56. En manos de los cazadores
-¿No dijiste ayer que íbamos a buscar a tu hermana?- dijo un hombre mientras comía un poco de helado en una mesa de cafeteria.
-Tenemos la dirección, no creo que a la casa le salgan patas y se vaya- le contestó una mujer tomándose el batido y evitando que el hombre se comiera su helado.
-Luego dices que el trabajo se acumula y vas tarde- le regañó el hombre por la pérdida de tiempo.
-De acuerdo, termino esto y vamos a buscarla- dijo la mujer.
-Bien- dijo el hombre satisfecho.
La pareja no se había movido del pueblo desde que llegaron, incluso durmieron en una habitación que alquilaron para varios días.
-No me detengas- dijo Thiago con tono enfadado.
-No puedo dejar que irrumpas allí- le dijo en el mismo tono Enzo.
Después de que el rubio procesara la información de ayer, necesitaba respuestas y la única persona que se las podía dar ahora era una cazadora castaña.
-Lo que vas a hacer es peligroso- dijo Enzo intentando hacerle entrar en razón.
-No me importa, apártate- le dijo el rubio decidido.
Viendo que el moreno no se movía, Thiago avanzó empujando al chico y saliendo de allí rumbo a la casa de los cazadores.
-¿No tienes por ahí la letra de las personas que sean cercanas a ti?- preguntó un chico rubio con un acento italiano.
En cambio, Milo y los chicos italianos seguían investigando sobre las cartas sin nombre. La letra estaba hecha de tal forma que parecía estándar como la de un ordenador.
-No tengo la letra de todas las personas- contestó Milo pensando que eso era una locura.
-Pero tendrás algunas- le dijo Luka seguro.
-Las buscaré- dijo el chico castaño pidiendo tiempo.
-Cuantas más, mejor- dijo Nico asintiendo.
Mientras, en el hospital, una figura ágil y rápida se colaba en la habitación de Aya a plena luz del día. Nadie se daba cuenta de ella, pues había hecho eso otras veces y estaba más que acostumbrada a pasar desapercibida.
-Aya- dijo la misteriosa figura con voz femenina mirando el cuerpo de la chica.
Como le había dicho Akira, la chica bruja se encontraba en coma y no despertaba. Akala miró entonces la mariposa que se encontraba al lado de Aya y se quedó en silencio unos minutos antes de hablar.
-Evadirla de la realidad, no es protegerla- dijo la rubia -Yo lo sé y tú lo sabes, Hana- dijo nombrando a la hermana de Aya.
En ese momento, la mariposa alzó el vuelo.
-Aunque te entiendo- volvió a hablar Akala -Yo también mandé lejos a mi hermano para protegerlo.
Después de permanecer un rato más allí, se despidió de la mariposa y de una inconsciente Aya.
-Es la primera y última visita que le haré- dijo la rubia -Si consigo sobrevivir, espero que la vea despierta y fuera de aquí.
La mariposa volvió al lado de Aya para cuidarla, una vez desapareció la chica cazadora.
"-Aya- llamó Hana en ese paisaje verde donde estaban las dos solas -¿Quieres volver?- le preguntó.
La chica se quedó en silencio sin responder a su hermana.
-Si me voy, ya no te veré- dijo la chica bruja sin mirarla a los ojos.
-Sabes que siempre estaré a tu lado- dijo acariciándole el pelo rosa.
-Solo déjame estar un rato más contigo- dijo cerrando los ojos y sientiendo la mano de su hermana peinándole el pelo.
-Todo el tiempo que tú quieras- le dijo Hana."
Thiago llegó a la casa de los cazadores y golpeó la puerta llamando a la cazadora castaña.
-¡Oye, sal ahora mismo!- demandó con tono enfadado y gritando.
-¿A quién buscas y qué quieres?- dijo un chico moreno abriendo la puerta.
-Necesito hablar con la chica castaña- dijo Thiago mirando hacia el interior.
-Lo siento, pero es mejor que te vayas- dijo Dave con una falsa amabilidad e interponiéndose en su visión.
-No sin hablar con ella- dijo el rubio insistiendo.
-O te vas por voluntad propia, o tendré que echarte a la fuerza- amenazó el chico moreno en posición de ataque -Y no garantizaré que sea vivo.
-Ya me encargo yo- dijo Marian apareciendo y evitando que Dave asesinara al chico enfrente de la casa.
-Está bien, pero que se vaya rápido o no volverá jamás a la manada- susurró lo último con tono cabreado y con intención de matarlo ahí mismo.
-Akala era una loba, ella era mi hermana pequeña- soltó directo cuando el moreno desapareció en el interior de la casa -¿Cómo acabó con vosotros? Necesito saber lo que pasó cuando desapareció, su vida con vosotros.
-No puedo decírtelo porque es información confidencial- le contestó la castaña manteniendo la calma.
-Por favor- suplicó el chico lobo agarrándola de los brazos -Akala ya no está, Milo se fue y solo me quedas tú- dijo desesperado.
-Aunque confies en mi, que no deberías, no puedo decirte nada- dijo la chica con un poco de lástima.
Thiago no supo que más hacer, intentó rogarle a la castaña por un poco de información, pero no la consiguió. La cazadora era la única opción que le quedaba y no pensaba dejarla ir, no tenía más opciones, por lo que recurrió a usar la fuerza y dejó que su lobo tomará un poco el control.
-Si no me vas a decir nada, no tengo más opción que llevarte conmigo a la manada y mantenerte allí hasta que me digas algo- dijo el rubio serio y con voz grave.
Justo en el momento en el que iba a tirar del brazo de la chica para arrastrarla con él, fue golpeado en la nuca quedando inconsciente.
-Listo- dijo un chico castaño apareciendo al rescate.
-Mason- dijo la castaña al ver a su hermano -Me podía haber defendido yo sola- dijo agachándose para revisar si el chico lobo se encontraba bien.
-Bueno, me adelante a ti- le dijo su hermano.
-¡Chicos!- gritó una mujer morena con alegría apareciendo allí.
Ésta era seguida por un hombre castaño, era la misma pareja que había estado en el pueblo.
-¿Mamá?- preguntó Marian sin creer que la veia delante de ella.
-¡Papá!- gritó Mason con la misma alegría que su madre al verlos.
-Hola- saludó el hombre castaño abrazando a los dos chicos y después dejando que la mujer repitiera el mismo gesto.
-¿Y este chico?- preguntó la mujer al darse cuenta de un inconsciente Thiago.
-Quería llevarse a Marian a su manada- le contestó Mason a su madre -Así que le di un pequeño golpe.
-Creo que teneis cosas que contarnos- dijo el hombre agarrando al chico lobo y dirigiéndose a la casa -Vamos.
-Se metió en un buen lio- dijo Marian en voz baja para ella misma viendo como su padre metía al chico en la casa.
-¡Sheilaaa!- gritó la madre de Marian y Mason cuando entró.
-¿Kayla?- dijo la mujer apareciendo cuando escuchó su nombre -¡Hermana!- gritó con emoción al verla.
-Hola- saludó el hombre que acompañaba a Kayla y era el padre de los castaños.
-¡Adam, cuánto tiempo sin veros!- dijo Sheila abrazándolos -¡Damon!- llamó la mujer a su marido -¡Kayla y Adam están aquí!- volvió a gritar.
-Hola- saludó Damon cuando apareció también para recibirlos.
Una vez terminaron de saludarse, Sheila y Damon vieron que Adam tenía agarrado a un chico inconsciente.
-¿Ese es el Beta de la manada?- preguntó Damon observándolo.
-No lo sé- le contestó Adam -Estaba fuera con Marian y Mason.
-Sí lo es- contestó la chica castaña cuando el hombre moreno la miró.
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