si... Buenas noches mamá... - Lizy cerraba sus ojos lentamente quedandose dormida.
Loan se acercó a ella para darle un beso en la frente y luego apagó la luz.
Apenas tocó la almohada, se quedó dormida de inmediato, por todo lo ocurrido.
Lo último en lo que pensó antes de dormir, fué en su padre...
...
Al momento en que Loan abrió los ojos, se dió cuenta de que estaba otra vez en aquella habitación blanca.
Miró a su alrededor, tratando de encontrarse con algo nuevo, pero solamente vió a la pequeña Loan, jugando con la otra niña.
Esta vez logró reconocerla a la niña: se trataba de la pequeña Liena.
Ambas niñas dejaron de jugar.
Se habían quedado viendo una enorme puerta café que aparecía frente a ellas, Igual que la última vez.
Al abrirse, entró Lincoln otra vez, solo que ahora, venia acompañado por una mujer de un descuidado cabello castaño y unas llamativas vestimentas.
Ambos dejaron en la habitación a una pequeña; Tenía un sedoso cabello largo, castaño como el de aquella mujer.
Se junto con las otras chicas y luego ambos adultos se fueron de la habitación.
Loan se quedó tan confundida como la última vez, incluso más, ya que había vuelto a aparecer una desconocida ante ella...
Rapidamente, corrió hasta las tres niñas para hablar con ellas, pero algo estaba pasando:
Un resplandor blanco cegó la vista de Loan, mientras escuchaba una voz que repetía molestamente su nombre...
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